57. ¿El próximo rey perfecto?
No le gustaba, pero era complicado, Alec seguía viviendo entre ambos mundos.
«—¿Comenzarías una guerra por mí?
—Por mi corazón, lo haría.
—¿Y si perdemos?
—Al menos habremos luchado juntos y vivido y amado libres. Creo que vale la pena.
—Te elijo. Siempre tú, Magnus, siempre tú.
Magnus sonrió antes de tomar su rostro y guiarlo a un beso de verdad.
"Entonces está decidido, mi niño."
Un beso después todo cambiaría, sus destinos estaban sellados.
* * *
Cuando volvieron a la mansión Lightwood, Robert estaba casi en la misma posición.
Casi. Ya que como Magnus dijo, el tiempo no se detuvo, sólo se ralentizó.
Tuvieron tal vez un minuto antes de que el mundo volviera a girar a un ritmo normal. Alec sintió el pánico inundarlo, su decisión estaba tomada, no tenía absolutamente ninguna duda de eso, pero...
El aire no estaba llegando a sus pulmones.
"Dios —pensó—. Lo estamos haciendo. De verdad lo estamos haciendo. Tantas veces se lo pedí y hoy por fin va a suceder."
—Alexander —Magnus lo dijo en un susurro, mientras sus manos subían por los costados de Alec, sus brazos, hombros, ambos lados de su cuello, hasta acunar su rostro y hacerlo mirarlo—. No tenemos que hacer esto.
El ceño de Alec se frunció. Hubo un suave gruñido que hizo reír a Magnus. Por fin Alec volvió a respirar, incluso tenía la fuerza suficiente para discutir.
Magnus soltó una risita. Sus pulgares frotando las mejillas de Alec. —No me refiero a irnos, tú te vas conmigo, ya lo decidiste. Quiero decir esto —Magnus quería mirar a su alrededor para que Alec entendiera, pero no podía apartar su mirada de la de su niño—, no tenemos que estar aquí cuando él se dé cuenta, no tenemos que estar aquí cuando el tiempo reanude su paso... No tenemos...
Alec lo calló con un beso.
Porque sí tenían. El quería. Quería que su padre supiera, que –si así lo quería ver el Reino "Perfecto"– sí estaba infectado con el Gen H, que sí amaba a otro hombre e iba a entregarse en cuerpo y alma a él, que decidía irse con Magnus y ser libre con él.
Alec iba a explicarle todo eso a Magnus cuando el beso terminara, pero no hizo falta porque sus pensamientos y sentimientos quedaron abiertos para él mientras se besaban. No hacían falta palabras para expresarse, no entre predestinados.
Los ojos de Magnus brillaban por las lágrimas cuando el beso terminó. Algunas resbalaron por sus mejillas.
—Te amo, Alexander. Te amo, mi niño. Siempre lo he hecho, eso no ha cambiado ni cambiará. No el hecho de que te amo, sólo la forma en que lo hago. Te amé siendo mi hermoso niño de ojos de cielo...
—Sólo para ti —Alec juntó sus frentes.
Magnus asintió. —Sólo para mí. Te amé cada día después de eso, mi niño usando flores para contarme cada detalle aparentemente insignificante, pero que para él lo significaba todo y, por lo tanto, para mí también. Amé al niño berrinchudo en que se convirtió...
Alec hizo un puchero.
—...al jovencito que se sonrojaba cuando besaba su mejilla, que ya no se atrevía a pedirme un "¿Beso?" porque las maripositas que de niño revoloteaban en su vientre —las manos de Magnus se posaron entre ambos, justo ahí donde de niño había cosquillitas por besar a su Magus— era cada vez un fuego más ardiente...
—¿C-Cómo s-sabes? —Alec tartamudeó y eran sus mejillas las que ardían ahora.
Magnus frotó su nariz y sus labios antes de alejarse y mirarlo. —Porque yo sentía lo mismo.
Y entonces –Magnus tramposo, Alec pensó– el tiempo recuperó su paso.
Robert parpadeó. La furia todavía ardiendo dentro de él, tanto como su mano, la que había derribado a Alec de un golpe. —No digas tont... —se detuvo entonces, como si supiera que aunque aparentemente habían transcurrido milésimas de segundos desde que Alec lo confesara "Yo no soy perfecto, papá... Nunca fui perfecto, ¿cierto?", en realidad algo estuviera fuera de lugar.
—¿Qué...? —Y entonces sucedió: miró a la pareja frente a él. No su hijo arrodillado y sangrando, con un ojo oscuro y perfecto y uno azul, sino dos hombres tomados de la mano, ambos con miradas extrañas y desafiantes.
—Éste soy yo, papá —Y Alec nunca se sintió tan libre como ahora, con sus ojos reales a la vista, el corazón latiendo tan acelerado que no parecía normal, el pánico mezclándose con la emoción, con la adrenalina de poder decirlo en voz alta por fin. La mano de Magnus apretando la suya, sin intervenir, pero obviamente apoyándolo—. Este soy yo, Robert Lightwood, tu hijo que obviamente —señaló sus ojos con su mano libre— no es perfecto, pero, ¿sabes qué? Por fin es libre para ser feliz.
—A-Alexander —Y probablemente era la primera vez que Robert Lightwood tartamudeaba.
—Sé lo que esto significa —Magnus dio un paso al frente, medio ocultando a Alec, enfrentándose al principal Rey Perfecto, comenzando la guerra o tal vez simplemente continuando la que empezara hace siglos— y estoy dispuesto a enfrentarlo.
Robert pareció entenderlo por fin.
Y no. No, no. Prefería a Alec muerto, prefería incluso la vergüenza de sacrificarlo –"Mi pobre hijo ha sido víctima de este maldito Gen H y como tal debe perecer. Me duele profundamente, pero la ley es la ley"– que la de saberlo, y que el mundo lo supiera, fugado con un liberto. La maldita historia no podía repetirse.
Estaba ya dando un paso hacia ellos, el grito comenzando, las palabras atascadas en su garganta –Que los guardias vinieran por Magnus y por Alec–, cuando Magnus chasqueó los dedos y ambos desaparecieron.»
Y de eso hacía meses.
—¿Vamos a salir? —Insistió Alec.
Magnus asintió. —Ya sabes qué día es hoy.
Alec también hizo una mueca cuando se dio cuenta. Tampoco le gustaba estar entre dos mundos, la SAOIRSE y el FOIRFE. Él habría querido vivir aquí para siempre y, aunque dolían ciertas pérdidas como su madre, olvidarse del Reino Perfecto en el que nació, creció y nunca fue feliz.
Pero no podía ser así.
Unos días después de que se fugara con Magnus lo decidieron.
Fue cuando Alec le pidió a Magnus que: "Si no corres peligro, y sólo si no corres peligro, ¿podrías ir y buscar a mi mamá? Dile que estoy bien, que fue mi decisión. Que la amo, pero estoy bien aquí."
Magnus por supuesto, incluso si hubiera corrido peligro, aceptó. Maryse estaba, lo cual fue inesperado, sola. No había montones de guardias cuidándola como Magnus hubiera pensado. Fue fácil hablar con ella. Ella había sonreído. "—Lo sabía y lo esperaba. Siempre supe que pasaría. Sólo me hubiera gustado que Alec fuera lo suficientemente mayor cuando este momento llegara..."
"—Él ya es mayor —Magnus le había dicho. Porque Alec ya había tomado su decisión, plenamente consciente.
Maryse había negado. "—Quiero decir Mayor. Como mayor de edad. Contigo, con tu apoyo, con tu respaldo y el de los tuyos, y aunque no lo creas, muchos de aquí, Alec habría podido hacer de este un reino realmente perfecto..."
Y Magnus había dudado en ese momento si realmente lo entendía, ¿Maryse hablaba de Alec como un nuevo rey, alguien que desafiara las tradiciones y leyes actuales?
"—Cuida a mi hijo. Hazlo feliz. Y si algún día, aunque sea una vez, puede volver..."
Y entonces Magnus se dio cuenta de varias cosas: una de ellas, la "mayoría de edad" de Alec se retrasaría si vivía sólo en la SAOIRSE a partir de ahora.
Y fue con todo eso en mente que Magnus le propuso a Alec disfrazarse ambos y, contrario a lo que antes hacían, ahora visitarían cada mes el FOIRFE, el tiempo todavía transcurriría diferente para Alec, pero al menos recuperaría algo, y además podría visitar a su madre.
¿Y quién sabe? Tal vez realmente cuando su mayoría de edad oficial llegara, podría hacerlo. Si él quisiera... Magnus lo apoyaría.
Fue así que se enteraron de las noticias:
"Príncipe Lightwood secuestrado por los infectados."
"¿El Gen H en un Lightwood? La familia ha dejado de ser 100% perfecta."
"La princesa Stephania y la familia Lightwood devastados por la pérdida."
"El Reino está de luto, pero sigue en pie. Los infectados se han llevado a una parte importante, una que vamos a recuperar."
"«Estamos en ello», palabras del rey Lightwood al preguntar sobre el rapto de su hijo. ¿La historia se repite?"
"Revelada por fin la Estrategia de Guerra: «Sólo esperamos descubrir una entrada segura a su comunidad, tome lo que tome, días, meses, años incluso, y entonces acabaremos con ellos."
Alec salió de la cama de nuevo, rápidamente y sin caer esta vez, para aferrarse a Magnus. —¿Tenemos que ir?
Alec no sabía nada sobre los planes de Maryse, pero sí que cada que iban corrían más peligro de ser descubiertos.
No quería seguir yendo. Tenía miedo.
Magnus suspiro, envolviéndolo en sus brazos. —Sí, tenemos. Será sólo un momento, mi amor. ¿No tienes curiosidad por saber las nuevas noticias?
Alec sonrió, un poco forzado. —¿Quién va con nosotros esta vez?
Siempre los acompañaban dos personas de confianza para Magnus.
—Cat e Imasu.
¿Imasu?
¿Desde cuándo él era de confianza?
A Alec no le caía bien.
No confiaba en él. Y no, no eran sólo celos. Había...algo más.
* * *
Espero haber aclarado dudas, si hay algo que no entiendan me dicen.
¿Qué piensan de la idea de Maryse?
¿Y la decisión de Magnus y el no confesarle a Alec? 🙈
E Imasu 😒
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