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22.

Donghyuck cerró sus ojos fuertemente al sentir cómo el cinturón de su padre golpeaba el dorso de sus manos por segunda vez, haciéndolo soltar un gemido de dolor.

Apenas había llegado a su casa su padre le dio una bofetada incluso antes de saludarlo. En el momento en que quiso darle otra, Donghyuck lo empujó por acto reflejo, logrando así que él se enfadara el doble.

Y ahora allí se encontraba. A la una de la mañana, siendo castigado por su padre.

— ¿Esto te enseñará a no volverle a levantar la mano a tu padre? — Dio un latigazo más, provocando que Donghyuck no soporte más el dolor y retire las manos de la mesa, acercándolas a su cuerpo para no recibir más heridas. — ¡Pon la mano allí, ahora! — Gritó, hirviendo en rabia.

Donghyuck, con miedo, volvió a colocar las manos sobre la mesa. Su padre dio dos latigazos más con su cinturón, y luego lo dejó caer en el suelo. Sin decir nada más, dio media vuelta y se echó a andar.

— ¿Ya está? — Espetó Donghyuck, con el orgullo a flor de piel.

— ¿Quieres que siga? — Su padre elevó una ceja, volteándose a verlo.

— Me da igual. — Respondió, encogiéndose de hombros.

Su padre se acercó hacia él, levantando el cinturón en el camino. Cuando estuvieron frente a frente, lo tomó por los cabellos de su nuca y tiró hacia atrás, haciéndolo elevar la mirada.

— Deja de desafiarme. — Ordenó. — No sé quién te piensas que eres, pero a mí me respetarás. Soy tu padre.

— Yo no pedí que tú seas mí padre. — Bramó.

— Lamentablemente soy el que te tocó; y mientras vivas bajo  techo, mientras uses la ropa que yo te compro, y mientras comas la comida que yo te doy, seguirás mis reglas quieras o no. — Soltó su agarre con brusquedad. — Si no, allí está la puerta. — La señaló. — Tienes permiso para largarte cuando quieras.

— No te soporto. — Bisbiseó Donghyuck.

— ¿Y crees que yo a ti sí? — Lo atacó su padre, habiendo oído lo que Donghyuck dijo. — ¡¿Crees que soporto el matarme trabajando para poder pagar tu maldito colegio que no es para nada barato, para que te ausentes por cualquier nimiedad?!

— ¡¿Y para qué rayos me tuviste, si no me soportas?! — Donghyuck se puso de pie, ya que se encontraba sentado, haciéndole frente. — ¡Además no fue "Cualquier nimiedad"! ¡Golpearon a Dongsook y quedó en el hospital, joder! ¡Tu hija ha sido golpeada y quedó en el hospital!

— ¡Y a mí qué me importa esa niña de porquería! ¡Ella fue un error, nunca debería haber nacido! ¡Yo y tu madre queríamos un varón, no una mujer! — Su padre avanzó también.

— ¡Es tu hija, hombre! ¡Tu sangre! — Donghyuck comenzaba a temblar de impotencia: No era la primera vez que tenían una charla así.

— ¡Y me gustaría que no lo fuese! — Azotó el cinturón en el suelo.

— Y a mí me gustaría que tú no fueses mi padre. — Volvió a hablar entre dientes Donghyuck.

— Lamentablemente para ti, lo soy. — Su padre sonrió con superioridad.

— Muy lamentablemente, sí. — Concordó Donghyuck, avanzando y chocando su hombro con el de su padre para luego seguir camino.

— ¿A dónde mierda crees que vas? — Espetó él. — No te he dicho que puedes irte.

— Me la suda. — Respondió.

— ¡Lee Donghyuck!

— Lee Donghyuck se va. — Soltó, entrando a su habitación.

— Vuelve en este preciso instante a la sala, no he terminado contigo. — Masculló su padre, con tono amenazante y sin elevar la voz.

— Sólo he venido a buscar un poco de ropa para Dongsook, ya me voy. Te estoy avisando. — Salió de su habitación con una mochila, y entró en la de su hermana.

— No, no te irás. — Su padre avanzó hasta quedar frente a la habitación de Dongsook.

Donghyuck, al verlo de pie bajo el umbral de la puerta, cerró la misma de un azote en el rostro de su padre.

— Sí mi iré. — Tajó Donghyuck desde dentro de la habitación, sacando un sostén y unas bragas de un cajón y colocándolas dentro de la mochila. Luego buscó en otro cajón una remera y una falda para que Dongsook se coloque al salir del hospital, y tras colocar también un par de calcetines, abrió la puerta y salió de la habitación esquivando a su padre.

— ¿Crees que te controlas solo? — Su padre lo cazó nuevamente del cabello, evitando que avance y logrando que Donghyuck vuelva a insultar debido al dolor. — Tienes 16 años, no tienes edad ni para tomar alcohol, y ¿Crees que puedes controlarte solo?

— Sí. — Respondió Donghyuck, sonriendo de lado.

Su padre le dio otra bofetada aún más fuerte que las anteriores a la vez que soltaba su cabello, y Donghyuck trastabilló hacia atrás. Al chocar con la pared, elevó su mirada con odio puro en ella.

Sin embargo, se volteó y entró a su habitación.

— Si llegas a salir de esta casa y no es para ir al internado, no te molestes en volver. — Sentenció su padre, caminando nuevamente a la sala. — Estás advertido, Donghyuck.

Donghyuck quiso gritar de frustración e impotencia, pero no lo hizo. No le daría el gusto a su padre de lograr sacarlo de quicio.

En cambio, de un manotazo, sacó de dentro del armario el primer bolso de viaje que vio. Comenzó a llenarlo de ropa con desgano y rabia, aguantándose las lágrimas.

— ¿Qué está pasando aquí? — Donghyuck, en medio de su mudanza, oyó la voz de su madre en la sala.

— El imbécil de tu hijo se ausenta del colegio cuando quiere, eso es lo que pasa. — Oyó decir ahora a su padre.

Apretando los labios deslizó bruscamente el cierre del bolso para luego calzárselo al hombro junto con la mochila en la que llevaba la ropa de Dongsook.

— Me largo de aquí. — Espetó saliendo de su habitación y caminando directo a la puerta de salida.

— ¡Donghyuck! — Exclamó su madre. — ¿A dónde crees que vas tan tarde?

— Si sales de esta casa no volverás a entrar, ya te lo he dicho. — Repitió su padre.

— Voy a ver a mi hermana al hospital. — Respondió Donghyuck la pregunta de su madre, ignorando a su padre.

— ¿Dongsook está en el hospital? — Preguntó, sorprendida, la mujer. Donghyuck asintió. — ¿Y por eso te has ausentado del colegio? — Ella suspiró, y Donghyuck cerró con fuerza sus puños. — Cariño, la época de exámenes comenzará en cualquier momento, no puedes distraerte.

— Que te den. — Soltó. Su madre abrió los ojos de par en par, formando una "O" con la boca.

— ¡¿Cómo me has dicho?! — Exclamó, indignada.

— Y a ti también. — Se dirigió a su padre, provocando que éste enrojezca de rabia. — Que les den a los dos. No sé qué se piensan que es ser padre, pero definitivamente están equivocados.

Sin decir una palabra más salió de la casa, caminando hacia la parada del bus que debía tomar para volver al hospital.

...

— ¿Por qué has tardado tanto? — La voz susurrante de su hermana llegó a sus oídos en cuanto él entró a la habitación.

Donghyuck la observó sorprendido: Eran casi las tres de la madrugada, no se la esperaba despierta.

— ¿Por qué no te has dormido aún? —Evadió su pregunta. Dongsook le regaló una sonrisa inocente, intentando esquivar el posible regaño que le daría su hermano al quedarse despierta hasta la madrugada. Donghyuck suspiró. — Te he traído la ropa. — Comentó, elevando la mochila. Dongsook asintió a la vez que su hermano se sentaba a su lado.

— ¿Ha ido todo bien? — Preguntó ella. — ¿Papá no te ha gritado mucho?

Donghyuck sonrió, incómodo.

— Sí, me ha gritado un poco, pero nada fuera de lo común. — Mintió, encogiéndose de hombros y quitándole importancia al hecho.

Su hermana no tenía por qué saber lo sucedido, ni tampoco las palabras hirientes que su padre había soltado hacía unos momentos.

Ella asintió revisando las cosas que su hermano le había traído en la mochila, asegurándose que no le haya traído ropa vieja o que le incomodase mucho.

Mientras tanto, Donghyuck analizaba su rostro. No eran exactamente iguales, cualquiera que los conociera lo suficiente se daría cuenta. El rostro de su hermana era más fino, pequeño y delicado; además de que sus ojos eran un poco más grandes que los de él. La nariz de ella era más perfilada y pequeña. Y, por último, lo que más los diferenciaba: Dongsook tenía, en el cuello, dos lunares que eran su marca de nacimiento. Donghyuck, en cambio, los tenía en la pierna.

Por mucho que Donghyuck le dijera "Fea" a su hermana, él admitía que era bellísima, ¿Por qué entonces había sido tomada como objeto de burla y llamada "Fea"? ¿Qué rayos tenían en los ojos esos pedazos de subnormales?

— ¿Qué miras? — Oyó la voz de su hermana.

— Tienes un murciélago que quiere salir de la cueva. — Soltó Donghyuck, echándose hacia atrás.

Dongsook elevó una ceja.

— ¿Qué? — Preguntó, confundida.

— Que tienes un moco en la puerta de la nariz, tonta. — Aclaró, posando los codos en la cama de Dongsook y apoyando su rostro en las palmas de sus manos, sonriente.

Donghyuck arrugó la nariz con ternura al ver cómo ella se sonrojaba al procesar sus palabras, tapándose el rostro con ambas manos y girando el rostro hacia otro lado.

Definitivamente, su hermana era la luz de sus ojos, y haría hasta lo imposible para que nadie la volviese a lastimar nunca en su vida.

...

— ¿Tú me habías dicho que querías proteger a Dongsook? — El castaño le preguntó al pelinegro al otro día, cuando las enfermeras los habían sacado de las habitaciones para hacerles una última revisión a los pacientes a eso de las 8 a.m.

— Sí. — Respondió el otro sin titubear.

Donghyuck, aunque no podía terminar de confiar en Jaemin, no le quedaba de otra más que hacerlo. Además de que en los últimos días le había demostrado que en verdad quería disculparse con ella, y también era cierto el hecho de que se le había plantado a Danbi para salvar a Dongsook.

— Entonces te diré cómo puedes hacerlo. — Donghyuck apoyó su espalda en la pared del pasillo y dejó caer su bolso con ropa en el suelo. Luego de un suspiro, comenzó a hablar teniendo toda la atención de Jaemin en él: — Dongsook volverá a su internado.

— ¿Estás loco? — Bramó Jaemin. — ¿Piensas dejarla volver después de lo que le acaba de suceder?

— ¿No me acabas de decir que quieres protegerla? — Jaemin quedó en mute. — Pues, entonces, hazlo. Si no quieres hacerlo, dímelo. No me hagas perder el tiempo.

— Lo haré. — Se apresuró a decir. — La protegeré como sea. Pero tú debes decirme qué tramas.

— No es algo que te incumba. — Se negó a hablar Donghyuck. — Tú solo protégela de Danbi y Mark, no le quites el ojo de encima.

— Creo que merezco saber algo al menos. — El menor dudó entre decirle o no. — ¿Tiene que ver con las heridas en tus manos?

Donghyuck metió ambas manos en sus bolsillos.

— No. — Mintió.

— Donghyuck...

— Tiene que ver con que nuestro padre no debe verla vestida como yo. — Interrumpió la queja de Jaemin. — Con que sepas eso, te basta. — Se incorporó, y inclinó hacia adelante para acercarse al rostro de Jaemin. — Si sueltas una sola palabra de esto, el que acabará aquí serás tú, no Mark.

Jaemin asintió.

— Aún no confías en mí, ¿Cierto? — Preguntó con dolor en su voz.

— No del todo. — Fue sincero. — Pero sí lo suficiente como para confiarte la salud de mi hermana, y créeme que eso no es poco. — Se enderezó. — No me defraudes otra vez. Protégela de Danbi y Mark.

— No será necesario que la proteja de mí. — La voz de Mark resonó en los pasillos. Ambos, Jaemin y Donghyuck, lo miraron sorprendidos. — No le haré nada.

— Oh, vamos. Si no confío del todo en Jaemin, ¿Crees que confiaré al menos algo en ti? — Soltó Donghyuck con sarcasmo.

Mark se encogió de hombros.

— No me importa que no confíes en mí. — Se acercó a ambos muchachos, quienes se encontraban hablando en el pasillo del hospital. — Yo dije la verdad, y con eso me basta para poder dormir tranquilo esta noche.

— ¿Y por qué supuestamente no la molestarás? Si se puede saber, claro está. — Donghyuck pasó por al lado de Jaemin, caminando hacia Mark y deteniéndose frente a él.

Mark también se detuvo.

— Porque he encontrado a alguien que me divierte más. — Susurró coqueto, acercándose a su rostro. — A que no adivinas quién es. — Susurró. Toqueteó su piercing con su lengua, para luego recorrer de arriba abajo a Donghyuck con la mirada. Elevó ambas cejas en un gesto un tanto insinuador, y luego guiñó un ojo.

Donghyuck se volvió rojo de rabia. Y vergüenza. ¿Acaso hablaba de él?

Entonces, sonrió ladinamente. Se la devolvería.

— Mark, ¿Puedo hacerte una pregunta? — Soltó.

— La que quieras. — Respondió con voz ronca, mordiendo su labio inferior a la vez que sonreía.

— ¿Por qué a la cuenta de instagram l.mark99, que por cierto tiene una foto de perfil de tí, le ha dado me gusta a una foto mía de hace nueve semanas y ni siquiera me sigue? — Soltó.

La sonrisa de Mark se borró, y Jaemin lanzó una pequeña carcajada que no pudo contener.

— La cosa es que no le haré nada a Dongsook. — Lo ignoró.

Donghyuck sonrió victorioso.

— Como sea, Jaemin. No te fíes de este depravado sexual. — Se dirigió hacia él.

— ¿Depravado sexual? — Jaemin sonrió de lado, dándose cuenta de que había sucedido algo de lo que él no se había enterado. — ¿Por qué depravado sexual? — Entrecerró los ojos.

Ambos, Mark y Donghyuck, enrojecieron como tomates.

— ¡Porque lo he sorprendido intentando tocar a mi hermana! — Exclamó Donghyuck.

— ¡No estaba intentando tocarla! — Se defendió Mark, ofendido. — ¡Estaba intentando comprobar si eras tú o no!

— ¡¿Pero por qué de esa forma?! — Donghyuck frunció el ceño: Las ganas de molerlo a golpes estaban creciendo nuevamente en él. — ¡Podrías simplemente haberle preguntado!

— ¡Porque jamás me dirían "Soy Donghyuck", ni aunque verdaderamente fueses tú! — Mark se puso frente a él.

— ¿Y cómo sabías tú que antes era Donghyuck y no Dongsook? — Los interrumpió Jaemin, sonriendo pícaramente.

Nuevamente enrojecieron.

— ¡Qué te importa! — Gritaron ambos, al unísono. Se miraron con odio. — ¡No me copies! — Volvieron a decir en coro.

— ¡Cómo esa! — Gritó Mark. — ¿Cómo supiste tú que él era Donghyuck y no Dongsook? — Se dirigió hacia Jaemin.

— Lo supe el primer día. Dongsook tiene unos lunares en el cuello que Donghyuck no. — Jaemin se encogió de hombros. Donghyuck lo miró sorprendido, ¿Cómo sabía Jaemin eso? ¿Tanta atención le prestaba a Dongsook? — Los conozco bastante debido a que fuimos vecinos por un tiempo cuando éramos pequeños.

— ¿Y por qué no me lo habías dicho? — Preguntó entonces Mark, con sospecha.

Jaemin se encogió de hombros.

— No pensé que fuese algo que pudiese divulgar. Además, tú tampoco me lo has dicho cuando te enteraste, y no sabías que yo ya estaba al tanto de esto. No puedes recriminarme nada.

Y aunque Mark lo odiaba, tenía razón.

— ¿Dong? — La voz de Dongsook se escuchó detrás de Jaemin y Donghyuck, quienes voltearon enseguida al oírla. La niña se cohibió enseguida ante la atención indeseada, ya que Mark también la observaba. — Me dieron el alta... — Musitó. — Ya puedo irme.

Donghyuck y Jaemin cruzaron una última mirada, la cual estaba llena de advertencias por parte de Donghyuck. Tras una mirada de soslayo hacia Mark, Donghyuck se acercó a su hermana y la abrazó por los hombros.

— Vamos a la casa de los abuelos. — Le dijo, comenzando a caminar con ella. Dongsook lo miró con confusión.

— ¿Qué? ¿Por qué? — Preguntó.

— En el camino te explico. — Tajó.

Ahora debía inventarse una buena historia para que Dongsook le crea.

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