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Mina estaba tratando de hacer lo mejor posible su dibujo, su manita se movía haciendo que el lápiz pintara la plana hoja de papel.

Dibujaba a su familia, su padre, su madre y su perrito, incluyó a Momo porque le sobraba espacio.

Le seguía sobrando espacio. Dibujó a Tzuyu y a Sana, estas dos hablaban entre sí y seguían haciendo su propio dibujo de sus familias.

- Me gusta el llavero de perrito que tienes en la mochila - confesó Tzuyu mirando el pequeño llavero.

- ¿En serio? A mí también me gusta - a eso Momo replicó.

- Hace rato decías que te irritaba, no te gustaba - Sana la mataba con la mirada y Mina trató de no reírse porque Momo seguía pintando como si nada hubiera pasado.

- Pues ahora me gusta - Momo asintió y la ignoró, estaba en serio concentrada en que su perrito Boo dibujado no tuviera más patas de más, le había puesto cinco patas antes y ahora intentaba contarlas para que no se pase ninguna.

Mina volteó a ver un color café que se cayó y una mano que trataba de alcanzarlo. El color estaba más cerca de su silla así que solo se inclinó lo tomó.

Rápidamente la dueña del color quiso pelear.

- Oye, eso es m-...

Mina le tendió el color acompañado con una sonrisa, eso logró callarla.

Mina, cuando se dió cuenta que no tomaba el color, hizo énfasis en el sacudiendolo un poco, eso hizo a la niña tomarlo y solo girarse sin decir nada.

La pequeña Mina pensó que era tímida... Y muy bonita.

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