Capítulo 2
La chica tocó el timbre de la antigua casa victoriana y esperó pacientemente. Finalmente la puerta se abrió, mostrando en el interior de la construcción a una mujer de aspecto cansado y un poco desalineado.
– Buenos días, – Saludó la misteriosa muchacha a la propietaria – Marian Gray ¿Cierto? –
– Sí, ¿En qué te puedo ayudar? –
– De hecho, yo estoy aquí para ayudarla. – Contestó con una pequeña sonrisa– Soy Zamira Do Carmo, ayer hablamos por teléfono. –
– ¡Oh! Claro, tú eres la vidente. Lo siento, es solo que no esperaba a alguien tan... joven. Por favor, pasa. –
Zamira siguió a la Señora Gray hasta la sala que se encontraba estrechamente unida al comedor. Había juguetes dispersos por el piso de madera brillante y pilas de ropa recién lavada sobre algunos sillones; pero a la chica no le importo el desorden, la casa le resultaba bastante acogedora, a pesar de la tristeza y pérdida que percibió por todo el lugar.
– Voy a ser honesta contigo, – Aclaró la señora. – no sé cómo funciona esto. Nunca he visitado una psíquica o dejado que me lean las cartas; ni si quiera creo en los horóscopos. Pero no puedo negar las cosas que me han estado pasando estas últimas semanas. Estoy muy confundida, y ya no sé qué creer. Me he preguntado muchas veces si me estoy volviendo loca o si de verdad hay algo paranormal en esta casa. – Los ojos de Marian Gray se cristalizaron y Zamira pudo sentir el dolor y frustración que emanaban de aquella mujer. – He pedido ayuda a amigos, familiares e incluso he recurrido a la iglesia; Y ahora, te pido ayuda a ti. ¿Puedes decirme que está pasando aquí? ¿Puedes decirme qué le pasó a mi hijo? –
– Le prometo que haré todo lo que este en mi poder para ayudarla. – Aseguró la chica con completa honestidad. – Pero, debe saber que es muy probable que las respuestas que yo le dé podrían resultarle bastante... peculiares. –
– Entiendo. No te preocupes por eso, lo "peculiar" se ha vuelto algo muy común en mi vida. – Comentó con amargura. – Bueno, ¿Te parece si comenzamos...?– El timbre sonó e interrumpió la última oración de la señora Gray, quien inmediatamente se dirigió a abrir la puerta.
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– ¡Padre Marcos! – Exclamó la mujer sorprendida al encontrarlo parado en su entrada acompañado de un joven. – ¿Qué hace usted aquí? –
– He venido con ayuda. Lamento aparecer sin avisar, pero he estado tratando de contactarla y no responde mis llamadas. –
– Sí,... hubo un... problema con el teléfono. – Vaciló Marian y cambio de tema rápidamente. – Espere, ¿Qué clase de ayuda? Creí que la iglesia no tenía más opiniones respecto a lo que le pasó a mi hijo. –
– No estoy aquí por parte de la iglesia. – Repuso el sacerdote. – Quiero presentarle a mi sobrino, William Fox. – El chico estrechó la mano de Marian – Lo he traído aquí porque creo que le podrá ayudar con sus problemas recientes. Se podría decir que está especializado en esta clase de cosas. –
– ¿Cómo es eso? – Inquirió la señora Gray confundida.
– Soy un parapsicólogo. – Respondió Will – Estudio los fenómenos paranormales, es a lo que me dedico. –
– Miren, son más que bienvenidos si su intención es ayudar. Pero invite a una vidente a registrar la casa. Espero que eso no sea un problema. –
– Para nada. –
– Muy bien, entonces pasen. – Los tres se adentraron en la casa; no lonotaron, pero el niño los miro conatención desde la ventana del segundo piso.
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