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Capítulo 8: Monstruos que tienen miedo de las camas.

“Jiwoo”

Jeonghan se inclinó para ver el identificador de llamadas en el celular de Jihoon y ese fue el primer nombre que saltó, Jiwoo. Y a menos de que su panda muerto le estuviera llamando Jeonghan no tenía ni idea de quien podría ser. Jihoon solo abandonó su celular hacia dos días y no volvió, Hoshi le dijo que lo haría en algún momento, pero no ahora, al parecer el alfa había optado por dejarlo ya que tenía que estudiar y mantener el celular lejos parecía buena idea. 

En realidad Jihoon no quiso regresar, y Jeonghan estaba acostumbrandose a que su propio alfa huyera de él, incluso podía contar el tiempo en días. 

Jiwoo volvió a llamar y Jeonghan examinó más el nombre. No quería responder, bien, quería hacerlo pero Jihoon terminaría huyendo de nuevo si se enterase, y no debería pasar. Cada que Jihoon lo abandonaba ese extraño sentimiento en el pecho de ser dejado aparecia, como si en realidad si lo abandonara. 

Cuando el celular sonó por tercera vez solo respondió la llamada y esperó.

—Estaba comenzando a confiar en ti…

—¿Jihoon?

El corazón de Jeonghan dio un vuelco al escuchar la voz del alfa ¿Entonces quien era Jiwoo? ¿De que numero estaba llamando y porque no era el de Hoshi? ¿Quien era Jiwoo? Se sintió mal en su estomago y en su pecho, como si volviera a ser un niño inseguro y tuviera que saber exactamente donde estaba y que hacia ahora, pero Jeonghan siendo un adulto tenía que guardarse para si mismo esos pensamientos. 

—¿Respondes mi celular? Estoy decepcionado.— La voz de Jihoon era claramente burlona, pero Jeonghan se sentía tan preocupado y ridículo que fue incapaz de reírse. —Lo entendería si fuera el numero de Hoshi…

—No me dejabas dormir— Respondió con fastidio. —Si no querías que respondiera tu celular habrías vuelto por él.

—No volví porque…

—Ahorrate las excusas. Estoy cansado.

Hubo silencio, y Jeonghan sabía que Jihoon pensaba en que responder, enfrentarlo significaba saber que Jihoon huiría, él siempre huía. Miró el celular por varios segundos hasta que suspiró, bien, quizás no iba a recibir respuesta. 

—Lo siento. 

—Dejare tu celular en el departamento, se lo daré a Hoshi. 

—No, yo iré.

¿Porque ahora estaba tan molesto? Quizás estuvo molesto antes, quizás estuvo molesto desde que no podía volver a su oficina para trabajar son normalidad, quizás eso que lo mantenía afuera de un lado a otro lo irritaba tanto que simplemente ya no podía fingir que estaba bien. Ni siquiera podía ignorar las cosas pequeñas que antes pasaba por alto. 

—No tienes que venir, si lo necesitas ahora llamaré a Hoshi.

—veintidos minutos. 

Jihoon colgó.

Doce minutos… estuvo tentado a lanzar el celular contra el suelo, contuvo la molestia y suspiró dejándose caer en la cama. No debió dejar ir a Minghao tan pronto, debió obligarlo a quedarse poniendo excusas como siempre, porque ahora que estaba solo podía pensar en las mil cosas que picaban en su cabeza. No quería pensar.

Miró el reloj contando el tiempo, esperando a que el alfa llegara pronto porque no tenía más que hacer, o porque quería verlo a pesar de molestarse, porque Jeonghan se sentía ridículamente inmaduro y necesitado como un niño. Pensó en Minghao y soltó una pequeña risa burlándose de lo adorable que parecía cada que se enojaba con Jeonghan por algo “amoral” pero cada que mencionaba a Seokmin sus ojos brillaban en admiración.

Seokmin era un caso, demasiado bueno, tan bueno que llegaba a ser un idiota y aunque fuera un poco adorable Jeonghan estaba preocupado por él. Las personas buenas pocas veces tenían cosas buenas, siempre aprovechadas por las personas que se consideraban malas con toda libertad como lo era Jeonghan.

No aspiraba a ser bueno, sabía que dificilmente sería considerado así, pero no le importaba en lo más mínimo, comprendía bastante bien lo que estaba destinado a ser y se aclopaba a ello con facilidad. No todos podían ser buenos.

Miró el reloj y solo habían pasado 5 minutos. 

¿Porque lo estaba esperando? ¿Solo para que tomara su celular y volviera a huir? Era ridículo. Pero quería tanto que Jihoon llegara para poder dormir juntos a él, al menos solo una noche donde pudiera abrazarlo y dejar de pensar, o pensar de más y hablar de trivialidades mientras miraba el techo, o lo que sea. Solo quería saber que el alfa estaba allí. Necesitarlo era rasgar en su pecho lo último que le quedaba de…

Alguien tocó. Miró el reloj y solo habían pasado tres minutos más. Aun faltaban 14 minutos para que Jihoon llegara pero se puso de pie y fue hasta la puerta. Quizás Hoshi, quizás Minghao. 

Sus pies descalzos se arrastraron por el suelo y cuando por fin llegó ni siquiera se molestó en revisar quien llamaba, tan solo abrió dejando que su peso cayera sobre el borde de la puerta sintiéndose adormilado. 

Abrió los ojos y se irguió, su espalda recta de pronto y su postura correcta y estricta. Fue casi un reflejo. 

La persona entró en el departamento sin que Jeonghan le diera permiso y él lo miró pasar con su perfume picandole en la nariz y los pulmones, quizó preguntar pero su garganta se cerró con fuerza y tuvo que apretar los labios. Cerró la puerta detrás suyo, aunque deseó huir. 

Trece minutos más…

—Esconderte en tu habitación como un niño… pensé que habías madurado. 

—¿Que hace aqui?

—Aunque insististe en no ser un Omega la última vez las pruebas dicen lo contrario. Es difícil mentir, Jeonghan, aun más si no lo haces bien. 

Bajó la cabeza sintiendo escalofríos. Hacia tiempo que no sentía el estomago tan apretado y el temblor en las piernas, su boca se secó de un momento a otro y no era capaz de tragar o humedecerse los labios secos. 

—No se de que habla. Señor Choi.— intentó sonar firme, pero su voz tembló vergonzosamente. —No mentí. 

—¿No eres un Omega?

—Lo soy, pero no me convertí en uno… mi gen se activó por alguien más.

—¿Por quien?

Jihoon. 

No respondió. 

La mirada que le dedicó el hombre fue casi amenazadora, Jeonghan se encogió en hombros y miró a otro lado tratando de huir, hacia años que no se sentía tan insignificante y patético, como si fuera una cosa que desechar. Hace tiempo fue demasiado joven como para enfrentar a Choi, ahora que tenía treinta años se sentía igual, como si nada hubiese cambiado desde la última vez. 

Jeonghan ya no era joven, al menos ya no era del interés de Choi, eso lo sabía porque él mismo se lo dijo, poco tiempo antes de dejarlo se burló de lo mayor y acabado que se veía, demasiado usado, demasiado viejo, demasiado inútil, entonces lo dejó en paz, cuando Jeonghan dejó de ser joven para él y comenzó a ser “adulto” para otros. Solo le dijo que no lo necesitaba más y que podía irse con Seungcheol si quisiera. 

Jeonghan se fue. 

—Tengo treinta años, es normal para mi edad tener una relación estable.

—Y a pesar de esto estás vistiendo ridículo e infantil.

Bajó la mirada encontrándose con las prendas de colores pastel. Si, era ridículo, incluso podría ser vergonzoso pero Jeonghan no lo había notado, tenía treinta años y estaba vistiendo así, como un jodido niño. Ahora quería reírse. 

—¿Que necesita señor Choi?— Suspiró exhalando una risa y llevando una mano a su cuello, era mejor dejar de dar vueltas. —¿Que quiere de mi?

—Lo mismo que tú. Activar mi gen.

—¿Quiere ser un alfa?

Jeonghan inclinó la cabeza ante el gesto desaprovatorio de Choi, no porque la respuesta fuera negativa, sino porque la pregunta era tonta. Aun así Jeonghan no bajó la cabeza esta vez y se mantuvo firme. Al final este hombre necesitaba de él, y no alrevez. 

Oh.

Jeonghan volvió a repetir una frase en sus pensamientos. 

“Ahora él me necesita”

Sonrió. 

Arrodillarse y pedirlo ¿No era lo que Jeonghan solía hacer? Siempre mirando desde abajo esperando que las personas le dieran una orden para continuar, esperando que esas personas cumplieran con promesas que habían hecho para tener a Jeonghan ¿No era un poco gracioso? Ahora Jeonghan estaba allí, de pie, mirando al primer hombre que lo hizo arrodillarse y pedirlo frente a él, necesitandolo. 

—Señor Choi…— Jeonghan se acercó al hombre y respiró su perfume, un perfume artificial demasiado caro y elegante, pero que para Jeonghan no valía nada. —Lamento decepcionarlo… Pero dudo que pueda ayudar.

Choi lo miró, y Jeonghan tuvo el impulso de retroceder e irse. No lo hizo, se mantuvo de pie con los ojos encajados en los contrarios. 

—No te atrevas a jugar, Yoon Jeonghan. Tu pequeño proyecto podría salir perjudicado. 

Negó acercándose más. 

—De hecho, creo que de todas las cosas que podrían salir perjudicadas, mi proyecto es lo que está más asegurado. Pongo mi vida en ello. 

Sintió la firme mano de Choi sobre su rostro y colocó la suya sobre esta.

Jihoon le arrancaría la mano de una mordida por tocarlo, y ese pensamiento fue divertido, en realidad Jeonghan no podía estar con personas celosas, Seungcheol nunca lo fue, y el señor Choi solo fue desinteresado. Por eso era divertido pensar en Jihoon, porque no importaba cuanto el alfa intentara negarlo, era celoso.

O quizás solo cuidaba de Jeonghan.

Jeonghan besó su mano y después se apartó.

—Lo siento señor Choi, estoy ocupado ahora.— Cantó mirando el reloj, aun le quedaban seis minutos. —Tengo una junta en un par de minutos y no creo que quiera que lo vean aqui, podemos hablar en otro momento, yo agendo la cita, claro.

Le guiñó el ojo y aunque hubo molestia en el rostro del hombre este no hizo nada al respecto, solo alzó la cabeza con toda dignidad y se fue sin decir adiós, dejando en claro que no le daría el gusto a Jeonghan de verlo rogar e insistir. Fue una lastima, pero de cualquier forma tendría tiempo para eso, este hombre inquebrantable y obstinado no iba a soltar su absurda idea de ser un alfa. 

Y cuando la puerta por fin se cerró Jeonghan comenzó a reir.

Ridículo.

Se quitó su ridícula ropa dejandola tirada y fue a cambiarse ¿Porque demonios lo había hecho? ¿Rosa? ¿Que era? ¿Un niño pequeño? Tenía treinta años y no podía seguir vistiendo como si intentara parecer un bebé, era ridículo, absurdo. Solo se cambió de ropa convenciendose de que no importaba. 

Ughh… incluso su cabello era ridículo, tenia que cortarlo. Comenzó a hacerlo por si mismo con un par de tijeras. 

Alguien tocó la puerta y rodó los ojos mientras veía el desastre de cabello en el suelo, tenía que limpiar. Siguieron tocando asi que solo fue a abrir sin esperar mucho, sabía que era Jihoon así que tomó su celular preparandose para entregarlo y después cerrar la puerta, no tenía tiempo para discutir, en unas horas tendría que ir de nuevo al trabajo porque su monstruo llegaba hasta su departamento. 

Abrió la puerta.

—Estoy ocupado, solo toma…

Estuvo a punto de cerrar la puerta pero Jihoon lo detuvo con un solo brazo, y entró. 

—Apesta…

Oh, este hijo de…

—Si, me acosté con alguien porque mi refrigerador no servía.

Jihoon lo ignoró por completo entrando y mirando la ropa sobre el suelo, Jeonghan quizó patearla hasta un rincón y esconderla como si fuera un trapo sucio, claro que se iba a deshacer de ella, y de toda la jodida ropa similar que encontrara. Él iba a…

Casi gritó cuando Jihoon enterró su rostro en su cuello, de pronto el perfume natural del alfa lo golpeó como una ola caliente que lo hizo tambalear, se mantuvo en pie sosteniendose de Jihoon. Lo escuchó respirar. 

—No dejaré que se acerque de nuevo si lo pides… 

Casi soltó una risa. 

—Mentiroso.

—Lo prometo. No dejare que vuelva a tocarte…

Su corazón latió tan fuerte que incluso Jihoon estaba escuchándolo ¿Eso podía ser una respuesta? 

Jihoon se alzó para besarlo.

╮⁠(⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠)⁠╭

Acarició el cabello de Jeonghan tratando de deshacerse de los últimos restos del aroma desagradable, quizás debió irse hace horas porque pronto tendría un examen, pero no quería, de pronto no quería apartarse de su Omega y necesitaba deshacer la preocupación y la tristeza en él. Besó su cabeza y sintió como el aroma terminó de desaparecer, fue un alivio, porque solo así Jeonghan respiró profundamente y se encogió en su pecho.

Por fin se fue.

¿Que carajos iba a hacer ahora? No tenía salida y aun si la tuviera Jihoon dudaba en tomarla, de pronto Jeonghan lo tenía atrapado por completo. Sin poder alejarse. Jihoon no podía bajar la guardia con él, siendo un Omega y un alfa era un dolor de cabeza. No buscaba un Omega, nunca lo hizo, pero ahora…

¿Que más le quedaba?

Sus dedos acariciaron la marca en el cuello de Jeonghan, así que se inclinó y mordió allí de nuevo. 

Jeonghan entreabrió los ojos quejándose un poco pero volvió a cerrarlos como si no importara. Solo una pequeña molestia

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