Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XI

Lloyd's POV

Al otro lado del parque había una pareja tomada de la mano. Ella soltaba carcajadas al igual que él, riéndose de su propia anécdota. Por menos de un segundo envidié esa felicidad y lo simple que esta era. Tan simple como poder escuchar los pasos del otro sobre el asfalto, de sentir el agarre de sus manos, de halarse a un lado para dejar pasar a otro peatón. De saber que, por mucho o poco tiempo, podrían hacerse compañía.

Sentí un peso en el estómago. En ocasiones como esta me bastaba imaginar algo de igual peso para consolarme y que el sentimiento desapareciera. Intenté recordarme que contaba con mis hermanos e imaginar cuantas más batallas lucharíamos juntos, y aun cuantos buenos momentos nos faltaban por vivir; cuantas navidades, año nuevos y cumpleaños celebraríamos. Ellos me harían compañía por lo que me restaba de vida, con un poco de suerte, una buena vida.

Me giré, con ayuda de los patines, dispuesto a dejar de pensar en el asunto. No me sorprendió no encontrarme con Kai. En la última media hora había perdido el control de los patines más veces de las que podía contar, ya tenía bien aprendido como mantener el equilibrio, solo digamos que frenar no se le daba muy bien. Yo por mi parte aprendí que no debía quitarle el ojo de encima.

Lo busqué un momento, esperando verlo tropezando con la gente mientras iba a la deriva sin poder parar. Escuché gritos y en seguida me volteé en esa dirección perdiendo apenas la idea de buscar al castaño. Divisé mas allá dos niñas, y a juzgar por sus vestidos idénticos debían ser gemelas. Corrían tomadas de la mano, sin preocuparse de ir a tropezar con algo o alguien, eso solo me dio ganas de acercarme a detenerlas. Sus padres salieron entre la multitud de gente y les llamaron la atención antes que yo pudiera reconsiderar hacerlo. El padre tomó a una de las niñas y la alzó en el aire para subírsela a los hombros, mientras que la madre mantenía a la otra cerca de sus piernas, segura de que cuando bajara la mirada la pequeña de cabello negro estaría ahí en su costado.

Aquella familia no se había perdido de mi vista cuando un pensamiento en consecuencia al anterior me atacó.

Yo conocía la "manía" de los demás por casarse. Pocas veces se había dado el momento para hablar sobre que nos veíamos haciendo en un futuro, pero en los planes de todos estaba encontrar a su media naranja y desposarla, tener hijos y formar una familia «y en su defecto divorciarse y pagar una pensión» Incluyéndome.

Recordé a esa pareja heterosexual tomada de la mano ¿Acaso yo podría salir con alguien así alguna vez? En primer lugar, necesitaba alguien. Y en segundo, sabía que ese alguien no sería una mujer.

No.

Me imaginé en un parque, cinco o diez años en el futuro, sentado bajo un árbol en la compañía de un chico. Vi los alrededores de esa fantasía. Las miradas repulsivas de la gente, llenas de asco y desaprobación. Sentí pena por mi mismo y por ese chico sin rostro a mi lado. En ese momento de mi vida no me imaginaba ni un poco haciendo el papel de padre, pero claro que quería serlo. Quería verlo crecer, a él o ella, enseñarle todo lo que sabía.

La única opción que se me vino a la mente fue la adopción, y junto con ella una nueva y aún mas grande montaña de la opinión negativa de los demás al respecto. Y no solo de los demás, sino del pequeño o pequeña... ¿No le haría falta una figura materna? Tal vez sus compañeros del colegio podrían tratarle mal a causa de "tener dos papás".

Regresé al presente.

Nadie tenía la menor idea de que era homosexual, y si ahora incapaz de cargar con ese peso mucho menos tendría el valor de contárselo a alguien en un futuro. Era una figura pública, si alguien se enteraba la noticia se correría como pan caliente y de la noche a la mañana toda persona en Ninjago me miraría como algo que está mal. No quería imaginarme cómo lo harían las personas que amaba. Tenía miedo de contárselo a cualquiera de los chicos, a mi madre o a mi tío, eso sería ponerme la soga al cuello yo solo.

Inevitablemente comencé a leer entre las líneas de mis pensamientos. Todos queríamos formar una familia ¿Cuanto tiempo faltaba para que eso sucediera y cada uno tomara su camino?

Algo, tal vez el causante de ese hueco en mi estómago, me dijo que por mas que yo también quisiera tener una vida como cualquier otra pareja normal eso jamás sería posible.

Me quedaría solo, callaría mi secreto por siempre.

Eso no sonaba como una buena vida.

Comenzaba a flotar en esa idea deprimente cuando el crujido de unos patines tras de mí puso alerta todos mis sentidos. Me giré ciento ochenta grados con las manos al frente, listo para detener a Kai que estaba a punto de caerme encima. Como si ese mal trago hace tres segundos atrás no hubiera pasado, me reí ante la cara de trauma que tenía el de ojos achocolatados.

Él apenas hizo un esfuerzo por enderezarse.

—¿En serio eres tan cruel como para verme sufrir de este modo?

—Yo no vi nada—le respondí dándole un empujón hacia adelante.

—Si, ya lo noté.

Una sonrisa tímida afloró en mis labios.

—Bueno... Pudiste regresar hasta acá sin "atropellar" a nadie, lo demás a de ser pan comido.

—Si, lo dice el que hizo 105 vueltas —respondió con sarcasmo.

Rodé los ojos, aún con una sonrisa en la cara. «En realidad fueron 106» pensé mientras me ponía detrás de Kai.

—Es solo cosa de impulso, como si estuvieses...

—Sí, sí, ya lo sé. Creo que sería más fácil si supiera como frenar.

—Por el momento grita y voy a detenerte ¿Si? A las tres... —apoyé las manos en sus hombros — Uno...

—¿Que? —estalló.

—Dos... —se puso recto —¡Tres!

Apenas lo impulsé Kai puso las manos al frente, listo para abrirse paso o prevenir un golpe contra el suelo. Pasaron unos segundos y un pie tras el otro todo iba bien.

—¡Si! —exclamó como un niño cuando recibe lo que pidió en navidad.

—¡Lo estas logrando! —le aplaudí.

Si, y era demasiado bueno para ser verdad.

—Oh, oh... ¡No!

Era lo más parecido a cuando de sales del renglón en una hija doble raya. Pero no se traba de letras sino de Kai, y el renglón no era nada menos que una imponente pared de ladrillo esperando ansiosa detener su viaje.

—¡Dobla las rodillas! —grité dirigiéndome a él —¡Dobla las...

Seguido de un grito, se estampó con la pared y calló de espaldas.

—Ouch... —murmuré, di dos pasos y me puse de cuclillas junto a él —¿Estas bien?

Entre abrió los ojos, con los brazos y piernas en posiciones raras tendido en el suelo. Sonreí nervioso a las personas que nos miraban como bichos raros y pensé que si Jay hubiera estado en mi lugar diría algo como:"Perón, perdón. Disculpen a mi amigo, se le calló a su mamá de chiquito y así le quedó crónico" Volví a ver a Kai.

—Claro, —tosió —solo perdí la dignidad que me quedaba.

Se incorporó gruñendo hasta estar sentado. Con una mano a la cabeza, me dedicó una mirada inquisitiva.

—Comienzo a creer que quieres terminar el trabajo indirectamente —me dijo.

—¿Eh? ¿De que hablas? —pregunté ladeando la cabeza.

Señaló su nariz. Su metálica y ocasionalmente irritada nariz.

—Si no pudiste rompérmela tu mismo quieres que yo termine de hacerlo.

—No seas así —me apresuré a decir algo antes de ir a reir —Apuesto a que a la siguiente lo consigues.

Me incorporé y tragándome unas cuantas pizcas de nervios le tendí la mano, apenas seguro de si estaba o no sonriéndole. Kai me observó un momento y su mirada después deparó en mi mano.

—Esto es absurdo —bufó para después cruzarse de brazos —Acepta de una vez que no sé patinar.

Tragué saliva, aún con la mano tendida al aire.

—Pero...

—Olvidalo, Lloyd. Lo intentaste.

—No existen los intentos —casi pude escuchar mis propias palabras, igualmente pronunciadas por un niño pequeño a punto de hacer un berrinche.

Kai apartó su mirada. Traté de pasarlo por alto, detestaba cuando pequeños detalles como ese me hacían sentir mal. Solté un suspiro, patinar no era una de mis actividades favoritas (ni quisiera savia si tenía alguna actividad favorita, en realidad) pero supuse que era algo que podíamos hacer juntos. Él y yo. Enseñarle algo a Kai no era nada fácil, no estaba de mas señalar que el Sensei se dio a la tarea de llevarlo por el camino del ninja hace años, y su costumbre de obedecer sus propias órdenes seguía ahí. Aún con todo y riesgos (y bien consiente de que patinar no se volvería su pasión ni nada por el estilo) me propuse hacerlo.

—Alguien una vez me dijo que, a veces podemos caer, pero nosotros decidimos que hacer después —su mirada regresó a mí —Decidimos si ponernos de pie o no...

Logré sonreír.

Kai me sonrió también. Ese gesto me transmitía una sola cosa, una de las pocas cosas que me hacía sentir bien conmigo mismo. Alargó la mano y nuestros dedos finalmente se tocaron, los suyos eran largos y firmes mientras que los míos eran cortos pero precisos. Me impulsé atrás, lo suficiente como para darle espacio y se puso de pie de un tirón. Miró sus patines, por si a estos se les ocurría ir a moverse, y después a mí.

Esa expresión de orgullo seguía ahí.

Le dió un apretón a nuestro agarre, como si me pidiera que no lo soltara y no precisamente por que se fuera a caer.

—¿Listo? —le regresé el apretón, halándolo hacía mi.

—La pregunta ofende.

***

—Debieron ver cuando di esa curva completa, fue espectacular —presumió tirando el envoltorio de aluminio al cesto de basura.

Los cinco caminábamos bajo un cielo color índigo. La noche estaba por caer y junto con ella una brisa helada. Metí las manos en las bolsas de mi suéter tratando de aparentar que no tenía frío alguno. Kai a mi derecha, Jay a mi izquierda y finalmente Cole y Zane que mantenían una plática atrás.

—Es la segunda vez que lo dices —mantuve un gesto de ánimo.

—Y luego dice que aprendió a controlar su ego —Dice Zane poniéndose a la par, a lo que Jay ríe.

—Pensé que eran cosas de niñas, ¿eh, Cole? —Jay se estira un poco para ver al recién nombrado.

Cole muerde su hamburguesa y con una velocidad imposible, mastica y traga.

Elemental, mi querido Walker. —asiente —pero si me da comida gratis por mí esta bien.

Todos tenemos ese amigo que si en algo gasta el almacenamiento de cu celular es en fotos. Jay era de esos; fotos de todos y de todo, y si son tomadas en el peor momento mejor. Pocas veces me quedaba, no era su primer blanco. No puedo decir lo mismo de los demás, que habían amenazado con ahorcarlo si no eliminaba una foto suya.

Escuché el click que emitió el celular del pelirrojo, y cuando volteé a verle capté de manera inmediata a quien le había tomado esa foto.

—¡A ver! —brinqué sobre los hombros de Kai.

Jay desplazó la pantalla a la derecha, mostró la foto. No perdí ni un segundo y le arrebaté el celular, rápidamente le di en compartir, mensajes, y me lo envíe a mi mismo.

—¿Qué? —preguntó el castaño acercándose.

Al instante le lancé el aparato a Jay. Mi celular emitió una señal desde el bolsillo de mi pantalón, y fui a mis contactos. Una vez que terminé, en respuesta a la pregunta de Kai, le mostré la pantalla.

—¡Debe ser una broma!

Era la mejor de las bromas. Era un Kai, despistado, a poca luz, con parces en los cachetes y metal en la nariz, complementando perfectamente el apodo que le cambie apenas esa tarde.

Cole y Zane se asomaron.

—¿Don parches? —preguntó Zane a la vez que el pelinegro reía por lo bajo.

Me mordí el labio, haciendo el mayor de mis esfuerzos por no dejar escapar ni una risa.

—Te salvo la autoestima ¿Y así me pagas? —dice al verme.

Pero sabía que no estaba enojado, de otra forma ya no tendría cejas. La cara de seriedad dramática le cambió por una sonrisa y ambos reímos, viéndonos.

—Aún es temprano, —comenté al ver la hora antes de guardar mi celular —¿Quieren ir a alguna parte?

—¡Oh, Oh! Escuché que está esa nueva película de terror... —Jay se puso frente a todos —¿Como se llama?

Defeca... —dijo Cole masticando el último bocado de su hamburguesa.

Todos le dirigieron gestos de confusión, a excepción mía, que le lancé una mirada seria cual regaño por hablar con la boca llena.

Tragó.

—Perdón, perdón —arrugó el envoltorio donde estaba su comida —Quise decir "Dementa".

—¡Ahhhh! —captaron todos.

—¿Vamos? —preguntó Jay con emoción.

Películas de terror. Francamente las odiaba, todas empezaban igual y terminaban igual. Si, te daban uno que otro susto, pero no pasaba de ahí (a menos que tuvieras una gran mente y creyeras que morirías esa noche igual que los personajes de esa película).

—¡Claro! Pero adelántense ustedes. —Miré a Kai de reojo. Él me pasó un brazo por los hombros, yo matube los míos rectos pegados a los costados cuando me atrajo hacia él —Le prometí a alguien que le compraría una malteada después de esto.

«¿Que rayos?»

Jay alza los brazos.

—¡Pero recién venimos de allá! ¡La hubieran comprado antes!

—¿Ups? —rodó los ojos despreocupado —Neh, no nos tardamos nada, vamos y venimos.

Los otros tres intercambiaron miradas.

—¿Ooookay? —dijo Jay.

—Como gusten —Zane extendió la mano, pasó un momento antes de que me dé cuenta que me estaba pidiendo las llaves.

Me metí la mano al bolsillo y enrredé los dedos en el aro de metal. Se las lancé, el rubio las atrapó sin el menor problema y comenzaron a irse.

Ya estaban unos metros más adelante, pero Kai aún no me soltaba. ¿Que le pasa a este hombre?

—¡No se pierdan solos tan noche! —gritó Jay a la distancia, Cole le pega un zape.

Mi cara en ese momento no podía describirse con otra palabra además de vergüenza. Una vez que se perdieron de vista Kai me soltó, y comenzó a caminar en dirección contraria. Me rasqué la nuca y lo seguí.

—Entonces... —lo alcancé —¿Me prometiste una malteada o tampoco quieres ver esa horrorosa película?

Se volvió a mí, con esa media sonrisa que me ponía en las nubes.

—Bueno, tengo mejores planes que ir al cine —respondió adaptando una pose relajada.

—¿De que se trata? —le cuestioné viéndolo de frente.

—Tendrás que confiar en mi. —sonrió coqueto, como cada vez que quiere convencerme de algo. Caminó detrás de mí.

A mis espaldas estaba el dragón de fuego, alzando las alas con majestuosidad. Subió con agilidad de un salto, y me miró radiante desde ahí arriba, acto seguido me tendió una mano.

—Yo...

Muy tarde para negarme. Ya estaba atrapado por esa expresión segura, esa mirada brillante que me decía: sabes que quieres hacerlo.

—Espero sepas lo que haces —finalicé.

Tomé su mano, y terminé subiendo por mi mismo.

—¿Por que? —Comienza a volar —¿Te da miedo perderte con el tío Kai? Me ofendes.

Las palabras saltaron solas.

—Nunca dije que no me gustaría perderme.

La risa de Kai sólo hizo sonrojarme aún más.

—Ya, —me miró sobre su hombro —sujetate.

—Huh... ¿De donde?

El dragón rugió, a la vez que Kai sostenía con firmeza la abrazadera de metal.

—De donde quieras.














































----------------------------------------
La mas pura verdad es que apenas me puse a escribir ayer (más seriamente), pensé que terminaría, pero no...

Perdón si les arruiné el viernes TnT En fin, un día de atraso no es mucho ¿Cierto?
En primer lugar, son más de tres mil palabras nenes. Y en segundo... hubo coqueteo salvaje 7w7❤

Esperemos en nombre del primer Maestro que Don parches sepa lo que hace ewe

Un besote en este fin de semana y un abrazo c:

¡Nos leemos luego!❤❤❤

-JELY<3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro