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La pequeña Nayeon miraba de su padre a su madre, viéndolos curiosamente por cómo se miraban.

Habían hablado sobre algo de ¿tivolcio? Sí, tivolcio, eso habían estado hablando cuando ella bajó de las escaleras.

No los entendía pero tampoco quería, sólo tenía en mente que la llevarán a la fiesta de cumpleaños de su amiga Dahyun.

Su mamá le prometió llevarla y ella estaba emocionada.

¡Mina estaría ahí! ¡Y Mina es linda!

- Si pues... ¿Ya terminaron? Quiero irme ya - dijó importandole poco la mirada enojada de su padre.

- Sí, sólo voy por las llaves del auto y te llevo Yeon - asintió a las palabras de su madre para luego mirara a su padre.

- ¿Y tú a dónde irás, papá? - el hombre se tensó, cosa que no fue desapercibida por la mujer mayor

- Iré a con unos amigos a pasar el fin de semana. No me esperen en la noche - dijo tomando su abrigo posiblemente para lavarlo y tenerlo disponible para su noche.

- Ni que quisiéramos - y no fue la madre quien contestó, fue la misma Nayeon tomando la mano de su madre, la cual evidentemente intentaba tapar una sonrisa.

Aunque Nayeon iba muy sonriente por emoción de ir y eso alegraba más a su progenitora. La pequeña nunca se alegraba tanto por convivir o ir a algún lugar que no sea su propia habitación, eso era un avance.

Aunque ya se imaginaba la razón de su emoción y estuvo en lo cierto cuando felizmente Nayeon dejó su mano para ir con una niña y abrazarla al llegar.

Ni un adiós le dijo la mocosa que tiene de hija.

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