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54. Hacer el amor

Le había dado la libertad de hacer su elección. Ya sea para quedarse con él, regresar con el hombre que lo había dejado o para seguir otra dirección.
(A.Wilder)

* * *

«Saberte mi predestinado y hacerlo libremente, sin la inocencia de un niño, pero con el mismo sentimiento: elegirte.»

—¿Algún día dejarás de hacerlo? –Alec lo preguntó, sus ojos todavía cerrados, su frente contra la de Magnus, cuando dejaron de besarse.

—¿Qué cosa? –Magnus sonaba sin aliento, aunque había sido un beso dulce y cuidadoso, pero lento, lento por aquello de que al dar besos lentos duran más los amores.

Alec jugó nervioso con sus manos en las caderas de Magnus, sintiendo como su rostro ardía cada vez más, susurró algo como "Tan ridículo" antes de echar la cabeza para atras, sus rostro ruborizado y una mirada todavía algo desenfocada. —¿Besarme como si fuera de cristal, como si pudiera romperme? –y salió casi como una pregunta–. Siempre, desde la primera vez que te pedí un beso has sido tan cuidadoso conmigo. Ahora que sé esto y lo recuerdo, tiene sentido que no quisieras besarme de niño...

El rostro de Magnus se arrugó con confusión. —¿De qué hablas?

—Era un niño y tú no –Alec hizo un puchero–. Y aunque el beso que te pedía no era el de un novio, obviamente, porque debía tener como tres o cuatro años, tiene sentido que no quisieras besarme... Yo nunca fui perfecto para ti, no lo que tú necesitabas... –Alec se detuvo cuando Magnus se rió. Su ceño se frunció también–. No te burles de mí.

Magnus besó su frente con ternura, sin perder la sonrisa, la arruga entre sus cejas hasta que esta desapareció.

Pero el puchero seguía ahí.

Tomó el rostro de Alec entre sus manos y lo miró. Y vio en esos ojos azules que Alec lo sabía.

Su sonrisa se ensanchó antes de bajar y besar varias veces, suavemente, apenas rozando, los labios de su niño.

El puchero se hizo más grande antes de que Alec se rindiera con un suspiro y Magnus lo atrajera en un abrazo apretado. Caminó con él, aparentemente a ciegas, mientras decía: —Creo que todavía no lo entiendes.

Magnus soltó a Alec sólo para tomar sus manos antes de empujarlo contra un árbol y hacer que se sentara, para luego él hacer lo mismo frente a él. —Tú siempre has sido perfecto para mí, Alexander, eres mi predestinado. Mío, mi corazón, mi alma. El que fueras menor que yo no lo hacía menos real. Haber crecido contigo no habría cambiado ni un poco lo que siento por ti... Yo sólo... Tenía miedo.

Esta vez fue Alec quien tomó su rostro y lo obligó a mirarlo. —¿Miedo? ¿De qué?

Alec pasó su dedo en el ceño fruncido de Magnus antes de inclinarse y besarlo torpemente, haciéndolo reír. —De estarme aprovechando de ti. Eras, como dijiste, un niño y yo era mayor. Yo esperaría por ti mil años más si hiciera falta, Alexander, no me importaría si es lo que crees. Porque ser predestinados, en el sentido que tú pareces verlo, como una pareja, no es a lo que se refiere, con estar a tu lado cada día me bastaría, sólo con saber que estás aquí...

Los hombros y la expresión de Alec cayeron. —¿Los predestinados no se aman así entonces? ¿Como novios? ¿Me dijiste que sí sólo por...?

Magnus detuvo su parloteo con un beso rápido. —Creo que todavía hay mucho que explicarte, tenemos toda la vida para que yo responda tus dudas. Y lo que no sepa, lo descubriremos juntos. No, no siempre un predestinado te amará en un sentido romántico, como amantes. Amantes, derivado del amor y no del sexo. Yo ciertamente no lo he hecho –detuvo a Alec cuando éste comenzó a alejarse–, no porque no estuviera destinado a suceder, mi Alexander. Pero piénsalo, eras un niño, mi corazón, mi niño cuando por fin supiste de mi existencia. Un bebé cuando te vi por primera vez. No podía amarte como se amaría a un novio en aquel entonces porque eras mi niño, mi predestinado, mío para proteger. Y era lo único en lo que yo podía pensar todos esos primeros años: cuidarte.

—Pudiste decirme que no –Alec dijo con una mueca, sintiendo de repente que había obligado a Magnus a aceptar ser su novio–. No tenías que decirme que sí.

Magnus asintió. —No tenía que, pero quería. Quise decir que sí y por eso lo hice. No estás escuchando lo que te digo, niño...

Alec hizo un puchero. —No soy un niño.

"Su niño" sí, pero ya no era un niño.

Magnus sonrió. —Exactamente. Ya no lo eres. Y así como tú has crecido y cambiado poco a poco, así mismo mi amor por ti se fue transformando paulatinamente, hasta que el deseo incorrecto de besarte apareció, hasta que tomar tu mano ya no fue simplemente para guiar el camino de mi niño, hasta que noté que me gustaba la sensación de tu piel contra la mía, hasta que...

—No es incorrecto, Magnus. Ya no soy un niño y yo también quería –evitó la mirada de Magnus, sintiendo su rostro calentarse–. Yo quería... Yo... Yo también un día me di cuenta de que algo había cambiado. Tú seguías siendo igual de cuidadoso y cariñoso conmigo, pero yo quería... –ocultó su rostro en el pecho de Magnus y no pudo decirlo en voz alta:

"Yo quería que me tocaras. Quería tus manos sobre mí. No sólo sobre mi mano o revolviendo mi cabello. Las quería subiendo por mis brazos, delineando mis costillas, sólo sintiéndome. Yo quería tu sonrisa contra la mía. Los besos en la boca, que de niños no entendemos porque serían "incorrectos" porque no sabemos la diferencia que la sociedad y la convención les han dado, ya no significaban lo mismo. Hacía mucho que ya no era un niño pequeño y ahora te besaba y me besabas en la mejilla, en la frente... Pero yo quería tu boca. Quería tus labios en los míos. Quería probarte y no lo entendía. No entendía porque mi cuerpo parecía apartarse de la razón. Yo no lo había pensado, simplemente el deseo se encendió..."

—Es normal –Magnus lo dijo, frotando suavemente su espalda, sin apartarlo de él u obligarlo a mirarlo–. A todos nos pasa, al menos a quienes no nos contenemos como en  tu reino "Perfecto". Es normal que ciertos deseos físicos surjan a cierta edad. Y siendo predestinados con más razón...es más fuerte, porque no es sólo atracción o deseo físico, son alma y corazón llamándose también...

Alec entendió entonces. Sola llegó la respuesta al porqué, incluso ahora, todavía lo besaba con tanto cuidado. "¿Y tú no quieres?"

—No es correcto. Todavía eres menor que yo, todavía no eres lo suficientemente mayor para tomar esa decisión a consciencia y no sólo por un arrebato, no sólo por las hormonas, y no arrepentirte después.

"Pero tú ya eres mayor –Alec hizo un puchero que Magnus no vio, pero percibió en su voz–. ¿Tú ya podrías tomar esa decisión entonces? No quiero que estés con nadie que no sea yo."

Oh, su niño celoso.

Habían sido precisamente los celos los que le dieron a Alec el valor para reclamar a Magnus como "suyo". Los que lo hicieron dar el paso que le demostró a Magnus que ya no era un niño.

—Nunca podría estar con nadie, Alexander. Tu primera vez, cuando sea el momento, en cuerpo y alma, será también la mía. Cuando estés listo. Sé que ahora crees estarlo, porque lo deseas y creéme que yo también, pero no es el momento...

"¿Y si fuera nuestro último día? ¿Si no hubiera más oportunidades? ¿Si fuéramos a morir, si yo hubiera muerto y nunca lo hubiéramos hecho por esperar el “momento correcto”?"

—¿Hacer qué?

Alec susurró un "Tener sexo".

—¿Qué? No escuché.

Alec sintió su rostro, y todo su cuerpo, arder más. Clavó sus manos en las costillas de Magnus con fuerza. —Hacer el amor –él mismo se corrigió, en un susurro.

Hacemos el amor cada día porque te amo.

—No así –insistió Alec.

—Si muriéramos sin hacerlo, entonces me habría perdido una experiencia importante contigo, pero no por eso te habría amado menos, Alexander. No creas que porque ahora te digo "No" te amo menos.

Alec estuvo en silencio un largo rato, su cuerpo relajándose contra el de Magnus. Lo que comenzó como un intento de ocultarse de él, terminó en un abrazo en su lugar favorito –los brazos de Magnus–, escuchando aquello que él amaba tanto –su corazón–, donde ahora sabía que él estaba –incluso si de algún modo siempre lo supo–.

—Pero, ¿algún día?

—Por supuesto, Alexander. Algún día.






CONTINUARÁ...

Final del maratón 🙌 espero que les gustara, pueden elegir el siguiente en la publicación de mi tablero de mensajes 💙

Inicialmente iba a dejarles saber en este capítulo la decisión que ambos tomaron, qué sucederá a partir de ahora,  pero ya saben cómo soy 😅 y me extendí con esto. Espero que todos aquellos que hablaban de "pedofilia" en esta historia, lo entiendan ahora, que Magnus obviamente no veía a Alec así en aquellos momentos, que sólo quería cuidarlo porque era su predestinado y tenerlo cerca porque era inevitable no quererlo, que si Alec le pedía un "¿Beso?" era porque así son los niños, ellos siempre comienzan dando besos en la boca porque no saben la diferencia, como dije, no saben lo que las normas sociales dicen sobre un beso en la boca y uno en la mejilla. Y sí, como habrán notado, ha comenzado a haber, poco a poco, pequeños cambios en sus deseos físicos, la razón la dijo Magnus: porque es normal que a cierta edad comience a suceder. Eso no quiere decir que habrá sexo, no ahora, ya me conocen y saben que en mis historias siempre es en su momento.

SPOILER (para un futuro): miren la portada de la historia 😻💙

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