El niño tenía las mejillas rojas cuando el joven de unos 15 le dió su gorra para calmarle el llanto

-No llores niño, me dices tu nombre?

-Su... Sumihiko...

Susurró casi en un puchero, y a Genya le pareció bonito

Pero más bonito se veía él a los ojos del niño, que no dejaba de mirar su sonrisa, tenía colmillos, como los gatitos, y sus ojos eran morados si los mirabas de cerca, el niño, a su corta edad, estaba experimentando lo que era tener un Crush por primera vez

-Pasa algo?

El niño tomaba la gorrita y se la ponía en el pecho, mirándolo

-Oiga... Usted...

-Hm?

-s-Se casaría... Conmigo?

El chico se puso como un tomate al ver los regordetes cachetitos del niño que lo miraba con cariño, y por su mirada, sentía que si le decía que no iba a llorar, y si él lloraba, probablemente lloraría con él porque no sabría que hacer...

-... Si... Te prometo que me casaré contigo

Los ojos del niño se iluminaron

-De verdad?

-Si... Me casaré contigo cuando ambos seamos mayores y tendremos una boda muy muy bonita

El niño rojito se abrazó fuerte del joven, y este solo lo abrazó hasta que vió una mujer correr hacia él

-Sumihiko! Por Dios!... Gracias jovencito, tu nombre?

-Genya..  Solo hice un favor, él es un niño muy tierno señorita

-Oh cariño, solo dime señora, y muchas gracias por cuidarlo de nuevo

-Mamá! Mamá! Él va a casarse conmigo!!

-Oh cielo santo cariño! Me alegro tanto por ti

Dijo la señora llevándoselo, y Genya quedó con la sensación de que no olvidaría muy pronto a ese niño

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-Hola! Estás?

-Sumihiko

Dijo para acercarse a él y besarlo, mientras el pelirrojo le quitó la gorra de policía

-Gracias por venir a dejarme la comida a la estación, creía que ibas a dormir todo el día

-Llevamos un mes de casados, dejame sentir como una esposa dedicada

Genya rodó los ojos y volvió a besar a su marido

Hay promesas que vale totalmente la pena recordar y cumplir