Albedo
Así es, el primero es Albedo.
El one shot está largo, son 2757 palabras sin contar este aviso.
Si la personalidad de Albedo no cuadra tanto, discúlpenme, aún tengo que acostumbrarme, daré lo mejor de mí.<3
El hecho de que tenga una visión cryo no significa que sea inmune al frío...
Un murmuro salió de tu boca con un tono molesto, adentrarte en Espinadragón es apenas el inicio de tu aventura. No habrías decidido venir a este lugar si no fuera por la creación de tu nueva obra; "el corazón del principe de hielo se ve conmovido por la cálida heroína". Incluso suena como un título cliché y demasiado largo, en tus opciones también estaba viajar a Snezhnaya, pero queda demasiado lejos para tus posibilidades y el plazo de entrega que tienes para entregar el primer manuscrito de la historia.
Poder controlar el elemento cryo es un pro, sin embargo, no sabes cómo hacerlo debido a que ha pasado poco tiempo desde que obtuviste tu visión. Así que los hilichurl y fatui siguen siendo un problema del que debes tener mucho cuidado, sumándole el hecho de que Espinadragón no es el lugar más seguro que digamos.
No estás confiada y nada preparada, estás teniendo cuidado al caminar y tratando de no hacer mucho ruido para no llamar la atención de esos monstruos molestos. Mientras más avanzas, con cada paso que das sientes como el frío se apodera de tu cuerpo, debes de tener la vista al frente y al mismo tiempo prestar atención a donde caminas; esto definitivamente te está cansando y no solo de manera física. La premisa de tu novela se basa en la vida de la heroína que vive alejada en la parte más peligrosa del reino helado, por lo tanto Espinadragón es ideal en este momento.
Paraste en seco cuando tus ojos se encontraron con un trío de hilichurl, te escondiste detrás de una piedra pensando en cómo seguir. Ese camino es el único que hay para seguir si es que no quieres dar la vuelta y rodear toda la montaña.
¡Por un demonio, lo que faltaba!...
Eres una escritora, no ningún tipo de aventurero con experiencia en combatir, arriesgarte no está en tus planes.
Diste media vuelta regresando por tus pisadas, no querías hacer más ruido. Pasaste tu mochila hacia enfrente de ti para buscar algo que te quitara todo el frío que tenías, no podes ni gozar de la suerte de encontrar a un seelie cálido; así de mal te está yendo hoy.
—Voy simplemente a rendirme, regresaré a casa y mandaré a mi editor a la... —suspiraste.
Un ruido de molestia salió de tu boca, comienzas a irritarte.
Para empeorar tu situación los hilichurl te escucharon y comenzaron a perseguirte, empezaste a correr.
—¡Tengo una maldita visión y no puedo usarla! Este es un maldito infierno...
Te quejaste mientras corrías; frío, molestia, miedo y frustración fueron las emociones que se combinaron en ti. Paraste cuando dejaste de escuchar a los hilichurl, estabas tan concentrada en huir que no pusiste atención a tu alrededor.
Al caer de rodillas en la nieve te cubriste de la misma, intentas respirar bien, pero el aire helado está entrando a tus pulmones y se te dificulta respirar bien. Miraste a la persona que te salvó, estatura promedio, cabello rubio y unos ojos hermosos que te cautivaron, eran como aguamarinas brillantes. Él se acercó a ti guardando su espada, se agachó para poder inspeccionarte mejor.
—Es muy probable que no te encuentres bien, esos hilichurl no te hirieron, pero debes de tener mucho frío —te ayudó a levantarte.
—Eso... Muchas gracias —respondiste con dificultad.
—No es nada, tengo un campamento por aquí cerca. Te daré una bebida caliente y puedo hacer carne a la jardinera para que entres en calor.
Normalmente te habrías negado, pero estás casi muriendo que no podías sólo decir que no. Lo que más te llama la atención es el tono calmado en el que pronuncia cada palabra, una pequeña sonrisa apareció en tu rostro; querías inspiración para escribir, y aunque terminaste irritada por todo lo sucedido, ya tienes material para comenzar el prólogo de tu historia.
Lo seguiste hasta su campamento, a juzgar por los materiales y utensilios, este chico se trata de un alquimista. Te pidió que te sentaras para después colocar una manta sobre tus hombros, tú sólo la acomodaste.
—Espinadragón es un lugar peligroso si no sabes defenderte —comentó mientras cocinaba.
Un ruidito salió de tu boca afirmando a lo que él comentó.
—Lo lamento, debe de costarte hablar por haber respirado aire frío mientras corriste a pesar de que no fue mucho, ¿llevabas mucho tiempo aquí?
No tardó mucho en terminar, te dio la comida y apenas sentiste el vapor una parte de tu cuerpo se calentó. Lo probaste un poco antes de sentir como tu cuerpo recuperaba su temperatura normal, fue entonces que por fin pudiste responder, aunque no era la respuesta a la pregunta que el muchacho rubio hizo inicialmente.
—Esto está delicioso... —murmuraste.
—Gracias, es bueno que te notes mejor ahora.
—En cuanto a tu pregunta anterior, no tiene demasiado que llegué. Estuve evitando a todos los enemigos, pero me vi acorralada en ese momento... ¡Oh! Una disculpa, me llamo _______.
—Yo soy Albedo.
Lo escuchaste con atención.
—Antes de encontrarte escuché que dijiste que tienes una visión.
—Ah... Ya sé para dónde va la cosa. La conseguí luego de tener una pelea con mi familia, al escapar de casa. Ellos se enteraron de que me dedico a escribir y se molestaron. No, no me preguntaste esto, lo siento, pero sí, tengo una visión cryo que aún no se como utilizar.
—No, está bien. Me parece curioso que no sepas utilizar tu visión, escuchar la historia detrás de eso no viene mal.
—¿Qué estabas haciendo antes de encontrarme, Albedo? Aparte de los fatui, creí que no habría más personas aquí.
Comentaste sorprendida.
—Estaba dibujando a esos hilichurl que te atacaron, fue por eso que te pude salvar. Cuando noté que comenzaron a correr fue entonces que te vi y escuché lo que dijiste.
—Ay, encima debí de haberte quitado la inspiración con eso, no sabes cuanto lo lamento —te disculpaste bajando la mirada para poder terminar de comer.
—Puedo recuperar la inspiración en cualquier momento, pero no podía dejar que salieras herida.
Ya no dijiste nada más ante esas palabras, no estás acostumbrada a estás cosas y sigues apenada por los problemas que le has hecho pasar. Albedo tampoco siguió hablando, al terminar la comida tus ojos buscaron un lugar donde poder dejar el recipiente; el rubio alquimista notó esto, indicándote enseguida en qué lugar era apropiado dejarlo.
Al levantarte y que tus botas tocaran el suelo, una sensación cálida invadió tu cuerpo, en definitiva te sientes mucho mejor que cuando llegaste.
—Muchas gracias por tu ayuda, Albedo —quitaste la manta que tenías en tus hombros.
Él volteó a verte.
—No quiero seguir siendo una molestia, debo ir a trabajar y tú también debes de estar ocupado.
—¿Qué harás? —se acercó un par de pasos a ti.
—Voy a tomar unas fotos con mi daguerrotipo, quiero conseguir un poco de argento estelar y pues... Sólo pasar un tiempo por aquí.
Dando media vuelta dejaste doblada la manta encima de la silla donde habías tomado asiento. Acomodaste tu mochila y al voltear, viste a Albedo frente a ti, te sorprendió tanto que diste un leve brinco, más porque se encontraba hablando aunque no lo habías escuchado.
—¿Te incómoda la distancia a la que me encuentro? Puedo alejarme más si-
Interrumpiéndolo, respondiste rápido.
—Lo siento, no no no, estás bien así sólo que me sorprendí un poco. No te escuché antes, disculpa, ¿puedes repetirlo?
—Si no te molesta me gustaría acompañarte, también necesito algo de argento estelar.
—No tengo problema alguno.
Tus labios se curvaron formando una sonrisa, Albedo te devolvió la sonrisa. Ese perfil serio y sereno vuelve a un acto tan simple como sonreír una cosa que se disfruta mucho.
Querías aprovechar la escritura de la novela como una excusa para salir de viaje a algún lugar, a pesar de ello y que tus intenciones no tenían nada que ver con lo planeado en un principio; sientes que encontraste tu verdadera inspiración. Probablemente en la noche te quedes escribiendo hasta quedarte dormida mientras piensas en lo sucedido el día de hoy.
—Será mejor que lleves esto contigo —Albedo tomó la manta que habías dejado y la volvió a dejar en tus manos.
—Gracias.
—Mencionaste que eres escritora por lo cual estás aquí para buscar inspiración, ¿qué tipo de trama tiene esa historia?
—Verás...
Desde ese entonces comenzaste a pasar tiempo con Albedo. La mayoría de veces solía acompañarte cuando necesitabas adentrarte en una aventura. Nunca te negaste porque su presencia te hace sentir tranquila y calmada, para el alquimista no es diferente; también disfruta estar contigo. Disfruta del silencio que hay entre los dos cuando cada quien se ocupa en sus tareas. Cuando escribes el suele ponerse a dibujar, escucharte balbucear distintas ideas sobre la trama de la novela le parece divertido; te concentras tanto que sueles perder la noción del tiempo, es de alguna manera parecido a él.
En las noches Espinadragón es incluso más frío, la brisa de aire se vuelve helada y es necesario más que el fuego de una fogata. Hubo unos días en los que te quedaste unas noches con el rubio, te sentaste en un lugar cálido al lado de una fuente de calor, algo alejada del alquimista puesto que se encontraba experimentando.
Lo miraste de reojo, un suspiro salió de tu boca. Dejaste a un lado el papel y el lápiz que usas para escribir, tus manos agarraron los extremos de la manta para rodearte por completo.
—Albedo —lo llamaste.
Sin embargo te arrepentiste al momento.
—¿Necesitas algo? —preguntó volteando.
Tu cerebro comenzó a trabajar rápido para pensar en una excusa. Puedes decirle que no fue nada, pero le habrías quitado tiempo valioso.
—¿Podemos trabajar juntos?
Fueron las primeras palabras que se te ocurrieron. Los ojos de Albedo expresaron confusión en su totalidad debido a tu elección de palabras, la manera en la que lo dijiste también lo hizo reaccionar de esa manera. Notaste como abrió sus labios para responder, pero los cerró al instante. Tu mente llena de historias no pudo evitar imaginarse un montón de situaciones y posibles respuestas que pudo haber dado, fue entonces que la excusa que tanto buscabas apareció. El muchacho rubio puso atención en tus movimientos, al ver como tomaste el papel y pluma a un lado tuyo, entendió la situación que su mente imaginó; le dijiste eso para que pudieras continuar escribiendo.
La realidad era que desde que te enteraste que Albedo ilustra bajo el sinónimo de Calx, querías pedirle su ayuda contratándolo, sin embargo, te arrepentiste al momento.
Después de esa pregunta era un perder/ganar, las probabilidades de que te rechazara no eran altas, aunque su existencia no quedaban borradas. La manera sutil en que calló sus palabras fueron ganar/ganar para ti.
—¡Eso era justo lo que necesitaba! Muchas gracias, también deberías tomarte un descanso de vez en cuando —recomendaste.
El alquimista dejó lo que estaba haciendo, por sorpresa haciendo caso a tu sugerencia de hace un momento. Caminó hacia ti y se sentó a tu lado en silencio, ni siquiera optó por espiar lo que estabas escribiendo.
—Desde que te conocí mi inspiración está a flote y es excepcional, muchas gracias en verdad, Albedo, por todo.
Lo volteaste a ver, este tenía los labios formando una pequeña curva, sin embargo sus ojos estaban más brillantes que antes.
—Puedo decir lo mismo.
—También deberías de cubrirte del frío, ¿acaso no tienes? Es de las pocas veces que te he visto descansando, uhm... Ven aquí.
Quitaste la manta de tus hombros.
—No deberías de quitarte la manta.
—Está bien, hoy vengo bien abrigada —te inclinaste un poco hacia él.
Ibas a taparlo, pero una mejor idea apareció en tu cabeza. Volviste a acomodarte por ende tuviste que alejarte de nuevo, Albedo reaccionó a esto, no sabe en lo que estás pensando y tampoco es capaz de suponer nada. Miró que palmeaste tu regazo, no pudo evitar reír al comprender lo que está sucediendo.
—¿Quieres tratarme como perro o como gato? —bromeó.
También reíste.
—Los gatos son solitarios y te buscan cuando quieren, pero ganarse su amor es saber que lo hiciste bien. Los perros son obedientes y siempre te necesitan, ¿en qué categoría crees entrar? —le seguiste el juego.
—En la que te parezca más atractiva —respondió de manera suave, casi en un murmuro.
Creíste que había hecho la broma para evadir la propuesta que le hiciste, pero él no es así. Se dio la vuelta y apoyándose en el suelo se recostó en tus piernas. Levantaste tus manos para sujetar la manta y colocarla sobre él.
—Escuché que era cómodo hacer esto, ¿cómo te sientes?
Preguntaste sin mirarlo, escuchaste un suspiro que provocó que bajes la mirada, notando así un brillo peculiar en la mirada del rubio alquimista. Siempre se ve sereno y responde con calma, incluso cuando se trata de bromas, aunque en el tiempo que has pasado aquí casi nunca lo viste descansando; en este momento el semblante que tiene te hizo sonreír. Colocaste tu mano en su cabello y comenzaste a jugar con este. Otro suspiro salió de su boca, este se escuchó más que el anterior. No había respondido a tu pregunta, quería hacerlo, aunque extrañamente había algo que no lo dejaba. En cuanto tus dedos se enredaron en su cabello jugando con cada mechón sintió que su corazón se aceleró como nunca, algo que había estado experimentando desde un rato después de conocerte, pero que hace poco decidió descubrir de que se trataba.
Lo dejaste sin palabras, Albedo sólo quiere quedarse en esa posición un rato mientras disfruta de tu compañía. Una dulce compañía donde no hace falta decir ni una palabra para que se sienta cómodo, no necesita ni escucharte para saber que estás con él.
—Últimamente he estado experimentando —comenzó a hablar.
No dijiste nada ya que lo notaste continuar.
—Se relaciona con los sentimientos, al principio creí que era sólo una emoción pasajera, sin embargo terminó siendo un sentimiento. Lo lamento si esto te incómoda, pero estuve estudiando mis reacciones al estar contigo.
—No tengo problema alguno —bajaste la cabeza para poder mirarlo a los ojos.
—Eso me alivia.
—Úsame, úsame como quieras, después de todo también recibo ayuda de tu parte; me parece un trato justo, pero...
Cerrando los ojos levantaste la cabeza, tu mano también se alejó del cabello rubio cenizo.
—¿Quieres saber cuáles fueron mis conclusiones? —completó.
—Correcto.
Volviste a abrir los ojos, Albedo se levantó de modo que quedara sentado, la manta que lo cubría hasta el pecho quedó en sus piernas. Se acomodó en frente de ti, te miró a los ojos, su mirada bajó a tus labios y te percataste de eso.
—Necesito tu permiso primero.
Mordió su labio inferior de manera sutil.
—Te lo di hace un momento.
Su boca se curvó formando una sonrisa, se inclinó hacia ti y tomándote de las mejillas fue disminuyendo poco a poco la distancia. Un centímetro antes de tocar tus labios, se detuvo, cerraste los ojos y sentiste como sus labios rozaron los tuyos, fue un leve toque; suficiente para emocionar a tu corazón. Por sí mismo, Albedo no estaba muy seguro de cómo hacerlo, tiene los conocimientos teóricos, pero no los prácticos.
Decidido sus labios de nuevo tocaron los tuyos, no en una pequeña caricia como hace unos segundos; ahora sí estaban encima de lo tuyos.
Albedo agradece que tengas los ojos cerrados, tampoco lo puede ver, pero siente sin duda las mejillas calientes y es muy probable que se encuentre sonrojado. Un par de segundos después, sintiéndose más seguros siguieron con el beso. Están tan absortos en su momento que olvidaron el frío de Espinadragón, la manera en que Albedo mueve sus labios sobre los tuyos es como la caricia de una flor en primavera.
—"Llegué a una conclusión. Me gusta ______, no sólo es atracción física, no es enamoramiento. Quiero apegarme a ella y tener algo estable."
La cita textual que hizo de su conclusión te hizo sonrojar, desviaste la mirada.
—Es algo vergonzoso cuando lo dices así, Albedo...
—Permíteme permanecer más tiempo a tu lado, acepta los sentimientos que tengo por ti, por favor.
Lo tomaste de la mano, tiraste de él hacia ti, fue algo suave. Lo rodeaste con tus brazos.
—Quédate un rato así... También quiero estar contigo, más tiempo.
También te rodeó y apretó de manera cariñosa, Albedo hundió su rostro en el hueco entre tu cuello y hombro, su cabello te dio cosquillas.
Aún debo preparar más cosas, siento que para ser largo no tuvo mucho contexto y hubo algunas cosas que hasta sobraron, pero espero les haya gustado uwu
Voy a ir preparando los siguientes en lo que me inspiro para escribir los pedidos.
Es muy probable que el próximo sea de Diluc o Venti. Quizás hasta hago una situaciones aicksis, ya veremos.
Disculpen los errores ortográficos.
(;^ω^)
Empecé a jugar en la 2.2 y cuando vi a Itto nmmms ctmmmmm, luego no me gustaba Albedo, pero en su evento dije alv :0 y me gustó, y le tiré pero perdí el 50/50 con Jean, no me importó mucho pq no me encantaba, pero ahora me arrepiento de no seguir tirando AAAAA
8/nov/2023
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