II ━━ DU ERSTICKST MICH
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❝ Cuando alguien no quiere dejarte entrar, al final acabas por dejar de llamar. ❞
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No había pasado más de una semana antes de Nathaniel Lepoivre lo tuviese un poco más claro. El desagrado que sentía por Victoria Lerman no tenía nada que ver con que ella fuera una completa desconocida, independientemente de si era la mejor amiga de su prima o si eran compañeros desde hacía cinco años, sino más bien se debía a que ella en cierto modo, encajaba en casi todos sus estándares. Tal vez era su agresividad, la casa en la que estaba o lo poco que ella sabía sobre relacionarse con otras personas lo que evitaba que Nathaniel se dejase llevar por sus sentimientos y los reprimiera, o era el hecho de que Vicky jamás voltearía a verlo.
Cualquiera de las opciones acababan en la misma conclusión, un desapego hacia la pelirroja y la sensación de que esta lo asfixiaba hasta cuando no estaba presente y solamente alguien la mencionaba en la conversación.
── Has estado leyendo desde hace una semana, es asombroso leer porque yo suelo hacerlo a menudo y...
── Tú lees romance, yo suelo leer novelas góticas. No somos iguales, al menos, no en ese aspecto ── Nathaniel a veces era un poco, pesado con su prima.
Vicky diría que con las personas en general y razón no le faltaba. Pero ella no podía quejarse, no eran tan diferentes después de todo.
── Ya, pero yo iba a decir que deberías salir, todavía nos queda una semana de vacaciones y tú solo la has desperdiciado leyendo a Edgar Allan Poe y a Ann Radcliffe.
── Me ofende que digas que es un desperdicio.
Jacqueline sonrió con una respuesta lista para salir de sus labios.
── A todos nos ofende la verdad, primo.
── ¿Por eso casi lloraste cuando dijeron que no le gustabas a Seamus Finnigan? ── un golpe bajo, pero era cierto. La muchacha prefirió marcharse antes de que Nathaniel siguiera diciendo cosas que no quería recordar.
Él era capaz de eso, de hacerte recordar hasta la humillación más insignificante con tal de ganar la discusión. Vicky Lerman igual era de ese tipo de personas, otra razón más para que a Nathaniel no le agradase lo suficiente. De cierto modo, se reflejaba en ella.
── ¿Jacqueline? ── llamó una voz ── ¿Has visto a tu prima? No la he podido encontrar.
Vicky Lerman se veía más pálida que de costumbre, su rojizo cabello estaba atado en un moño desaliñado y llevaba el mismo pijama de la noche anterior. Se veía como siempre.
Horrible.
── Estaba hace un momento aquí, pero se fue. Probablemente esté molestando a los demás abajo ── la pelirroja asintió, estaba lista para marcharse, pero reparó en el libro que Nathaniel estaba sosteniendo. Lo miró por unos pocos segundos y se dio media vuelta antes de irse de allí con el título en su cabeza.
Nathaniel notó esa acción, pudo sentir su mirada curiosa y sus tardías pisadas. Le pareció extraño que Victoria se hubiese quedado un poco más de tiempo en el umbral, pero alejó sus pensamientos de la muchacha y continuó con su novela.
Su presencia seguía asfixiándolo, le quitaba el aire como si ella lo hubiera golpeado en el estómago con todas sus fuerzas hasta el punto de dejarlo completamente vacío. Más o menos esa era sensación que experimentaba cada que ella estaba cerca suyo y no sabía si le gustaba o si odiaba sentir ese tipo de cosas.
── Al final no encontré a tu prima ── otra vez estaba allí, no solo Vicky, sino que la sensación de estarse ahogando también ── ¿Te pasa algo?
Por primera vez en todos los días que habían estado conviviendo, Vicky Lerman demostró que también era un ser humano que se preocupaba por los demás.
── ¿Te puedes ir? ── lo dijo como pudo, con el aire que le quedaba en los pulmones. Fue algo tosco, ni siquiera pensó en cómo se iría a sentir después de oír esas palabras, pero se estaba muriendo.
No, Nathaniel creía que estaba al borde de la muerte, pero estaba muy, muy equivocado. Él no se estaba viviendo, estaba más que vivo y esa sensación de ahogamiento se lo estaba gritando desesperadamente, pero él no captó las señales del todo.
── ¿Qué? ── ella ya sabía lo desagradable que solía ser Nathan, pero el hecho de estarla echando era el colmo.
── Lo siento, de verdad que lo hago, pero necesito que te vayas, Victoria.
── ¿Qué mierda te sucede?
── Es que ── la miró a los ojos ──, me asfixias. Estar cerca de ti es algo letal, es como si me quitaras el aire de los pulmones, pero sigo viviendo.
── Esos son nervios, al menos eso fue lo que me dijo mi abuela cuando lo experimenté por primera vez ── lo último lo dijo solo para ella, aunque Vicky no sabía susurrar, por lo que él también la oyó ──. Bueno, me iré si te sientes tan mal, espero que te recuperes. No quiero que Jacqueline me culpe si te mueres.
Entonces Vicky se marchó dándole una pequeña sonrisa, una que ninguno de los dos se esperaba. Ella no sabía que con eso ya lo había matado por completo, pero el aire estaba regresando a los pulmones de Nathaniel y su rostro volvió a su tono normal.
Ella iba a matarlo, no importaba de qué forma.
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