35. Mi todo
Mi verdadero amor tiene mi corazón y yo tengo el suyo. Nunca hubo un trato más justo realizado.
(The land I lost)
* * *
Magnus miró a su niño dormir a su lado.
Su niño de cielo y el hilo azul del destino.
La oscuridad no era un impedimento para él, para ver aquel rostro puro, realmente perfecto, la pequeña sonrisa que lo adornaba y el suave ronroneo de su niño al dormir.
Su niño.
Su niño de cielo.
Su cielo.
Su corazón.
Magnus sintió sus propios labios curvarse inevitablemente en una sonrisa. Alec era la luz de su vida, era su todo. Magnus amaba su vida, su deber con la SAOIRSE y sus libertos, su magia, su pasado, pero no fue hasta que sintió que su alma gemela había nacido que todo tuvo sentido.
Ni siquiera le hacía falta que Alec creciera para poder besarlo o tratarlo diferente. Magnus tenía una larga vida por delante y mucho tiempo, él estaba disfrutando ver a su niño crecer, había estado a su lado desde el día en que nació y estaba amando verlo cambiar, tanto físicamente como en carácter. A Magnus le encantaba sentir su amor por Alec crecer, el deseo de protegerlo, el vínculo de predestinados entre ellos hacerse más fuerte sin necesidad de nada más que amor puro.
Y es que si bien el amor de parejas y el deseo físico venía de la mano con el vínculo de predestinados, no era algo obligatorio. Magnus en ese momento no pensaba en Alec de ese modo, no lo veía más que como su niño. Tal vez con el paso de los años, cuando ambos maduraran, cuando una guerra inminente ya no estuvieran sobre ellos, cuando Alec supiera sobre los predestinados y eligiera libremente -nunca mejor dicho- venir a la SAOIRSE con él, entonces tal vez su relación cambiaría. Pero no ahora y a Magnus no podría importarle menos, no cuando Alec se acurrucaba contra él, su cabeza en su pecho, siempre buscando escuchar su corazón mientras dormía.
Dejó un beso en la cima de su cabeza y él también cerró los ojos. Alec lo había tenido despierto hasta tarde contándole por enésima vez el cuento de "El niño de cielo y su persona especial unidos por el hilo azul del destino".
* * *
Alec sintió algo en su mejilla haciéndole cosquillas. Su naricita se sacudió y sus labios se fruncieron. Llevó su manita, todavía sin abrir los ojos, hacia lo que fuera que estaba en su rostro.
Era algo peludo y su ceño se frunció. Él recordaba claramente haber dormido con Magnus, estaba en el pueblo mágico de Magnus antes de dormir, ¿qué era esto?
Su corazoncito se aceleró con miedo cuando se movió y se dio cuenta que Magnus no estaba en la cama. Alec siempre tenía el miedo absurdo de un día despertar y que todo hubiera sido un sueño, que la magia, los ojos de "cielo" y la felicidad de los últimos años no hubieran sido reales...
Entonces unas pequeñas garras se clavaron en sus mejillas y Alec abrió esos ojitos azules mientras soltaba un chillido que asustó a su atacante y atrajo la atención de Magnus.
* * *
Todavía no amanecía completamente y Alec dormía en un sueño tan profundo cuando Ragnor lo había llamado que Magnus no había querido despertar a su pequeño predestinado, por eso había salido de la cama y de su carpa para hablar con él.
Ragnor se veía ansioso y Magnus tuvo una mezcla de curiosidad y miedo por lo que ocurría con su amigo.
Ragnor le estaba explicando, o intentando explicar, a Magnus que lo había sentido, estaba seguro, o eso creía, y ya que Magnus sabía lo que era tener un predestinado había querido hablarlo primero con él antes de ilusionarse: Ragnor creía que estaba sintiendo a su alma gemela.
-¿Qué sentiste? ¿Qué viste? -estaba preguntando Magnus, tan feliz por su amigo. Antes de él habían pasado siglos antes de los últimos predestinados. Le alegraba saber que no habían desaparecido y que Ragnor había encontrado el suyo.
O la suya, ya que lo que los "Perfectos" pensaban era una estupidez total: no había "Gen H" o cualquier rasgo físico que tuviera que ver con tus preferencias sexuales.
Los libertos podían decidir, sin importar el color de sus ojos, si querían estar con un hombre o una mujer.
Que Alec tuviera esa hermosa mirada de cielo y un predestinado hombre había sido una casualidad nada más.
Ragnor, sabiendo que aunque Magnus era mucho más joven que todos en la SAOIRSE, era mucho más fuerte su magia, prefirió mostrarle que explicarle. Extendió su mano, tomando la de su amigo y príncipe y le mostró su sueño: aquel chico de mirada oscura fija en él.
Y más que la chispa en sus ojos al encontrarse con los de Ragnor y el principio de una sonrisa, lo que se lo confirmó a Magnus fue sentir el corazón de su amigo, cómo su latido cambió hasta tomar el mismo ritmo que el del chico de sus sueños: estaban cantando la misma canción mientras sus almas se reconocían.
Magnus estaba por decírselo cuando el grito de Alec lo hizo soltar la mano de su amigo y correr.
Magnus sintió su corazón acelerado por el miedo, incluso cuando estaba seguro que nadie había entrado por la puerta porque él estaba ahí y que con magia nunca podrían porque él tenía fuertes protecciones. Y después sintió una furia nueva en él crecer cuando vio la sangre en la mejilla de su niño, el rasguño que cubría con su manita, y los ojitos azules llenos de lágrimas.
Magnus corrió hasta él, sus manos tomando aquel rostro, curando con magia el rasguño y calmando el miedo de Alec con su cercanía. Alec se aferró a él, temblando. Sus manitas tomando puñados de la bata de Magnus.
-¿Qué pasó? -preguntó Magnus, confundido.
-¿Por qué no estabas, Mags? -preguntó Alec, su voz amortiguada por no despegarse de Magnus, con un claro puchero en ella-. No me gusta despertar sin ti. Me gusta venir aquí, a cambiar los lentes de contacto, sólo porque puedo dormir y despertar escuchando tu corazón.
Magnus apretó a Alec más fuerte. Él también amaba esos momentos.
Entonces el alboroto fuera de su carpa lo hizo salir. Alec se negó a despegarse de él, así que salió con el pequeño príncipe en brazos.
Él guardia que vigilaba una de las entradas de la SAOIRSE traía a un chico con él, obviamente lo había detenido y lo traía a presencia de su príncipe, pero apenas el chico alzó la mirada arrogante y Magnus lo reconoció mientras escuchaba el jadeo de su amigo, hizo una ceña para que lo soltara.
Aquella mirada se había suavizado al encontrarse con la de Ragnor Fell.
Era su predestinado.
El chico -Raphael Santiago, acababa de decir- estaba presentándose con Ragnor justo cuando una pequeña bola de pelos saltó a sus brazos.
El pequeño atacante de Alec: un gato.
-Presidente -se quejó Raphael, mirándolo mal- te dije que esperaras.
El gato maulló, obviamente ignorándolo, y miró a Magnus y Alec desde sus brazos.
Alec cubrió su mejilla, recordando las garritas clavándose, e inesperadamente se acercó más a Magnus para susurrarle al oído: -¿Puedo tener un gato?
Magnus miró a Raphael Santiago y al tal Presidente y luego a Alec con el ceño fruncido, golpeando suavemente su mejilla y luego su nariz haciéndolo reír: -¿Te acaba de atacar uno y ahora quieres un gato?
Alec sonreía ampliamente mientras negaba. -Quiero a ese gato.
Raphael miró mal al niño. -Este gato es mío.
A Alec no le importó: -Yo lo quiero. Es mío ahora.
Magnus sólo suspiró y negó antes de besar suavemente la mejilla de su niño, donde antes estuvo el rasguño.
Alec sonrió ante el beso fugaz y lo abrazó más fuerte. -Me gustan tus besos -y no había nada más que inocencia en sus palabras, hasta que agregó: -Y te quiero mucho... Pero puedo tener al gato, ¿verdad?
CONTINUARÁ...
¡Rapha y Presidente! 🙌😻 los personajes tan esperados ❤
Alec chantajista 😂😂❤
Creo que ya he explicado esto, pero por si no se entendió, lo explico de nuevo, un año de Magnus es cinco para Alec, Alec tenía 3 y Magnus 15 cuando se conocieron, entonces ellos llegarán a los 18 en el mismo momento:
Alec: 3 >> 8 >> 13 >> 18
Magnus: 15 >> 16 >> 17 >> 18
Por eso al inicio de la historia he dicho que la edad no sería un impedimento 😅
Y tampoco recuerdo si alguna vez lo dije: SAOIRSE significa "Libertad" y FOIRFE "Perfecto", por eso los nombres del reino y la comunidad 😌
Creo que el siguiente capítulo habrá otro salto en el tiempo 🙊
Gracias por seguir leyendo aunque tarde un poco más en actualizar 💙 lo siento, casi no tengo tiempo 😞
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