Este es uno de los pocos días a la semana que lo tengo permitido, solo me dejan hacerlo dos veces a la semana.

—Es tu turno Violet — me habla la mujer, asiento con la cabeza.

Camino hacia el otro pasillo donde está el teléfono de pared, todas las paredes en este lugar son de color gris. Al llegar saco de uno de mis bolsillos la hoja de papel con el número de teléfono, marco el número y enseguida comienza a sonar, juego con el largo cable del teléfono a causa de lo nerviosa que estoy, espero que conteste.

—Hola —escucho a través de la llamada.

—Hola, soy yo—digo mientras observo el techo del lugar.

—Ya se que eres tú, no es difícil confundir tu voz — dice, sonrió —Mónica ¿cierto?.

—Si—rio otra vez —Te extraño JJ.

—Yo...yo también Violet —dice, su voz no suena como la de antes.

—¿Estás bien?— pregunto con la cabeza agachada.

—Si, lo estoy — dice rápidamente.

—Sabes que yo se que no lo estás — tengo un nudo en mi garganta —Me encantaría estar junto a ti en este momento.

—Pero no lo estás, en vez de eso estás en un maldito internado en no se donde — dice JJ, siento como su voz se quiebra —John B y tu, ya nada más podría irse a la mierda.

—Todo mejorará, lo sé —caen algunas lagrimas por mis mejillas.

—Al parecer el idiota de tú padre está centrado en que te alejes a toda costa de mi —este hace una pausa—Tal vez sea lo mejor, espero que seas feliz. Adiós.

—¿JJ?— pregunto a través del teléfono —¡¿JJ?!.

Acaba de colgar.

—Demonios — dejó fuertemente el teléfono en su lugar.

Tomo asiento en el suelo del lugar, cubro mi rostro entre mis rodillas, ya nada podría ser peor. Hace algunos meses papá me envió obligada a un internado, cree que será lo mejor para que me olvide de todo y vuelva a ser " la antigua yo" , pero no sabe que nunca existió una antigua yo.

—¿No te gusto la llamada Hills?—pregunta alguien, levantó mi vista y veo a Janet parada frente a mi.

Janet llegó desde Los Ángeles hasta aquí, su padre se casó y comenzó otra familia, creyó que este sería el mejor lugar para su hija problemática. Janet es mi compañera de cuarto.

—Estoy harta de este lugar— la miro —Quiero irme.

—Vaya, no eres la única — ella me estira su mano, la recibo y me pongo de pie—¿Problemas con tu novio surfista sexy?.

–Dijo que era lo mejor que nos separáramos — digo mirándola mientras caminamos por el largo pasillo—Mis amigos murieron, JJ está destrozado y yo no puedo hacer nada.

—Una mierda ¿no es así?— pregunta ella, asiento con la cabeza—Nuestros padres apestan.

—Él debe estar feliz en casa bebiendo y con otra novia nueva — digo cruzándome de brazos.

—Pero te tengo noticias Hills, nos largaremos de aquí— dice mirándome —Escaparemos como sea, estoy harta de usar esta falda gris de mierda, no combina.

Rio.

—¿Es en serio?— pregunto mirándola.

—Claro—se apoya en la pared de cerámica —Ya no somos personas que tienen mucho que perder.