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Capítulo 14: Monstruos que dan miedo al dormir.

Era de noche cuando salió de su edificio. No quedaba nadie más adentro, ni siquiera Suni, así que mientras cerraba las puertas y se aseguraba que todo estuviera en orden suspiró. Estuvo trabajando horas extras para compensar el tiempo que no estuvo en la oficina, por lo que se estaba haciendo normal salir tan tarde, Jihoon solía quedarse con él todo el día, se quedaba en la oficina como si estuviera vigilando y si él no estaba entonces Hoshi entraría haciendo un alboroto y tomando el lugar de Jihoon. Incluso hubo algunos encuentros molestos con Seungcheol, una pelea de niños.

Ahora estaba solo, después de mandar a Hoshi a casa porque el chico tenía demasiado trabajo que hacer y Jeonghan igual, sus tiempos simplemente no concordaron, ni los de Jihoon, ni los de Seungcheol. Era la primera vez en días que se encontraba tan solo.

Si no estaba con Jihoon o Seungcheol entonces Seokmin o Minghao estaban alrededor, o Suni, o Jeonghan estaba en su oficina. Era como si de pronto no pudiera existir sin la presencia de alguien más, tan mal acostumbrado que el silencio se escuchaba raro en sus oidos, girar y ver a la nada se volvió un recuerdo lejano. Esta vez giró, viendo la calle nocturna y se recostó un poco en la puerta cerrada. Había cuatro escalones frente a él. Cerró los ojos y volvió a respirar.

El perfume de Jihoon era tan fuerte que parecía que siempre estaba allí.

Se abrazó a si mismo y se encogió, como si realmente estuviera acompañado del alfa, era vergonzoso lo aliviado que se sentía, incluso cuando tuvo dolores de cabeza antes ahora eran solo un recuerdo vago gracias a la cercanía de Jihoon. Aun así... Sería mentir si Jeonghan dijera que el muro que estaba entre ellos se había roto.

Jihoon seguía siendo tan enigmático como siempre y Jeonghan no indagaba en él. No porque no quisiera hacerlo, sino porque era paciente. Siempre fue paciente, hasta el punto en el que teniendo 30 años apenas y comenzaba a relacionarse con otras personas como amistad y no solo como...

Suspiró de nuevo abriendo los ojos, observando a la persona de pie a solo unos pasos de él. Ni siquiera lo había visto llegar o se dio cuenta de que alguien se acercaba, estuvo tan ensimismado en el aroma de Jihoon que ignoró todo lo demás. Sonrió, o intentó sonreir, no importaba.

Solo tenía que dar un paso y seguir adelante, pasar a lado de esa persona e irse, aunque esta persona le cubría cualquier ruta de escape.

—Buenas noches, señor Choi.— Jeonghan saludó como si el hombre no lo incomodara, aun así no se movió. —Parece un fantasma si se para así frente a mi.

El señor Choi lo miró como si Jeonghan fuera nada, solo un niño jugando al rededor, fingiendo que era el hombre del costal. Jeonghan tomó valor y comenzó a avanzar bajando un escalón, este hombre era de pocas palabras por lo que no estaba esperando alguna orden o un saludo, Jeonghan solo iba a irse.

Pero Choi lo tomó del brazo, sin decir nada.

Jeonghan se congeló en ese momento, deseando desaparecer. Su cabello ahora era corto, su ropa ya no era rosa, pero seguía sintiéndose patetico alrededor suyo, como si tuviera que avergonzarse solo por existir. No era suficiente, No era suficiente vestirse como se vestía antes teniendo ahora treinta años, y tampoco podía vestir de rosa. Ni de traje. Porque era ridículo, ahora que Jeonghan había envejecido no tenía nada.

No era bueno en su trabajo, y ahora ni siquiera era joven para compensarlo.

Arrebató su propio brazo del agarre del señor Choi y este suspiró con fastidio, no dijo nada, solo caminó hasta su auto y se sentó en la parte trasera esperando que Jeonghan fuera tras él, como una orden no dicha. ¿cuantas veces Jeonghan hizo eso? hacer lo que él quería sin que este hombre tuviera que soltar una sola palabra. Jeonghan obedecía, porque era lo único que pudo hacer en ese entonces.

Y ahora era igual.

Se cruzó de brazos impidiendose subir.

—¿que esperas?

—A mi alfa.

El señor Choi alzó una ceja, pero Jeonghan no se movió. Aun si Jihoon no fuera a venir eso no importaba, Jeonghan esperaría hasta el día siguiente de ser necesario, con tal de no subirse a ese auto y recaer. No hubo respuesta, todo fue tranquilo en el silencio de la calle, ni siquiera el conductor emitía sonido.

El señor Choi volvió a suspirar cansado, pero Jeonghan no cedió. Esperó de pie incluso cuando la incomodidad se hizo presente, aun cuando sabía que este hombre no estaba feliz de su actitud. Jeonghan ya no era un niño que lo seguía de un lado a otro como un pato bebé, ahora era un adulto que podía negarse y actuar como si no le importara. Porque no lo hacía.

No había nada que este hombre pudiera darle y que Jeonghan quisiera, porque ya no necesitaba nada de él, y tampoco lo quería. Hace mucho tiempo que Jeonghan dejó de querer algo de este hombre.

—Puede irse ahora.— Dijo mirando a la calle oscura.

Aunque se sentía patético aun le causaba gracia como este hombre estaba esperando a que él se subiera al auto, esperando como un idiota con la puerta abierta, mirando al frente. Y probablemente se quedaría así.

Y cuando el silencio se extendió de más...

—Buenas noches.— Se despidió.

comenzó a caminar en dirección contraria del auto, su cabeza vacia y su corazón tranquilo mientras veía los autos pasar. Era tarde, demasiado tarde, pero eso no importaba, Jeonghan no era un niño necesitando que alguien lo encontrara y lo llevara. Podía llegar solo a casa. Y quizás tardaría una hora y quince minutos.

Una hora y quince minutos por lo tarde que era.

Quizás fue el momento, o el hecho de que no tenía nada más que hacer, pero las cuentas comenzaron a llenar su cabeza.

30 años. 5 trabajando en su propio proyecto. 8 perteneciendo donde no debía. antes... ¿que hacia antes de eso? Cuando tenía diecisiete años, fueron 3 años huyendo de casa y saliendo con amigos, disfrutando solo de existir. Antes de eso. 6 años creciendo con sus tios, siendo "criado" por ellos trabajando para pagar su estancia. Y antes... 1 año con su padre... siete años con...

—Voy a matar a Hoshi.— La voz de Jihoon lo sorprendió, giró a la calle y la luz de la motocicleta lo aturdió. —Lloriquea tanto con "nuestro omega" pero cuando tiene que hacer algo solo se va.

Lo observó por varios segundos, Jihoon suspiraba.

Se subió a la motocicleta colocándose el casco y abrazó la espalda de Jihoon. Lo escuchó quejarse de Hoshi, escuchó el sonido de la motocicleta y de los autos, el sonido de la ciudad, y aunque el sonido estaba un poco amortiguado Jeonghan solo se quedó allí, abrazando al alfa mientras comenzaba a contar los minutos para llegar.

Jeonghan era paciente, o quizás solo dejaba que el tiempo se le fuera de las manos. Solo lo dejaba pasar sin que le importase en lo absoluto. La idea de que no era tiempo perdido ya que no le importaba... comenzaba a ser absurda.

No iba a llorar sobre los años ya pasados, no iba a quejarse y decir que desperdició todo su tiempo, porque aun que fuera verdad en realidad no le importaba ahora, estaba hecho. Aun así... ¿cuando era que Jeonghan quería hacer las cosas?

En lugar de solo contar el tiempo que tardaba en llegar...

Cerró los ojos y abrazó más fuerte a Jihoon.

No supo cuanto tiempo pasó, ni lo que tardaron en llegar al departamento, tampoco contó el tiempo que se demoraron en subir. No contó el tiempo cuando besó a Jihoon justo en su puerta y no le importó la hora ni que fuera demasiado tarde.

Lo llevó hasta su habitación sin dejarlo hablar, aunque el alfa intentaba decirle algo Jeonghan no lo escuchó, lo empujó hasta su cama y trepó sobre él como antes, apreciando la mirada sorprendida que Jihoon siempre le daba, los ojos grandes y abiertos como si Jeonghan fuera lo único. Mirándolo desde abajo. Se acercó sosteniéndose con sus brazos y sonrió.

Lo que Jeonghan disfrutaba no era verlo desde arriba, no era sentirse en la cima de una montaña o ser la montaña, lo que disfrutaba, quizás, era poder alcanzarlo. Antes intentó alcanzar al señor Choi quien lo miraba como una cosa pequeña y sin importancia, después intentó alcanzar a Seungcheol, estar a su altura para poder corresponderle.

Con Jihoon no debería ser distinto, el muro que siempre ponía entre ellos debería impedirle alcanzarlo, pero de alguna forma, cuando lo miraba con los ojos abiertos y brillosos no se sentía lejano. Jihoon tomaba su mano si Jeonghan lo buscaba.

Quizás esta vez Jeonghan estaba siendo tan inalcanzable como los Choi. Quizás... si Jihoon se lo pidiera... Sonrió golpeando sus frentes juntas.

—¿porque lloras?

—Solo porque si.

Jihoon tarareó una respuesta mientras Jeonghan se quedó quieto. Cerró los ojos dejando que la solitaria lagrima cayera en su mejilla. No quería llorar frente a él, o frente a nadie, pero de cualquier forma ya se sentía patetico.

Al menos así liberaba la presión en su pecho.

—Deja de llorar...

Jihoon limpió las lagrimas que comenzaban a salir. El corazón apretado de Jeonghan parecía explotar, cada pequeño espasmo que daba por el llanto era doloroso, aun así Jihoon no dejó de limpiarle el rostro, aunque fuera inutil. Jeonghan ya era un desastre. Aun así era bueno saber que el alfa lo ayudaba a verse menos ridículo.

Lo abrazó recostandose sobre él, enterrando su rostro en el cuello de Jihoon, ocultándose del mundo mientras que era abrazado. Lloró en silencio. No tenía una buena excusa, al menos no una para darle a Jihoon, podría decirle parte de la verdad y hablarle sobre Choi, o decirle que simplemente estaba feliz de verlo allí, de poder alcanzarlo. O decirle que a veces solo quería llorar pero siendo un adulto resultaba difícil encontrar buenas razones para hacerlo. O podría mentir y decirle que solo lloraba porque si.

—No quiero...

balbuceó abrazándolo con más fuerza.

—¿no quieres dejar de llorar?

—No...

Jihoon suspiró.

—Bien.

Por suerte jihoon no lo sacó de su escondite, no lo apartó, no preguntó más y lo dejó llorar mientras pasaba su mano por su cabello y su espalda, consolándolo aunque Jeonghan no le daba ninguna respuesta. Este chico quien era más joven estaba consolando. Este alfa quien debería ser considerado como un salvaje por su naturaleza estaba cuidándolo del mundo solo porque Jeonghan tenía miedo de este.

De todas las personas con las que se pudo haber encontrado... La unica que no quería que le pagara con sexo. ¿no era gracioso? Jihoon podría hacer trabajo gratis, él preferiría eso.

De alguna forma se quedó dormido.

Jihoon temblaba, sus manos temblaban, podía verlas frente a él mientras que Jeonghan dormía encima suyo, su cuerpo también temblaba, no era culpa del omega, o quizás sí, pero el enojo que tenía en él era casi una broma. Su cuerpo temblaba unicamente porque no podía defender a su omega, porque no podía ir detrás de aquella persona y arrancarle la garganta como al idiota anterior. Jihoon no era un animal, él era una persona y ya, no tenía porque sentirse así, no tenía porque sentir el pecho desgarrado después de escuchar a Jeonghan llorar...

Era capaz de escuchar su propia respiración frustrada después de que Jeonghan consiguiera calmarse y caer dormido.

No importaba cuanto intentara alejarse o mantenerse cerca, se sentía incapaz e inutil cuando de pronto alguien llegaba y jodía la cabeza de Jeonghan, como si Jihoon fallara constantemente en protegerlo. Pero él no tenía que protegerlo, Jeonghan era un adulto con sus propios problemas y su propia vida, no era responsabilidad de Jihoon, o si lo era, no era la forma en la que debía hacerlo.

Jihoon no podía permitirse ser ese tipo de persona. No podía permitirse ser un alfa, porque el tipo de alfa que era estaba a punto de buscar a aquella persona únicamente por el aroma y arrancarle la piel con los dientes.

Acarició con los dedos la cicatriz de Jeonghan y este apenas reaccionó.

Dejó caer sus brazos y miró al techo.

Este omega podría enterrarse en su pecho y aun así no tener suficiente, podría hacer de Jihoon un completo monstruo y aun así seguir pidiendo más de él. Y estaba bien. Por primera vez Jihoon se rindió ante la idea, porque si él fuera un monstruo podría proteger al dragon en lugar de la princesa.

Sonrió ante eso.

Ambos podían ser los monstruos.

Si dejaba de temerse por un momento, y de temerle a Jeonghan... Su corazón comenzó a palpitar con fuerza acompasandose al del omega dormido, de pronto el aroma de Jeonghan haciendose más dulce sobre él. Jihoon se sintió adormilado, tranquilo a pesar de su caótico corazón. Cerró los ojos y abrazó a Jeonghan con cariño.

Y luego se dio cuenta. Estaban entrando en celo, y estaban atrapados el uno por el otro. Jihoon no huyó esta vez. La unica vez donde tenía que huir y no lo hizo.

Se quedó con Jeonghan esperando que despertara, a pesar de saber que el celo era inevitable. 

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