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UNA PISTA.

Hyo Ri levantó la vista de su plato para mirar a Eun Bi, la cual se había acercado directamente a Yeon Jun, tomándolo del brazo.

Fruncí el ceño, aunque Yeon Jun se zafó casi de inmediato, mirándola con seriedad, ya sin atisbo de sonrisa en su rostro.

—Junnie, sé que los Lee tienen un precioso jardín aquí. Y que tú ya lo has visto. ¿Nos acompañas a las chicas y a mí?

Hyo Ri siguió entonces con lo suyo, Yeon Jun sin dejar de mirarla y yo sin dejar de mirarlo a él. Y a la chica que estaba demasiado cerca de él. ¿Por qué lo hacía? ¿Qué no se daba cuenta que él amaba a mi gemela? ¿O lo hacía precisamente por eso?

—Ahora no puedo, pero...

—Vamos. ¿Qué tienes que hacer?

Y los ojos de Yeon Jun seguían fijos en Hyo Ri. Supe lo que él esperaba, pero yo sabía que ella no haría nada. Hyo Ri no lo amaba y poco le importaba lo que este hiciera o con quién. No era mi caso, no quería verlo con esa chica que parecía mala.

—Vamos, Yeon —insistió Eun Bi, tomándolo de la mano y tirando de él hacia la salida.

Me sentí furioso, doblemente furioso de hecho; ya que por un lado Yeon Jun no ponía demasiada resistencia a irse con ella. Y por el otro Hyo Ri no mostraba el menor interés. ¿No podía por lo menos fingir? Como si no conociera la respuesta a ello. Ella no servía para eso.

Sabía que a ese paso no podrían conocerse y Hyo Ri no se enamoraría de él, a ese paso mi deseo de que se quedaran juntos no se haría realidad. Así que tenía que hacer algo.

Me puse de pie, sintiendo los ojos de Yeon Jun sobre mí de nuevo.

—Yo puedo acompañarla, señorita —dije con voz suave —conozco el jardín mejor que nadie.

—¡Oh! Tú eres Soo Bin, ¿verdad?

La vi abrir mucho los ojos, mirandome de arriba a abajo. Era obvio que no había notado mi presencia. Sin embargo no fue esto lo que llamó mi atención, sino la forma en que me miraba. No había odio ni rencor ahí. Me sentí mal al pensar en ello, al pensar en la forma en que todo había cambiado siendo otra persona.

—Sí —sonreí un poco e hice una ligera reverencia —un placer en conocerla, señorita...

—Se llama Eun Bin —replicó Yeon Jun, con el ceño fruncido, zafándose de ella de nuevo —y no es necesario que la acompañes, Soo Bin.

—Lo es —dije, mirándolo de frente, aún si me sentía morir con sólo escucharlo pronunciar mi nombre —yo conozco mi hogar mejor que tú. Y además tú no has desayunado, ¿verdad? —negó con la cabeza—. ¿Ves? Quédate y desayuna con Hyo Ri.

Al escuchar su nombre mi hermana me lanzó una mirada, una mezcla de exasperación y sorpresa.

—Ah, pues...

Y Yeon Jun volvió a mirar a Hyo Ri, esperando por su respuesta. Esa actitud en él no era extraña. Desde que lo conocía siempre anteponía los deseos de Hyo Ri ante los suyos.

Mi gemela se encogió de hombros y asintió.

—Quédate.

La sonrisa que se formó en el rostro de Yeon Jun fue tan hermosa que me hizo comprender que valdría la pena soportar a esa chica y a sus amigas. Lo que fuera con tal de verlo feliz.

Me volví hacia Hyo Ri, inclinándome lo suficiente para susurrarle al oído:

—Sé amable.

Volvió a encogerse de hombros, pero no replicó nada, tomando los palillos para continuar su desayuno. Al menos había dejado de usar sólo los dedos. Mamá siempre le decía que aquel no era el comportamiento de una dama.

Me alejé de la mesa, rodeándola para reunirme con Eun Bin, cruzándome con Yeon Jun, quien se dirigía a ocupar mi lugar.

—Gracias.

Dijo cuando pasó a mi lado, aunque pronunció esas palabras en voz baja, como si supiera que lo había hecho para ayudarlo. Me estremecí un poco ante ello, pero logré no demostrarlo mientras me reunía con Eun Bi.

—¿Vamos?

Y le cedí el paso, un poco feliz de poder ser el caballero en lugar de la damisela. Lo había aprendido de Yeon Jun. Para mí el más perfecto caballero que pudiese existir.

Eun Bi se colgó de mi brazo cuando abandonamos el comedor. No negaré que me sentí un poco extraño, no sólo porque esa chica me había insultado el día anterior y era evidente que tenía una muy mala imagen de mi familia, sino porque era la primera vez que estaba así de cerca con una mujer. Hyo Ri no contaba ya que ella era mi hermana. Y no podía negar que tenerla cerca era agradable, su cuerpo pegado al mío se sentía tibio. Antes de conocer a Yeon Jun había soñado con conocer a una preciosa chica de manga o anime y enamorarme de ella. Eun Bi tenía un parecido razonable a esas heroínas que tanto admiraba.

—No imaginaba que fueras tan guapo —comentó ella.

—¿Ah sí? —me sentí un poco cortado, sin estar acostumbrado a recibir esa clase de halagos—. ¿Yeon Jun te habló de mí?

—No —Eun Bi pegó entonces una parte de su cuerpo a mi brazo. Una parte suave que yo no debería estar sintiendo—. Investigué a tu familia.

Y sonaba divertida. Me mordí el labio, confundido. ¿Qué le divertía más, saber cosas sobre mí sin yo saber nada de ella o el que... sus senos estuviesen aplastándose contra mí?

—Creo que los Lee podrían salir a flote de su ruina —siguió, sin dejar de sonreír —y creo que yo podría ayudarlos.

Esas palabras me hicieron detener entonces. ¿Qué significaba eso de ayudarnos?

—¿Cómo es que...? —empecé, pero fui cortado por ella.

Sus labios posándose en los mios sin previo aviso, sus brazos alrededor de mi cuello y sus senos rozándose descaradamente contra mi pecho. La aparté de un empujón, ganándome una sonrisa burlona por parte suya mientras se cruzaba de brazos.

—Afeminado —dijo —y estoy segura de que también eres gay.

Sentí como mi temperatura corporal se iba a pique, con las manos temblorosas y mi frente perlada de un sudor frío que antes no estaba ahí. Ella se equivocaba, yo no era gay. Me gustaban las chicas, me sentía atraído hacia ellas. Las mujeres eran hermosas, pero... pero Yeon Jun...

—No lo soy —dije en voz baja.

—¿Qué? No te escuché. Deberías hablar más como un hombre.

—¡Dije que no soy gay! —repliqué, alzando la voz, con los puños apretados, avergonzado a más no poder.

—¿Qué pasa? —escuché la voz de Huening Kai por detrás de mí.

Eun Bi rió y se dio la vuelta, sin dignarse a mirar a Huening. Y eso me hizo enojar. Conocía ese tipo de comportamiento porque a veces mamá se lo dedicaba a Huening Kai. cuando no lo llamaba "cariño" falsamente y no lo bajaba de ser un pobre muerto de hambre. Mirándolo especialmente así cuando lo veía charlar con Hyo Ri y conmigo de algo que no fuera la música, como si él no estuviera a nuestra altura. Muy gracioso considerando que en esos momentos él debía tener más dinero que nosotros.

—¿Por qué decías que no eres gay?

—No importa —murmuré, bajando la mirada al pensar en ello.

—Esa chica...

—Sí. Ella me molestó ayer cuando pensaba que era Hyo Ri —admití en voz baja —pero parece que también me odia como Soo Bin.

—Si es amiga de Choi Yeon Jun no me sorprende que sea una perra.

—Cállate.

Y me di la vuelta, pensando en ir a mi taller a esculpir para quitarme ese mal sabor de boca. Pero Huening Kai me sujetó por el brazo, impidiendo mi avance.

—¿A dónde crees que vas?

—No es tu asunto.

Intenté zafarme, pero él sólo aumentó su agarre. Me volví entonces, haciéndole mala cara.

—¿Qué es lo que te pasa, Soo Bin?

—No me pasa nada.

—Pues tu actitud dice todo lo contrario.

—No sé de que hablas.

—El Binnie que conozco jamás me hubiera hecho esas caras —y rodeó mi cintura con sus brazos, molestando —el Binnie que conozco jamás le hubiera gritado a una chica. Y el Binnie que conozco jamás me hubiera amenazado con olvidar nuestra amistad por un desconocido.

—Yeon Jun no es ningún desconocido.

Repliqué, sin poder frenar mi lengua, notando a medias de lo que hablaba mi profesor de piano.

—Has cambiado —acusó, pero al fin me soltó —y sé muy bien porque. O mejor dicho por quién.

—Tú no sabes nada —dije, volviendo a darme la vuelta.

Decidí que ya no iría a mi pequeño taller, en su lugar volvería al comedor y vería que tal iba todo con mi hermana y mi cuñado. Si los veía en un buen plan me iría y los dejaría solos, tal vez buscaría a Beom Gyu y...

—Yo que tú no cantaría victoria tan rápido —dijo Huening Kai, sin dejar de insistir —al final Yeon Jun no se saldrá con la suya. Hyonie no se casara con él.

Y la seguridad en sus palabras me sacó de quicio.

—Claro que lo hará. Él la ama.

—Y tú a él, ¿verdad?

Di un respingo, sobresaltado.

—No. Yo no soy...

—Te conozco, pero ese tipo no te conviene, Soo Bin. A ninguno de los dos en realidad.

—Tú no lo conoces.

—Tú tampoco. No sabes nada de él, salvo esa imagen de príncipe que proyecta cuando Hyo Ri esta frente a él.

—No importa lo que digas, Hyo Ri se casara con él.

—Pues Beom Gyu no piensa eso —arquee una ceja—. ¿No te lo ha dicho?

—¿Decirme qué?

Pero Huening Kai no tuvo oportunidad de responder esa cuestión. Una nueva camada de amigos de Yeon Jun acababa de llegar, pasando junto a nosotros y llamando a la puerta. Al momento la señora Choi salió a recibirlos, seguida por mi madre. Pronto perdí a Kai en la multitud.

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¡Espero disfruten del capitulo! ❤

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