ꨄ︎ _____ 𝙲𝚞𝚛𝚒𝚝𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚙𝚒𝚗𝚐𝚞𝚒𝚗𝚘𝚜
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Hirai Momo, la pequeña niña pelinegra con flequillo corría en busca de su amiga Mina, la cual le contaría un súper secreto, muy escondido de ella.
- ¡Mina! - gritaba hasta que la encontró sentada en un árbol bajo - ¡Mina! - volvió a gritar para correr hacia ella y verla estática, como un robot esperando órdenes, por ella era una niña esperando el secreto.
- ¡Ven, Momori! - exclamó en un susurro Mina, invitando a Momo a subir a la rama junto a ella.
- ¿Qué? - contestó susurrando Momo con curiosidad por lo que sea que Mina le quiera contar. La pequeña Hirai se subió a la rama con dificultad y miró a su amiga con atención.
- Me gusta alguien - le confesó haciendo a Momo jadear y verla con los ojos muy abiertos.
- ¿En serio? A mí también - confesó la pequeña Momo sonriendo.
- Lo sé. Te gusta Dahyun - se le notaba. Mina la miró esperando que Momo también adivine a la persona que le gusta pero no lo hizo - Me gusta Nayeon - confesó de nuevo en un susurro mientras se lo decía en el oído a su amiga.
Momo al miró con el ceño fruncido. La niña a la cual le regaló su peluche para que no llorara no le cae muy bien, porque ya no se lo devolvió.
- Hola, Mina - hablando del diablo, Nayeon llegaba ocasionando lamentablemente que Mina saltara en su asiento y callera raspándose sus rodillas al caer al suelo - ¡Mina!
La pequeña japonesa se quejaba en el suelo mientras intentaba contener algunas lagrimitas que amenazaban con caer, no llorará en frente de Nayeon, no cuando recuerda que le gusta.
Momo fue con la profesora para que ayude a su amiga mientras Nayeon tuvo una idea mejor.
- ¡Auch! - se quejó Mina cuando en su rodilla alguien puso algo, se dió cuenta que era un pequeño curita de pingüinitos, Nayeon lo había colocado cuidadosamente en su herida más grande.
- Ya está, los demás solo son raspones pequeños - aseguró levantando a Mina.
- ¿Por qué de pingüinitos? - preguntó la japonesa cuando volvió a ver el curita.
- Me gustan.
- Tú te pareces un conejo.
- Lo elegí porque me gustan los pingüinitos y tú te pareces a uno, Minari.
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