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PRIMERA PARTE

"Tu matrimonio es dentro de pocos dias, pero no pareces feliz", le dijo Park, observando con preocupación a su hermano Taehyung. "¿O es que acaso no quieres casarte con el príncipe Min?"

Hace dos semanas, se llevó a cabo con gran pompa y ceremonia el compromiso entre el príncipe Kim Taehyung de Áran y el príncipe Min Yoongi de Arcadia. Este importante evento se materializó como resultado de un acuerdo diplomático entre sus respectivos padres, con la noble intención de establecer una alianza que fomentara la paz entre sus reinos. Además, el acuerdo incluía la compartición de riquezas y tierras, cuyo propósito era unificar a ambos países bajo una sola bandera y así forjar una nación más fuerte y destacada en todo el continente.

Taehyung mantuvo su mirada fija en el suelo.

"Aunque no quieras casarte, sabes que debes hacerlo," dijo Jimin con un tono de resignación en su voz.

"Lo sé, es solo que... no lo conozco bien, y me da miedo. Me hubiera gustado conocer a Min antes del compromiso", respondió Taehyung, tratando de convencer a su hermano. "Pero no te preocupes, comprendo mi deber y asumiré esta responsabilidad, al final me casaré con él."

Sin embargo, en lo más profundo de su ser, Taehyung era totalmente consciente de que contraer matrimonio con Min era una decisión que le resultaba imposible de tomar, especialmente cuando su corazón ya estaba entregado a otro, incapaz de traicionar los sentimientos que lo atormentaban constantemente.

Aquel hombre que había conquistado su corazón no era otro que su protector, un hombre a quien conoció cuando apenas tenía quince años. Al principio, el peligris lo había odiado, ya que ese persistente individuo parecía seguirlo a todas partes. Sin embargo, con el tiempo, se fue acostumbrando a su presencia. Conforme llegaba a la adultez y se revelaba como omega, no pudo evitar sentirse atraído por aquel hombre que había sido su protector y ahora era el General de Arán.

El General Jeon Jungkook, un apuesto alfa de imponente estatura y rasgos que hacían suspirar a cualquiera, era el objeto de su amor secreto. No obstante, este amor se le presentaba como un desafío insuperable, que iba más allá de la diferencia de estatus social que los separaba. A pesar de ser un príncipe, Taehyung comprendía que la brecha entre ellos era mucho más profunda. La disparidad de edad era un abismo que les separaba, ya que él contaba apenas con veintiún años, mientras que el General Jeon alcanzaba los treinta y cinco. Era una distancia que parecía insalvable, pero su corazón no podía evitar anhelar lo que le estaba negado...

"Está bien..." musitó Jimin, aún con dudas, pero prefirió cambiar de tema. "Hace poco, el primer ministro recibió una carta. Arcadia entró en guerra y solicitó nuestro apoyo. Papá y yo conversamos y decidimos enviar un millar de soldados. Ellos se encontrarán en la primera línea de batalla, y como bien sabes, las posibilidades de supervivencia son escasas. Por eso, realizaremos una emotiva ceremonia de despedida, y se te confía la responsabilidad de pronunciar las palabras de despedida, especialmente para el General Jeon, quien sera el encargado de liderar al grupo..."

"Espera..." interrumpió Taehyung.

"¿Sí? ¿Ocurre algo?", preguntó Jimin con curiosidad.

"¿Jeon irá a Arcadia?" dijo Taehyung con voz temblorosa y preocupada.

"Sí, de hecho, teníamos pensado enviar a otro hombre para que tomara el cargo de líder para el batallón, específicamente al coronel Jung. Pero una vez que se informó sobre la batalla a todo el cuerpo de soldados, incluyendo a los generales, Jeon fue de los primeros en decir que iría. Ya que él se ofreció, Jung tomará su cargo como general aquí en Arán. Te digo esto porque, aunque nuestros soldados estarían dispuestos a morir por el país en plena batalla, son muy pocos los que se ofrecen voluntarios para luchar y morir en nombre de otro país. Simplemente me pareció algo digno de admirar. Cuando sus restos sean devueltos a nuestro país, se le declarará héroe, ya fue confirmado por nuestro padre", -Jimin terminó de hablar cuando vio el estado de su hermano, visiblemente afectado por la situación. ¿Por qué esa actitud?

Raro.

Taehyung sintió cómo su mundo se venía abajo. ¿Por qué? ¿Por qué Jeon había tomado esa decisión? ¿Acaso no apreciaba su vida? ¿No le importaba cómo se sentiría él? Las preguntas se arremolinaban en su mente, y la angustia lo abrumaba. Tuvo que apretar las manos con fuerza para evitar que las lágrimas brotaran en ese momento. Deseaba con todas sus fuerzas confrontar a Jeon y exigir una explicación.

"Jimin... ¿Cuándo se irán los soldados a Arcadia?" preguntó Taehyung, su voz temblorosa.

"Mañana mismo," respondió Jimin, notando la desesperación en la voz de su hermano.

"¿Por qué tan pronto? ¿Y por qué no me lo dijiste antes, Jimin?" dijo Taehyung, incapaz de contener su angustia.

"Nunca creí que te importaría. Desde que tengo memoria, nunca te agradó Jeon. Cuando tenías quince años, constantemente decías que lo odiabas. Incluso, durante la guerra de nuestro país, estabas ansioso por saber si Jeon estaba muerto o no. Hasta nuestro padre cuestionó tu actitud, y tú mismo confirmaste que era porque ya querías que Jeon muriera, porque no soportabas ver su rostro. Y cuando fue el día de tu compromiso, dijiste que ni siquiera querías ver ni en pintura a Jeon."

Lo dije porque no tenía opción.

"Jimin, no es lo que piensas. Solo me había acostumbrado a su presencia, eso es todo."

"Bueno," dijo Jimin, pero no convencido por las palabras de Taehyung. "Tae, si sientes cariño, solo admítelo. No te diré nada ni discutiré contigo. Entiendo que le tengas aprecio por todos los años en los que él te cuidó. Es algo normal. Creí que lo odiabas, pero por lo que veo, sí le tienes cariño. De haberlo visto antes, te lo hubiera dicho antes y no un día antes de que él se fuera."

"Jimin, quiero despedirme de Jeon. Solo quiero hablar una última vez con él. Quiero despedirme de Jeon en persona. Él siempre ha sido mi protector y cuidador desde que era un adolescente, y le tengo un afecto especial. ¿Podrías comunicarle que deseo encontrarme con él en el jardín trasero del palacio esta misma noche?" dijo Taehyung con voz rota.

Jimin miró a Taehyung con dudas, pero entendía la relación especial que existía entre su hermano y el General Jungkook. Desde su perspectiva, Taehyung veía a Jungkook como un hermano mayor, y era probable que Jungkook compartiera esos sentimientos. Además, con las altas probabilidades de que Jungkook no volvería a Arán con vida, Jimin decidió aceptar la petición de su hermano.

"Está bien, yo mismo le comunicaré tu deseo. Espero que puedas despedirte de él adecuadamente esta noche," respondió Jimin con una mezcla de comprensión y preocupación en sus ojos. "Y no te preocupes, no le diré nada a nuestro padre. Le diré a Min que hoy tuviste un compromiso y que no lo acompañarás a la cena."

Bajo la radiante luz de la luna llena, las estrellas otorgan su bendición celestial, permitiendo que las almas gemelas se encuentren y se unan en una conexión etérea. En esta noche tan especial, Selene, la diosa lunar, derrama su gracia sobre el mundo, creando un momento mágico en el que alfas y omegas tienen la oportunidad de encontrar a su pareja destinada. Es una celebración del amor en su forma más pura y un recordatorio de que el universo conspira para unir a las almas afines. La luna llena es un espectáculo celestial que despierta la esperanza y el deseo en los corazones de aquellos que buscan el amor verdadero. En esta noche de magia y posibilidades infinitas, los lazos del destino se entrelazan, forjando conexiones que pueden durar toda una vida.

La abuela de Taehyung, en una ocasión, le mencionó que no existía un mejor momento para confesarte a la persona que te gusta que en plena luna llena, bajo la luz de la luna.

En ese momento, Taehyung se preparaba con las manos temblorosas, consciente de que sería la última vez que vería a Jeon, el hombre al que siempre había amado en secreto. Aunque ante los demás afirmaba que lo odiaba y no soportaba su presencia, en realidad, Taehyung se veía obligado a mantener ese disfraz para proteger a Jeon de cualquier posible amenaza. Revelar sus sentimientos pondría en peligro la vida de Jeon y los separaría aún más. Por eso, optaba por mostrar una actitud grosera hacia él, incluso llegando a decirle en varias ocasiones que no le agradaba, aunque en lo más profundo de su ser, su corazón latía con mucha fuerza.

Amaba a Jeon, pero amar a alguien como él era un desafío constante. Jeon irradiaba un magnetismo irresistible, con su presencia imponente y sus ojos oscuros que parecían leer hasta los pensamientos más ocultos de Taehyung. Cada músculo de su cuerpo exudaba virilidad y fortaleza, su piel blanca y adornada con tatuajes intrincados que narraban historias de batallas y victorias. Era el epítome del deseo masculino, el tipo de hombre que provocaba suspiros y miradas lujuriosas a su paso.

El regreso de Jeon de la guerra que tuvo su país solo había intensificado su atractivo, con músculos más definidos y una confianza en sí mismo que lo hacía aún más irresistible. Sus ojos chispeaban con determinación y valentía, reflejando la intensidad de su espíritu indomable. Cada vez que Taehyung lo veía, sentía cómo su corazón latía con fuerza, anhelando estar cerca de él, pero al mismo tiempo, temiendo por las consecuencias que eso conllevaría. Ahora que lo piensa, la peor discusión que ambos tuvieron fue aquel día.

Fue el día en que el padre de Taehyung anunció su compromiso frente a todos. Desesperado por encontrar a Jeon, que parecía haberse esfumado, Taehyung lo buscó por todas partes y, como último recurso, acudió a su habitación, solo para encontrarlo teniendo relaciones con una omega. En ese momento, Taehyung estalló. Sin contenerse, apartó a la omega y, tratando de encubrir sus celos abrumadores, le recordó a Jeon que su principal responsabilidad era cuidarlo y estar a su lado en todo momento, y no de estar como amante con cualquier omega que se le cruzara.

Aunque Taehyung esperaba que sus palabras pusieran fin al conflicto, Jeon reaccionó a la defensiva, argumentando que ahora que estaba comprometido, ya no tenía ninguna obligación de cuidarlo ni de estar con él. Esta discrepancia pronto desencadenó una acalorada discusión entre los dos jóvenes, llegando a un punto crítico donde Taehyung, abrumado por la emoción, expresó su odio hacia Jeon.

Al salir de la habitación de Jeon con lágrimas en los ojos, Taehyung se encontró con Jimin. Y fue en ese momento, en donde lo confeso que no quería ver a Jeon ni en pintura. 

Entre risas y lágrimas, Taehyung reflexionaba sobre la constante confrontación que había definido su relación con Jeon. Ahora, sin embargo, se enfrentaba a la cruel realidad de que ni siquiera tendría la oportunidad de discutir con él, pues Jeon se marcharía, y para siempre. Estaba destinado a la primera línea de batalla, donde la muerte era casi segura, un destino que muchos decían, que solo los suicidas se atreverían a estar. 

Taehyung enjugó sus lágrimas y se dirigió hacia su armario. Si aquel momento sería la última vez que vería a Jeon, entonces debía aprovecharlo al máximo. En ese instante, las consecuencias ya no le importaban al joven omega.

"Tan solo quiero que sepas cuánto te amo antes de que te marches a Arcadia."

Jungkook soltó su espada con una maldición susurrada entre dientes.

Había pasado toda la tarde en intensa práctica, su cuerpo agotado y sus manos marcadas por el constante roce con la hoja de su espada. Pero en ese momento, esas molestias parecían trivialidades. Su mente estaba obsesionada con un solo pensamiento: el príncipe Kim Taehyung. Quería desesperadamente apartarlo de sus pensamientos, pero era una lucha inútil.

La brecha entre sus estatus sociales y la diferencia de edad solo complicaban las cosas. Jungkook sabía que Taehyung probablemente lo veía como alguien mayor, y él no podía culparlo. Después de todo, había más de diez años de diferencia entre ellos. Pero, demonios, Jungkook ansiaba al príncipe Taehyung más que a nada en este mundo.

Taehyung lo tenía completamente atrapado en su red, hasta el punto de que Jungkook estaba considerando ir a una guerra en la que su país ni siquiera estaba involucrado, solo para intentar olvidarlo. Se preguntaba constantemente cómo un omega que lo odiaba y rechazaba su presencia podía tener tal poder sobre él. Era un misterio que lo consumía.

Comenzó con su lobo, esa parte instintiva de él que se sintió atraída por Taehyung en cuanto cumplió los dieciocho años. Jungkook intentó resistir, buscando distracciones en cantinas y teniendo relaciones con otros omegas, pero justo cuando creyó que ya lo había superado, todo sus esfuerzos quedaron en vano, al ver a Taehyung desnudo en su recamara, en ese entonces Jungkook no había tocado la puerta de su habitación, era un asunto urgente que deseaba hablar con el omega, y como la luna apenas estaba entrando, asimilo que el principe aun no estaba dormido, jamas imagino verlo de esa forma, el agua aun goteando por su piel, el Omega acariciando suavemente su propia piel, mientras se veía en el espejo admirando su propio cuerpo, mientras introducía dos de sus dedos en su entrada, y con los gemidos que poco a poco el Omega iba intensificando, Jungkook salió rápidamente de la habitació avergonzado. Desde entonces, no pudo apartar su mirada del omega.

A pesar de los intentos de Jungkook por mantenerse alejado, Taehyung siempre lo buscaba, recordándole que su deber era protegerlo. Y aunque Taehyung afirmaba odiarlo, sus acciones contaban una historia diferente. Sus gestos, sus miradas... Jungkook estaba enamorado, profundamente enamorado, a pesar de todo.

Cuando se enteró del compromiso entre Taehyung y el príncipe Min, sintió una desesperación abrumadora. Para calmar a su lobo y evitar cometer un error irreparable, buscó consuelo en los brazos de una omega desconocida. Pero incluso en ese momento de pasión fugaz, su mente y su corazón solo podían pensar en una persona: Taehyung.

Es por eso que, al enterarse de la convocatoria de soldados para ir a la guerra en Arcadia, no lo dudó ni un segundo y se enlistó para estar en la primera fila de combate. Si realmente quería olvidar a Taehyung, esta fue la única manera que encontró para hacerlo. En Arcadia, no pensaría en él, no recordaría su rostro, ni siquiera su voz o ese aroma a manzanas que lo volvía cada día más loco. Para Jungkook, la guerra parecía ser la forma perfecta de olvidarlo, incluso si eso significaba arriesgar su vida y no tener que presenciar a Taehyung casándose con otro hombre...

"Jeon," interrumpió Jimin los pensamientos de Jungkook. "Antes de irte a descansar, mi hermano ha pedido tu presencia en el jardín trasero del palacio. Quiere hablar contigo antes de que te embarques hacia la guerra. Al parecer, no le mencionaste nada sobre tu partida. Deberías haberle informado. Tuvo que enterarse por mí de que te marchas a Arcadia."

"No quiero preocupar al príncipe", dijo Jungkook. "Como sabe, he cuidado de él desde que tenía quince años, y a pesar de que el príncipe no lo admite, se que me tiene cierto aprecio,  si le hubiera informado antes, estoy seguro de que no me habría permitido partir. Pero eso creo que fue la mejor decisión."

Jimin asintió con una mirada comprensiva. "Entiendo, Jeon. A veces, tomar decisiones difíciles es necesario, incluso si duelen. Solo espero que puedas regresar sano y salvo de esta guerra, realmente lo deseo, en caso sea lo contrario, le proveeremos a tu familia, es especial a tus padres, se les dará una vida acomodada. Además, el príncipe Taehyung sentirá tu ausencia, aunque quizás no lo exprese abiertamente. Cuídate, amigo mío."

Jungkook miró a Jimin con gratitud y añadió: "Gracias, príncipe."

Jungkook sintió un nudo en la garganta mientras se dirigía al jardín trasero del palacio. Posiblemente esta sería la última vez que tendría una conversación a solas con Taehyung, quizás la última vez que lo vería y la última ocasión en la que percibiría ese inconfundible aroma a manzanas. Sin embargo, estaba decidido a grabar cada centímetro del rostro del omega en su memoria, dispuesto a llevarlo consigo en los últimos minutos de su vida. El amor que sentía por Taehyung era inmenso, y aunque no podía tenerlo, al menos tendría esos preciosos recuerdos para llevarlos consigo en la batalla.

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