Capítulo 8.
A la mañana siguiente Dasha me levantó temprano, saltando sobre mi cama como si fuera un trampolín:
― ¡¿Qué sucede?!― Le pregunté abriendo los ojos de repente con el corazón acelerado.
― Ayshane dijo que te despertara― Dijo Dasha saltando de nuevo, pero esta vez aterrizó sobre mi cabeza y me dio un empalagoso abrazo fraternal lleno de besuqueos.
― ¡Bueno!― Le dije intentando soltarme de sus pequeños brazos ― ¡Con que me hubieras llamado era suficiente!
Dasha me dio una última tanda de besos pegajosos sobre mi rostro, mientras yo me retorcía como si fueran la peor de las torturas. Al final Dasha se bajó de la cama en dirección al baño:
― ¿Qué sucede?― Le pregunté a Ayshane que se encontraba frente al espejo intentando ponerse la corbata, le daba mil vueltas pero nunca lograba ponerla en su lugar.
― Ya lo hablamos en la reunión― Me dijo haciendo otro intento con la corbata porque le había quedado torcida ― Hoy anunciaremos ante la generación de los nuestros, las cosas que hablamos en la reunión, sobre cómo nos organizaremos a partir de que nuestros pies toquen tierra nueva.
― ¡Ah!, cierto― Le dije fingiendo recordar, aunque la verdad deseaba haber puesto un poco más de atención a lo que se habló en la reunión.
― Después de que tú te fuiste de la reunión, discutimos algunas cosas más, no las hablaremos en estos anuncios, pero te las hare saber, no te preocupes― Dijo Ayshane desatando nuevamente la corbata del cuello de su camisa, mi hermano comenzaba a impacientarse, nunca podía ponerse la corbata de la forma correcta.
Me levanté riendo acercándome a mi hermano, tomé la corbata entre mis manos y en tres segundos ya le había anudado la corbata a la perfección:
― Gracias― Me dijo mirando su reflejo en el espejo, tenía un traje azul marino, camisa blanca y una corbata del mismo color del traje, su cabello pelirrojo, no era del mismo color que el mío, el de él era una extraña mezcla entre castaño y pelirrojo, y esta vez lo llevaba peinado ― No sé lo que haría sin ti― Me dijo regalándome una sonrisa fraternal.
Mi hermano me adoraba, y yo a él, tanto que al verle allí parado tan nervioso comprendí todo el peso que llevaba entre sus hombros, y yo no hacía más que empeorar las cosas al salir con Lev.
Debo confesar que la pasé muy bien con Lev, fue la mejor cita de mi vida, y no es que tenga muchas citas, pero la pasé terriblemente bien, conocí una parte de Lev que creí que no existía, ternura y cordialidad, que me encantaron, pero no dejaba de preguntarme si todo había sido una actuación por parte de Lev, que sólo quiere que yo piense que es tierno, y que en realidad está maquinando un plan contra mi hermano y yo soy sólo la carnada para llegar a él. ¿Cómo saberlo?
― ¿Qué te sucede?― Preguntó mi hermano interrumpiendo mis pensamientos de remordimiento moral.
― Nada ― Le respondí centrando mi atención en Ayshane.
― Te veo muy perdida, como distante― Dijo suspirando ― No sé, pero parece la mirada de una gens enamorada― Dijo mi hermano mientras tomaba unas carpetas del escritorio junto a su cama.
Yo inmediatamente giré para mirar a mis hermanas, Olena me devolvió la misma mirada de confusión, Dasha todavía seguía en el baño.
― ¿A qué te refieres?― Le pregunté intentando ocultar cualquier emoción que delatara algo.
― No sé, solo digo que pareces enamorada― Dijo riendo ― Ya tienes diecinueve años, no me sorprendería que en cualquier momento me presentaras a tu novio.
― No tengo novio― Le dije esquivando su mirada ― Además tú tienes veintiuno y tampoco tienes novia.
― Sí, pero yo no soy él de la mirada perdida― Me dijo dándome un beso en la frente para luego salir por la puerta sin decir nada más.
Justo en aquel momento salió Dasha del baño con la boca llena de espuma de pasta dental:
― ¡Anazztazdia!, ¿Quezz lez vaz a dezir ahoza?―Preguntó Dasha con la boca llena, por poco no le entendí lo que quiso decirme.
― No le voy a decir nada, Ayshane no sabe de mi cita con Lev― Le respondí muy preocupada.
― Sí, pero lo sospecha, no sospecha específicamente de Lev, pero cree que te estás viendo con alguien― Me dijo Olena sentándose en la punta de su cama.
Me llevé las palmas al rostro, sentía mucha vergüenza, aun peor sentía mucha culpa, pero lo cierto era que no quería dejar de verme con Lev, tenía sentimientos que aún no comprendía por aquel guapo chico, y quería bajo todos los medios descubrir de que se trataban, y aun peor quería saber si los sentimientos de Lev eran fingidos o auténticos. ¡Sentía que me estaba volviendo loca!
Intenté dejar de lado los remordimientos por un momento, necesitaba cambiarme para los anuncios. No me vestí como lo haría para una cita, sino más bien como para una conferencia, elegante y reservada. Una pollera azul oscura en forma de tubo me cubrió hasta la rodilla, una camisa beige, y unos zapatos azules de un tacón no muy exagerado envolvieron mis friolentos pies. Dejé mi cabello suelto y sombreé mis ojos levemente. En menos de quince minutos estaba lista, si me apresuraba llegaría a tiempo.
La puerta recibió un ligero golpeteo, Dasha, con la mitad del cabello peinado y con el peine en una mano atendió a la puerta. Era Sergei:
― Tú hermano me mandó a buscarlas― Me dijo apoyando su cuerpo sobre el marco de la puerta.
― Te ves muy bien― Le dije, nos teníamos mucha confianza.
― Gracias― Me dijo cruzándose de brazos como si estuviera posando para una revista de moda, simulando engreimiento, pero él no era una persona petulante, por lo cual me causó una carcajada ― Estoy de estreno.
― Ah― Le dije parándome para contemplar su vestimenta, tenía un pantalón negro de vestir, una camisa blanca como la nieve que hacía que sus ojos grises brillaran como estrellas, y un saco azul oscuro, casi negro. Se veía muy atractivo― ¿Tu madre nunca te enseñó a usar corbata?― Bromeé.
― Ja, ja― Fingió una risa ― No la necesito, ya soy lo suficiente elegante sin ella― Todos en la habitación reímos por su chiste, incluidas mis hermanas. Sergei siempre lograba sacarme una sonrisa.
Cuando las tres estuvimos listas salimos al pasillo, cerré la puerta detrás de mí, y Sergei me ofreció su brazo, el cual yo acepté sin ningún problema, pasé mi mano a su alrededor y él me guió hasta el comedor. Mis hermanas nos siguieron por detrás cotilleando vaya uno a saber qué.
Las mesas del comedor habían sido corridas, y las sillas reagrupadas en el centro, donde ya se encontraban todos los gens sentados, esperando los anuncios.
Cuando mi hermano nos vió, se acercó hasta nosotros trayendo unas hojas en sus manos:
― Aquí están chicos― Dijo entregándome el par de hojas, yo las tomé como si estuvieran envenenadas, no esperaba dar un discurso― Después de Sergei sigues tú― Me dijo, yo no pude ni siquiera responderle, podía sentir como el terror se calaba por mi espina. ¡No sabía ni siquiera que decir!, ¿Y si me hacían preguntas?
― Pero...pero― Balbuceé, mi hermano, que me conocía muy bien se adelantó a explicarme.
― Como te fuiste antes que la reunión terminara, y además últimamente andas con la mente en las nubes― Dijo mientras él y Sergei intercambiaban miradas curiosas, ¿Qué pasaba entre estos dos?, ¿Acaso Sergei también pensaba que tenía un novio secreto?, suspiré exasperada, pero Ayshane continuó hablando ― Solo lee el discurso que te preparé― Dijo y se marchó junto con Sergei, pero esté último antes de irse me lanzó una sonrisa de apoyo, la cual le respondí con un gesto de agradecimiento.
Cuando giré mis hermanas ya habían desaparecido, estaban sentadas mirando al frente, hacía el improvisado escenario, esperando que los anuncios comenzaran.
Estaba sola, con mi discurso. ¡Oh, Dios!
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