XIV
Lloyd's POV
Kai olía distinto. Era un aroma que no percibía desde hace mucho.
No encontré en su aliento rastro alguno de alcohol tras una borrachera escandalosa, ni el hedor petulante de colonia barata en su ropa. Por primera vez, en un largo tiempo, solo se trataba de él.
Kai, su aroma a cenizas y su figura curvada sobre mí, envolviéndome cálidamente en busca de todo el consuelo que yo pudiera entregarle. Sentí sus hombros moverse cerca de mi rostro, agitándose débilmente a la par de su respiración pesada a causa del llanto. Su pecho se estremeció abruptamente, recordándome que debajo de nuestro linaje elemental éramos simples seres humanos, víctimas por naturaleza de nuestra fragilidad.
Estrujé su espalda con decisión en un intento de protegerlo de su tristeza. Deseé que mi abrazo fuera tan cálido como los suyos, que mis manos encontraran la forma correcta de sostenerlo, que mi silencio le hiciera saber que yo aceptaba todo lo que nos rodeaba en ese momento. Abracé con fuerza cada parte suya que amenazaba con desmoronarse, y bebí de los tragos amargos de su pasado gris.
Mis dedos escalaron hasta su nuca, ahí donde comenzaba a crecer su cabello. Jugué con un mechón, suave como la seda y casi tan delicado como las palabras que salían de nuestras bocas, susurros que se convertían en silencios.
Mis murmullos recibieron como única respuesta su respiración acelerada.
«¿Desde hace cuánto?» deseé preguntarle, pero las palabras se me atoraron en la garganta.
Agaché la cabeza, ocultandome entre la seda castaña que me dio la bienvenida con ese olor a ceniza humeante. Froté mi rostro suavemente sobre su cabello, suspirando, una y otra vez.
Me partía el alma enormemente.
«¿Desde hace cuanto tiempo cargas con todo esto tú solo?»
El recuerdo de mi propio trago amargo regresó para abrumarme, exhaustivos meses desde la muerte de mi padre que decidí afrontar sin compañía alguna. La voz de mi conciencia inundaba cada uno de mis sentidos, presente a todas horas. Solía cantarme un reproche interminable con el que dejé de combatir con el paso de los días.
La soledad era el peor de mis temores.
Me separé de inmediato, deseoso de ver el rostro de Kai, oculto en mi abrazo. Tan solo unos cuantos centímetros y mi cuerpo no se movió más, detenido por músculos tensos que se aferraban a mí.
Mi corazón saltó en mi pecho ante el susurro de sus acciones.
«No te alejes.»
Desvié la mirada a los parches húmedos a los costados de su nariz. Trozos de algodón blanco que permanecieron firmes bajo mis pulgares cuando acaricié el rostro de Kai con atrevimiento. Cerró sus párpados con delicadeza para después regalarme una mirada vidriosa que se asomaba entre mis dedos.
Sus ojos rogaban por un perdón que me era imposible comprender ¿Por qué habría de lamentar el dejar salir todo eso que tanto lo hería?
Le rogaría que me hablara de sus penas, de ser necesario. Entre ambos nunca existieron secretos, solamente miradas delicadas que decían lo que no podía expresarse con palabras.
Oí mis sollozos débiles, solo entonces se me ocurrió pensar en que mis intentos de contener el llanto fallaron. Los dos llorábamos, pero supuse que estaba bien.
Sonreí para él, sin importarme cuan nublada estuviera mi vista. Estábamos juntos. Eso siempre fue suficiente para hacerme feliz.
Parpadeé deseando que al abrir los ojos nuevamente esa mirada suplicante hubiera desaparecido, pero lo que encontré en su lugar envió una alerta a cada rincón de mi cuerpo.
Sus labios se curvaron débilmente.
Pequeña y temblorosa, pero lo suficientemente audaz como para burlarse en la cara de la adversidad y la pena, la sonrisa de Kai se mostró cuando más trabajo le costaba mantenerla. Qué maravillosa era. Tan rota que un espléndido brillo se escapaba por sus grietas.
Una inmensa tranquilidad me invadió y la magnitud de la realidad me atrapó dejándome sin escapatoria.
Ahí, de pie frente a mí, estaba el hombre que jamás se rindió. Que magnífico era Kai.
«Déjame sostenerte un rato más» susurré sin voz, deslizando las puntas de mis dedos detrás de su oreja.
Su cabeza cayó con suavidad y, en un acto de comprensión a mi deseo, dejó escapar una risa débil al inclinarse de buena gana. Tomó mi mano en la suya con delicadeza y la guío hasta sus labios para besar mi palma.
No crecí colmado de abrazos de mamá ni mimos cuidadosos, por lo que hasta la más mínima muestra de afecto era valiosa para mí. Miré la comisura de los labios de Kai asomarse debajo de mi piel, jurando que no había en toda Ninjago una persona más afortunada que yo.
«Pídeme cualquier cosa...» pensé asombrado por su fortaleza, «la respuesta es sí.»
Algo en mí debió delatarme, seguramente mis ojos brillantes con suma admiración, aunque a esas alturas ya debía saber que Kai podía leerme la mente.
—Bailemos —declaró interrumpiendo nuestro silencio.
—¿Eh? —agité la cabeza levemente, saliendo del trance.
—Bailemos.
—¿Aquí? —cuestioné incrédulo la extrañeza de su súbita petición, mirando a mi alrededor.
—¡Por supuesto! ¡Tenemos todo aquí! —soltó mi mano para señalar el paisaje nocturno de Ignacia con los brazos abiertos —Dame tu celular.
—¡Eh! —dí un brinco.
Ni todo mi entrenamiento ninja impidió que Kai me tomara de imprevisto, casi parecía que le permití sacar mi celular de la bolsa de mi suéter. Manipuló el aparato con tranquilidad.
—No sabes la contraseña —dije convencido.
Kai me dedicó una mirada astuta a la par de click agudo. La pantalla de inicio iluminó la cara del castaño.
Por supuesto que sabía la contraseña.
—¿Por qué no usas el tuyo?
—Está apagado —respondió sin apartar la mirada de la pantalla.
—¿Desde cuándo?
—Casi desde que llegamos, Jay no dejaba de llamar.
Me olvidé completamente de que nos separamos de los otros horas atrás con la excusa de comprar una malteada, cosa que nunca pasó. Dejé escapar un suspiro ahogado.
—¡Kai! ¡Deben estar muy preocupados! —me abalancé sobre él, tratando en vano de ver qué tanto hacía —¿Qué tal si era algo importante?
—¿Qué tal si solo quería molestar? Es Jay.
—Mándale un mensaje.
—Híjole, tienes pésima señal —su voz sonaba alegre, como si eso no fuera una mala noticia.
—¡Kai! —chillé por segunda vez.
—¿No eres muy joven para esta música? —continuó riéndose de mi berrinche, sin ceder a mis constantes zarandeos —Aerosmith... Dio... Nirvana... Sí, tienes cara de Nirvana.
Oh, no... ¡Oh no!
—¡Devuélvelo! —hice otro intento de arrebatarle el celular, está vez guiado por el pánico.
¡Mis playlists decían demasiado de mí! Si no lo detenía pronto iba a toparse con algo penoso, como...
—"Rolitas para sacar el emo que llevo dentro" —leyó entre carcajadas.
Rogué que mi sonrojo de vergüenza no fuera tan evidente.
—¡Ya! ¡Cómo si nadie te escuchara cantar cumbias mientras te duchas!
—¡Hey! ¡Eso es un concierto privado!
—Se escucha hasta la cocina.
Estaba seguro de que Jay tenía videos de Kai cantando a todo pulmón, pero por el bien de ese material irremplazable, y de Jay, decidí guardarme el comentario.
Me paré en las puntas de los pies. Era inútil, Kai sacaba ventaja de su altura.
—Uy, esta me gusta —sonrió levantando el aparato tan alto como su brazo le permitió, dejándolo lejos de mi alcance.
Las primeras notas de la canción me paralizaron al instante, como un tranquilizante surtiendo efecto en mi sistema.
—¿Conoces esa canción?
—No, —guardó el celular en su chaqueta, la música ahogada dentro de la prenda me dio la impresión de que estábamos en un túnel —pero el título lo dice todo.
Bailar es algo que hacen las parejas ¿Verdad?
—No soy un buen bailarín —dije en un suspiro tímido.
—Todo mundo lo es, en los brazos correctos.
Extendió su mano, la palma abierta en una cándida invitación a tomarla «Ahora tú cumple mi deseo.»
Tomé su mano y me dejé guiar sin siquiera mirar por dónde pisaba. Mi otra mano descansó sobre su hombro, firme como un roble.
Even if my heart stops beating
You're the only thing I need, ooh, with me
Su brazo bajó de nueva cuenta a mi cintura. Me sostuvo con una firmeza que mi memoria conocía bien, una protección que solo él me había entregado. Día tras día, batalla tras batalla.
Se sentía como un secreto, algo oculto que guardaba debajo de la piel y ahora compartía conmigo con cada paso torpe que dábamos. Era el momento más íntimo que jamás hubiera experimentado.
Mis pies chocaron con los suyos, pero yo era lo suficientemente testarudo como para no caer.
—Relájate, —rió moviendo su mano sobre mi espalda para estabilizarme —no lo pienses tanto.
Calculaba dónde debían estar mis pies, imaginando que era como el entrenamiento, pero sin patadas... ni golpes... ni entrenamiento.
—Es fácil para ti decirlo, sabes bailar.
—Sí, porque estoy contigo. —me confesó con orgullo —Jamás he bailado así con nadie.
Sonreí, rindiéndome ante las paredes inquebrantables de nuestro propio universo.
—Tampoco yo —le confesé a la vez que mostraba la alegría que rebosaba de mi inocente corazón.
Even if the Earth starts shaking
You're the only thing worth taking, ooh, with me
Mis pensamientos se dispersaron lentamente, al ritmo de la música, llevándome de regreso a los eventos de la última semana.
Cada aspecto de mi vida se puso de cabeza sin intenciones de regalarme respiro alguno, ni siquiera a la hora de dormir. Había llorado hasta cansarme, pateado cuántas cosas tuviera delante, luchado hasta el cansancio contra los nudos que se formaban en mi garganta cada que pretendía hablar de cómo me sentía.
Me hizo falta herir a alguien para darme cuenta de cuánta ayuda necesitaba.
—¿Te duele? —pregunté viendo ese punto enrojecido el rostro de Kai, debajo del metal.
Parpadeó, confundido por mi cuestionamiento. Tardó un segundo en entender a qué me refería.
—Oh, no. Tomé el analgésico antes de salir. Estaré bien.
Sus palabras fallaron en tranquilizarme. La culpa por el malogrado estado de su nariz no había abandonado mis pensamientos en ningún momento.
"Son de tinta."
"Suicida."
—Que estúpido, fui yo quien ocasionó todo esto —mi voz salió como un susurro.
—Para nada —se apresuró a responder, ladeando un poco su cabeza en busca de mi mirada decaída —No debí confrontarte así.
—Hagamos todo a un lado. Dime... —me ahogué con mi propia saliva, temeroso de tocar el tema—dime lo que tratabas de decir esa noche en el monasterio.
—No estoy seguro. Me sentí desesperado, quería ayudarte, pero no sabía cómo acercarme a ti...
La preocupación en su voz la noche anterior hizo eco en mi cabeza "No quiero que sigas haciéndote más daño."
—Tampoco dejé que te acercaras. —regresé mi mirada a Kai y reí para aligerar el comentario —Supongo que era más sencillo pelear entre nosotros.
—Somos ninjas, —rió con perspicacia —somos expertos en esas cosas.
Ambos reímos y el sonido me pareció perfecto.
Tenía razón, mi carácter obstinado y su terca actitud solían chocar muy a menudo. En dichas ocasiones uno solía acercarse al otro después de la pelea, ya con las ideas frías. Él me codearía suavemente y yo asentiría sin palabras. No éramos precisamente buenos pidiendo disculpas, tampoco significaba que hiciera falta.
Ni todo el enojo del planeta me sería suficiente para dejar de quererlo.
Even if the sky's on fire
Got you here, it's alright, ooh, with me
La expresión de Kai se suavizó. Percibí que buscaba las palabras correctas antes de hablar.
Aquí viene.
—Y... —se aclaró la garganta —¿Pensaste en...?
—Quería saber cómo se sentía... —lo interrumpí de inmediato, pues sabía que le costaba terminar la pregunta. Al mismo tiempo, yo tampoco quería que lo hiciera —me detuve después del primer corte... ya no importa.
—A mí sí me importa.
—Me refiero a que no importa cómo me sentí antes, no puedo recordarlo. Desearía no haberlo hecho.
—¿Puedo? —preguntó.
—Mhmm —asentí.
Solté su mano, libre de deslizarse con cuidado sobre mi piel. Kai retiró mi manga, dejando a la vista una pequeña línea enrojecida sobre mi muñeca. Aquel corte que me hice con tanta culpa semanas atrás.
Kai recorrió la cicatriz con un tacto sensible, observándola en silencio. Por mi parte, yo no tenía la fuerza necesaria para ver el resultado de mis errores.
And if it's all over
—¿Y tú, Lloyd? ¿Qué era lo que querías decirme?
"Ojalá me dieras el afecto que necesito" era lo que quería decir esa noche "¡No todo en la vida es sexo!" fue lo que salió de mi boca en su lugar.
Recordé cuánto daño me hacía el imaginar a Kai con otras personas, como cada acción suya me hacía sentir como basura, inclusive aquellas que no tenían nada que ver conmigo.
Ya sabía yo que lo imaginaba, exageraba incluso, pero no podía controlarlo, no con tantas emociones amargas llenándome las ideas. Era difícil, estar tan deprimido y, de hecho, ser el primero en declararme a mí mismo como una basura.
¿Cómo podía esperar que Kai me amara si no podía amarme primero a mí mismo?
I'm taking this moment, ooh, with me
Me hice daño. Le hice daño a Kai. Y, sin embargo, él acariciaba aquella cicatriz con ternura, como si quisiera curarla.
Cómo si no fuera mi culpa.
—Nada que importe ya, —susurré volviendo a sonreír —ahora estás aquí, conmigo.
Kai me regresó el gesto para después reanudar nuestro baile sosteniéndome con afecto.
—Y estaré siempre. —soltó una risa torpe al oírse a sí mismo —Eso sonó un poco cursi ¿No?
—No, en lo absoluto.
No había mariposas en mi estómago ni manos sudorosas, se trataba de la calma más pura con la que me hubiera encontrado jamás.
Kai me brindaba esa calma. Vaciaba cada parte de ella en sus sentimientos honestos, increíblemente más claros que el agua.
Comenzaba a creer no era mi culpa
Pretty boy, you did this with me, boy
—Lloyd.
—¿Mmhmm?
Los dedos del castaño se enredaron en torno a mi muñeca, dejando que mi mano cansada reposara sobre la suya.
—No es tu culpa.
Now it's all about to end
Oh.
No era mi culpa.
Éramos de mundos distintos. Alcohol e imprudencia. Serenidad y encierro. Destruyéndonos a nosotros mismos sin darnos cuenta de que juntos podíamos sanar.
—El Lloyd que conozco siempre da pelea. Me alegra ver qué sigues de pie —me miró con orgullo.
—Un ninja jamás se rinde.
Baby girl, look where we made it, girl
—Gracias por confiar en mí.
—Kai, eres el único en quién confío.
—Lo sé, —ladeó la cabeza —tanto que no creíste que fuera capaz de traicionarte.
—¡Oh! —El recuerdo de nuestra reciente aventura me golpeó como un rayo.
El laberinto bajo tierra. El fuego alumbrando el rostro de Kai, un semblante cálido que se ha quedado impregnado en mi memoria desde entonces.
Estábamos tan cerca como ahora, por lo que tropecé con sus pasos cuando él se detuvo de pronto. Nuestras voces se vieron interrumpidas por ecos discordantes que me provocaron un peso en el estómago. Una alarma silenciosa de que algo malo estaba por suceder.
Permanecimos de pie el uno frente al otro durante lo que se sintió como una eternidad, paralizados en las sombras extensas de aquel túnel.
Me miró, con el corazón en la garganta.
"Lo siento Lloyd, todo tendrá sentido cuando acabe."
Oscuridad. La fuerza y energía que me brindaba su presencia se esfumaron sin que pudiera evitarlo. Fue como dejar de respirar. Llamé su nombre sin obtener respuesta.
Una rabia hirviente me invadió. Desgarré mi garganta.
"¡Pusiste a Kai en mi contra!"
Encerrado y derrotado, la rabia no se disipó. Me enojé conmigo mismo, pero no con Kai, aun cuando se mostraba orgulloso a la sombra de Chen.
Le diría a cualquiera que Kai era un pésimo actor y que su fachada no logró convencerme, cuando en realidad la idea de su traición me hacía sentir desolado.
Pero no a Kai, a él no podía mentirle.
—No quería creerlo —confesé lo que él ya sabía.
—Era la mejor opción —Kai miró a otro lado, como si tratara de ocultar su rostro nuevamente —Ni siquiera tú tenías una oportunidad contra Chen.
—Wow, cuántos ánimos —bromeé con ironía.
—No es eso a lo que me refiero. —rió y acarició mi mano con su pulgar —Podía encargarme del cetro después.
—Sí, lo manejaste como un campeón.
—Admito que se me escapó un poco de las manos.
—¿Un poco? —sonreí arqueando una ceja.
—Bueno, ¿Quién está contando la historia? ¿Tú o yo? —agitó la cabeza fingiendo indignación, ambos reímos.
Hmm, now we're falling
El semblante de Kai cambió en un suspiro.
—Fue como si alguien se apoderara de mí y me mandara de sabático.
Ruido. Caos.
"¡Yo debí ser el ninja verde!"
—Tanto poder... —murmuró para sí mismo.
—Puede corromper hasta el alma más pura —finalicé en voz alta.
Nunca antes había visto una mirada tan cargada de odio. No podía creer que se trataba de los mismos ojos que se posaban sobre mí con inmenso cariño.
Me horrorizó un poco el imaginar ser arrancado de tus propios pensamientos de esa forma. Despojado violentamente de tu cuerpo, nada más que un cascarón vacío para el uso de alguien más.
—Puedo oír tus pensamientos hasta acá, Garmadon. Dispara —alzó el mentón con avidez.
—¿Por qué querías ser el ninja verde?
—Simple, los cuatro peleábamos por ello y... —se interrumpió ante mi mirada inquisitiva —Tú ganas. Mira a tu alrededor.
Obedecí, encontrándome con el mismo paraíso estrellado en el que habíamos pasado la velada. No ví lo que quisiera señalarme.
—¿Ajá?
—Vengo de la nada. O al menos eso creí toda mi vida... —dejó escapar una risa agridulce —Era la primera vez que tenía la oportunidad de demostrar que podía ser más que esto.
Verdaderamente éramos como dos gotas de agua. Un par de niños asustados que trataban de ser como sus padres, hombres que se habían ido hace mucho y que apenas conocían.
Nos compadecí.
—No te pierdes de mucho —dije con humor.
—¿Tú crees? —me siguió el juego.
—Sí, además —alcé el rostro —el rojo te va bien.
Aún en la oscuridad advertí un leve sonrojo en las mejillas del ninja del fuego. Bingo.
Practicar esa línea frente al espejo cien veces finalmente dió resultado.
As long as I got you
—Fue difícil, —dijo de pronto, y por un segundo dudé de que hablábamos —no quería abandonarte.
—Lo sé, era la mejor opción. —le recordé sus propias palabras con tranquilidad. Apreté cálidamente nuestras manos entrelazadas —Descuida, no es tu culpa.
Por la forma en la que sentí sus hombros relajarse debajo de mi brazo supe que un peso se esfumó de él.
Kai reafirmó su mano en mi cintura, un movimiento suave con intenciones de hacerme saber que íbamos en la dirección correcta, balanceándonos lentamente al ritmo de la música como hojas en otoño.
I'm gonna be alright
—Lo hice porque sin importar qué pasara, mientras tú estuvieras ahí tendríamos una oportunidad —acercó su rostro aún más —Y conmigo tras tu espalda, seríamos...
—Imparables.
—Imparables —repitió y pude sentir su aliento sobre mis labios.
Nariz con nariz. Corazón con corazón.
Estábamos tan cerca que hasta el más cuidadoso de los susurros bastaba para llegar a los oídos del otro.
—Hmmm, nada mal para un don nadie.
—Sí eres alguien —hablé de inmediato.
—¿Qué?
—Mi mundo.
—Eso sí sonó cursi.
¿Desde cuándo están tan calientes mis orejas?
Kai sonrió victorioso y me dieron ganas de mirar a otro lado para evitar la pena, pero me fue imposible.
—¿Estás nervioso?
Suspiré, un aliento tembloroso que chocó contra las mejillas del castaño.
—Somos dos hombres, estamos en un techo, bailando, yo hago de la mujer y te he pisado tres veces. Suficientes razones, diría yo.
—Bueno, eso no es nada comparado con las ganas que tengo de besarte.
As long as I got you, yeah
Le pedí a mi corazón que latiera aún más fuerte, de modo que Kai pudiera escucharlo y traducir su significado.
Sal de mi pecho y grítale a este hombre que un beso suyo me regresaría de la muerte.
Kai movió su nariz dando leves golpecitos al costado de la mía, indicándome sin palabras cuáles eran las piezas correctas de ese rompecabezas tallado sobre nuestros perfiles.
«Hagamos las piezas encajar.»
El algodón debajo de sus ojos acarició mi piel, haciéndome olvidar como respirar.
Abrí los labios, pero no en busca de recuperar el aire.
«Muéstrame...»
Mis párpados estaban entreabiertos, al igual que los suyos, robándonos la imagen del otro para asegurarnos de que era real y no un producto de nuestra imaginación.
De hecho, sus labios se veían bastante reales, suaves y abiertos.
«Muéstrame que ambos podemos encajar.»
I'm not afraid to die
Estaba cansado. Desesperado. Harto.
Cansado de revolotear entre nuestros sentimientos. Desesperado por recibir aquel secreto que me había mantenido despierto por las noches. Harto de haber amado a Kai Smith por tanto tiempo y no habérselo dicho antes.
«Bésame.»
Me rendí, y cerré mis ojos por completo.
I'm alright'
Mi primer beso se sintió como un estruendo que me hizo estremecer de pies a cabeza.
Excepto porque el beso nunca llegó y, literalmente, fue un estruendo.
El techo bajo nuestros pies crujió. Kai perdió el equilibrio cuando algo debajo de sus pies se movió abruptamente.
Advertí que el viejo tejado estaba por romperse, pero ya era demasiado tarde.
—¡A la chin...!
—¡Cuidado! —exclamé.
La gravedad se encargó del resto y en menos de un segundo la estructura se vino abajo en una espesa nube de polvo, llevándose a Kai consigo frente a mis narices.
Me tambaleé antes de caer de espaldas desparramado sobre la teja.
—¡Ay! ¡Ay...! —escuché quejidos.
No tuve tiempo para sentirme aturdido, me acerqué enseguida al agujero, entre gruñidos y restallidos agudos de la construcción dañada, y saqué la cabeza para mirar dentro. Mi pulso se aceleró al distinguir a Kai tendido entre los escombros.
—¡Kai!
—¡Ay! —se retorció entre la madera rota —¡Ayyy...! ¡Ayuda!
·────── ·𖥸· ──────·
Jely se fue de sabática, cariño... ¡Pero ya regresó!
Para los viejos lectores, les juro que estoy tan sorprendida como ustedes; y para los no tan viejos, debo decirles que lo que acaban de leer es un completo milagro.
Claro está, se trata de un logro grandísimo que debo agradecer a todos aquellos que no se dieron por vencidos con esta historia aún después de que yo lo hice, más de cuatro años atrás.
¿Moraleja del día de hoy? Nunca digan nunca.
Oh, ¿Mencioné que el último capítulo se estrena el siguiente viernes?
Mientras tanto, les dejo en el primer comentario una playlist con rolitas que inspiraron capítulos o pequeñas escenas de los flamas verdes, así como la canción que bailaban abrazaditos
¡Nos leemos muy pronto, mis frijolitos! ♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro