Tres; los verdaderos pogue siempre vuelven a casa.
—Espera —me susurra Janet, ella avanza primero por el pasillo y se apoya en la pared para ver si viene alguien —No hay moros en la costa.
Juntas caminamos por varios pasillos del lugar, pasamos la primera cabina, Jeffrey está durmiendo profundamente, Janet se encargó de poner las pastillas en su café.
—Cuando sepan que nos fuimos será una bomba —susurra con una media sonrisa mientras seguimos caminando—Estás monjas se van a querer morir, pasaremos a ser leye...
De repente está me empuja fuertemente hacia atrás.
—Auch—me quejo en un susurro.
—Es que acaba de pasar Marlene, debe ir por su cóctel de media noche —susurra mientras sigue con su vista fija en el pasillo.
Ella avanza nuevamente y seguimos nuestro camino, pasamos junto a la cabina de Garret, también está completamente dormido.
—Luce como un bebé, ojalá pudiera tomar una foto y enviársela —dice cuando ya vamos casi al final del pasillo, llegamos al gran ventanal—Espera un momento.
Esta se detiene.
—¿Que?—pregunto también deteniéndome.
—Quiero decir unas cuantas palabras antes de irme de este lugar — dice mirándome—Bueno, jodanse todos, señorita Prescott puede besar mi trasero y su uniforme es como la mierda, algún día los demandaré. Vamos Vi, te toca, di algo.
—Am...— pienso mientras miro el lugar —Jodanse todos en este lugar incluido mi padre, este lugar apesta y deseo nunca más volver.
—Esperaba algo más poético, pero está bien— se encoge de hombros .
Janet abre la ventana y arroja su mochila, desde la ventana hasta el jardín hay un poco de altura. Janet salta y toma su mochila, arrojó la mía para luego saltar, al llegar al suelo tomó mi mochila y observo el jardín, se siente bien salir.
Comenzando a caminar hacia la cerca de atrás, pero de repente escuchamos ladridos, no puede ser, los malditos perros.
—¡Corre Vi!—me grita Janet, las dos comenzamos a correr fuertemente, al voltear mi vista hacia atrás creo que cada vez vienen más cerca.
—Jessica, Firulais — dice Janet hacia atrás cuando corremos —Creí que se llamaban así.
—Pues no se llaman así—digo mientras corro.
Cuando ya estamos cerca de la cerca Janet arroja su mochila hacia el otro lado de la cerca y escala, yo también lo hago y comienzo a escalar, cuando ya estoy pasando hacia el otro lado veo a los perros, parece que no les han dado de comer hace meses.
Me bajo de la cerca y observo el lugar, bohordo creer que ya no estoy ahí.
—Dios, soy libre —dice ella tomándome por los hombros para hacer que la mire—Dios, somos malditamente libres.
Ella me sacude mientras yo solo río.
Ella me suelta y recoge su mochila al igual que yo, miramos el camino, es una muy larga calle que está rodeaba por un bosque, al final de esta podemos ver un poco de luz.
—Vamos—ella hace un movimiento con su cabeza, comenzamos a caminar por la larga calle, no se escucha ningún ruido más que nuestras propias pisadas.
—Esto tiene pinta de película de terror —digo mientras caminamos.
—Cállate Violet, ahora tú lo transformarte en eso —dice.
Está oscuro y es de noche, nunca antes había salido sola de la isla Outer Banks y menos andar en un ciudad por mi cuenta.
—¿Sabes en Ciudad estamos?— pregunto mirando a Janet.
—Charleston, eso creo, a la mierda de pueblo que viene a parar —dice mientras caminamos, vamos por la mitad —Antes de que me enviaran aquí estaba a punto de tener una cita con Timothée Chalamet.
—Vaya tu suerte— digo, de mi boca sale humo debido al frío que hace.
Finalmente terminamos la larga calle y aparecemos en la ciudad, nos detenemos a observarla un poco, pasan mucho autos y autobuses, Janet me da una mirada.
—Tenemos que ir a una parada — dice para enseguida comenzar a caminar.
—No tengo dinero, mi padre me quito absolutamente todo — digo mientras la alcanzo.
—Vaya, que suerte tienes de tenerme — ella saca de su chaqueta blanca un pequeño fardo de billetes, se abanica con ellos.
—No podría —digo rápidamente.
—Vamos Violet, somos hermana de cuarto ¿no?—ella me mira con una sonrisa —Que al menos los billetes nos unan más.
Rio.
De repente Janet detiene a un hombre que va pasando a su lado.
—Señor —Janet dice mirando al hombre —¿Sabe donde está la parada de autobuses?.
—A unas cinco calles de aquí— el hombre señala al aire.
—Gracias, adiós —digo, comenzamos a caminar nuevamente.
—¿Que harás cuando llegues?— me pregunta Janet —Porque no creo que vaya a tu casa y grites "aquí estoy papi".
—No, tengo que pasar desapercibida —digo mirándola—Tal vez me quede en la casa de John B o en otra parte, tal vez la cuide por él.
—Lamentó lo de tus amigos, debieron ser geniales — dice algo más seria.
—Si, lo eran—bajo la mirada —Me hicieron darme cuenta de que lo que era una verdadera amistad y como era el verdadero mundo.
—A veces hace falta gente así a nuestro lado— dice ella—Yo también tengo los míos, están en Nueva York y los extraño, son mi familia.
Luego de caminar como por media hora finalmente llegamos a la parada de autobuses de la ciudad. Hay un letrero grande que indica los distintos destinos.
—Iré a comprar los boletos —dice Janet, está va mientras yo observo el lugar.
Minutos después llega.
—Bueno, el mío sale en diez minutos y el tuyo en cinco— dice ella mirándome —Fue un placer haberte conocido Violet, creí que sólo habrían niñas más tontas que yo en ese lugar, pero tú eres genial.
—Gracias Janet, sin ti no hubiera logrado todo esto, somos hermanas de escape ¿no?—digo con una sonrisa, ella ríe —No olvides que puedes ir Outer Banks cuando quieras, solo tienes que preguntar por la zona pogue y me encontrarás, sabes que estaré para ti. Cuando llegue enseguida haré que construyan tu estatua.
—Vaya, también puedes ir a Nueva York cuando quieras y con quien quieras, este en Brooklyn, sabré cuando llegues —me sonríe—Ahora ve y busca a tu novio surfista sexy y espero te hagas algo que valga la pena con él porque si yo tuviera a un chico como ese claro que lo hago. Dile a tu padre que puede besar mi trasero.
Rio, me acerco a ella y nos damos un abrazo.
—Adios, cuídate —digo al sepáranos, tomo el boleto de su mano y camino hacia el autobús.
Al llegar le muestro mi boleto al hombre y subo, tomo asiento en la última fila.
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