Mercado

Evi se encuentra de vuelta con su madre, a quien abraza con fuerza, a lo lejos, Felipe, Jennifer y Victoria los observan, contentos.

—Al final, todo termina bien —dice Victoria.

—Tal vez, pero intervenimos en el pasado —agrega Jennifer—, y eso tendrá repercusiones en el futuro.

Felipe observa a Bruce entrando al mercado y lo sigue hasta su puesto.

—Gracias por ayudarnos hace rato —dice Felipe al llegar al local.

—Tenías razón —responde Bruce, se sienta sobre un montón de escombros—, si los hubiera detenido antes nada de esto habría pasado.

—Mi padre tenía un dicho —Felipe se sienta en otro montón de escombros junto a Bruce—, aceptar que te has caído es el primer paso para volver a levantarte.

—¿Él también tenía poderes?

—Si, los heredé de él —responde Felipe—, ¿Cómo conseguiste los tuyos?

—Fue durante la guerra, mi padre y yo tuvimos que huir del ejército nazi —empieza a contar Bruce—, luego de unos meses logramos llegar a un campamento de refugiados cercas de la frontera, parecía que estábamos a salvo, pero no fue así.

"Nos atacaron por sorpresa, tratamos de huir, pero de pronto pasaron avionetas por encima de nosotros y soltaron un extraño gas, mi padre y yo quedamos dormidos, cuando despertamos todos habían muerto y nosotros teníamos estas habilidades".

—¿El gas les dio sus poderes?

—No exactamente —aclara Bruce—. Tiempo después mi padre conoció a un científico, él hizo unas pruebas con nuestra sangre, dijo que había algo especial en nuestro ADN.

"Lo que sea que haya sido ese gas, parece que despertó una especie de gen en nuestro ADN y este nos concedió los poderes. También dijo que este gen se mantendría activo en nuestra descendencia como ..."

—¿... Una maldición? —trata de completar Felipe.

—Si, eso pensé al principio —dice Bruce—, pero hoy me di cuenta de que no importa cuánto tiempo pasé, siempre habrá gente como Fischer o Hitler, personas capaces de matar inocentes sin piedad alguna. Me alegra saber que por lo menos mi linaje estará aquí para detenerlos.

—Así será —dice Felipe—, te lo aseguró.

A unos metros de donde se encuentran, Victoria escucha atenta su conversación.

Más tarde

Felipe, Jennifer y Victoria se encuentran en su campamento a las afueras de la ciudad y conversan frente a una fogata.

—Así que Kanan tenía razón —reflexiona Jennifer—, él estaba seguro de que tus poderes se debían a una alteración genética en tu sangre.

—¿Quién es Kanan? —pregunta Victoria.

—Es mi ex... y tuvimos que matarlo —responde Jennifer, Victoria se asombra y asusta un poco.

—¿Qué...?, ¿por qué?

—Es una larga historia —evade Jennifer—. ¿Ya terminó de arreglarse tu reloj?

—Emm... Mañana estará listo —responde Victoria.

—Muy bien, entonces mañana volveremos al futuro —Jennifer se levanta y se va a dormir.

Al día siguiente

Felipe, Jennifer y Victoria se dirigen al mercado para despedirse de Bruce, detrás suyo, dos hombres misteriosos los siguen.

—¿Es idea mía o nos están siguiendo? —dice Victoria luego de dar vuelta en una esquina.

—Si, yo también me di cuenta —confirma Jennifer.

—¿Serán gente de Fischer? —pregunta Felipe.

—No lo creo, la sutileza no parecía ser su estilo —dice Jennifer.

—Entonces preguntémosles —dice Felipe—. Vienen otros dos por enfrente.

Los tres se detienen a la entrada de un callejón, los cuatro hombres misteriosos se acercan, listos para atacar. Un auto se detiene en seco al borde de la acera y de esta baja un quinto hombre con una extraña arma de apariencia futurista.

El recién llegado apunta con su arma a Felipe, confiado, se prepara para recibir el disparo de lleno, para su sorpresa, un potente rayo de energía sale proyectado del cañón del arma enviándolo dentro del callejón.

Jennifer se lanza a atacar a dos de los hombres desarmados, el primero le lanza un golpe que ella esquiva agachándose y aprovecha para darle un golpe en la rodilla que lo obliga a arrodillarse para luego noquearlo de una patada en el rostro, rápidamente gira sobre su eje y le lanza una patada alta al segundo hombre, pero este la detiene en el aire, la toma de la pierna y la arroja dentro del callejón.

Felipe recién se está levantando e intenta ir a ayudar a Jennifer, sin embargo, un extraño collar de metal vuela hasta su cuello liberando una poderosa descarga eléctrica que lo hace caer de rodillas.

De pronto, dos hombres más salen desde el fondo del callejón vistiendo una especie de uniformes militares:

El primero se acerca a Felipe por la espalda y le apunta con otra arma de apariencia futurista, el segundo va hacia Jennifer y le pone otro collar de metal a Jennifer.

Mientras tanto, Victoria se enfrenta al resto de los hombres, de pronto, sus ojos brillan de color azul y lanza un poderoso rayo al hombre con el arma mandándolo lejos. Los tres hombres restantes corren para atacarla, sus ojos vuelven a brillar de color azul y un látigo de energía se materializa en su mano, atrapa a uno de los hombres con el látigo y lo arroja contra los otros dos.

Sin más enemigos cerca, usa su reloj y crea un portal detrás suyo, voltea a ver una última vez a Felipe y entra. Uno de los hombres que salieron del callejón saca una pistola de bengalas y dispara contra el portal tiñéndolo de color rojo para luego cerrarse.