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La pequeña Mina corría para alcanzar un columpio. Los demás niños, incluida Momo, fueron a almorzar pero ella era inteligente; comería en los columpios.

No se dió cuenta que la pequeña Nayeon venía detrás de ella siguiéndole el paso para llegar a los columpios antes que los demás.

Lastimosamente para Nayeon, Mina llegó antes al columpio rojo, dejándola en tristeza que Mina por primera vez notó cuando volteó hacia ella.

- Tómalo - apuntó levantándose para irse al columpio de al lado. Nayeon la miró desconcertada, ningún niño o niña hace eso.

Igual no se resistió y empezó a comer ya sentada, meciéndose levemente para no tirar su comida. Era un simple sándwich y un jugo de durazno que probablemente su mamá compró en la tienda barata del señor gruñón, igual estaba bueno.

Mina llevaba diferentes frutas y agua, se durmió tarde y su padre dijo que si no empezaba a dormirse temprano eso le tocaría. ¡Ella también quería sándwich o algo parecido!, aunque las frutas también están buenas.

Volteó al lado fijándose que Nayeon la miraba directamente con una expresión que no pudo reconocer.

- Soy Mina - puso su manita en su boca para que no se escapara nada de frutas masticada, como su papá le enseñó.

- ... Soy Nayeon - y devolvió la vista a su sándwich, dando entender que la conversación terminó.

- ¿Te gusta el rojo? - pero para Mina la conversación no ha terminado.

- Sí, es uno de mis colores favoritos, ¿y el tuyo? - dió un mordisco a su sándwich tratando de no mancharse, esta vez nos quería un sermón de su madre por dejar la camisa hecha un asco.

- Es el azul y el naranja, porque el cielo es azul y la fruta naranja es de color naranja... y la naranja me gusta - sonrío mostrando una naranja ya sin cáscara.

- Oh... A mí me gusta el rojo porque un día me caí y la sangre era roja, en esa caída encontré un dólar el cual era verde, por eso el verde también es mi color favorito - asintió satisfecha de su decisión mientras Mina le tendía la mitad de la naranja.

Nayeon tomó el pedazo extrañada, nadie le había dado eso antes, ni siquiera en su antiguo kinder. Pensó un poco. ¿Por qué ella no le regalaba un pedazo de sándwich?. Intentó cortar por la mitad, tratando de que las verduras se cortaran igual. Satisfecha de su trabajo, se lo dió a Mina a quien le brillaron los ojitos.

A ella en serio le gustaba el sándwich. Nayeon se dió cuenta de ello.

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