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35.

Donghyuck entró al salón de clases sin golpear la puerta ni pedir permiso. La clase ya había comenzado hacía ya unos veinte minutos, pero él, inmerso en sus pensamientos, simplemente entró y siguió camino hacia su lugar junto a Dongsook sin emitir sonido alguno.

— ¿Lee? — Lo llamó el profesor de biología enarcando una ceja. — ¿Acaso hemos dormido todos juntos?

— Por suerte, no. — Respondió él con una mueca de asco.

El profesor suspiró hastiado.

— A lo que me refiero es que ni siquiera has saludado.

Donghyuck lo miró directo al rostro.

— Hola. — Dijo.

El profesor volvió a suspirar.

— Salga y vuelva a entrar. — Ordenó. — Y esta vez golpee, pida permiso y salude.

Donghyuck, desganado, hizo caso.

Camino hacia afuera del salón y cerró la puerta detrás de él. Se volteó hacia ella y golpeó tres veces.

— ¡Permiso! — Exclamó.

— Adelante. — Indicó el hombre. Donghyuck entró al salón.

— Buenas tardes. — Saludó, fingiendo una sonrisa.

— Buenas tardes, alumno. — Respondió el profesor con una sonrisa de satisfacción. Donghyuck caminó hacia su lugar sin cerrar la puerta. — ¿Usted vive en carpa, señor Lee?

Donghyuck se detuvo en seco y puso los ojos en blanco.

¿Se lo estaba haciendo a propósito?

Se volvió hacia la puerta para cerrarla, esforzándose en no hacerlo con un azote. Volvió a fingir una sonrisa y nuevamente se dirigió hacia su lugar. Soltó de mala manera su mochila en el pupitre, y se dejó caer en el asiento.

— ¿Estás mejor? — Le susurró su hermana. — Lo siento, seguro te has enfermado porque te tiré a la fuente.

— ¿Qué? — Preguntó Donghyuck, confundido.

— Alumno Lee, le perdonaré la tardanza únicamente porque está enfermo. Valoraré su esfuerzo de asistir a clases aún en esas condiciones. — Le comunicó el profesor.

Donghyuck ató cabos en su cabeza: Muy probablemente, Mark había puesto como excusa por su falta a la clase de la mañana que él estaba resfriado.

— Gracias. — Respondió.

— Que se mejore pronto. — Le deseó el profesor. — Muy bien, — Continuó. — entonces quienes no han entregado el trabajo del reino monera han sido Im Iseul, Lee Donghyuck y Lee Dongsook, y Lee Mark. — Donghyuck se hundió en el asiento mientras la enojada mirada de su hermana se posaba sobre él. — Sé que Donghyuck apenas se ha incorporado al curso hace un día, pero hay que ser justos, y tú deberás hacer el recuperatorio de igual manera. La forma en la que todos recuperarán la materia será respondiendo el cuestionario que les daré ahora, el cual tiene fecha de entrega para la clase que viene. Sí o sí. — Los observó con ojos acusadores. — Si es que quieren aprobar la materia, claro está. — Comenzó a caminar hacia los nombrados. — Obviamente este trabajo es mucho más extenso y difícil de responder. También es individual. Si veo dos trabajos iguales, los anularé y nos tendremos que ver en las vacaciones. ¿Han entendido?— Se acercó hacia Donghyuck y su hermana. — Sobretodo ustedes dos.

— Sí profesor. — Respondieron los gemelos al unísono.

— Te voy a matar. — Susurró Dongsook.

— Lo siento. — Se disculpó Donghyuck.

¡Se había olvidado completamente de que alguien había roto su trabajo!

— Muy bien, saquen el libro en la página 120. — Ordenó el profesor una vez entregados los recuperatorios.

...

Las clases habían concurrido, pero Donghyuck no se había dirigido hacia su habitación. Ni a la biblioteca, ni a la cafetería, ni a ningún lado donde podría encontrarse con Mark o Dongsook.

Se sentó en el tronco caído de algún árbol, detrás de la cancha de futbol, y suspiró. Las náuseas y el malestar general que habían llegado tras la llamada de su padre habían disminuido un poco, pero no se habían ido del todo.

Lo cierto es que aquellas palabras le habían caído peor de lo que él esperaba y hubiese deseado.

Cerró sus ojos e, inevitablemente, el rostro de Mark llegó a su cabeza. Sintió la piel erizársele al recordar cómo los labios de Mark se habían deslizado la noche anterior por todo su cuerpo, y unas cosquillas en el pecho lo hicieron estremecer. Esbozó una sonrisa que no pudo controlar, pero enseguida se desvaneció en cuanto las palabras de su padre volvieron a resonar en su cabeza.

"Sería una deshonra que alguien que lleva mi sangre se vuelva puto. Una maldición."

¿Por qué? ¿Por qué su padre había tenido que llamarlo y decirle eso justo ahora?

Cerró sus puños a la vez que abría los ojos y bajaba la mirada.

Sentía su corazón como si lo estuviesen apretando. Se sentía sofocado, afligido y muy, muy confundido.

¿Por qué le afectaban tanto aquellas palabras? Independientemente de quién sea la persona que se lo haya dicho. ¿Por qué habían dolido como puñales? ¿Por qué se sentía insultado y ofendido, hasta discriminado? Donghyuck no era gay, no tenía por qué darse por aludido con aquella frase.

Pero, entonces, si no era gay... ¿Por qué se había excitado tanto la noche anterior debido a los toques y caricias de un hombre? ¿Y por qué quería repetirlo? Bueno, no estaba urgido por volver a hacerlo, pero si la ocasión se volvía a dar él no se negaría.

¿Eso significaba que él era gay? ¿Significaba que le gustaban los hombres?

Pero a él jamás le habían llamado la atención los hombres. Y de eso estaba seguro, pues el haber vivido en un internado masculino por dos años y no haberse sentido atraído por ningún hombre era prueba suficiente. También lo era el que, cada vez que veía a una mujer hermosa, sus ojos se volvían locos y su imaginación volaba.

Pero exactamente eso mismo pasaba cuando veía a Mark. Al principio no había sido así, si no que lo único que sentía hacia su persona había sido repugnancia y odio. ¿Cuándo habían cambiado las cosas? Ahora, cada vez que aquél muchacho se le acercaba, su corazón latía con prisa y se sentía nervioso. Debía admitir también que su maldita manía por acorralarlo contra la pared le encantaba, y que le gustaba tenerlo a su lado todo el tiempo, aunque lo negase y tratase continuamente de alejarlo. Le agradaba tener cerca su presencia.

Entonces, ¿Él era gay? ¿Bisexual? ¿Heterosexual, y se sentía atraído únicamente por Mark? ¿Se sentía atraído físicamente, o le gustaba?

¿Era una deshonra para su padre?

— ¿Donghyuck? — Una voz lo sacó de sus pensamientos.

Donghyuck, aturdido, elevó su mirada desde sus pies hacia el frente, encontrándose con el rostro de Mark.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó asustado.

No estaba listo para enfrentarlo, no aún.

— Solo pasaba casualmente y te encontré. — Respondió despreocupado, acercándose a él.

Donghyuck enarcó una ceja.

— ¿Asi que pasabas casualmente por detrás de la cancha de fútbol, lugar por el cual normalmente no pasa ni un alma, y casualmente, solo casualmente, te has encontrado conmigo?

Mark apretó los labios.

— Está bien, te seguí. — Confesó. — Pero es porque estaba preocupado. — Se acercó a él rápidamente, y tomó sus manos. — Además quería decirte algo.

Por algún motivo, ese gesto le resultó algo invasivo a Donghyuck, quien sonrió con incomodidad.

— ¿Preocupado?

— Bueno, has estado muy distraído en clase. Pensé que tal vez sí has pescado un resfriado anoche.

Donghyuck deshizo el agarre de Mark.

— Estoy bien. — Dijo. — Me voy a mi cuarto.

— ¿Puedo ir contigo? — Se apresuró a preguntar Mark, colgándose de los hombros de Donghyuck.

Éste nuevamente lo alejó, ganándose una confundida mirada por parte de Mark.

— No. — Tajó.

— ¿No? — Preguntó con un poco de desilusión su hyung.

— No. — Repitió.

— ¿Por qué?

— Porque no, Mark. Quiero estar solo, no me molestes.

— ¿Te molesto? — Mark pareció entrar en pánico. — Lo siento, ¿Hice algo mal anoche?

— No, Mark...

— Prometo hacerlo mejor la próxima vez. — Lo interrumpió. — Sólo dime qué he hecho que te disgustara, y prometo mejorar para la próxima, solo...

— No habrá próxima vez, Mark. — Sentenció, enmudeciendo a Mark.

— ¿Qué? — Balbuceó cuando logró salir del shock.

— Lo que has oído.

— No bromees. — Pidió, atónito, Mark. — En verdad... Prometo.... Prometo mejorar. No seas así Donghyuck...

— No estoy bromeando. — Donghyuck nuevamente volvió a sentir que el corazón se le apretujaba. Ese sentimiento que le impedía respirar le recordaba, de alguna forma, a aquella vez que durmió en casa de Mark.

— ¿Qué? — Donghyuck desvió su mirada hacia el suelo, incapaz de seguir mirando a los ojos de Mark, mismos que habían enrojecido y aguantaban lágrimas. — ¿Por qué?

— Ya te lo había advertido. — Tragó saliva y respiró profundamente, provocando únicamente que aquella horrible sensación se incrementara. — Yo sólo quería averiguar qué era lo que sentía. Te dije que no sabía si sería capaz de corresponderte.

— Donghyuck...

— Te lo dije, Mark. — Suspiró y nuevamente miró hacia el rostro de Mark. Éste ya no contenía las lágrimas, sino que les había dado renda suelta y ahora caían por sus mejillas. — Te lo dije. — Se obligó a decir, ignorando el nudo en su garganta.

— ¿Tenías que ser así? — Le recriminó. — ¿Tenías que ilusionarme de esta forma?

— No te ilusioné, Mark. Te advertí desde un principio que no sabía si iba a ser capaz de-.

— ¡Aún así me ilusioné, ¿Sabes?! — Lo interrumpió. — ¡Pensé que al menos ibas a intentar darme una oportunidad, Donghyuck!

— Pues lo siento. — Mark frunció el ceño, indignado ante la frialdad con la que Donghyuck se había disculpado. — Estaba confundido, y tenía que saber qué era lo que me pasaba por la cabeza. Quería saber si lo que sentía era real o...

— ¿O? — Insistió al ver que Donghyuck dejaba la frase en el aire. Al ver que no obtenía respuesta, volvió a hablar. — ¿Estabas jugando conmigo? — Preguntó. — ¿Esto era lo que querías? — Suspiró, mirando al suelo e intentando parar de llorar de una vez por todas. — ¿Sólo querías acostarte conmigo? ¿Querías humillarme así?

Donghyuck suspiró.

Claro, era eso. Ese había sido el plan que había ideado con Jaemin. Desde el principio, ese había sido su objetivo.

De todas formas, ese también había sido el plan de Mark.

Pero, por algún motivo, en algún momento, algo había cambiado.

Aunque, quizás, nada había cambiado. Quizás sólo se había metido demasiado en el papel, y se había dejado llevar.

Al ver que Donghyuck no respondía, Mark asumió que la respuesta era afirmativa. Asumió que Donghyuck sólo estaba jugando con él. Comenzó a asentir con la cabeza, dándole a entender a Donghyuck que comprendía la situación, y cuando se dispuso a abandonar el lugar, la voz de su menor lo detuvo.

— No vuelvas a molestar a mi hermana. — Le ordenó.

Mark se volteó hacia él como si le hubiese soltado en la cara la peor ofensa de todas.

— No te preocupes por eso. — Soltó con indignación. — Me iré a Seúl en una semana.

Donghyuck frunció el ceño y lo observó, confundido.

— ¿Qué? — Preguntó.

— Terminaré la secundaria allí, y luego estudiaré en la universidad. — Mark miró hacia el frente. — A eso venía, a proponerte que vengas conmigo. Pero, por lo visto, no tienes interés en ello.

— Correcto. — Soltó Donghyuck desviando la mirada. La garganta doliéndole al hablar con semejante nudo formando en ella. Las manos le temblaban, la respiración se le dificultaba, y los ojos comenzaban a empañársele.

¿Por qué su cuerpo reaccionaba así? Si lo que había querido siempre era seguir con el plan de humillar a Mark para que dejase de molestar a Dongsook.

Mark jadeó.

— Puede ser que para ti solo haya sido confusión o diversión, no lo sé. — Volvió a mirarlo, buscando sus ojos. Sin embargo Donghyuck se mantenía mirado hacia otro lado, negándole hasta una simple ojeada. — Pero lo mío fue real, y estaba seguro de ello. — Hinchó su pecho al respirar profundo. — Para mí fue real, Donghyuck. Cada palabra que salió de mi boca fue real. — Al no recibir más respuesta, volvió a mirar hacia el frente. — Que te vaya bien.

Y se fue.

...

— ¿Entonces funcionó? — Preguntó Jaemin, incrédulo. — ¿Realmente funcionó?

— Que sí, hombre. — Respondió desganado Donghyuck. La sensación de tener el pecho oprimido aún se mantenía, incluso después de que hubiesen pasado un par de horas de su charla con Mark.

— Entonces ha sido por eso... — Musitó Jaemin.

— ¿Qué cosa? — Preguntó Donghyuck no por curiosidad, si no por tener un tema de conversación con Jaemin y que éste no le preguntase que si había sucedido algo o por qué andaba tan decaído.

— Mark llegó a la habitación con los ojos rojos y vidriosos. Pensé que se había fumado un porro, pero al parecer ha sido por esto. — Jaemin ahogó una pequeña risa. — Es un tanto cómico que el plan funcione justo cuando él tiene que irse.

— ¿Lo sabías? — Nuevamente intentó sacar un tema de conversación.

— Fui el primero en saberlo. — Al ver que Donghyuck no volvía a hablar, Jaemin volvió al tema del plan. — Además, tú estás como hombre. No sabía que Mark tenía esos gustos.

— Ajá... — Donghyuck cerró los ojos intentando apaciguar el creciente dolor de cabeza que había comenzado en su lóbulo frontal.

— No pareces tan animado.

— Tú tampoco. — Replicó Donghyuck.

— Por supuesto que no. — Le dio la razón Jaemin, confundiéndolo. — Ahora que sé la verdad del por qué se veía tan demacrado hace unos momentos, me siento terrible. No pensé que Mark iba a sentirse tan mal, ¿Sabes? Me siento un traidor.

— Lo eres.

— Ya lo sé. — Nuevamente el silencio reinó. Sin embargo, Jaemin lo rompió luego de un par de segundos. — Pero es un alivio que el plan funcionase, al menos no molestará a Dongsook hasta que se vaya.

— ¿Qué plan? — La voz de Dongsook los sorprendió.

No había sido una buena idea hablar de eso mientras cenaban en un lugar tan público como lo era la cafetería, la cual estaba abierta para todos los alumnos.

Donghyuck se hundió en el asiento: Ya tenía demasiados problemas, no quería agregar uno más a la lista.

— ¡Mira qué tarde se ha hecho! — Exclamó Jaemin, poniéndose de pie. — ¡Tengo que ir a mi cuarto a hacer... Eh... Sí... Ah...! — Ninguna excusa se le venía a la mente. — Eso.

— ¿"Eso"? — Preguntó confundida Dongsook.

— ¡Sí! — Exclamó para luego salir corriendo.

Lo único que Donghyuck pensó fue "Cobarde".

«Oh, calla, tú también eres un cobarde.» Oyó una vocecilla en su interior. «Eres el cobarde más grande de todos.»

— Dong, ¿Qué plan? — Insistió Dongsook una vez que Jaemin se hubiese ido. Mas Donghyuck no respondió. — Me tienes harta, ¿Sabes? — Espetó.

Donghyuck la miró dolido. ¿Por qué el mundo entero se le daba vuelta?

— ¿Harta?

— Sí, Dong, harta. Te pedí una y mil veces que me cuentes las cosas, pero no lo haces. No confías en mí, y estoy harta de eso. — Su voz comenzó a temblar. — ¿Tan débil me crees? ¿Tan inservible soy ante tus ojos?

— No, Dongsook, por favor...

— Tú me has pedido que sea egoísta por una vez y que piense en mí. — Elevó su barbilla. — Y pienso serlo ahora mismo. Dime, ¿Qué plan?

Donghyuck suspiró y luego se despeinó con desesperación.

Bonito momento elegía su hermana para hacer caso a sus palabras.

— Con Jaemin habíamos ideado un plan para humillar a Mark y hacer que deje de molestarte de una vez por todas. — Soltó sin rodeos. Elevó la mirada y vio cómo Dongsook se la devolvía con el ceño fruncido.

— ¿Hay algo más que me involucre y me ocultes? — Soltó. Donghyuck volvió a bajar la mirada. — Dime una cosa, Dong. En vez de hacer todo por ti mismo, ¿No es más fácil apoyarte en mí? — Se acercó a él y se puso en cuclillas para estar a su altura. — En vez de intentar protegerme tú, ¿No es más fácil enseñarme y dejarme aprender a hacerlo por mí misma? He vivido 16 años bajo tu ala, Donghyuck. No puedo hacerlo más. Eventualmente nos separaremos, y tengo que aprender a solucionar mis problemas yo sola. Y tú tienes que aprender a dejarme manejar mis cosas. — Se puso de pie. — En verdad me duele que no confíes en mí para nada.

— Agh, — Se quejó. — ¡Dongsook!

— Buenas noches, Donghyuck. — Lo cortó, saliendo corriendo de la cafetería y dejándolo con la palabra en la boca.

Al desviar la vista de su hermana, Donghyuck divisó a Mark sentado un par de mesas más allá. Estaba solo, observando con una expresión neutra su cena, y no parecía tener apetito. Su mirada estaba sin vida, sus ojos levemente hinchados, y su boca entreabierta. No parecía haber notado la presencia de Donghyuck.

Finalmente se puso de pie y se largó de la cafetería sin haber probado bocado.

Donghyuck sintió el alma estallar en mil pedazos al ver a Mark tan... Roto. Sí, esa era la palabra que mejor lo definía en ese estado. Roto.

Pero no supo por qué se sintió así de culpable. Si únicamente se había acostado con Mark por el plan, si estaba buscando humillar a Mark, y si realmente había sido que confundió los sentimientos ¿Por qué se sentía tan mierda?

¿Acaso la realidad era otra? ¿Mark sí le gustaba? Entonces, ¿Por qué había soltado todas esas palabras frente a Mark?

Pero Donghyuck... A pesar de que verle el rostro lo hacía querer vomitar, a pesar de que el oír su voz hacía que la rabia comience a circularle por las venas, a pesar de que leer o escuchar su nombre o la palabra "Padre" lo hacía tiritar de ira, e incluso a pesar de todos los golpes, peleas y palabras agresivas y ofensivas hacia él y su hermana, él...

A pesar de todo, él no quería ser una deshonra para su padre. Porque también a pesar de todo él le había dado la vida, y ansiaba ver al menos una mínima expresión de cariño de su parte.

¿A quién debía elegir? ¿A su padre, o a Mark?

Tenía que decidir rápido, porque el tiempo se le acababa. Para ser exactos, tenía tan solo una semana.

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