07.
Hacerlo rogar a él.
Eso es lo que debía hacer. O al menos, eso le había dicho Jaemin.
Le había parecido muy sencillo cuando él lo dijo; pero ahora, intentándolo, era una de las cosas más difíciles que había hecho en su vida — incluso más difícil que cuando intentó entrar a su habitación en su internado masculino a las 8 a.m sin que el guardia lo viese luego de haberse escapado para irse de fiesta con sus amigos —. Ni siquiera podía soportar la asquerosa y pervertida mirada de Mark recorrerlo desde la barbilla hasta el escote que dejaba ver parte de su busto de silicona que su tía le había dado para simular los pechos de su hermana — cabe decir que Donghyuck se había dejado un botón más de lo común desprendido de la camisa a propósito —. El sólo hecho de pensar que Mark cree que en realidad es Dongsook a quien está viendo, y de que todos los pensamientos sucios que muy seguramente estaba teniendo en ese instante iban dirigidos a su hermana, hacían hervir en rabia y asco a Donghyuck.
Sintiendo nuevamente la mirada de Mark en su busto, Donghyuck elevó su mirada por enésima vez desde que se habían sentado en aquella mesa de la biblioteca para hacer el trabajo de biología.
— He notado que últimamente me miras mucho, Dongsook. — Dijo Mark provocativo, soltando sobre la mesa el libro de biología que tenía escrito en la tapa "Reproducción humana", siendo que estaban haciendo un trabajo de investigación sobre el reino monera.
Donghyuck elevó una ceja al leer la tapa del libro.
— ¿Reproducción humana? — Preguntó, ignorando la "Observación" de Mark.
Claro que iba a estar mirándolo mucho, si cada veinte segundos Mark pateaba su pie "Por accidente", u observaba descaradamente sus pechos.
«Pobre de él, excitándose con unos pechos de silicona.»
— Lo siento, supongo que me he equivocado de libro. — Mintió.
— ¿Y recién ahora te das cuenta? Mark, estamos hace una hora aquí. — Donghyuck dejó su libro sobre los estafilococos sobre la mesa.
— Debió haber sido el destino. — Se relamió los labios, deteniendo su lengua unos segundos en su piercing para jugar un rato con él.
— ¡¿Qué?! — Exclamó entre la sorpresa y la risa. Mark no respondió a su expresión más que con un guiñe. — Escucha, Mark, hace poco más de una hora que estamos aquí y yo ya he resumido un capítulo de este libro. Tú, en cambio, no has hecho ni media página. No he venido aquí para hacer yo todo el trabajo. — "Sobre todo porque nunca antes he hecho algo en un trabajo en grupo, siempre he sido el que no aporta nada más que apoyo moral" Quiso decir, pero se lo guardó.
— Me da flojera. — Protestó Mark hundiéndose en el asiento y haciendo puchero con los labios.
Algo dentro de Donghyuck hizo crack, y de un arranque de rabia cerró el libro que había estado usando. Luego cerró los apuntes y el libro que el profesor les había dado en clase para que se guiasen, su carpeta de la materia, el cuaderno en donde había estado escribiendo el resumen y, de un manotazo, guardó todo dentro de su mochila.
— Me voy. — Anunció poniéndose de pie y calzándose la mochila al hombro. Sin esperar respuesta, se volteó y comenzó a caminar en dirección a la salida.
Pero, antes de dar cinco pasos, una fuerte y firme mano lo tomó del brazo, haciéndolo sentir pequeño y vulnerable.
— No te vayas, trabajaré. — La voz de Mark le hizo cosquillas en la oreja debido a la cercanía con la que le había hablado.
— Vamos, Mark. Ambos sabemos que eso no es verdad. — Donghyuck giró su cabeza, encontrándose con el rostro de Mark a centímetros de distancia del suyo.
Se asustó un poco. ¿Lo iba a besar?
— Tienes razón. — Respondió, volteándolo completamente y poniéndolo de frente a él. — Mi verdadero motivo para pedirte que te quedes no es terminar el trabajo. — Susurró, comenzando a avanzar y haciendo retroceder a Donghyuck.
Finalmente y como en las películas, la pared detuvo el paso de ambos, dejando a Donghyuck acorralado. Mark volvió a mover su piercing con la lengua.
Estaba, claramente, intentando provocar a Dongsook, aunque se tratase de Donghyuck.
Pese a tragar fuerte la bilis que se le subió hasta la garganta y casi entrar en pánico, Donghyuck recobró la calma antes de perderla del todo y recordó el plan: Debía hacerlo rogar.
— ¿Cuál es, entonces? — Preguntó en tono sensual.
— ¿Quieres saberla? — Su voz sonó ronca. Posó una de sus manos en la cintura de Donghyuck, y la otra en su nuca. Acercó sus rostros más, pero no lo suficiente como para que sus labios se choquen.
— Obviamente. — Donghyuck se acomodó, posando sus manos en los hombros de Mark y girando levemente el rostro, intentando a la vez no vomitar.
— Pues, es este. — Dijo antes de cerrar sus ojos y abalanzarse contra los labios de Donghyuck.
Pero éste, agradeciendo su velocidad de reacción y su fuerza, alejó el cuerpo de Mark antes de que sus labios siquiera se rozaran.
— Adiós, Mark. — Se despidió dirigiéndose a la puerta y saliendo por ella, cerrándola detrás de él una vez que estuviese afuera. Cuando se aseguró de que Mark ya no podía verlo, echó a correr al patio intentando no romper las paredes a patadas.
El bastardo quería besar a su hermana.
Mark, por su parte, se encontraba shockeado mirando hacia la puerta por donde Dongsook había salido. Pronto cambió su expresión de sorpresa por una de diversión. Sí, se esperaba que Dongsook no fuese fácil. No valdría la pena si fuese así.
Pero la expresión de diversión cambió para dar lugar a una de seriedad. Dongsook estaba comenzando a sacarlo de quicio.
...
¿Por qué mierda estaban todos sus libros flotando en la fuente de la entrada?
¿Y por qué se lo preguntaba si ya sabía la respuesta?
Danbi.
Donghyuck suspiró profundamente intentando calmar sus impulsos de azotarle la cabeza contra la pared repetidas veces y, con el pulso a mil por hora, se quitó los zapatos y los calcetines. Acto seguido agradeció el tener falda, y se metió a la fuente con el objetivo de sacar todos sus apuntes del agua.
Un pequeño chapoteo un poco más allá que llegó a salpicarlo llamó su atención, y sintió cómo todo su cuerpo temblaba de ira al ver a través de la cristalina agua sus zapatos en el fondo de la fuente.
— Ups, se me han resbalado. Qué torpe soy. — La irritante y chillona voz de Danbi vino acompañada por una estúpida sonrisa llena de superioridad.
Donghyuck sintió cómo su párpado inferior izquierdo se movía manifestando un tic nervioso. Cerró fuertemente sus ojos y suspiró, enderezando su espalda y dejando caer nuevamente los libros al agua. Se acercó hacia Danbi lenta y pacíficamente. Salió del agua provocando un chapoteo que salpicó los tacos de Danbi.
«¡¿Quién mierda usa tacos para el colegio?!»
Elevó su mirada hacia ella insultándose a él mismo diciéndose poco hombre por lo que estaba a punto de hacer. Una vez que se detuvo frente a ella elevó su mano derecha, y luego de que midiera su fuerza, un sordo ruido se escuchó en el campus.
Le había asestado una bofetada.
— Detente de una vez por todas antes de que me termines de sacar de mis casillas, Danbi. — Dijo con voz calma, pero con un semblante serio.
— ¿Acabas de golpearme? — Exclamó indignada la otra.
— ¿Es que acaso eres tan hueca que ni siquiera sabes cuándo alguien te golpea? — Donghyuck ladeó su cabeza, intentando desprender una inocencia falsa.
Danbi elevó su mano derecha, cerrándola en un puño. La llevó hacia atrás tomando impulso, y luego arremetió contra Donghyuck.
— Estas muerta, maldita hija de- — Su puño fue interrumpido sin problemas por el firme agarre de Donghyuck, quien ahora la observaba con ojos filosos.
— Te dije que te detengas antes de que sea tarde. — Gruñó. En su voz solo podía sentirse hostilidad.
— ¿Me estás amenazando? — Danbi comenzó a sacudir su brazo intentando zafarse, en vano.
— Te estoy advirtiendo. — Finalizó Donghyuck, soltando de manera brusca el puño de Danbi y haciendo que ésta se tambalease un poco.
Observó el desastre que había en la fuente detrás de él, pensando cómo hacer para reponer todos esos apuntes estropeados. Luego, con orgullo, observó la mejilla que apenas estaba enrojeciendo de Danbi a causa de su bofetada y, elevando el mentón, se fue del lugar sin mediar palabra con nadie.
Qué espectáculo acababan de montar en frente de todos los que pasaban por allí.
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