1: Tú no perteneces aquí
Capítulo 1
«Tú no perteneces aquí»
48 HORAS ANTES.
Justin acomodó por enésima vez el cuello de su camisa mientras caminaba por el lujoso lobby del hotel Fairchild. Varias mujeres le sonrieron coquetamente mientras pasaba, pero lo único que él hizo fue devolverles una mueca. No entendía como podía haber personas que se le insinuaban a completos desconocidos, y no lo decía solamente por esas mujeres, ¡Apenas se había bajado del taxi al menos 3 mujeres le ofrecieron pasar la noche a su lado!
Siguió caminando hasta que llegó a una especie de restaurante dentro del mismo hotel y tuvo que recordarse a sí mismo que no tenía que acostumbrase a ese modo de vida que no era suyo. Aquel hotel prácticamente estaba bañado en oro y diamantes, mientras él solo tenía apenas el dinero suficiente para comprarse comida y subsistir con unos pocos dólares.
Tomó asiento en una barra que se encontraba ahí y cuando un hombre se acercó a preguntarle si deseaba tomar algo, Justin simplemente agachó la cabeza y pidió un vaso de agua. Si su padre aún continuara con vida, probablemente hubiera tomado una buena copa con whisky seguido de unas cuantas botellas de vino de buena cosecha. Claro, si su padre aún viviera...
Justin comenzó a jugar con una pulsera de hilo que tenía en su brazo mientras esperaba impacientemente a Reed Graves, el hombre por el cuál él se encontraba en ese lujoso hotel. Habían quedado de acuerdo para hacer negocios ahí mismo y Justin ya estaba comenzando a perder la paciencia y la cordura al ver que ya habían pasado más de 40 minutos de la hora acordada. Se dijo a si mismo que si Reed Graves ya se marchó luego de esperarlo por tanto tiempo, se cortaría las pelotas. Necesitaba urgentemente aquel dinero.
— Hey, amigo... — Dijo el hombre que anteriormente le había servido. — Mira, no tengo nada en contra de que estés tomando agua aquí, pero necesito que ordenes algo más. ¿Entiendes?
Justin asintió sintiendo como sus mejillas comenzaban a ponerse coloradas. Demonios, sólo tenía diez dólares en los bolsillos de aquel lujoso traje de Armani, se sentía como una piedra envuelta en un papel de plata.
— Y-yo, sólo déjame pensar que ordenar...
El hombre asintió para luego marcharse de ahí y Justin quiso golpearse a si mismo por ser tan estúpido. ¿En que momento su padre y su madre pensaron que él sería un buen hombre de negocios, un buen vendedor, o un buen conversador? Su vida siempre se había basado en sus estudios y en los animales, jamás se dio tiempo a si mismo para socializar con gente de su edad (o directamente gente de cualquier edad)
Aunque bueno, creía que era hora de que ya empezara a acostumbrarse a eso, su vida se había vuelto un desastre en tan solo cuestión de meses y no había ningún indicio que le dijera que todo se iba a solucionar.
Por otro lado, en la misma habitación, Phoenix Fairchild soltó una risa que se escuchó por todo el lugar atrayendo la atención de cada persona presente, menos la de Justin quién se encontraba metido dentro de sus pensamientos. Riley Fairchild volvió a aplaudir entre carcajadas mientras una de las mejores amigas de su hermana bebía chupitos como si fuera agua, ¡Aquellas chicas estaban locas!
— ¡Alto ahí! — Exclamó Nyssa, una de las amigas de las hermanas Fairchild. — Al paso en el que vamos, para el final de la noche no vamos a poder ponernos de pie.
— Tienes razón. — Dijo otra chica. — Y esta noche tiene que ser épica, ¡No todos los días es la despedida de soltera de una Fairchild!
Phoenix rió con fuerza al ver a sus amigas tan emocionadas, pero vamos... ¡Ella también lo estaba! ¡Iba a casarse con el hombre que amaba! ¡Iba a casarse con el amor de su vida!
— Ya chicas, tranquilas. — Trató de calmarlas. — Tenemos toda la noche para disfrutar, ¿O me equivoco?
— ¡Para nada! — Chilló Riley. — ¡Ya alquilé a los strippers para la noche! ¡¿Quién está preparada para ver unas cuantas entrepiernas esta noche?!
— Vamos a asegurarnos que Phoenix sea la que mas disfrute esta noche. — Dijo Nyssa moviendo sus cejas sugestivamente. — No creo que a Reed le importe que su prometida disfrute de unos strippers, porque estoy segura de que en su despedida de solteros las mujeres desnudas no faltarán.
— Oh por Dios, no. No quiero imaginarme a mi futuro esposo con una mujer desnuda a su lado.
Riley hizo una mueca pero la apartó rápidamente de su rostro antes de que alguien se diera cuenta. Pero no fue lo suficientemente rápido como para que Phoenix no lo notara. Conocía a su hermanita menor como la palma de su mano y sabía cuando algo iba mal.
— ¿Sucede algo? — Le preguntó en voz baja, por lo que Riley rápidamente negó. — ¿Segura? Vamos, se que Reed es tu amigo, ¿Pero sabes si han contratado strippers?
Riley cerró con fuerza sus ojos y simplemente negó. Nadie tenía que seguir recordándole que ella y Reed eran simplemente amigos. Y muchísimo menos necesitaba que alguien le dijera que su hermana iba a casarse con él.
La rubia vio como su hermana fruncía el ceño sin estar para nada convencida. Mierda, Phoenix la conocía tan bien... Sin embargo, cuando ella estaba a punto de preguntarle algo, Riley vio algo que la dejo sin palabras.
Sentado en la barra del bar, estaba lo que Riley misma consideró al hombre más hermoso del mundo. Rubio, cabello un poco desalineado pero hermoso, mandíbula definida, labios carnosos, y ojos avellanas. Demonios... ¿Por qué jamás había visto a un hombre así de perfecto en los hoteles de su padre? Reed ni siquiera le llegaba a los talones...
Pero Riley no fue la única que le había echado un ojo. Nyssa y las otras dos amigas de Phoenix también miraban a aquel chico como si sus ojos se le fueran a salir de las órbitas. Phoenix por su parte frunció el ceño, no entendía por que sus amigas y su hermana estaban completamente embobadas mirando detrás de ella.
— Chicas... ¿Que sucede?
— Acabo de ver a a Adonis creo.
— Ni Zac Efron es taaan hermoso. — Suspiró Nyssa. — ¿Creen que esté casado? No logro ver una sortija desde aquí.
— No lo sé, pero le doy. — Dijo Riley embobada.
— ¡Demonios, Phoenix! ¡Ve y fóllalo!
Phoenix rodó los ojos, iba a casarse mañana y no tenía ninguna intención de serle infiel a su prometido un día antes de la boda. Llevaba junto a Reed más de tres años, jamás existió una infidelidad y confiaba tanto en él que sabía que jamás habría alguien más.
— Miren, no voy a follar con nadie. ¿Entienden? Ve tu Riley, tal vez eso te ayude a que dejes de estar tan tensa. — Dijo Phoenix riendo.
Riley apretó su mandíbula tratando de aguantarse las ganas de insultar a su hermana. Amaba pelear con ella pero no quería hacerlo en la mitad de su despedida de soltera. Y menos estando en presencia de lo que ella consideraba al hombre más hermoso que sus ojos hubieran visto.
— Está bien. — Dijo luego de unos minutos de pensarlo bien, después de todo... ¿Que podía perder? — Iré a hablar con él y lo convenceré para que vayamos a la suite presidencial. Aunque no sé si se creerá que está follando con la mismísima hija de Hugh Fairchild, el dueño de este hotel.
Nyssa rió.
— Y si se niega tírale un par de dólares, ¡Nadie se resiste a eso!
— No lo creo. — Dijo Phoenix mirando fijamente a aquel hombre. No se encontraba sentado como la mayoría de aquellos hombres, creyéndose el centro del universo, si no que miraba cada uno de los detalles de la pintura de la pared como si prefiriera ver eso antes que seguir ahí. — No creo que sea de aquí.
— Como sea. — Riley se encogió de hombros. — Me iré a follar.
Riley comenzó a caminar hacia el chico rubio y cuando llegó a su lado, paso seductoramente su mano por el hombro de él. Justin por su parte, hizo una mueca de asco al sentir una huesuda mano recorriéndole la espalda.
— Hola guapo, ¿Que tal?
Justin enarcó una ceja aguantándose las ganas de reír. ¿Hola guapo? Había escuchado líneas como esas en los cuentos que su abuela le leía para dormir cuando era niño, ¿Realmente la gente seguía usando esas cosas?
— Hey... — Dijo mirando a cualquier lugar menos a la rubia despampanante que estaba a su lado. — Estoy bien, gracias por preguntar.
Riley rió. ¿Gracias por preguntar? Definitivamente aquel chico no era de por ahí.
— Soy Riley. — Dijo sentándose en un taburete al lado de él, haciendo que Justin frunciera el ceño. — ¿Y tú eres...?
— Justin, y por favor... no quiero ser grosero, pero estoy esperando a alguien más.
Riley sintió como sus mejillas se sonrojaban y automáticamente se levantó de su lado. Nadie jamás la había rechazado, nunca...
— Mira, no quiero sonar grosero. — Comenzó a decir él. — Pero no quiero que te crees alguna ilusión, soy homosexual.
La chica sintió como definitivamente su rostro se volvía rojo y asintió con rapidez para luego marcharse de ahí apenada. Justin suspiró cuando la vio volver junto a su séquito de amigas, por fin se había ido.
No, no era homosexual, pero esa era la excusa que había dado durante toda su vida cada vez que una mujer le hablaba con dobles intenciones. Con el paso de los años (y gracias a todas las novelas y películas románticas que había leído y visto) ya se sentía capaz de descifrar las intenciones de las mujeres. Y definitivamente, no estaba interesado en ninguna.
Justin llevó sus manos a su cabello completamente exhausto de toda la situación. Quería marcharse de aquel lujoso lugar para volver a su granja en Tennessee, en donde él pertenecía. Pero antes de hacer eso, necesitaba hacer negocios con Reed Graves. No podía volver a su hogar sin un solo centavo.
Justo cuando estaba levantándose dispuesto a marcharse, sintió otra mano delgada posarse sobre su espalda.
— Mira Riley, realmente no quiero ser grosero contigo y...
Justin dio vuelta dispuesto a encontrarse con la rubia de antes, pero en su lugar se encontró con una chica completamente distinta. Su cabello rubio apenas bajaba los hombros y medía una cabeza menos que él, había visto a cientos de mujeres con ojos marrones durante toda su vida, pero ninguna los tenía tan hermosos como los de aquella chica.
— Disculpa a mi hermana menor. — Dijo ella. — Suele ser un poco directa y lamento mucho si dijo algo que te ofendió, lo siento mucho. Por cierto, soy Phoenix.
La chica le tendió la mano pero Justin se había quedado embobado en sus ojos. Podía jurar que Riley, su hermana, tenía el mismo color... pero sin embargo los ojos de Phoenix tenían algo que lo habían atrapado. Y su voz... mierda. Se maldijo a si mismo cuando sintió como su entrepierna comenzaba a amenazar contra sus pantalones de vestir. Habían pasado cuanto... ¿tres o cuatro años sin sexo? no lo recordaba, pero... ¿excitarse con la voz de alguien?
— Tienes que ir a un psiquiatra. — Le dijo la voz de su padre en su cabeza. — Primero me escuchas a mi y luego esto... ¿Que más sigue? ¿Comenzarás a escuchar a los animales hablar?
— Y yo que creía que por hoy no molestarías...
La chica frunció el ceño.
—¿Disculpa?
Justin sintió sus mejillas arder y rápidamente le tendió la mano a la chica sin saber que hacer. Tenía que comenzar a olvidar su costumbre de hablar en voz alta.
— S-soy Justin, es u-un gusto.
Phoenix sonrió antes de estrecharle la mano. Podía sentir detrás de ella a su hermana y a sus amigas hablar de lo caliente que era aquel chico, y ella no era nadie para negarlo, pero además de ser increíblemente hermoso era tan tierno que el corazón de ella se llenó de dulzura.
Pero en ese momento, toda la atención que Phoenix le estaba prestando a Justin desapareció automáticamente. Reed Graves, su prometido, entró al restaurante del hotel luciendo como el millonario que era. Su cabello pelirrojo estaba peinado prolijamente y su traje de miles de dólares tan solo lo hacía verse aún más irresistible. Phoenix pasó por el lado de Justin empujando sin querer su hombro, haciendo que éste saliera del trance que le habían provocado los ojos de la chica.
Justin hizo contacto visual con Reed en el mismo momento en que él tomaba la cintura de Phoenix y dejaba un largo beso en sus labios.
— Hola amor. — Dijo él acariciando la cadera de su prometida.
— ¿Viniste aquí a verme?
Reed soltó una carcajada como si Phoenix le hubiera contado el chiste más gracioso del mundo, pero luego negó rápidamente sin darse cuenta de lo mucho que a ella le había dolido eso.
— Voy a verte toda mi vida, pero ahora estoy aquí para hacer negocios. — Dijo mirando a Justin. — Veo que ya conoces al señor Bieker.
— Bieber. — Lo corrigió. — Soy Justin Bieber. ¿Crees que podamos comenzar con los acuerdos?
Reed asintió mientras tomaba a Justin del hombro y comenzaba a arrastrarlo hacia una pequeña mesa a un costado del lugar, sin siquiera haberse despedido de Phoenix. Él se sintió un poco apenado por ella, debió haberse imaginado que alguien como ella ya tendría a alguien a su lado, pero jamás se imaginó que sería Reed Graves.
— Mira. — Comenzó. — Realmente no tengo demasiado tiempo para continuar con esto, así que aquí tienes el dinero.
Justin frunció el ceño al ver solamente diez mil dólares que Reed le arrojó sobre la mesa.
— Habíamos acordado cincuenta mil dólares, no tan solo diez mil.
Reed se encogió de hombros mirando su teléfono celular, como si tuviera cosas más importantes que hacer antes que estar conversando con un granjero.
— Lo sé, pero esto es todo lo que te ofreceré. La gente está comenzando a comprar ganado en Texas, estoy arriesgándome mucho al comprarle a alguien de Tennessee.
— Eso no importa, me prometiste cincuenta mil dólares. Estoy vendiéndote un cuarto de todo mi ganado, no puedes darme tan solo diez mil dólares.
Reed bufó completamente exhausto.
— Mira, si tanto necesitas el dinero, toma esto y vete, no lo repetiré dos veces. Si no quieres el dinero, alguien más lo hará. ¿Realmente creíste que con ponerte un traje de marca lograrías a estar al nivel de todas estas personas? Tú no perteneces aquí, así que vuelve con tus animalitos antes de que llame a la policía para que te escolten hacia afuera.
Justin agachó la cabeza aguantando las ganas que tenía de llorar y tomó el poco dinero que Reed Graves le había dado. Toda su vida había sido demasiado emocional, nunca le importó demostrar como se sentía en cualquier momento, pero ahora quería golpearse a sí mismo. Si hubiera sabido que hacer negocios con él terminaría en esto jamás hubiera salido de su hogar. Su padre siempre le advirtió sobre los estafadores en todo el país, pero Justin había estado demasiado metido en sus "animalitos" como para escucharlo.
— Fue un placer hacer negocios contigo. — Dijo Reed con una sonrisa sarcástica luego de que Justin terminara de firmar los papeles. — Ahora vete de aquí, mandaré a alguien a tu granjita para que recoja el ganado.
Justin se dio media vuelta y se marchó rápidamente del lugar sintiéndose completamente humillado. Ray Bieber hubiera comenzado una discusión en ese mismo lugar sin marcharse hasta haber recibido su dinero. Ray Bieber hubiera defendido su orgullo y su honor. Ray Bieber no se hubiera marchado sin pelear. Pero él no era Ray Bieber...
Pasó por el lado de la mesa donde se encontraba Phoenix pero ella ni siquiera se giró a mirarlo. Aunque vamos... ¿Realmente él había albergado una pequeña posibilidad de que aquella hermosa chica lo mirara?
Tenía que dejar de leer tantos libros y comenzar a vivir la vida real.
Tenía que marcharse rapidamente de Carolina del Norte y volver a Tenessee
❤️ ❤️ ❤️
¡Hey! ¡Quiero agradecerles muchísimo por apoyarme en este nuevo proyecto! Realmente lo aprecio.
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
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