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32.

Donghyuck llegó primero a la puerta de entrada al edificio de habitaciones. Sin embargo, en cuanto abrió la puerta, Mark lo sostuvo del brazo y tiró bruscamente de él. Por consecuencia Donghyuck retrocedió un par de pasos y, al trastabillar, Mark lo sobrepasó. El mayor de ambos comenzó a subir las escaleras sin detener la velocidad, pero cuando su pie izquierdo se posó en el quinto escalón, Donghyuck logró alcanzarlo. Lo tomó por el tobillo haciéndolo tropezar y caer arrodillado sobre los escalones. El menor aprovechó ese momento para saltar por encima de él y seguir camino, sobrepasándolo. En cuanto llegó al piso de arriba, giró en la primer esquina y comenzó a correr directo hacia su habitación.

Pero se vio forzado a detenerse cuando sintió cómo Mark lo tomaba por la camisa y tiraba de él hacia atrás. Inevitablemente Donghyuck cayó sentado, pero en cuanto reaccionó que Mark estaba por adelantársele, colocó su pie izquierdo en frente de los de él y lo hizo caer. En ese momento Donghyuck comenzó a arrastrarse hacia su habitación. En cuanto se quiso poner de pie, la mano de Mark sosteniendo su pie se lo impidió, y volvió a caer.

Maldijo cuando vio a Mark saltando por encima de él y, en cuanto sus pies tocaron el suelo, Donghyuck saltó sobre sus piernas y abrazó la izquierda.

— ¡Suéltame! — Gritó Mark en cuanto se dio cuenta que Donghyuck se encontraba rodeando su pierna como si fuese un koala. Con dificultad, comenzó a caminar arrastrándola y golpeándolo en la cabeza. — ¡Qué me sueltes!

— ¡No! — Gritó Donghyuck.

Mark puso una mano en su cara y comenzó a intentar alejarlo así.

— ¡Qué me sueltes! — Insistió.

Donghyuck mordió la mano de Mark, y éste gritó de dolor. Aprovechando el descuido, mordió también su muslo, y en cuanto Mark aflojó la pierna por el dolor, Donghyuck lo soltó y comenzó a correr hacia su habitación.

Al llegar a la puerta de la habitación, Mark llegó enseguida detrás de él y lo movió del lugar golpeándolo en la cadera con la suya. Abrió la puerta, y Donghyuck le devolvió el empujón enseguida. Mark, no dispuesto a perder, intentó taclearlo, pero Donghyuck resistió.

Ambos entraron a la habitación aún forcejeando: Mark nuevamente con una mano en el rostro de Donghyuck, abriéndole un poco el ojo y haciéndole nariz de chancho; y Donghyuck colocando su antebrazo en el cuello de Mark, haciendo que éste incline su cabeza levemente hacia atrás, también colocado su pierna detrás de las de Mark estando a punto de hacerle una especie de llave para hacerlo caer.

— ¿Pero qué mierda? — Dijo Donghyuck, y ambos se detuvieron en seco.

Sin separarse ni cambiar sus posiciones, tanto Mark como Donghyuck comenzaron a vagar su mirada por la habitación: Minkyung se encontraba en calzoncillos y sin camisa, tirado en los pies de su cama con medio cuerpo fuera del colchón. Jaemin, por su parte, estaba debajo de la cama de Donghyuck y sólo se podían ver sus piernas sobresaliendo por el costado. Comprobaron que estaba vivo ya que se movió levemente.

Por lo visto, en algún momento habían llegado Sunhi y Danbi, quienes se encontraban abrazadas sobre la cama de Donghyuck, con sus camisetas levemente descolocadas.

Y, al parecer, además de las tres cervezas que Mark había logrado pasar, Minkyung había logrado pasar una botella de vodka.

Mark y Donghyuck se separaron.

— Ayúdame a sacar a Jaemin de ahí abajo. — Pidió Mark, aguantándose la risa de ver a su amigo en tal situación.

— Primero saquemos a esas dos mugrosas de arriba de mi cama. — Mark lo miró confundido. — ¿Qué? Yo duermo ahí. Seguro me la dejan llena de ladilla.

Mark rió.

— Si bien a Danbi le gusta tener sexo, ella no es idiota. No se mete con tipos que no conoce. Además es muy higiénica.

— ¿Y Sunhi?

— Sunhi aún es virgen. — Comentó, poniéndose en cuclillas a un lado de las piernas de Jaemin. — Muchos hombres se le han insinuado, pero ella tiene la fantasía de entregarle su virginidad a su príncipe azul. — Se encogió de hombros. — Me temo que se quedará completamente desilusionada cuando se dé cuenta de que a ningún hombre le importa eso. — Se despeinó intentando alejar esos pensamientos de su cabeza, pues pese a ser un idiota, Mark se preocupaba mucho por quienes eran sus amigos. — ¿Me ayudas con Jaemin? — Insistió.

Donghyuck, al llevar sus ojos de Danbi y Sunhi hacia Mark, sintió que se atragantaría con su propia saliva.

La imagen de Mark en ese momento, despeinado y con poca iluminación debido a que sólo estaba prendida una pequeña luz, le recordó aquella noche en la que debido al alcohol y a lo inestable que se encontraba sentimentalmente debido a la discusión con su padre, se había acostado con Mark.

— No... — Murmuró en un tono inaudible.

— ¿Qué? — Preguntó Mark debido a que no había oído.

Donghyuck sacudió su cabeza.

— Nada. — Tajó rápidamente.

Avanzó hacia Jaemin y, al ponerse frente a él, lo tomó de las piernas y tiró de él hasta sacarlo de debajo de la cama.

— ¡¿Qué pasó?! — Gritó Jaemin, intentando sentarse enseguida, pero logrando únicamente golpearse la cabeza con el borde de la cama.

Volvió a caer hacia atrás.

— ¿Se murió? — Preguntó Donghyuck con un poco de indiferencia.

— Hierba mala nunca muere. — Recitó Mark, terminando de sacar a Jaemin de allí. Lo tomó por los brazos y lo hizo sentar. Jaemin, aunque dormido, se quedó sentado. — No se golpeó tan fuerte, sólo se volvió a dormir. — Acto seguido se volteó y pasó los brazos de Jaemin por sus hombros. Se puso de pie y, cargando a Jaemin en la espalda, caminó hacia la cama de Minkyung. Lo soltó allí y, luego de acomodar a Minkyung a su lado, caminó hacia Donghyuck. — Mejor nos vamos antes de que el cuidador pase por aquí y nos regañen a nosotros también.

— ¿A dónde? — Preguntó Donghyuck, arqueando una ceja.

— A mi habitación. — Miró hacia Jaemin. — Puesto a que Jaemin dormirá aquí, tengo una cama libre.

Donghyuck, indeciso, vagó su mirada por la habitación. Torció el gesto: Definitivamente no iba a poder dormir allí. Volvió su vista hacia Mark y, luego de pensarlo una vez más, accedió.

...

— Creo que tenemos el mismo talle. — Dijo Mark una vez en su habitación, buscando un pijama para darle a Donghyuck. Una vez que encontró uno, se lo lanzó al rostro. — Cámbiate donde quieras.

Se volteó para comenzar a buscar un pijama para él, pero en realidad no se esmeró mucho en la búsqueda. Debido a que no tenía realmente un pijama ya que acostumbraba a dormir desnudo, sacó la primera camiseta vieja y el primer pantalón que ya no utilizaba y los dejó sobre su cama.

Donghyuck, en cuanto notó que Mark comenzaría a descambiarse sin pudor frente a él, se volteó rápidamente.

¿Por qué hacía eso? ¿No sentía vergüenza después de lo que había sucedido aquella vez? ¿O es que realmente lo había olvidado? ¿Quizás lo estaba haciendo a propósito?

Había sido un error acceder a dormir en su habitación, y ahora se daba cuenta.

Pero estaba bien. Si Mark fingía que nada había sucedido, entonces Donghyuck también lo haría.

Con confianza, aunque con aún una pizca de vergüenza, Donghyuck dejó sobre la cama el pijama que Mark le había dado. Comenzó a quitarse su camiseta, pero al llegar a la mitad de su abdomen, se detuvo en seco. Bajó por completo su camiseta, y se mordió el labio inferior fuertemente.

El nerviosismo había pasado de ser minúsculo a inundarlo por completo en cuestión de una fracción de segundo, y ahora no podía ni respirar con normalidad. Temblando levemente se volteó a ver a Mark, y sintió su garganta secarse al notar que él no llevaba camiseta. Todo su torso, tan blanco como su rostro, se hallaba al descubierto. Sin ninguna imperfección, parecía, a la vista, tener un tacto aterciopelado. Y por algún motivo, sintió decepción en cuanto la camiseta del pijama cubrió esa parte del cuerpo de Mark.

Ahora este prosiguió por desprenderse los jeans, y Donghyuck no pudo evitar seguir con la mirada todos sus movimientos. Pero, en el instante que los pantalones de Mark llegaron a sus rodillas, éste dejó de moverse. Donghyuck, quien había mantenido su mirada fija en la parte inferior del cuerpo de Mark, subió sus ojos velozmente hacia su rostro confundido.

Mark lo estaba mirando fijamente con el ceño fruncido.

— ¿Se te perdió algo? — Bramó Mark.

Donghyuck se volteó rápidamente mientras sentía cómo el calor abandonaba su cuerpo entero y se instalaba sólo en su rostro.

¡Joder, Mark lo había pillado mirándolo!

— No. — Respondió, quitándose la camiseta de un saque y colocándose el pijama con igual rapidez. Del mismo modo se cambió los pantalones, pero cuando estaba a punto de clavarse debajo de las frazadas, la voz de Mark se escuchó en su nuca.

— ¿Entonces por qué me mirabas? — Preguntó con voz ronca.

Donghyuck se estremeció bajo la agradable sensación del cálido aliento de Mark golpeando en su piel, pero se volteó rápidamente.

Su sangre hirvió al notar que Mark lo observaba con una sonrisa ladina, claramente con el ego por las nubes gracias a haberlo pillado observándolo.

— Vigilaba que no intentes violarme como aquella noche. — Soltó, y sonrió internamente al ver cómo el rostro de Mark se transformaba en uno serio. Se enderezó en el lugar cuando Mark retrocedió dos pasos. — Ni se te ocurra volver a hacer lo mismo, juro que jamás te lo perdonaré.

Mark frunció el ceño.

— No sé de qué mierda estás hablando, imbécil. — Soltó con brusquedad. Acto seguido se volteó, caminó hacia su cama, y se recostó en ella. — Apaga la luz tú. — Ordenó, tapándose hasta el cuello y volteándose en la cama para darle la espalda a Donghyuck.

El menor obedeció y, en la oscuridad, caminó hacia la cama que originalmente le pertenecía a Jaemin. Se recostó en ella, y cerró los ojos intentando dormirse.

Cuarenta minutos después, sus ojos se abrieron de golpe como si de persianas se tratasen.

«¡No me puedo dormir!» Gritó en sus pensamientos. Se volteó hacia Mark, quien parecía dormir plácidamente.

Se mantuvo así, mirándolo, sin pensar en nada, por unos cuantos minutos más.

— Lo siento. — Dijo finalmente, sin saber por qué, en voz alta. Llevó su mirada hacia el techo, y suspiró. — Siento haberte dicho aquello.

— ¿Qué cosa? — La voz de Mark lo sobresaltó.

— ¡¿No estabas dormido?! — Exclamó escandalizado, tapándose hasta la cabeza.

— Lo estoy. Soy sonámbulo.

Donghyuck, molesto por el sarcasmo, se destapó hasta los hombros y miró a Mark con desapruebo.

Éste ahora lo observaba a él con todo su cuerpo de lado.

— Un imbécil, eso eres.

— ¿Qué es lo que sientes? — Repitió.

— No es de tu incumbencia. — Se negó a hablar Donghyuck, volteándose. — Me voy a dormir.

— ¡Ah~, tengo frío! — Exclamó Mark.

Luego de un par de segundos, Donghyuck sintió cómo Mark se metía en su cama y lo abrazaba por la cintura.

— ¡¿Quieres morir!? — Gritó, retorciéndose en el lugar, intentando soltarse del agarre de Mark a la vez que intentaba tirarlo de la cama. — ¡Suéltame! ¡Suéltame y salte de mi cama!

— No puedo, tengo frío. — Lo abrazó con fuerza y puso sus pies fríos entre las piernas de Donghyuck.

— ¡Ah, demonios! — Se quejó Donghyuck, estremeciéndose ante aquél desagradable tacto frío. — ¡Tienes los pies helados!

— Es porque tengo frío. — Mark se acurrucó contra su espalda. — Caliéntamelos.

— ¡No! — Gritó Donghyuck. — ¡Vete!

— Entonces, respóndeme una cosa. — Pidió, volviéndose serio y colocando su voz un par de tonos más severos. Con un ágil movimiento logró poner a Donghyuck boca arriba, trepándose sobre él. Atrapó sus brazos a ambos lados de su cabeza, y se escabulló por entre sus piernas. Sin embargo, no hizo ningún otro movimiento.

El corazón de Donghyuck volvió a latir rápidamente, por ansiedad y nerviosismo. Tenía miedo por que pasara algo, pero a la vez estaba esperando que sucediera. Comenzó a respirar aceleradamente, devolviéndole la mirada directo a los ojos que Mark le estaba dando.

Sabía que esto no era broma, y que Mark iba en serio. Muy en serio.

— ¿Qué? — Accedió a responder.

— ¿Por qué has dicho "Lo siento"? — Soltó.




Maratón 5/?

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