•|Prólogo|•
|Narradora|
—¡ROOAAARR!
El primer titán estaba descontrolado, inquietado y sobretodo pero lo más obvio... hambriento.
Buscaba algo con que satisfacerse, viendo a muchas personas, o para “él”, viendo a muchas hormiguitas corriendo entre sí como si fuera el fin del mundo. El gigante titán de 18 metros, se relamió los labios apetitoso, seguido de una sonrisa macabra que se comenzaba a dibujar en su gran rostro. Inconscientemente corrió al estilo diva en dirección de todas esas personas que se hallaban corriendo por sus vidas, siendo algunas yase asesinadas antes de ser comidas, por rocas del muro, casas encimadas en los cuerpos humanos siendo débiles. Muy fuerte las imágenes de cualquier persona que corría a través de esas calles.
El gigante anormal corría y cogía a un humano siendo casi comido por éste, lo acercó a su boca y... comido ✔. El primer hombre siendo comido por un titán, el grito de una señora los sacó de los pensamientos pertubantes de los demás al ver aquella escena no muy buena para su salud, corriendo en dirección a los barcos de retirada o yo que sé. Pero por la maldita culpa de la vieja del 71, detrás de las murallas estaba el hoyote que hizo el titán creador de la gran paredsota que hizo, muchos titanes se acercaban al pacto que hizo el Primero. Siendo no el único de su especie. O bueno, no tan único al que nadie cree que pudo tener, un hijo. Aunque al hijo le diera igual de que especie estaba, entre los humanos, o en los titanes bestiales. Abaghfjh, me estoy saliendo del tema importante. Los demás Titanes ya se acercaban al caos que estaba cometiendo el otro grande, como si fuera un líder. Ya que después de haber rugido como loco, atrajo la atención de los demás Titanes al punto de comida, porque él, abrió la gran puerta a un restaurante peculiar, listos para comer ahí.
—¡Vayan a los barcos, en el punto de partida! ¡No se queden atrás!
—Su majestad, venga conmigo.— Como lo leyeron bien y no fake. La reina del Muro María estaba apartada entre toda esa gentuza junto con la realeza, siendo ésta protegida de sus guardias.
Al momento de entrar al barco lujoso, esta es destruida gracias a una roca lanzada por el primer titán loco. Hasta que casi se mete la vieja reina y muere al instante, si no fuera por sus escla-¡ahem! Guardias listos para dar su vida a su “madre de dios”.
—Bueno, creo que tenemos que pelear.— Un suicida de los guardias saca su espada osadamente viendo de reojo al los otros titanes, éstos buscaban su comida como perritos falderos, que hasta en cierto punto ya tenían cara de «Regresen aquí, hormiguillas de mierda~.»
—¡¿Estás loco, Joseph!? ¡Nos van a asesinar!—. Y no faltaba el típico wey de querer hacer las cosas "pacíficamente". Aunque de otro modo se puede decir, con miedo.
—¡Bueno, al menos hay que morir con heroísmo, ¿no!?
Ahora los que estaban a su alrededor, por más tonto que sonase en el "líder", le hicieron el maldito caso de macho pecho peludo. Al menos la reina estaba orgullosa de que sus guardias fueran unos completos idiotas para después darse la vida del típico cliché, «¡Larga vida al rey!» Pero en esos casos sería: «¡Larga vida a la reina!».
—¡GROAAAAGH!
El grito se intensificó al ver un titán pasarse de inadvertido por los rumbos donde estaban los barcos, la gente al ver eso, no pudieron evitar sentirse tensados quedándose en shock, mientras que estos gritaban en sus interiores a Kami-Sama por sus vidas y que tuvieran “misericordia”, en el otro lado donde estaba una colina, un joven de aproximadamente 15 años, presenciaba todo desde arriba, viendo como su “padre” devoraba con sazón a cada uno e insignificante humano se le atravesase en el camino, hasta inclusive destruía las casas, viendo en el interior de estas si habían muestras de con o sin vida. Sin embargo, no contaban con que alguien más fuerte que su progenitor, fuera a por ellos.
—Realmente esto me comienza a dar asco.— Susurra el joven de cabellos rizados caídos y rubios, con deje de aburrimiento sin expresar lo que tenía frente a sus ojos, como si para él, ya era algo que en verdad iba a pasar, preparándose mentalmente para lo que venía a continuación después de que su “progenitor” se convirtiera en un Titán. —“Tampoco entiendo realmente a las personas, el porque gritan si en un sismo tienen que estar calmados.— El titan de 18 metros le arrancó la mitad del muslo al pobre caballo de la realeza, comiéndoselo gustosamente el come hombres. —Retiro lo dicho.”— Al parecer ya vio el porque la mayoría es tan... así (7-7).
Otra pisada, dos pisadas, y más pisadas pesadas se hacían presentes en el lugar donde estaba el joven de cabellos rubios, sabía que lo que se aproximaba era un titán normal, dependiendo de las grandes y fuertes pisadas que ponía, eran de uno de 7 metros. Le valía igual de todos modos ya que no de inmutaba de su lugar, tenía una inexpresiva carota al estilo Saitama, siguiendo con su mirada a donde se dirigía su padre, en vez de estar poniendo su mayor atención a lo que se le acercaba por detrás. La titán fémina sonrió al lo Tails Doll, mostrando por las comisuras de su boca una cuanta saliva que ya se estaba imaginando el sabor del pequeñajo humano, lista para dar su primer bocado del menú, estira su manopla izquierda para agarrar al inofensivo chico que no hacía nada al respecto de ello, sin perder la oportunidad, lo agarra bruscamente aún teniendo esa sonrisita que te cagas. Sin embargo, no logró su cometido, borrándole esa psicótica sonrisa de su rostro.
—Oye, no es por ser un metiche pero...— ¡¿Cómo carajos llegó ahí!? ¡En el hombro de la mujer titán! La mujer titán, al cliché del anime con su cámara lenta, se estaba preparando para darle otro agarre al humano quien osadamente se atrevió a disque “subestimarla”, pero como fue muy lenta, el muchacho joven sólo pudo pronunciar: —Esos no son modales de una dama.— Y como sí fuera de lo más épico y copión, la acabó al estilo Saitama de One Punch Man. Aunque también usó sus poderes Psíquicos para poder acabar con todo de ella. —Cielos, este día no puede ser peor.— Y como si Kami-Sama oyera sus plegarias, hizo lo contrario y muchos más titanes grandes entraban por el Muro María. Sólo pudo maldecir con serenidad. —“Carajo.”
Ahora, su vista se desvió entre toda la gente y la reina, quien por muy mariconada que sonase, los guardias la dejaron en favor a las demás personas, quienes ellos no la ayudaban para nada siquiera siendo un rango mayor que los aldeanos. Su vista se volvió nula y sombría, pensando futuramente lo que iba a hacer, lo cual prontamente no se arrepentiera para nada. Alzó la vista decidido, con una faceta de determinación y con sus rasgos faciales se miraban con detenimiento. Sin esperar más, voló hasta un techo de una de las tantas casas ya quemadas por la destrucción que hicieron los titanes. Miró como uno lo miraba fijamente, obviamente supo que era un anormal como su dichoso padre ya que corría a lo diva hacia él. Sin perder tiempo, se concentró, olvidando por completo todo lo que le pasaba a su alrededor, ya teniendo la mente en blanco, abrió sorpresivamente sus ojos teniendo un frío y tenue color azul intenso, cuando ya se dio cuenta después, estaba siendo agarrado por el titán anormal desesperadamente, no contó el otro de mente nula que un rayo lo atravesó al estilo Thor de Ragnarok, cuando la verdadera causa era... Que el menor de los menores, se había convertido en titán.
Su tamaño era de unos 10 metros de altura para tener menor de edad, aunque en realidad no lo ha desarrollado por completo por sus faltas en los entrenamientos. Juró que algún día vengaría por su autoestima, siendo humillada involuntariamente por ambos padres que le dieron la vida a un insignificante mocoso. Su cabellos rubio aún seguía ahí, sólo que al momento de transformarse se le vuelve un poco más largo hasta por los antebrazos. Sus ojos aburridos azules, los tenía levemente rasgados como si de un animal se tratase esperando impacientemente una pelea al tener una mirada.. llena de estoicismo. Su cara facial, cambiando drásticamente como sus orejas puntiagudas, aunque su mandíbula de encontraba entre medio de los dientes y colmillos (¿así ó más a la copia de Eren?). Bueno, el caso es que ya estando en su transformación, podría reventarle las pelotas a su viejo “hiperactivo”.
¡Geralt al rescate! ¡Allá va! Decía en sus fantasías que de vez en cuando imaginaba de pequeño, no fue así.
Creo, que los titanes no fueron las únicas personas que lo vieron venir. Ya que las personas normales vieron también ese rayo rojo con tenues colores de anaranjados cayó directito al suelo, pensando que era una señal de Dios. Tuvieron que creersela para no caer en cuenta del caos que estaba por su estadía. O simplemente deberían fingir estar muertos para así pasar de inadvertidos, de todos modos, vivos o muertos, se los tragarían los Titanes del pacífico.
El piso comenzó a temblar, llegando a un punto en que las casas e iglesias la pequeña “ciudad”, se caerían los restos del material, aunque para Geralt, esa era la idea. Aún en su forma de titán que ya le empezaba agarrar ritmo a lo punk y estando todavía consciente de sus acciones, piensa:
—“No dejaré que quite descendencia a estas pobres personas.”— Después de pensar eso con enojo, corrió más rápido y furioso (xD) hacía donde estaba su padre, donde él ya estaba en la mera orilla donde se encontraban las demás personitas, comiéndoselos con la mirada, para las hormiguillas no les parecía para nada chistoso que de los estuviera desnudando.
La pobre reina era la que estaba justo enfrente del gran Titán quien no dejaba de mirarla, como diciendo: «Tú eres la siguiente.» ¡Y justamente, la pinshi vieja gritó a los cuatro vientos! Sí no fuera por eso, llamó a los tantos demonios que rondaban por la aldea, y las miradas de los demás era una cómica, algunos la fulminaban y uno que otros estaban rezando.
—Santa María madre dios, ruega por ella y por nosotros los pecadores.— Algo así, sólo que busquen el traductor en Japonés y ahí ya sabrán, pero imaginenselo con el coro épico, ya que la gente estaba rezando por ir muy pronto al cielo.
Dios, este día tendrás una gran fila en tu lista de fallecidos, probablemente algunos vayan al infierno por hacer más pecados que de costumbre. En fin.
El titán anormal aún miaraba a todos los aldeanos con una mirada loca e indescriptible, sonriendo todavía con macabro, la gente comenzó a asustarse cuando estaba acercándose. Pero un golpe en su mejilla le detuvo la acción del otro titán, ¡Geralt nuevamente al rescate! Gruñó, o más bien, ¡gritó!, la bestia indomable de cabellos rubios al descargar su ira estando aún consciente de sus acciones, y para los ojos humanos, no se lo esperaban. Especialmente, a la reina.
El Titán de ojos azules, tomó posición de batalla, preparándose para lo que venía, viniendo con todo. La reina del muro María estaba quedando impactada y shockeada.
—“¿Un Titán, batallando con otro titán?”— Esa respuesta no pudo ser respondida, ya que otro golpe, pero de parte del Titán anormal le propinó al otro, sabiendo el mayor con quien se estaba enfrentando, a su propio “hijo”. La gente no sabía el porque ambos titanes se miraban retadoramente, la mujer mayor no tendría que perder su oportunidad en mandarlo a la historia para las siguientes generaciones. Era, la batalla del siglo.
Ambos corrieron en su misma dirección del oponente, sin embargo dejaron una gran ventisca que hubieron mucha gente salir volando por todo el lugar, hasta que algunos eran muy suertudos y se agarraban con cualquier cosa. Los demás estaban todavía impresionados por como llevaba la pelea.
Siendo así, el titán mayor no dejaba que otro de menor estatura le dejara darle golpes, por lo que a veces esquivaba y analizaba lo suficiente como para contraatacar con Geralt. Éste no se rendía por lo que le daba también patadas e intentaba jugarla, pero simplemente estaba perdiendo energías y eso lo estaba poniendo en desventaja. Aprovechando eso el titan anormal, le dio un fuerte puñetazo en la mejilla, mandándolo a volar un poco chocando con los hogares ya quemados en cenizas, la gente gritó nuevamente al ver el otro titán diferente, quien éste sacaba vapor entre su cara y boca.
¿Ahora qué pasará con ellos? ¿Será el fin del mundo...?
—¡¡AHHHHHG!!
Un fuerte grito los hizo reaccionar, incluyendo al otro titán mayor quien estaba dirigiéndose nuevamente a la gente para comérsela, no contó con que unos dos golpe de su estomago fueran dirigidos por el titán menor, levantó su mano en dirección al otro, haciendo que éste levitase por completo, después de eso, acto seguido empuñó su mano apretándola con todas sus fuerzas de Yedai, aprisionando también al pobre que no lo dejaba respirar.
*¡Plagh!* Lo único que la gente vio ese día, fueron: salvación, misericordia, impotencia y extrañeza al ver a un titán, oponiéndose a los de su misma especie.
Después de haber acabado con él, giró su cuerpo y talones al mismo tiempo, teniendo todavía su faceta de seriedad mirando como los demás Titanes se acercaban al lugar de la antes pelea que dieron. Nuevamente se puso en guardia, teniendo una mirada sorprendente de la reina, ésta no dejaba de ver con asombro a ese Titán un tanto peculiar, por defender a la humanidad. Definitivamente tendría que estar en los libros de historia para en algún futuro.
Pero, no todo fue muy bonito en esa época, y muchas personas sabían eso del porqué no lo fue.
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