Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 3: Primer día de clases

26 DE MARZO DEL 2009
Cancún, México

Manasés

Estuvimos dos semanas en Cancún. En ese lapso aprendí a montar a caballo, bueno, más o menos, seguiría ensayando en Génova y allí mejoraría mucho en esa área.

Con mis amigos hablamos sobre cosas triviales, pero también personales. La madrastra de Marcelo y Santiago, Karina, se ponía más insoportable; el futuro de la salud de su padre era incierto, a veces mejoraba, a veces empeoraba, o daba dichas impresiones. Aunque su cáncer era terminal, solo esperábamos que viviera un poco más.

La mamá de Alan, mejor dicho mi tía Adelaida, como ya mencioné, era la mejor amiga de mamá. No pararon de hablar las semanas completas, aunque a veces compartieron sus pláticas con Estefany. Algo en ella no me latía, pero si mamá la consideraba su amiga, ¿qué podía hacer yo? Y si mamá y papá no notaban nada malo ni a ella ni a don Armando —porque él tampoco me inspiraba mucha confianza—, ¿por qué yo sí?

Pensaba que quizá estaba exagerando, aunque con papá y mamá se portaban muy bien y a Alena, su hija, parecía que la dejaban un poco de lado, que la ignoraban. Así que mis amigos y yo ayudamos a Abigail —la niñera de Alena— con la pequeña haciéndola jugar y entreteniéndola. Amedio colaboraba bastante, Alena se había encariñado con él, era una bebé muy dulce.

Mi tía Adelaida echaba miradas desdeñosas a Armando y a Estefany, sobretodo a ella, decía que eran un par de falsos y latosos; Emiliano decía que sí los encontraba algo falsos, pero no le tomaba importancia, dado a que esto era frecuente con ese tipo de círculo social.

Pasadas esas dos semanas todos regresamos a Génova y cada quien fue a su casa, o eso pensaba.

***

13 DE ABRIL, 2009
Génova, Italia

Pasaron dos semanas y tres días más y ya era el primer día de clases, tendría que estar en el último curso de la escuela primaria, ya que había cumplido once años. Pero como ese curso me resultó muy fácil, me saltaron al primer grado de la educación secundaria, con chicos de doce años, algunos de trece. Por suerte compartiría curso con Marcelo, ya que él tenía doce años e iba a cumplir trece. Alan y Santiago empezarían a cursar el último grado primario, y aunque Santiago tenía nueve años era muy inteligente, por eso lo saltaron dos cursos de igual manera.

Estaba emocionado por volver a al instituto, ¿quién lo diría? Tenía once años y empezaba secundaria. Ese día me levanté a las 06:30AM, me di un baño rápido de diez minutos, me vestí con el uniforme, alisté mis útiles escolares y rápidamente bajé a desayunar, ya que las habitaciones estaban en el segundo piso. Vivíamos en un hermoso y vasto penthouse, el cual constaba de tres pisos con su terraza que daba vista a un pedacito de mar.

—Buenos días, mio figlio. Hubieras descansado un poco más, es temprano —me saludó mamá sonriéndome dulcemente.

—Buenos día mamma, la idea es que me aliste temprano, para que en detalles no se me haga tarde para la scuola. —Le respondí mientras me sentaba en el comedor.

—¿A qué detalles te refieres?

—Por ejemplo, puede haber tráfico —le respondí con obviedad.

—Sí, tienes razón, me alegra que seas puntuale, esa es una virtù que pocos tienen —me aseguró mamá con una orgullosa sonrisa.

Grazie, nunca hay que llegar tarde a la vita, y la puntualità aiuta en cierta forma —afirmé con una media sonrisa. Mamá tenía razón, pues siempre procuré ser puntual y responsable, a pesar de lo travieso que era.

Esatto mio figlio, estoy sicura que no lo harás y llegarás todavía más lejos de lo que te propongas. Aunque te daré unos consejos: Nunca te des por vencido, aunque parezca que no hay esperanza, porque en esos momentos es donde tutto empieza a mejorar, porque si te rindes te reprocharás de por vita el no haberlo intentado y te atormentará la duda de: ¿qué hubiera pasado si...? —mamá humedeció sus labios y continuó hablando—. Sempre lucha por tus objetivos, chiaro, sempre que sean buenos y nunca te dejes influenciar por nadie, porque puede ser que ese chisme perjudique a una persona inocente, esto a no ser que tú lo compruebes. Va bene? —me aconsejó con seriedad y un deje de cariño, mirándome de la misma forma, con sus manos sobre las mías.

No sabía el por qué de sus palabras, pero si hay algo que tengo por seguro es que sus consejos me servirían mucho en un futuro y hasta ahora no los olvido.

Va bene, nunca los olvidaré y lo más importante, sempre los tomaré en cuenta. Te quiero mamma —le aseguré dándole un abrazo.

—Yo ti amo mio figlio —me aseveró correspondiéndome al abrazo.

Amaba la calidez que su pecho transmitía siempre que se daban esas ocasiones. Parecía que cada uno de los latidos de su corazón que escuchaba en esos momentos me los dedicaba exclusivamente a mí, cada uno de ellos.

Nos separamos unos segundos después. Me gustaba sentir así a mi madre, tan cerca mío.

—¿Dónde están Emiliano y papá? —indagué en cuanto me di cuenta de que ellos no estaban.

—Oh, papá salió a trabajar temprano y Emiliano allí baja. —Me respondió mamá, y en efecto, Emiliano bajaba bostezando, se veía que aún tenía sueño.

Era su primer día de universidad, se había apuntado a la carrera de ingeniería mecánica.

«Pobrecillo» pensé, él era de los que le gustaba dormir hasta tarde y tendría que madrugar a diario ahora.

En eso no nos parecíamos, yo era puntual y madrugador; y a él no le importaba aquello, con tal de dormir bien para estar con todas las energías, en palabras suyas.

—¿El desayuno? —demandó Emiliano adormilado, aún bostezando. Y para su ironía, yo me veía más despierto y activo que él.

Amedio también estaba a la mesa, no era simplemente una mascota, sino un miembro más de la familia. Y uno muy simpático.

—Podrías preguntar por algo más produttivo, eres un vago —le recriminé con un enfado divertido.

—¿Algo produttivo? Uhmmm... ¡ya sé! ¿Estás ansioso de volver a ver a Liliana? —me preguntó burlón, entonces le lancé una bola de miga de pan en respuesta.

—¡Chiaro que non! Liliana es muy latosa, cuando se me aparece no se me quiere despegar, además que es muy presumida. Es como si te preguntara, ¿estás ansioso de iniziare una relazione di amore con Valeria? —le refuté irónico, y él entonces me lanzó de vuelta la bola de miga de pan.

—¡Oye! Valeria es solo mi mejor amiga, ella no quiere estar conmigo en ese sentido, además es muy buona onda, deberías conocerla bene y mejor.

Per favore, si a ti tampoco se te despega, por ella Liliana es como es. Hasta el otro día les jaló de los cabellos a esas dos ragazze que te coquetearon, eso solo es por celos fratello. Además Valeria tampoco me cae y no quiero conocerla bene, grazie. —Defendí mi punto de vista, Valeria a simple vista parecía ser de esas chicas huecas, coquetas y presumidas.

Recalcar que Valeria y Liliana eran hermanas.

—Si no quieres va bene, pero per favore no hables mal de ella, ten en cuenta que es mi amiga, una buona amiga, solamente eso. Aparte sea como sea Liliana te adora, sempre me habla muy bene de ti. —Afirmó Emiliano sonando convincente, mientras daba un mordisco a su pancake.

—Lo entiendo pero, ella no trata bene a los demás, ¿o no recuerdas lo que le hizo a Clarita? La hizo huir de la scuola praticamente. —Le recordé un suceso donde Liliana hacía bullying verbal diario a una niña llamada Clara solo porque era gordita, hasta el punto de que la susodicha no quiso regresar más.

Chiaro que lo ricordo, pero Lily me dijo que ya cambió, que ahora es una buona ragazza —aseguró Emiliano tranquilamente.

—Y tú le creíste, o eres ingenuo o no la conoces bene. Te digo lo mismo, ¿perché no la conoces di verità? —le propuse dándole otro mordisco también a mi pancake.

—Ya basta chicos, a mí tampoco me parece bene que Valeria y Lily actúen así, pero no es como para que hables mal de ellas a sus espaldas, Manasés. Y tú Emiliano tampoco las defiendas mucho, tutta persona tiene sus defectos y virtudes, non? —nos explicó mamá con tono firme.

—Tienes razón má, mi dispiace —me disculpé cabizbajo.

—No es a mí a quien debes pedir disculpas. Si quieres decirles algo a esas ragazze, tiene que ser de frente amore mio. La sincerità sempre y cuando no la uses de forma cruel o para herir, a no ser que sea necesaria, es buona. No hay que ver solo el lado buono o malo de alguien, porque como les dije, tutta persona tiene sus virtudes o defectos. No tutto hay que verlo a través de gafas oscuras o añadirle un splendore inesistente. —Nos aconsejó y explicó mamá con la respectiva seriedad y serenidad al asunto.

—Mamma tiene razón, enano —me dijo Emiliano lanzándome otra bola de miga de pan.

—¡Oye! En ningún momento dije que non —me defendí lanzándole también otra bola de miga.

—Oh non, otra vez van a iniziare... —Se lamentó mamá con sufrimiento y en voz baja, ocultando su rostro entre sus manos.

Pero al final acabó participando de la guerra de miga de pan.

***

Por suerte la «Università Degli Studi di Genova» en la cual estudiaría Emiliano estaba cerca de mi colegio, el "Istituto Miller" por lo cual uno de los choferes de la familia, Bianco —él era un atolondrado y gracioso sujeto, además de ser nuestro amigo— dejaba a Emiliano en la universidad y luego a mí en el colegio.

Ingresando allí con quien primero me encontré fue con Alan, nos dimos un abrazo con palmadas y apretón de manos a modo de saludo; y en eso alguien se me colgó de la espalda y me tapó los ojos.

—Adivina quien soy —inquirió una chica con tono pícaro e intentando sonar misteriosa.

—Liliana, sé que eres tú —le respondí serio, quitándole las manos de mis ojos con cierta delicadeza y volteando a verla. Ella me sonreía traviesamente—. ¿Qué quieres?

—Solo quería saludarte, al menos di ciao, non? —alegó Liliana con su característico tono fresa, ya iba a decirle algo pero ella continuó—. Buono ya, olvídalo, iré directo al grano: ¿ti piace mi atuendo de hoy? —me preguntó de forma dulce y traviesa, moviéndose de un lado a otro.

—Tu atuendo es el mismo del que todas las ragazze de la scuola y además, ese maquillaje te sienta rara, mejor si te lo quitas. —Le aconsejé en voz baja, pues tampoco era motivo para humillarla; y en eso aparecieron Marcelo y Santiago.

—Podrías ser menos tosco con ella —me aconsejó Marcelo un poco molesto por mi actitud reticente para con la susodicha.

—Tú no te metas —le exigió Liliana a Marcelo mirándolo con desprecio y se fue con pose altanera.

Miré entonces a Marcelo con cara de te lo dije. Él desde que conoció a Liliana vivía enamorado de ella, el problema era que Liliana no le correspondía y lo trataba pésimo, como a todo estudiante que no considerara de su agrado. Por alguna razón yo era una de las pocas personas a las que trataba bien, no, decir bien es poco, ya parecía un chicle pegado a mi pantalón.

—¿Te lo dije o non? —le recriminé a Marcelo cruzado de brazos.

—¡Ya lo sé! Pero, Liliana no es una mala persona, es solo… que es superficiale is tutto. Y tú no eres nada amable con ella —afirmó Marcelo intentando convencerse más a sí mismo de aquello, reprochándome lo último.

Superficiale, ridicola y melosa. Y no soy duro con ella, sino bastante sincero.

—Cuánto yo daría por estar en tu lugar —dijo Marcelo suspirando y en eso tocaron la campana de entrada.

—Créeme, no aguantarías, arrastrado —le dije a modo de jugar.

—Nerd —continuó y nos fuimos insultando y golpeando a modo de jugar mientras caminábamos a la clase.

***

Narrador omnisciente

Emiliano fue a la universidad, era su primer día como universitario y se encontraba nervioso y entusiasmado por empezar la carrera que deseaba estudiar desde que era pequeño: Ingeniería mecánica.

Al entrar por los pasillos como había demasiadas personas, tropezó con alguien.

—¡Pero qué te pasa idio...! —protestó furiosa la muchacha con la cual había tropezado con Emiliano, pero dejó la frase en suspenso al darse cuenta de que se trataba de él—. Oh, ¡Emiliano! No sabía que estudiarías justo en esta università. ¿El mondo es redondo, non? —la chica lo saludó muy contenta y emocionada, cambiando radical y totalmente su expresión, abalanzándose a abrazarlo.

—¿Valeria? Mas bene el sorprendido soy yo, creo que te mencioné varias veces que quería studiare qui. —Argumentó Emiliano entre feliz y extrañado, correspondiéndole al abrazo.

Ante ese inesperado reencuentro sintió dicha y alivio, pues por lo menos no se encontraría de momento rodeado de extraños en esa universidad; puesto que sus amigos de su recientemente antiguo instituto se hallaban dispersos y al igual que él, ellos tenían que seguir con sus vidas, aunque él tenía la capacidad de hacer amigos rápidamente. Aclarar que Valeria había sido su amiga de la secundaria y hasta ahora él la consideraba como la mejor que tenía.

—¡Ah! Sí, es cierto, que tonta que soy, perdón es que como decías que tuo padre quería que estudiases en otra que estuviera specializzata en amministrazione di empresas yo pensé... —Se excusó Valeria hablando rápidamente, tratando de ocultar su nerviosismo.

Ella no quería que Emiliano supiese que se había metido a esa universidad solo para estar con él.

—Non tranquilla, no hay problema; ricordo eso pero mio padre sabe que esa no es mi área. A mí mi piace la ingegneria meccanica y tú lo sabes, él se decepcionó un poco al principio pero acabó aceptando. Además no importa, me alegra que vayamos a studiare en la misma università —explicó Emiliano entre sereno y emocionado.

—A mí también me alegra, tonto —concordó Valeria entre divertida y picarona.

—¿Tú estudiarás Ingegneria industriale verità? —le preguntó Emiliano sonando casual, ya que extrañamente Valeria compartía casi los mismos gustos que él por la ingeniería.

Chiaro, sabes que al igual que tú sempre me ha gustado, solo que no precisamente la meccanica... —Contestó Valeria riendo levemente, dejando la oración en suspenso.

—Sino la industriale —completó Emiliano riendo de la misma forma—. Buono Vale, me voy. Se me hace tarde y aquí deben ser de lo más estrictos —se despidió sonriéndole con disculpa.

—Peor que en el instituto, ti ricordi?añadió Valeria con gracia.

Chiaro que lo ricordo, aunque nuestro día no haya comenzado muy bene... —Comentó Emiliano dejando la frase en suspenso a propósito, haciéndole recuerdo a Valeria de cómo había sido su encuentro ese día.

—¡Ah, sí! Sobre eso, scusami, es que estaba de mal umore, pero con tan solo verte cambió mi día. —Se disculpó Valeria sonriendo.

—No es nada. Aunque si no hubiese sido yo el que tropezó contigo, ¿hubieras insultado a esa persona de todas maneras? —le indagó Emiliano a Valeria arqueando una ceja.

—Quizá, porque ninguna de estas persone son tan importantes para mí como lo eres tú —aseveró Valeria con tono picarón.

Pero vaya que lo decía con toda sinceridad.

—Eso es porque no las conoces todavía. ¿Qué tal si te encariñas con alguien este año?

—Yo creo que sí, con la capacità que tenemos tú y yo de hacer amigos… Buono, addio. Nos vemos en la caffetteria que frecuentábamos el año pasado —le sugirió Valeria entusiasta.

—Cómo olvidarlo, es nostro lugar —concordó Emiliano con una sonrisa.

Al oírlo afirmar eso a Valeria se le ensanchó la suya de oreja a oreja, pero se mordió los labios para no soltar palabras incoherentes de alegría.

—Emm, buono yo… ya tengo que irme, entonces nos vemos allí. —Se despidió Valeria nerviosa y feliz, dándole un casto beso a Emiliano en la mejilla, muy cerca a sus labios; y retirándose luego con una sonrisa reprimida.

—¡Cuídate! —le pidió Emiliano a modo de despedida cuando ella ya se alejaba.

Ese año sin duda no sería desaprovechado por Valeria, pues planeaba alejar toda golfa universitaria de Emiliano, esa era una de sus misiones en ese lugar.

***

Manasés

Marcelo y yo pasamos las primeras clases que eran literarura e historia. Sufrí un poco con él ya que no era un buen estudiante que digamos y no recordaba casi nada de lo avanzado el año anterior, pero aún así la pasé bien junto a mi amigo.

Luego fuimos al recreo junto con Alan y Santiago y jugamos un poco de fútbol. Luego nos pusimos a conversar y a jugar monopolio, el cual era uno de mis juegos favoritos.

—Y ¿ya aprendiste a cabalgar? —me preguntó Marcelo.

—Ya casi, practico los fines de semana, ya verás que seré un perfetto jinete —respondí muy seguro de mí mismo.

—No tanto como yo, soy un esperto cabalgando —aseguró Marcelo con la misma seguridad.

—Ni tanto, hace tempo que no practicas —argumentó Alan extrañado.

—Eso no es... buono sí, tienes razón, pero la falta de pratica no quita el conocimiento —se excusó Marcelo, pero rápidamente se corrigió.

—¿Qué ibas a decir? —le interpeló Alan a Marcelo, percatándose.

—Non, nada —contestó Marcelo cambiando su tono a uno serio y extrañado.

—Me tocó parada libre —anunció Santiago tímidamente, refiriéndose al juego.

Él era el más tímido de los cuatro, Marcelo el más rudo, Alan y yo los más activos. Tiempo después me enteraría el por qué del cambio radical de humor de Marcelo y la coartada de Santiago.

***

Al pasar una materia más, la cual era matemática, tocaron la campana que indicaba la salida del instituto.

—¡Nos vemos mañana! —me despedí de mis amigos y salí corriendo. En eso vi a Liliana sentada de costado a lado de un árbol de pino pequeño que había por el pasillo.

Por primera vez me puse a verla detenidamente, lucía tan bonita sentada de ese modo, al fin la veía de una forma sencilla y relajada; pero inevitablemente me recordó a Grettel, la niña de las marionetas. Entonces negué con la cabeza y preferí evadirla, empero, al dar apenas tres pasos oí su voz llamándome.

—Manasés —me llamó Liliana con voz dulce y relajada. Si fuese Marcelo ya me hubiera derretido ahí mismo; sí, ya sé que mencioné que Marcelo era un chico rudo, pero eso no quitaba que babease por Liliana, una de sus pocas debilidades.

La primera eran su padre y Santiago.

Él ya había perdido a su madre, la cual había muerto al dar a luz a Santiago, debido a una hemorragia, y ahora no estaba realmente dispuesto a perder a su padre. Mas volviendo al tema, al escucharla me quedé estático, rodé los ojos y suspiré, sin darme la vuelta.

—¿Qué quieres? —le pregunté resignado, sin darme la vuelta; no sabía con qué me saldría ese momento. No obstante, ella se acercó a mí.

—Hoy es el compleanno de mi prima Gloria, cumple trece y… me autorizó de invitare a cuatro persone, las cuales fuesen allegadas a mí; ya sabes, no quiere su compleanno vacío. Ya invité a Anahí, a Gabriela y a Doris, ahora te invito a ti a ir. No sé si quieras, pero me gustaría mucho que fueses, te prometo que nos la pasaremos bomba —me invitó Liliana entre picarona, entusiasta y tímida.

Aclarar que Anahí, Gabriela y Doris eran sus mejores amigas.

—Primero, yo no soy una persona allegada a ti, tú me andas persiguiendo tutto il tempo. Secondo, yo no conozco a tu prima. Tercero, aunque quisiese ir, davvero no puedo, tengo muchas cosas que hacer hoy en casa. —Le expliqué de forma algo suave, como nunca lo hacía con ella, pero firme. Ella se ruborizó un poco, pero luego cambió radicalmente su expresión.

—Ah sí, ya sé cuales. ¡Jugar videojuegos con tus amigos! ¿Es eso? ¡Mejor dime que no quieres ir conmigo y se acabó! Estoy cansada de que me rechaces tutto il tempo. —Me reclamó Liliana alterada, también como nunca reaccionaba conmigo.

—No es eso, es que, davvero no puedo ir; será en otra opportunità, mi dispiace, addio. —Me disculpé y despedí rápidamente, pues en serio tenía prisa y no quería escuchar a una niña haciendo berrinche y menos alterada. Siendo sincero las mujeres exaltadas dan miedo.

No fui con ella porque me caía mal, me caía mal, pero no era por eso que rechacé su ofrecimiento. Liliana fuese como fuese me había hecho una cordial invitación y no tenía por qué ser grosero con ella, por eso le había hablado suave. Pero es que de veras no podía asistir y los ambientes a los que estaba acostumbrada Liliana no eran lugares donde yo podría encajar o considerar soportables.

Ulteriormente Bianco fue a por mí y me dejó en casa. Emiliano salió algunas horas antes, pues saldría con Valeria por la tarde para ponerse al día, mamá y papá irían a trabajar… Así que era la ocasión perfecta.

Fui a mi cuarto a cambiarme el uniforme por ropa casual y a por Amedio, luego corrí a la cocina para ver si las mucamas Esther, Penny y doña Rosa necesitaban algo en la cocina —respecto a la última nosotros la llamábamos de cariño Rosita—. Era una señora de sesenta y dos años que había trabajado primero en casa de los Rossi, como niñera de mi madre, ella prácticamente la crió. Después se trasladó a trabajar en la nuestra cuando mis padres se casaron. Como ellos decían que nosotros no necesitábamos niñera, que recibiríamos el cariño directo de nuestros padres y no solo se enfocarían en el trabajo, Rosita se convirtió en el ama de llaves. Aunque también ayudó a criarnos, en gran parte mis padres se ocuparon de eso.

—¡Ciao Rosita! Ciao Esther, ciao Penny —entré corriendo allí, abracé a Rosita y las saludé entusiasta.

Ciao mio figlio, ciao Amedio. ¿Cómo te fue en la scuola hoy? —me preguntó Rosita dándome un beso en la frente.

—Hoy bene. ¿Qué hay de comer? —pregunté percibiendo un delicioso aroma.

—Hoy almorzaremos albóndigas. ¿Ya tienes hambre? —me preguntó Rosita poniendo sus manos a la cintura.

—También, pero solo quiero saber si las puedo ayudar en algo, o si necesitan que se los vaya a comprar un ingrediente que haga falta...

—Solo necesito salsa de tomate, pero para comprar eso está Penny, ¿verità Penny? —Le preguntó Rosita a su sobrina con tono de reprimenda, quien se cortaba las uñas con una pose de flojera.

Penny era la más perezosa de todas las mucamas de la casa.

—No molestes tía —le respondió Penny con tono flojo y fastidiado, sin prestarle mucha atención.

—¿Crees que son horas de cortarse las uñas? Ven a ayudarnos o haz algo utile —la regañó Rosita.

—Tía, ¿qué quieres que haga? Por pelar las papas se me rompió una uña, y se ve orribile que una esté desigual que las otras.

—Si quieres yo te lo voy Rosita —me ofrecí.

—No es necesario mio figlio, para eso te pagan Penny.

—Sabes que no me correrían —se defendió Penny con desgana, rodando los ojos.

—Sí podemos, así que ayuda en la cocina pronto o te reporto con mis padres. —Le ordené con seriedad a Penny, quien pronunció un agh en respuesta y se levantó desperezándose y con desgana—. Que Penny os ayude aquí. Pero yo quiero ir a comprar la salsa, ¿me dejas Rosita? —le pedí, entonces ella suspiró resignada.

Va bene, me convenciste. Toma, aquí está el dinero y vuelve veloce eh, que tus padres no tardan en llegar. —Me advirtió Rosita, entonces en respuesta y me fui corriendo al supermercado.

***

Cuando volví con el producto Emiliano y Amedio ya estaban sentados en el comedor y por suerte Rosita, Esther y Penny recién estaban sirviendo el almuerzo. Aclarar que Amedio tenía su lugar en la mesa en todo alimento del día.

Ciao pa, ciao ma, ciao Emi —los saludé agitado y también me senté a la mesa.

—Sabes que non mi piace que me digas así, Many —protestó Emiliano.

—Oye, ¡qué apodo tan ridicolo se te ocurrió! —esta vez protesté yo, todos reían disimuladamente.

—Te hace falta uno, ya que no lo tienes —alegó Emiliano tranquilamente.

—¡Sí! Pero... no precisamente ese —argumenté algo dubitativo.

—Ahora sabes lo que se siente, lo que siento yo cuando me dices Emi. Many será tu nuevo apodo desde ahora —afirmó Emiliano decidido, pero queriendo reír.

—Pero, Emi no suena tan… femenino.

—¡Parece que me dijeras Emily! La gente pensará que soy del otro lado.

—No seas dramático. ¡Many es peor! Suena más a… a, a una ragazza melosa, o a una mascota o a un payaso, se harán la burla de mí. Si te dejo de decir Emi, ¿no empezarás a llamarme Many?

—Nop, será como una paga por tutto il tempo en que me llamaste Emi.

—¡No se vale! ¡Entonces te seguiré llamando Emi y no me importará en donde estemos!

—Y yo Many, y lo haré a cada momento, a toda hora. —Me amenazó Emiliano también, solo que con más serenidad.

—Emi —comencé a provocarlo.

—Many —contrarrestó.

—Emi.

—Ya basta chicos, parecen dos bambini chiquitos discutiendo así, no es necesario que se pongan esos apodos, y menos para molestarse mutuamente, para eso tienen sus nombres. —Intervinó mamá firme, pero sin sonar molesta.

Entonces bajamos la cabeza inhibidos, pero retándonos con la mirada.

Luego agradecimos a Dios por los alimentos y empezamos a comer.

—Pudiste haberle pedido a Penny o a Esther que fueran por la salsa, figlio —me dijo papá con tono neutral, sin sonar molesto.

—Es que quería ir yo papá, yo me ofrecí, además Penny y Esther debían ayudar a Rosita en la cocina —argumenté, mencionando el nombre de Penny algo fuerte.

Va bene, non ti preoccupare —papá le restó importancia al asunto—. ¿Cómo te fue en la università, Emi? ¿Qué tal tu primer día? ¿Qué tal la carrera? —le interrogó sonando casual, mamá y yo nos reímos con disimulo ante ello. Las mucamas ya se habían retirado.

—Papá ¡tú también! —protestó Emiliano suplicante, papá también reía, solo que no tan discretamente.

Mi dispiace figlio, se me salió. Many tiene la colpa —se disculpó aún riendo.

—¡Papá! —también protesté.

—Dani —lo regañó mamá.

—Okay okay, va bene. Ya en serio, ¿cómo te fue en la università? —reiteró papá su pregunta hacia Emiliano, carraspeando.

—Muy bene, hice amigos, me reencontré con Valeria y creo que tengo tutto un año para molestar al ingeniero de la materia de física, es muy gracioso, se irrita por cualquier cosa. —Comentó Emiliano riendo al recordar aquello seguramente.

Emi, sabes que me refiero in speciale a la carrera —lo corrigió papá mirándolo mal y llamándolo Emi para que le respondiese concretamente.

Va bene. La ingegneria meccanica me fascina, hoy empezamos a avanzar principios de la física para análisis, disegno y produzione de sistemas naturales, y con el licenciado que me tocó será más interesante, solo bromeaba acerca de que es irritante; es un buon tipo —Emiliano sonrió de medio lado y prosiguió—. Lo mejor de tutto es que con las investigaciones y estudios que fui realizando desde hace años creo que me irá bastante bene, hasta quizá sea uno de los alumnos más brillantes de toda la università. ¿Verità, Amedio? —explicó Emiliano contento, pero fingiéndose presumido.

Amedio comía entretenidamente su espagueti, mientras mi hermano estrechaba una de sus patitas.

—Creído —le dije en voz baja, pero audible para él.

—Enano —contrarrestó Emiliano.

—Chicos —nos regañó mamá.

—Papá, mamma —Emiliano se dirigió a ellos ya poniéndose serio—. ¿Davvero no os molesta que estudie ingegneria meccanica en vez de amministrazione di empresas? —les interpeló dubitativo, ya que a papá y a mamá les habría gustado que él hubiese tenido una inclinación a ser empresario, para sacar adelante y administrar sus empresas en un futuro.

Pensaba que en ese entonces resguardarían su esperanza conmigo.

Figlio, esto va para los dos —mamá se humedeció los labios antes de hablar—. Lo más importante para nosotros es que cumplan sus sueños, que hagan lo que di verità quieran hacer, no queremos que se sientan presionados por nada del mondo. Chiaro que no nos molesta que estudies ingegneria meccanica, amore mio —le dedicó una breve, pero significativa sonrisa a Emiliano—. Buono, al menos a mí non, si sempre fue lo tuyo, si realmente es lo que ti piace, no dudes en que te rendirá mucho si tú explotas tutto tuo potenziale. De nuestras empresas non ti preoccupare —suspiró—, no olvides que existen los asesoramientos. Para ser dueño de una no necesariamente tienes que estar graduado como empresario. —Explicó, y su punto de vista me pareció bastante bueno y lógico.

—Tienes razón mamma, pero de todas formas quiero que ambos sepan que sempre van a contar con mi apoyo y totale disposizione para con ustedes en un futuro —afirmó Emiliano con optimismo.

Chiaro que sé de tu buona disposizione figlio, y por mí non ti preoccupare, estoy en accordo totale con tua madre. Manasés cuando llegue a tua età hará lo mismo, cumplirá sus sueños primeramente y el resto ya se irá amoldando —papá hizo una breve pausa, pero prosiguió—. Cuando sua madre y yo faltemos ustedes manejarán nuestras empresas con asesoramiento jurídico, con alguien experto en el tema quien os represente. Pero no se preocupen por eso todavía, ocupémonos por vivir el presente. Va bene?

Va bene papá, es más, sea cual fuere la professione que estudiaré en un futuro, igualmente estudiaré amministrazione di empresas para que cuando sea adulto os pueda ayudar sin sentirme obligado, y vuestras empresas queden en buenas manos. —Concordé optimista y emocionado, con la inocencia y deseos de ayudar de un niño.

Chiaro que en manos tuyas y de Emiliano, nuestras empresas quedarán en buenas manos —concordó mamá sonriendo y todos reímos agradablemente.

Sin duda alguna, si mis padres hubieran sabido lo que sucedería días después, se habrían puesto manos a la obra desde ese momento.

A veces por mirar más hacia el futuro, se descuida el presente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro