“Mi abuelo me dijo una vez:

—Las brujas existen. Los duendes existen. Las criaturas del bosque, de la oscuridad y de la luz existen. ¡Los fantasmas existen!.

Pero la ciencia y la tecnología me dice:

—Son puras mentiras. Solo usan un truco barato para engañarte y puedo comprobarlo.”

¿A quién puedo creerle?, ¿de qué lado debo de estar?. Esto me mantiene muy confundido.

— Yugi Muto, mucho gusto en conocerlos. — Hago una reverencia ante la clase, puedo escuchar algunas de las chicas que soy lindo y que tengo la apariencia de un niño, pero la mayoría concuerda de que soy muy tierno.

Mi maestro de biología se me acerca y me pide que me siente al final de la clase a lado de la buteca que esta alado de la ventana.

Ni lento ni perezoso, me acerco hacia mí lugar correspondido para prestar atención a la clase, cuándo de pronto sobre mi butaca aparece un papelito.

Miró hacia mí lado izquierdo, que es donde había provenido el papelito y noto de inmediato que a sido un chico con el mismo estilo de cabello que el mío, de ojos rojos, piel blanca y una sonrisa que parece amigable, me levanta la mano en señal de saludo.

Qué raro, no lo vi antes... Debí ser muy despistado para no verlo a mi lado.

Le correspondo el saludo con una sonrisa gentil, él me señala el papelito  y me hace señas de que debo de abrirlo.

Mi vista se fija atentamente en el papel y lo desenvuelvo encontrándome con un mensaje.

“Bienvenido al instituto de Domino, Yugi. Soy Yami.”

×Continuará...

Iré de a poco en poco, no quisiera apresurarme con esta pequeña historia.

Por ahora solo disfruten de pequeños capítulos.