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IX


Almacén

Los hombres de Fisher se encuentran en el centro del almacén preparando varias armas alrededor de dos mesas. Detrás suyo tienen dos autos listos para salir. A unos metros a la derecha se encuentran Fischer y Dmitri, su mano derecha, sentados cada uno en un extremo de un escritorio.

—Tranquilícese, jefe —dice Dimitri—, esos tipos no podrán entrar a este lugar, estamos seguros.

—No, nada es suficiente, no con ese fenómeno —dice Fisher, histérico—. Ningún arma le hace daño.

—Para eso tenemos el plan B —le recuerda Dmitri y ambos voltean a ver a la pequeña Evi encadenada a una esquina del almacén—. Ese tipo nunca nos tocará mientras la tengamos con nosotros.

Golpean la puerta de repente, Fischer y Dmitri se miran nerviosos. Golpean de nuevo.

—¡Abre, Fischer!

Fischer se levanta de su asiento y se dirige a la entrada del almacén escoltado por cuatro de sus hombres. Dmitri toma el teléfono que hay sobre el escritorio y empieza a marcar un número.

Fischer llega a la puerta y le hace una señal a uno de sus hombres para que la abra, del otro lado aparece Felipe, solo.

—Ríndete y entrega a la niña.

—Creo que no entiendes cómo funciona esto —dice Fisher fingiendo confianza—. Nosotros tenemos a la niña y no la liberaremos hasta que cumplan nuestras exigencias.

—¿Qué exigencias?

Mientras tanto, Jennifer y Victoria entran al almacén por una puerta de emergencia que da al callejón de atrás. Rápidamente logran divisar a Evi en un rincón del lugar custodiada por dos hombres armados.

Ambas entran en silencio y se esconden detrás de dos montañas de llantas cercanas. Jennifer le hace unas señas con las manos a Victoria y empieza a contar con sus dedos, uno, dos, tres, las dos salen de su escondite y corren directo contra los dos hombres que vigilan a Evi.

Jennifer va a la derecha, toma impulso en una caja y cae sobre el primer hombre para luego noquearlo. Victoria va a la izquierda y se barre por el piso haciendo caer al segundo hombre y lo noquea.

Jennifer se acerca a Evi y con un sujetador de cabello comienza a forzar las cadenas.

—Hola, me llamo Jennifer —dice mientras le quita las cadenas—, vine a ayudarte, ¿estás bien? —Evi asiente con la cabeza—, Muy bien, te sacaremos de aquí.

Jennifer sube a uno de los autos junto a Evi. Victoria presiona un botón para levantar la cortina de hierro alertando a Fischer y sus hombres en la entrada, Felipe se encoge de hombros.

—Me temo que no podremos cumplir tus exigencias —se burla Felipe y aplaude con fuerza liberando una onda expansiva que derriba a Fischer y sus hombres.

Victoria sube al auto con Jennifer y esta arranca el vehículo. Felipe se prepara para enfrentar a los matones que ya se están levantando.

El primero en levantarse toma su arma y le dispara, Felipe recibe los disparos cubriendo su rostro con su brazo, avanza hasta el matón, le quita el arma con una mano y de una patada lo manda lejos, el segundo se levanta y se prepara para disparar, en un rápido movimiento, Felipe le lanza el arma del otro matón a la cabeza y lo noquea. Otros tres matones se levantan y rápidamente disparan contra Felipe quien recibe los proyectiles sin inmutarse.

Mientras tanto, Fischer y Dmitri suben al segundo auto y se van tras Jennifer y Victoria, Felipe da un golpe al suelo generando una sacudida que hace caer a los tres matones e intenta ir tras Fisher, sin embargo, una camioneta lo choca por atrás y de esta bajan varios matones que comienzan a dispararle.

Mercado

Bruce se encuentra sentado en una banca pública enfrente del mercado, los bomberos se encuentran apagando el incendio que ocasionaron Fischer y sus hombres.

"No encuentro a mi hija...", recuerda Bruce con pesar esas palabras, "... por favor ayúdeme", aquella última petición de esa pobre madre resuena en su cabeza, atormentándolo. Poco a poco, sus recuerdos más dolorosos, aquellos que creía haber olvidado, atacan su mente sin piedad, los gritos, el caos, el dolor y sufrimiento de todas esas personas del pasado reviven en su cabeza, de pronto, recuerda su última conversación con Felipe.

—Muy bien, vamos por ese infeliz —dice Felipe y empieza a caminar hacia la salida seguido de Jennifer y Victoria.

—Yo me quedo —dice Bruce, los tres lo miran, desconcertados—, solo sería un estorbo.

—Eso no es cierto —dice Felipe—, Tú podrías salvarla sólo, tú podrías haberlos detenido hoy, ¡tú podrías haber acabado esto antes de que empezara!

"Si quieres quedarte hazlo, pero yo voy a salvar a esa niña porque es lo que mi padre habría hecho".

—También es lo que mi padre habría hecho —susurra Bruce, de vuelta en el presente—, y lo que yo haré.

Se levanta de la banca e inhala profundo, a lo lejos se escucha dos autos recorriendo las calles a gran velocidad. Bruce se truena los nudillos y da un poderoso salto que lo eleva por encima de los edificios.

Jennifer maneja a toda velocidad por las calles de la ciudad, Victoria se encuentra en el asiento del copiloto y Evi en el asiento de atrás, Fischer y sus hombres las siguen de cerca.

—Se están acercando —alerta Jennifer mientras gira en una calle, Victoria carga una pistola.

—Yo me encargo —dice Victoria se asoma por la ventana del auto y comienza a disparar al auto en el que viene Fischer, pero este elude las balas. Uno de los hombres de Fischer se asoma por la ventana del auto con una ametralladora y dispara en respuesta.

—Bien hecho, ahora nos disparan —Ironiza Jennifer mientras maniobra para esquivar los disparos. Victoria entra de nuevo al auto.

—Y somos un blanco fácil aquí afuera —agrega Victoria y recarga su arma—. Debemos escondernos.

—Muy bien, sujétate —Jennifer gira de manera abrupta en una esquina. Avanzan un par de calles y llegan hasta una construcción.

Jennifer y Victoria bajan del vehículo junto con la niña y se dirigen adentro. Fischer y sus hombres llegan y les disparan. Jennifer se esconde junto a Evi detrás de un pilar de concreto y Victoria se esconde detrás de otro.

—Necesitamos una distracción —dice Jennifer.

—Yo me encargó, tu vete con la niña —pide Victoria, sale de atrás del pilar y dispara contra los hombres de Fisher—, ¡Ahora!

Jennifer obedece y se va con la niña. Victoria sigue disparando impidiendo que los hombres de Fischer contraataquen y se va acercando poco a poco a donde se encuentran hasta que se le terminan las balas.

Los hombres de Fischer comienzan a disparar de inmediato, Victoria toma cobertura tras el auto en el que llego.

—No me dejan otra opción —un destello eléctrico azul ilumina sus ojos y unos rayos del mismo color comienza a envolver sus manos.

Los hombres de Fisher siguen disparando sin parar, de pronto, una figura aterriza de golpe, levantando una nube de polvo, y recibe los proyectiles sin inmutarse.

La nube se disipa dejando ver a Bruce, inmutable, da un golpe en el piso generando una onda expansiva que derriba a Fisher y sus hombres.

El rey del crimen se arrastra por el piso para alcanzar una ametralladora que soltó uno de sus hombres al caer, sin embargo, un pie se posa sobre el arma impidiéndole tomarla, eleva su mirada y se encuentra a Felipe.

—Fin del juego —dice Felipe y noquea de un golpe a Fisher.

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