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19.

Allí se encontraban ahora.

Por algún motivo Donghyuck, cuando se despertó, no tenía ni una extensión en su cabeza. Ahora estaba él vestido de hombre y sentado en su asiento junto a Yukhei, mientras que Dongsook se encontraba unos asientos más atrás.

El nerviosismo no abandonaba su cuerpo. Mordía sus uñas, jugueteaba con sus dedos, subía y bajaba su pierna derecha con nerviosismo, masticaba su labio inferior...

— ¡Vamos, Dongsook! — Exclamó en un susurro Yukhei mientras el autobús se detenía. — ¿Puedes quedarte quieta por un segundo?

Donghyuck giró su rostro con un aura asesina rodeándolo.

En ese momento, subió Mark al bus.

— ¿"Dongsook"? — Repitió Donghyuck, sonriendo como psicópata.

Mark pasó por su lado, sin verle el rostro.

Y él tampoco lo vio.

Yukhei tragó saliva.

— ¿Sí? — Respondió, más bien preguntó.

Donghyuck le dio un manotazo en la nuca, para luego apretarle con fuerza.

— ¡¿Cómo que "Dongsook"?! — Habló entre dientes.

— ¡Joder, que eres Donghyuck! — Se quejó Yukhei.

— ¡¿Sabías que era Dongsook?! — Apretó con más fuerza.

— ¡Duele, duele!

— ¿Desde cuándo lo sabes? — Preguntó demandante.

— ¡Suelta! — Donghyuck apretó más fuerte. — ¡Desde el primer día!

— ¡¿Cómo?! — Aflojó el agarre. — ¿Cómo lo supiste?

— ¿Me soltarás antes? — Donghyuck pareció pensárselo, pero finalmente lo soltó. — Sin querer entré al cuarto de baño mientras ella se bañaba. — Habló rápidamente y sin espacios, con la esperanza de que él no lo escuchara.

Pero el que Donghyuck lo agarrase del cuello de la camisa y lo acercase a él con un rostro de rabia pura le confirmó que en realidad lo había oído.

— ¡¿Qué has hecho qué?! — Volvió a exclamar en otro susurro.

— ¡Pero no he visto nada! — Mintió. — ¡Juro que no he visto nada! Apenas noté el sostén tirado en el suelo salí corriendo del cuarto. — Más mentiras. — Luego le pregunté porque qué tenía un sostén, y me dijo la verdad.

Si fuese pinocho, su nariz hubiese atravesado la cabeza de Donghyuck.

Poco convencido, pero sin otra opción que creerle, Donghyuck soltó la camisa de Yukhei y volvió a su estado de nerviosismo.

El bus había arrancado, Mark ya estaba sentado junto a Dongsook, y Donghyuck jamás se dio cuenta de ello.

...

Dongsook quería llorar. ¿Por qué estaba Mark en el bus? ¿Por qué se había sentado a su lado? Y, ¿Por qué no dejaba de mirarla?

Sus labios se curvaron involuntariamente hacia abajo, su pulso comenzándole a temblar y la respiración comenzando a fallarle.

Dongsook no podía superar el miedo que le tenía a Mark. ¿Iba a tirarle de los cabellos? ¿Iba a empujarla cuando estén bajando? ¿Iba a orinar su mochila allí, arriba del bus, obligándola a guardar silencio?

Oh, no. Mark había colocado una mano en su muslo, apretándolo y luego acariciándolo.

¡¿Iba a manosearla?!

No pudo evitar que una lágrima se deslizase por sus ojos, misma que no pasó desapercibida por Mark. El susodicho, confundido, quitó su mano de su muslo pensando que tal vez Donghyuck estaba igual o más shockeado que él ante la situación.

...

Estando recostado en su habitación, Donghyuck no podía dejar de sentirse culpable por permitirle a su hermana el ir a su escuela. Donghyuck no le había advertido que Iseul ya no era su amiga, no le había advertido que Danbi probablemente intente asesinarla, y mucho menos le había advertido que Jaemin se colaba ocasionalmente a su habitación para charlar.

Y demás estaba decir que tampoco le había dicho que Mark podría intentar violarla.

— ¿Por qué estás tú aquí en vez de Dongsook? — Preguntó Yukhei con un tono extraño de voz.

— Volvimos por un par de días. — Contestó sin prestarle mucha atención, manteniendo la mayor parte de su mente en preocuparse por Dongsook.

— ¿O sea que Dongsook volverá? — Nuevamente un tono extraño en su voz, y nuevamente Donghyuck pasó de él.

— Ajá...

Luego de un largo silencio, Yukhei suspiró con fuerza.

— Escúchame, Donghyuck. — Espetó, provocando que Donghyuck lo mire sorprendido. — Dongsook me ha contado la razón por la que han cambiado, y conociéndote, sé que no te has quedado de brazos cruzados allí.

— ¿Chocolate por la noticia? — Preguntó sarcástico. Yukhei volvió a suspirar.

— Lo que en realidad quiero decir es... ¿No es peligroso para Dongsook volver ahora?

Donghyuck lo miró con preocupación denotándose en su rostro, pero sin decir una sola palabra.

¡Rayos, sí que era peligroso! ¡Era el peor hermano del mundo por dejarla ir, y lo sabía!

Una lágrima se amenazó con caerse por sus ojos.

— Sí, Yukhei, es peligroso para ella. — Confesó, acercándose a su compañero de cuarto. — Tengo miedo de que puedan hacerle algo, yo tengo miedo.... Tengo mucho miedo de que acaben por romper a mi hermanita. — Lo observó, dejando que esta vez la lágrima sí caiga, siendo seguida por otra más. — Pero ¿Qué puedo hacer? — Su voz comenzaba a temblar. — Ella insistió en ir, no me dejó otra opción. Incluso me ha sacado las extensiones que yo tenía puestas mientras dormía.

— ¿Qué mierda haces aquí, basura? — Bramó Yukhei con enojo en su voz.

— ¿Qué? — Donghyuck preguntó con confusión.

— Si ella insistió tanto, como mínimo la hubieses acompañado hasta asegurarte que nada malo iba a pasar. — Yukhei se puso de pie, puesto que ambos habían estado sentados en el suelo. — ¿Prefieres no perder clases antes que el bienestar de tu hermana? — Yukhei frunció su ceño. — Eres una basura. — Finalizó, saliendo del cuarto y dejándolo solo.

Y Donghyuck no aguantó más. Yukhei había tenido razón en todas y cada una de sus palabras.

Se puso de pie y salió corriendo de la habitación, encontrándose a Yukhei al bajar las escaleras y sobrepasándolo, corriendo directo a la parada de buses.

Iría al internado de su hermana y no se iría de allí hasta confirmar que nada le pasase a su preciosa Dongsook.

...

¿Por qué todos la miraban tanto mientras caminaba? ¿Por qué Iseul había pasado de ella en la primera clase cuando intentó saludarla?

¡¿Por qué su habitación estaba tan desordenada?!

Había tantas preguntas rondando en su cabeza, pero nadie para responderlas.

— Alto ahí, coneja inmunda. — Oyó la voz de Danbi detrás de ella, y acató sus órdenes de inmediato. — Todo el mundo está rumoreando que te has acostado con mi novio. — «¡¿Qué?!» — ¿Estás feliz, perra? — Danbi jaló de su brazo para voltearla y así tenerla de frente. — ¡Pregunté si estabas feliz!

Y la golpeó.

Le asestó un puñetazo en la nariz, con la mano cerrada. Dongsook trastabilló y, antes de que pudiese caer, Yoora y Sunhi le sujetaron los brazos.

— ¿Sabes algo? Nunca me has caído tan mal...— Confesó Yoora. — Pero no puedo aguantar la rabia que tengo en estos instantes creciendo dentro de mí. — Dobló su brazo hacia atrás, haciéndola gritar de dolor. — No soporto a la gente que hace sufrir a una amiga.

Danbi se acercó a ellas, sonriente al tener por fin a Dongsook tan reducida y débil frente a ella.

— ¿Qué pasó, coneja? — Preguntó, dándole una pequeña bofetada. — ¿Dónde te ha quedado esa valentía? — Volvió a cachetearla, y Dongsook comenzó a llorar por segunda vez en el día. Danbi volvió a sonreír. —Eso es... Así es como tiene que ser. — Tomó un manojo de pelos y echó su cabeza hacia atrás.

Pese a la situación, Dongsook agradeció que las extensiones no se le salieran.

— Danbi, vayamos a otro lugar. — Dijo Yoora. — Estamos en el pasillo, cualquiera podría venir y vernos.

Danbi asintió, y entró al primer salón que vio vacío: El salón de dibujo artístico. Empujaron a Dongsook dentro, haciendo que caiga de rodillas, y cerraron la puerta detrás de ellas. Quitaron los caballetes de los lienzos del camino, dejando un gran espacio. Luego, arrastraron a Dongsook al medio del salón y la obligaron a ponerse de pie.

— Pídeme disculpas, zorra. — Ordenó Danbi mientras guardaba su celular en el bolsillo luego de haber mandado un mensaje. 

— Lo siento...— Susurró Dongsook, aunque no sabía por qué rayos se estaba disculpando.

Danbi golpeó su mandíbula otra vez, con el puño cerrado.

— ¡Más fuerte, imbécil!

— ¡Lo siento! — Gritó Dongsook, sintiendo ardor en su labio inferior y luego sabor a sangre. Al bajar la cabeza, notó cómo una gota de sangre caía y se estrellaba contra el suelo seguida de otra, y otra, y otra más.

Le había roto el labio.

— Mmm... — Danbi se quedó pensativa. — No, no me convenció. — Dijo, para luego darle un rodillazo en el estómago.

Un calambre se instaló en el lugar, dejando sin aliento a Dongsook y, a la vez, provocándole arcadas.

— ¡Lo siento! — Repitió. — ¡Perdóname por favor! — Dongsook sintió cómo Danbi asestaba un nuevo golpe sobre su cuerpo, seguido de otro.

— ¿Danbi? — La voz de Iseul retumbó en el lugar. — ¿Para qué me has llamado? — Preguntó, abriendo la puerta y entrando al lugar.

Pero al observar la situación se quedó congelada debajo del umbral.

— ¡Pasa y cierra la puerta, gorda de mierda! ¿No ves que alguien podría vernos? — Bramó Sunhi, provocando que Iseul reaccionara y cerrase la puerta.

Avanzó con paso temeroso hacia ellas, y se posicionó a un lado de Danbi sin hacer contacto visual con Dongsook.

— ¿Para qué me has llamado? — Musitó.

— Para jugar. — Dijo, sonriente. Se acercó hacia Dongsook e indicó a Yoora y Sunhi que la soltasen. Éstas al hacerlo, provocaron que Dongsook se fuese de cara al piso ya que no tenía fuerzas para mantenerse ella misma. — Es divertido. — Continuó Danbi sujetándola nuevamente del cabello a Dongsook haciendo que levante su rostro. — Mírala. — Ordenó.

Iseul no movió su mirada de la pared a un lado de ella.

— ¿Tiene tapados los oídos de grasa? — Habló Sunhi. — ¡Te ha dicho que la mires!

Iseul titubeó, pero finalmente miró a Dongsook.

— Hagamos esto: Pararé de golpearte... — Comenzó Danbi a explicar el juego, mirando a Dongsook. — Siempre y cuando tu fiel y queridísima amiga me pida que lo haga. — Ahora volteó a mirar a Iseul. — ¿Qué dices? ¿Me detengo?

La expresión de neutralidad de Iseul no cambió. Sin embargo, en su interior nada estaba neutro.

Su corazón estaba más acelerado que de costumbre, tenía ganas de llorar y vomitar, y sus manos temblaban. Y la culpa por ser una cobarde la atormentaba hasta el punto de querer hacerse una bolita y llorar hasta quedarse sin lágrimas.

Sí, quería que se detuviera. Pero sabía que si daba la respuesta incorrecta, la respuesta que Danbi no quería, entonces sería ella a la que golpearían en vez de a Dongsook. Iseul no quería que la golpeasen.

— No. — Dijo en un susurro inaudible.

— ¿Qué has dicho? — Preguntó Danbi, pese a haberle oído a la perfección.

— ¡Qué no! ¡Sigan golpeándola! — Gritó, sintiendo cómo las lágrimas caían de sus ojos.

Danbi sonrió, pero soltó el cabello de Dongsook y se puso de pie.

— Sin embargo, ya estoy un poco cansada... — Decía mientras se acercaba a Iseul. — ¿Quieres hacerlo tú por mí? — Dijo en su oído, acariciando su mandíbula y sonriendo seductoramente.

Iseul seguía temblando mientras observaba con la vista turbia debido a las lágrimas el rostro magullado de Dongsook.

Y, en ese instante, la puerta se abrió.

— ¿¡Pero qué mierda está pasando aquí?!









Maratón 3/?

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