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Una recién adolescente esperaba con gran fervor la hora en que llegara su mejor amiga a su casa por su cumpleaños.

Im Nayeon, con sus recién doce años, ni siquiera se tomó el tiempo de saludar a los conocidos de sus padres, simplemente los ignoró y se quedó en la puerta esperando a la invitada más requerida por ella.

- Nayeon, ya llegará. Entra y recibe a tus invitados - su madre intentó hacerla, por lo menos, meterse a la casa pero Nayeon sólo la miraba de arriba abajo mientras la ignoraba - El padre de Mina dijo que en un rato más vendría - intentó con otra cosa.

- ¡Mentira! ¡Mina me dijo que en la cuadra completa estaban sin señal por unos problemas! ¡No pudiste hablar con él! - Nayeon le descubrió la mentira, y no estaba muy feliz - ¡Mientes a como respiras! ¡Ni siquiera son mis invitados, son tuyos! - había estado más irritante.

Y la señora Im la entendía, Nayeon estaba muy enojada y amenazante por el aviso que le dió de que su mejor amiga tendría que irse a Japón por tiempo indefinido.

Nayeon no quería que Mina se fuera a otro país.

- Yo espero a Minari, tú ve con papá - su semblante cambió completamente a uno desganado mientras esperaba. Hizo una seña a su madre y esta asintió yéndose.

Nayeon pudo verla besando a un hombre y luego hablando con él, su padrastro. A Nayeon no le molestaba, siempre miró a un buen hombre allí que no se metía con ella más de lo que debía. No como su padre biológico, el cual apenas veía una vez al año.

Un auto paró frente a su casa y eso pudo alegrar completamente a Nayeon, aunque Mina salió con una pequeña mueca.

Ambas habían estado, esos días, desganadas.

Nayeon sólo pudo acercarse y abrazarla para darle un besito en la mejilla como acostumbraba desde que su madre la castigó sin televisión cuando seguía dando besitos en los labios.

- Reina Nayeon - le susurró Mina cuando estuvieron en un abrazo.

El padre de Mina, sin querer interrumpir, salió del auto y se adentró a la casa para observarlas desde adentro para no dejarlas sin supervisión.

Nayeon simplemente tomó la mano de Mina para adentrarse a la casa y querer ir a su habitación.

- Reina Minari, vamos que tú no eres como otros invitados como para quedarte en la aburrida fiesta - le dijo sin importarle mucho que las demás personas escucharan.

Más específicamente la hermana de su padrastro que siempre la miró mal desde cuando la miró besando los labios de Mina por accidente frente a ella. Nayeon se pregunta '¿Qué le importa?' cuando ve que aquella mujer la mira desde lejos.

Llegaron a su habitación donde Mina, un poquito más animada por las palabras de Nayeon, empezó a acostarse en la cama para ver que Nayeon hacía lo mismo a su lado, pero la coreana pasó un brazo por arriba de su estómago como abrazo.

- No me quiero ir - fue lo primero que Mina dijo después de quedarse un poco allí en silencio, un silencio inusual porque siempre estaban hablando.

- Yo tampoco quiero que te vayas - confesó Nayeon abrazando más a la japonesa a su lado.

- Ni siquiera conozco a mi familia de allí, no me gusta. Papá dijo que sería menos de un año pero no le creo - Mina podía tener once años pero no era nada fácil de engañar.

Sí había escuchado a su padre decir que no estaba muy seguro, junto a su madre. Ambos no lo sabían, y por lo tanto, Mina tampoco.

- Te voy a dar algo - Nayeon se levantó para ir al armario pequeño que tenía en su habitación.

- ¡No es justo! Es tu cumpleaños, yo debo darte un regalo - Mina empezó a quejarse porque ahora recordaba que el regalo estaba en el auto - Voy por él - se levantó yéndose de inmediato.

Nayeon no se preocupó mucho porque Mina ya sabía como llegar a su habitación sin problema.

En menos de un minuto Mina regresaba corriendo con una bolsa de regalo en su mano y una mirada consternada en su rostro que Nayeon solo pasó por alto cuando Mina le sonrió.

- ¡Feliz cumpleaños, mi reina Nayeonnie! - Nayeon no podía ver que era lo que motivaba tanto a Mina de estar con ella como mejor amiga, pues ni Tzuyu, Sana o Momo, la soportaban más de quince minutos cuando estaban juntas.

Incluso Dahyun, que era tranquila y paciente, no la soportaba mucho más de media hora.

Mina era especial.

- ¡Un hámster! - sí, Mina le había regalado una mascota.

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El internet inestable me tiene tan estresada.

Incluso no puedo escribir en wattpad y tuve que tomar la aplicación de notas para escribir.

¡Pero bueno! Faltan menos de cinco partes para acabar esto, ya he estado terminando varias historias y esta será una de ellas.

Nos vemos <3