XIX
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LXS AMO 👹
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-Si tu me dejas- Ni-ki miró a Sunoo -te voy a demostrar todo lo que estoy dispuesto a hacer por ti- sus manos bajaron de sus muslos hasta sus tobillos descalzos al igual que sus pies.
Con cuidado bajó sus labios hasta su tobillo donde besó suavemente su piel.
No hubo palabras, solo acciones.
Cuando Sunoo posó la punta de su pie izquierdo en el hombro de Ni-ki y empezó a empujar suavemente hasta el suelo, vio que Ni-ki bajó ante el suave empujón.
Llegando hasta el suelo, Ni-ki acababa de hacerle una reverencia, cediendo totalmente su control a Sunoo.
Ni-ki era un alfa dominante, pero era dominado por Sunoo.
-¿Cambiarás esas aburridas cortinas que están en casa?-preguntó Sunoo haciendo que Ni-ki vuelva a estar de rodillas.
-Sí, las cambiaré cada día de un color nuevo para que no te aburras del mismo- con sigilo se paró y con mucha delicadeza se posó entre las piernas de Sunoo, empujando un poco su cuerpo hasta estar encima de él.
Sus rostros se acercaron, hasta estar a escasos centímetros uno del otro.
-Estoy enfermo- Sunoo supo a donde iba todo eso.
-Tengo buenas defensas- y sin poder esperar más, sostuvo su cintura con ambas manos y plantó un beso suave en sus labios.
Sus ojos conectaron unos segundos antes de que el beso se profundizará, Sunoo llevó sus manos hasta abrazar su cuello, cerrando sus ojos mientras sud labios empezaban una pequeña danza.
Sus labios se movían con cautela y lentitud... Un par de minutos, entonces el cuerpo de Sunoo empezó a estremecerse.
Su fiebre había vuelto.
-¿Te duele algo?-Ni-ki se separó preocupado mientras veía a Sunoo retorcerse un poco abajo de él.
-No... solo... tengo calor- ahora no sólo su nariz estaba roja, también sus mejillas y un poco de su frente.
-Ya vengo- sacó de una de las bolsas que trajo una compresa fresca sin llegar al punto de estar fría y acomodando a Sunoo la colocó en su frente, tratando de que la fiebre bajara.
Mientras la compresa estaba en su frente buscó entre los medicamentos que trajo y sacó una pastilla de ibuprofeno de 600, ideal para dolores internos y fiebre alta.
Le pasó un vaso de agua, observando que tome todo el líquido junto a la pastilla y se quedó a su lado, en esa pequeña cama en aquel departamento.
-¿Quieres volver a casa?- preguntó Ni-ki cuando el medicamento ya había hecho un poco efecto.
-Sí... aquí es aburrido- aprovechó que Ni-ki estaba acostado al lado suyo para abrazarlo.
-Entonces vamos, ya llamaré a alguien para que lleve tus cosas- Ni-ki no perdió el tiempo, cargó en brazos a su omega, aspirando su tan embriagante aroma y cubriéndolo con una manta, lo subió a su nuevo auto, conduciendo con él encima hasta llegar a casa, donde del mismo modo bajó y lo subió, sin despegarlo de su lado.
-¿Te quedarás conmigo?- Sunoo habló jugando un poco con la corbata de Ni-ki.
-Sí, toda la tarde y toda la noche- se refería a no dejarlo solo mientras esté enfermo.
Sunoo, por su parte, quería probar algo.
-Ven aquí- pidió con una voz suave, palmado el otro lado de la cama donde él estaba.
Ni-ki obedeció, algo (muy) nervioso porque sea lo que estaba pensando.
Sunoo nunca había dormido arropado, ni acompañado, siempre despertaba con miedo, aún cuando vivía con su abuela, tenía su propia habitación, siempre había estado solo.
Así que cuando Ni-ki se acostó a su lado, se acomodó entre sus brazos, algo que pocas veces había hecho con alguien.
El alfa, por su parte, rodeó el pequeño cuerpo del omega y sus manos se guiaron delicadamente a su cintura.
-Buenas noches- dijo Sunoo desde su lugar.
-Buenas noches...- Ni-ki respondió, aunque eran las 4 de la tarde.
Ni-ki, desde que se fue su hermana, no había dormido acompañado, él era totalmente seco ante el toque, más que no importarle le disgustaba, pero por alguna extraña razón, que cualquier parte de su cuerpo sea tocado por las pequeñas y delgadas manos de Sunoo, era tan reconfortante.
Se quedaron así un rato, hasta que Sunoo se durmió entre los brazos de Ni-ki quien no podía dormir, con miedo de que la fiebre de Sunoo empeore o en algún momento necesite algo.
Puede que Sunoo haya caído por Ni-ki primero, al ver toda esa atención tan especial que le daba, al reconocer el trato que le daba únicamente a él.
Pero Ni-ki, oh, él había caído muchísimo más fuerte por Sunoo, hasta el punto de que todo su mundo ahora giraba ante el omega de cabellos rosados y aroma embriagantemente dulce.
Ahora que Sunoo sabía la verdad de Ni-ki ¿Qué ah de pasar?
Cami~
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