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Nayeon no podía entender cómo era que tantos adolecentes podían emocionarse con la llegada de nuevas personas, pues le era innecesario compartir con personas nuevas cuando ya tenía a las actuales amigas de siempre.

Entendía que eran estupidos, hormonales, patéticos y tal vez un poco, muy, irritantes en todos los aspectos. Nayeon entendía que no podía estar con ellos porque ellos no la entendían.

Ellos no la vieron llorar por la partida de su mejor amiga.

Ellos no la vieron queriendo escabullirse a la antigua habitación de su mejor amiga por curiosidad.

Tampoco la vieron cuando fue arrestada por invasión a propiedad privada, pero eso está resuelto.

Ellos no la vieron llorar cada vez que su hámster, el regalo de su mejor amiga, parecía desanimado y Nayeon pensaba que moriría.

Ellos no la vieron cuando en verdad su hámster murió y lloró muchísimo porque era lo único que tenía de su reina.

Un asunto de niñas, llamándose 'reinas' entre ellas porque se sentía bien y ambas eran alegres con eso. Nayeon nunca pensó que hasta con eso soñaría de lo que extrañaba a aquella japonesa pelinegra.

Nayeon solamente no podía creer que sus amigas le decían que se interese en alguien. Ella llora cada vez que recuerda a Myoui y eso no es sano en ninguna relación, ni siquiera en la amistosa. Simplemente no le interesa tener a alguien de esa forma, no ahora.

Nayeon tuvo esperanzas siempre, que cuando Mina se fue, regresará en poco tiempo. Cada vez eran menos las esperanzas hasta que entró a preparatoria y se decidió por no esperar más.

No ocultó más su disgusto por las personas, ni tampoco su impaciencia en todo. Sus insultos no se los guardaba en la mente y tampoco se mordía la lengua al hablar. Decía lo que pensaba, sea hiriente o no.

Su madre y padre (padrastro) parecían lidiar con ella de la mejor manera posible pero Nayeon sólo los escuchaba totalmente y luego los ignoraba.

Su madre siempre la apoyó, incluso ahora para que salga adelante con mejorías en su personalidad, pero Nayeon seguía reacia y disgustada.

No sabía cómo la soportaban sus amigas, tal vez porque entienden que la partida de Mina le había dolido y la había cambiado por completo.

O tal vez porque le tienen pena.

Nayeon no sabe.

Tampoco sabía porque se sonreían entre sí cuando entraron a clases, pero lo supo cuando al día siguiente pudo verlas con alguien nuevo, sentadas en la cafetería mientras charlaban.

Y que nuevo, si era Myoui Mina riendo con una de sus sonrisas que muestran las encías y ocultan un poco sus bonitos ojos.

La misma sonrisa que le dedicó a Nayeon, la cual solo pudo quedarse estática en la entrada de la cafetería y no se dió cuenta cuando Mina había avanzado hacia ella.

- Mi reina Nayeon - hizo una reverencia exagerada con una gran sonrisa, que no pudo ser correspondida por Nayeon porque seguía sin ninguna emoción en su rostro y un vuelco en su cuerpo completo.

Mina regresó...

Y seguía tan bonita.

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