18.
Era él. Definitivamente, Dongsook era en realidad Donghyuck.
Si no, ¿Por qué había sentido algo duro en donde debería estar su vagina? ¡Por Dios, tenía pene! ¡Tenía que ser Donghyuck!
Mark se volteó en la cama, tomando su celular y mirando la hora. Apenas era la una de la madrugada, pero él sentía que había estado muchas más horas despierto. Soltó el teléfono sobre la mesa de noche, y volvió a recostarse mirando hacia el techo.
Entonces, cayó en cuenta: había besado en más de una ocasión a un hombre. Había querido acostarse con un hombre, y se había excitado más de una vez pensando en un hombre. Incluso le había hecho un chupón a un hombre.
Pero, por algún motivo, nada de eso le resultaba repugnante. Sí, se le hacía extraño, pero no sentía rechazo hacia sí mismo por todo aquello, ni tampoco sentía vergüenza. Sólo sentía que su corazón golpeteaba con fuerza en su pecho.
Allí, sumido en la obscuridad de la habitación de su casa, se puso a pensar.
No vería a Donghyuck en dos días ya que era fin de semana, así que tenía un poco de tiempo para aclarar sus ideas antes de volver a verlo.
Recordando los viejos tiempos, se dio cuenta que siempre se había sentido así respecto a Donghyuck. Su corazón siempre se aceleraba cuando lo veía, sus manos siempre sudaban y siempre tenía la necesidad de verlo al menos una sola vez en el día. Él, siendo tan pequeño e inexperto en la vida, atribuía aquellas sensaciones a la competitividad que sentía hacia Donghyuck.
Mark nunca había estado enamorado, así que no sabía con exactitud si era eso lo que se sentía al estarlo. Pero, según las novelas que su prima veía, eran esos los síntomas del enamoramiento.
¿Entonces eso significaba que él era gay?
Debía comprobarlo.
Prendió la luz de noche de su habitación y buscó su laptop. Al encontrarla, la abrió y buscó porno gay.
Y, joder, qué asco le provocó.
Observó con horror cómo tenían sexo entre hombres, y acabó por cerrar la página al no aguantar más aquella escena.
Definitivamente no era gay.
Pero, entonces, ¿Cómo se explicaba la reacción de su cuerpo al estar cerca de Donghyuck? ¿Será que le sucedía eso porque pensaba que, en realidad, era Dongsook? Pero, entonces, su corazón alborotado se tendría que haber calmado ahora que sabía que en realidad era Donghyuck. ¿Por qué seguía golpeteando con rapidez?
Cuando se quiso dar cuenta, se encontraba buscando los perfiles de Donghyuck en las redes sociales. Entró al instagram de Dongsook y, buscando entre a las personas que ella seguía, encontró el perfil de Donghyuck.
Tragando saliva lo abrió y comenzó a revisar las publicaciones, sintiéndose molesto al verlo tan tranquilo y feliz en cada foto, sin importarle que una vez hacía ya un par de años se fue sin decirle adiós, abandonándolo por completo.
Suspiró con fuerza al ver una foto de él sin camisa, en una piscina. Mordió su labio inferior al imaginarse cómo sería el resto de su cuerpo desnudo, y luego se obligó a parar de imaginar.
¿Por qué estaba haciendo eso? ¿No acababa de comprobar que no era gay? ¿Por qué entonces se excitaba tanto con una foto e imaginando el resto?
¿Qué rayos le pasaba por la cabeza?
Cerró la portátil sin molestarse en apagarla, y la dejó sobre la mesa de noche. Apagó la luz, y se tapó hasta la nariz con la frazada, sin importarle el calor. Colocó la almohada sobre su cabeza y, apretándola contra su rostro, gritó fuertemente. La lanzó hacia el suelo, y mordió su labio.
¿Le gustaba Donghyuck o Dongsook? Mejor dicho, ¿En verdad le gustaba, o simplemente estaba confundiendo los sentimientos de odio y competitividad?
...
— ¡Treinta y tres doce! — Exclamó Donghyuck entrando a la habitación de Dongsook. — ¡Tenemos un treinta y tres doce!
— ¿De qué hablas, pedazo de subnormal? — Espetó Dongsook sentada en el asiento frente al escritorio de su habitación, colocándose una camiseta puesto que estaba con sólo un brasier.
— ¡Que me han atrapado! — Soltó, corriendo y saltando sobre la cama de su hermana. Una vez allí la desarmó y se tapó hasta el cuello.
— ¡¿Cómo que te han atrapado?! — Dongsook se puso de pie, corriendo hacia él y destapándolo de un manotazo. — ¡¿Quién?!
— ¡Jaemin! — Gritó, sentándose en la cama y rebotando levemente debido a los resortes del colchón. Dongsook se sentó a su lado. — ¡Y también Mark, joder!
— ¡¿Qué tienes en el cuello?! — Exclamó Dongsook escandalizada, preocupándose más por el bienestar de su hermano que por otra cosa.
Y Donghyuck quiso morir, se había olvidado del chupón.
— Yo... — ¿Qué excusa le daría?
— ¡¿Te has caído?! — Dongsook se arrodilló en la cama y se acercó a él, rozando el hematoma de su cuello con delicadeza. — ¿Te has lastimado en algún otro lado?
Donghyuck sonrió, pensando que su hermana era la cosita más tierna que existía en el universo. Había olvidado la mente inocente que ella poseía y que, gracias a ella, jamás se le cruzaría por la mente que aquél moratón que tenía en el cuello era en realidad un chupón.
— A decir verdad, sí, me he lastimado en otro lugar. — Decidió molestarla.
— ¡¿Qué?! — Exclamó ella, sintiendo una enorme preocupación creciendo en su interior. — ¿Dónde, dónde? — Repetía, revisando los brazos y piernas de su hermano.
— Me he golpeado la cabeza. Me he desmayado, y en verdad no recuerdo nada de lo que me sucedió. — El rostro de Dongsook se había deformado en uno de horror. — Todo lo que sé es que desperté tirado en el piso del baño.
— ¡¿Qué?! — Gritó ella. — ¡¿Es en serio?!
— No, ¿Cómo crees? — Se apresuró a decir, provocando que Dongsook adapte ahora un semblante serio.
— ¿A ti te daban petróleo en vez de leche cuando éramos bebés? — Golpeó su cabeza. — ¿Cómo puedes ser tan estúpido?
— ¡Es que eres muy fácil de engañar, Dongsook! — Dijo sin parar de reír, aunque sus palabras escondían otro significado.
Él se refería en realidad a lo sucedido con Iseul.
— ¡No es cierto!
— ¡Sí lo es!
— ¡Qué no!
— Tienes una araña en el hombro. — Donghyuck señaló hacia dicho lugar.
— ¡Madre mía! — Gritó ella, dándose un manotazo en el hombro y lanzándose hacia el costado, cayendo al suelo. — ¡Quítamela! — Comenzó a chillar mientras se retorcía en el piso. — ¿Ya se me ha salido?
— Si a mí me daban petróleo, a ti te daban mercurio. ¡Qué era una broma, idiota! — Dongsook nuevamente se volvió seria. — ¿Ahora sí crees que sí eres fácil de engañar?
— Tienes un mosquito en la mejilla. — Dijo ella, para luego darle una bofetada. — Ups, fallé.
— Eso dolió. — Se quejó Donghyuck, tocándose la mejilla con una mano y haciendo puchero.
— Oh. — Dongsook elevó la otra mano. — ¿Quieres que te golpee en la otra mejilla así emparejo el dolor?
— ¡Atrás satanás! — Gritó Donghyuck, saltando de la cama y adaptando una posición de lucha.
Luego de un par de segundos en silencio, ambos comenzaron a reír.
— ¿De qué estábamos hablando antes? — Preguntó Dongsook, y ambos se volvieron serios de nuevo.
— Me han atrapado. Jaemin sabe que soy Donghyuck desde el inicio, pero como guardó el secreto, él no es el problema. — Suspiró con pesadez. — El tema es que Mark también me ha descubierto.
Se mordió el labio con vergüenza al recordar la forma en la que el último nombrado se había enterado que él era Donghyuck.
— ¡¿Cómo?! — Chilló. — ¡No puede ser!
— ¡Pues lo es!
— Debemos volver a nuestros lugares. — Sentenció Dongsook.
— Sí, yo también creo... ¡¿Qué?! ¿Volver a nuestros lugares? ¡No!
Donghyuck iba a decir que estaba de acuerdo, pero al recalcular, lo mejor era no hacerlo. ¿Y si Mark en realidad no lo había descubierto y le daba por atacar a Dongsook? ¡No podía permitirlo!
— ¡¿Cómo que no?! ¡Es lo mejor, Donghyuck! Al menos por unos días.
— ¡No, no, no! — Donghyuck se sentó a su lado y tomó sus manos entre las suyas. — ¡No!
— ¡Pero sí! — Dongsook se soltó de un sacudón.
— ¡Es que no entiendes! — Donghyuck volvió a tomarla de las manos. — ¡No podemos!
— ¡Qué sí!
— ¡No!
— ¡Sí!
— ¡No!
— ¡No!
— ¡Sí!
— Está bien, entonces sí. — Dongsook sonrió triunfante: Si sabías cómo, Donghyuck era el doble de fácil de engañar que ella.
Donghyuck frunció el ceño. ¿Qué acababa de decir?
— ¿Qué? — Soltó. Dongsook se puso de pie, jalando de Donghyuck para que la siguiera.
— Ya está decidido, el lunes iré yo a mi escuela y tú a la tuya. — Arrastró a Donghyuck hasta la puerta de su habitación, intentando no reír por la expresión de confusión que Donghyuck aún mantenía en el rostro. — ¡Buenas noches, Dong! — Lo empujó, cerrando la puerta detrás de él.
Y Donghyuck aún se encontraba recalculando lo que acababa de suceder.
Maratón 2/?
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