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5. Bajo la pañoleta


Atención

En principio todo esto se trataba de un capitulo que no pertenecería al "canon" de Ghetto 0.6, sin embargo y gracias a las peticiones que he recibido por parte de algunos lectores, decido dejar que haga parte de la linea original de la historia.

Como ultima acotación antes de comenzar, el capitulo de hoy sera narrado por un narrador omnisciente, puesto a que, como en un principio decidí hacer de esto algo "no canonico" en el UA, quería prescindir del estilo original que poseen los capítulos de esta obra.

Disfruten este corto e intenso capitulo.

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Dentro de la horripilante realidad que sufrían varios de los integrantes de aquella familia, el más joven de todos, Kariya Masaki, sentía un miedo incontrolable. El día anterior se había enterado de la muerte de la madre de la única persona a la que había podido considerar un amigo, Kirino Ranmaru.

Sabía que dicha noticia había dejado al ojiazul traumatizado, el ver por sus propios ojos a su madre ser llevada por los médicos a una camilla para posteriormente morir en el hospital es un sufrimiento que no le deseaba a nadie.

Ese noche, el único en volver a su casa fue su tío Nagumo, este ultimo explicó que su otro tío Suzuno se había quedado a pasar la noche en la casa de Kirino, puesto a que se negaba a dejarlo solo en una situación tan delicada.

No supo lo ocurrido esa noche hasta el día siguiente al incidente. Suzuno trajo a Kirino a la casa donde residían los dos adultos, donde se quedaría a vivir al menos por unos días, mientras Suzuno veía la manera de convertirse en el tutor legal del ahora huérfano.

Lo cierto es que, en el caso de que Kirino no tuviera apoyo de ningún lado, el estado, al no encontrar ningún familiar conocido o vivo, lo mandaría sin pensarlo dos veces a un orfanato hasta que cumpliera la mayoría de edad.

Y eso es algo que Suzuno no permitiría bajo ningún motivo, tanto el como Nagumo y Kariya sabían perfectamente lo que es vivir en un orfanato, y no querían que Kirino compartiera una experiencia similar.

Cuando Suzuno y Kirino llegaron a la casa, el peli azul no pudo hacer más que sentirse confundido por ver el terrible estado en el que se encontraba su amigo. Ojeras tremendas, cabello despeinado, manchas en su cara por las lagrimas, sin mencionar que aún llevaba la ropa con la que jugó el partido el día anterior.

Kirino tenía la mirada perdida, simplemente entró a la casa y se quedó parado, con los brazos haciendo peso hacia abajo y sin mirar ni dirigir la palabra a nadie. Ese día todos estaban mal.

Ya fuera por la muerte de Kyouka, o por el deplorable estado fisico y mental en el que se encontraba Kirino. El ambiente no daba para nada más que sentir pena y remordimientos.

Y para remordimientos el que sufría el chico de cabellos rosados. Al llegar a la casa, la primera orden que recibió de quien se hubiera quedado a acompañarlo la noche anterior fue que tomara una ducha.

Ranmaru no tenia ánimos ni paciencia para ponerse a discutir, por lo que ni corto ni perezoso, tomó una toalla y una ropa que anteriormente había traído, para tomar rumbo hacia el baño que se encontraba en el segundo piso de la casa.

Se despojó de sus sucias prendas quedando totalmente desnudo frente al espejo. La imagen de el mismo en esas condiciones no hacía más que hacerlo sentirse aun peor de lo que ya estaba. Sus ojos azules, vidriosos por las lagrimas, su piel un tanto morena y cabello rosado desordenado. Le recordaba a la viva imagen de su madre hace años, años en los que el joven tenía la costumbre de llegar golpeado de la escuela, y su difunta madre, con los mismos ojos llorosos que ahora veía reflejados en el espejo.

Simplemente soltó las pocas lagrimas que sus ojos eran capaz de soltar, le dolía la cabeza por culpa de la deshidratación y sus músculos estaban atrofiados.

Decidió entrar a la ducha y abrir el agua caliente, poco a poco permitió que el agua se llevara al desagüe todas sus penas y dolores, relajando sus músculos y cerrando los ojos.

Más sin embargo, lo que vio con los ojos cerrados lo asustó, vio una cara, un rostro que reconocía, lo había visto ese día antes de llegar a la cancha, era el rostro de un hombre que había pasado por su lado mientras caminaba al partido...

Se asustó, el hombre tenía una pistola en su mano y apuntaba, apuntaba hacia Kirino y presionó el gatillo.

-¡Aaah!-

Soltó un gritó ahogado seguido de intensos jadeos, abrió los ojos y se dio cuenta de que seguía en la ducha, pero lo había visto, vio al asesino de su madre, ya todo estaba claro.

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Eran las 2 de la mañana, ese día, a falta de una cama, Kirino y Kariya habian tenido que compartir colchón, por lo que uno se ubicaba en el lado derecho de la cama, y el otro en el lado izquierdo, el cual apuntaba a la puerta.

Kariya Masaki no lograba tener un sueño muy profundo debido a que a su lado sentía intensos movimientos, por lo visto Kirino no habría tenido un sueño muy ameno tampoco.

Se asustó cuando sintió que su compañero se levanto de la cama, abrió la puerta y salió de la habitación. Escuchó fuerte y claro el sonido de los peldaños de la escalera rechinando, Kirino había bajado al comedor, dispuesto a salir de la casa...

Ni corto ni perezoso y armandose de un valor tremendo, el peliazul se levantó de la cama, y con un cuidado que al mayor les faltaba, logró bajar las escaleras sin hacer ningún ruido.

Al bajar, lo que sus ojos veían era algo que temía. Su amigo se encontraba envolviendo una pistola con una pañoleta, para posteriormente guardarla a medias en su entrepierna, tapándola con su camiseta.

Mil dudas pasaron por su cabeza al ver dicha escena, pero, con una valentía inmensa y a paso apurado logró llegar hasta donde se encontraba su amigo sin que este lo notara.

-¿Qué haces?-

Preguntó fríamente el menor de los dos. El de cabellos rosados simplemente no respondió.

-¡Respondeme!-

Exclamó en un bruto susurro, tomando con su mano el antebrazo de su amigo, quien le daba la espalda.

-Sueltame...-

-No hasta que me digas que es lo que vas a hacer con eso-

Respondió Kariya, apuntando a la entrepierna de Kirino con su mano libre.

-Iré a matar a ese maldito...-

Declaró secamente.

-¿Qué?-

Era la respuesta que Masaki más temía.

-Lo vi, lo vi Kariya, se quien es y en donde está-

-¡Es que acaso te volviste loco!-

Gritó en un arrebato al darse cuenta de las intenciones reales de su amigo, al cual ahora mismo desconocía.

-Suéltame Masaki, es la ultima vez que te lo digo...-

-¿O qué? ¿Me apuntarás con esa cosa?-

Kirino simplemente calló, tampoco intento forzar a que lo soltara, pareciera que hubiera perdido las fuerzas.

-Escucha... Si haces esto, los problemas de ese tipo terminarán y los tuyos apenas van a comenzar-

Masaki guardó silencio unos segundos antes de continuar.

-Quien sabe si acabarás muerto después de todo esto...-

-No me importa, si eso ocurre, al menos podré reunirme con mamá...-

Cada palabra que Kirino soltaba era como un puñal en el corazón de Kariya, sabía que su amigo no era así, que se encontraba en un trance, que nada de lo que decía era a conciencia.

-Estoy solo... Ya no me queda nada que perder de todas maneras...-

Finalizó la conversación el pelirrosa con lagrimas en sus ojos, el menor no pudo hacer otra cosa que abalanzarse hacia su amigo y abrazarlo, intentando con el abrazo evitar que siguiera avanzando hacia la puerta.

-Eres un completo estúpido... Kirino...-

Se notaba en el corazón de ambos que ninguno quería seguir en esa situación, los latidos eran fuertes, rápidos y poderosos, ambos temblaban. En un arrebato de rabia y frustración, Kirino tomó la pistola y la lanzo al piso con fuerza, como antes había hecho con el cuchillo de cocina.

-No estás solo, de verdad que no, me tienes a mi... Tienes al tío Nagumo y a Suzuno, ellos te cuidaran, no te dejaremos solo... Lo prometo-

Kirino se dio la vuelta y correspondió al abrazo de su amigo, apretándolo contra si en una fuerte conexión, misma conexión en que los corazones de ambos se encontraron, latiendo con la misma intensidad y curando sus heridas.

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-Creo que este es el punto mas bajo, Haruya...-

Comentó Suzuno, quien desde la cama pudo escuchar todo lo ocurrido en el piso de abajo.

-Al final tuviste razón, si miro el lado positivo, pronto Hiroto nos ayudará con los tramites-

Respondió el pelirrojo, quien se había despertado de la misma manera.

-Esto me rompe el corazón, pero, el futuro nos deparará algo mejor, estoy seguro...-

Declaró convencido el peliblanco, para finalmente volver a cerrar los ojos y dormir.

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Bueno, este capitulo es algo especial, por lo antes mencionado, y muchísimas gracias por todo el apoyo que me han brindado, los comentarios del capitulo anterior me dan muchas ganas de seguir escribiendo XDDD

Nos vemos en el siguiente capitulo, el cual continuará el arco de RanMasa.

Y recuerden, si llegaron hasta aquí, dejen comentarios uwu.

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