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TAN FRÁGIL.

Volvimos a la casa, con nuestras manos entrelazadas, aún si Hyo Ri no parecía muy cómoda con la situación. Sin embargo no me importó mucho, no podía dejar de pensar en lo que habíamos hablado segundos atrás. Era cierto que ese tal Huening Kai no me había agradado nada, que su cercanía y familiaridad con Hyo Ri eran molestas, pero también era cierto que su respuesta me había hecho feliz. Él no le gustaba, yo sí. Por supuesto que gustar no era lo mismo que amar, pero considerando que seguíamos siendo prácticamente desconocidos el uno con el otro, gustarle ya era un verdadero logro.

Llegamos al comedor, en donde para mi sorpresa el único ahí presente era Beom Gyu, quién jugueteaba con unas copas sobre la mesa. Se enderezó al vernos entrar.

—Hyo Ri, tengo que hablar contigo —dijo entonces, acercándose.

—Sí, claro.

Ella me miró y tuve que soltarla, aunque no quería. Pero era su hermano después de todo y el que Huening Kai no estuviese a la vista era bueno. No lo quería cerca de ella de nuevo.

Vi a los dos hermanos abandonar el comedor por donde habíamos llegado y me dediqué entonces a jugar también con las copas. Sonriendo un poco. No era algo extraño después de todo. Y caí en cuenta de que mis amigos no estaban ahí.

Me enderece al igual que lo hiciera Beom Gyu segundos atrás cuando algunas chicas del servicio entraron, empujando un carrito con lo que parecían servilletas y cubiertos. Era evidente que aún no servían la cena.
Algunas me miraron con curiosidad, sin disimular demasiado, pero una de ellas prácticamente las echó fuera al notar esto.

—Una disculpa, joven —murmuró, haciendo una leve inclinación.

Aunque a mí no me había molestado aquello. Estaba acostumbrado a ser observado de esa forma por las mujeres después de todo.

—No importa —respondí, quitándole importancia.

Se trataba de una mujer mayor, el ama de llaves posiblemente.

—Si me disculpa —e hizo ademán de retirarse, pero la hice detener.

—¿Sabrá dónde están mis amigos?

—Los amigos del joven han subido a instalarse en sus habitaciones. Les he avisado que la cena está lista.

—De acuerdo. Muchas gracias.

Y me giré de nuevo hacia las copas, las cuales a mi parecer daban más el ancho como un adorno costoso que otra cosa.

Pero la mujer no se retiró entonces, haciéndome sentir su mirada sobre mí. Me giré de nuevo, mirándola fijo, logrando que se ruborizara a medias.

—¿Ocurre algo?

—Usted... ¿de verdad va a casarse con la señorita Hyo Ri?

—Sí.

Incliné un poco la cabeza. No me esperaba ser cuestionando de nuevo.

—Ya —la mujer bajó la vista y añadió: —¿y la conoce?

—Un poco, pero lo suficiente.

—Y, ¿conoce a Soo Bin?

—No he tenido la oportunidad.

Y no entendía que tenía que ver el hermano gemelo en todo eso. Si con quién iba a casarme era con Hyo Ri, no con él.

La mujer se mordió el labio inferior, como si quisiera decirme algo más, pero al final no tuvo oportunidad. Tae Hyun y Ji Min entraron al comedor, riendo y bromeando sobre lo grande que era la casa y lo fácil que sería perderse en ella. La mujer se fue, sin decir nada más.

Poco despues los demás fueron llegando al comedor, mis padres, los señores Lee y, por supuesto, Hyo Ri y Beom Gyu. Por el momento éramos los únicos en la casa, pero eso cambiaría en unos días. No en balde la boda sería el sábado y los invitados irían llegando de a poco, incluyendo a mis compañeros de universidad.

Beom Gyu tiró de la mano de mi prometida, haciéndola sentar a su lado, así que tuve que conformarme con tomar asiento frente a ella, con nuestras miradas cruzándose de vez en cuando. Tenía a Tae Hyun y Ji Min a mis lados.

Fue una cena tranquila, pese a la tensión que parecía surgir de mi madre, la cual fue ignorada por todos. Era yo quién se casaría, no ella. Debería dejarse de esas ideas raras.

—Su casa es como un laberinto —dijo Ji Min —es increíble. Creo que ni siquiera la de Daniel es tan grande.

—¿Por qué "Daniel"?

Quiso saber Hyo Ri, pero sin mirarme a mí, sino a mis amigos. Agradecí esto, ya que mis mejillas se habían coloreado al escucharla preguntar a que venía mi apodo.

—Es su nombre extranjero, ya que vivió dos años en San José y por un manga —dijo Tae Hyun, riendo un poco.

—¿L Lawliet?

Y la expresión de Hyo Ri se había hecho radiante.

—Vaya, ¿lo has leído?

Hyo Ri se encogió de hombros, echando un rápido vistazo hacia donde estaba su padre, bajando la voz entonces.

—Me gusta el manga, pero papá lo ve muy mal. Lo prohíbe.

No dejé de sonreír. Le gustaba el manga, una de mis muchas pasiones. Ya teníamos un punto muy fuerte en común.

—Pues que mal.

—¿Y cómo haces para leer?

Se interesó Ji Min, pero fue Beom Gyu quien respondió:

—Suga es quién los trae. De contrabando, pero lo hace.

—¿Quién es Suga?

Salté, pensando en Huening Kai. ¿Era que había otro tipo demasiado cercano a Hyo Ri?

—Suga es nuestro primo —respondió ella, sin dejar de sonreír.

—Su verdadero nombre es Yoon Gi.

Añadió Beom Gyu y él y Tae Hyun se miraron unos segundos antes de apartar la vista, cada uno con un trozo de servilleta en la mano. Al parecer se habían enfrascado en una disimulada batalla por ella.

Pero me sentí más tranquilo. Sabía quién era Yoon Gi, en la investigación que había hecho sobre los Lee me aparecía, aunque no tenía idea de que tuviese un sobrenombre.

—Hyo Ri —habló el señor Lee una vez la cena hubo concluido y ya se hablaba de ir a dormir. —Le he dicho al señor Choi que tú y Soo Bin tocan el piano y desea escucharte.

—Beom Gyu también lo hace.

Le escuché decir a mi prometida en voz baja, tan baja que salvo Beom Gyu que estaba a su lado y yo que no le quitaba los ojos de encima la escuchamos.

—Es una magnífica idea —asintió la señora Lee.

Mis ojos no se despegaron del rostro avergonzado de Hyo Ri, quién volvía a verse acosada y turbada. Todo esa calma y relajación que tenía mientras hablaba de manga había desaparecido.

—Bueno. Lo haré.

Y se levantó, siendo brevemente ayudada por Beom Gyu.

—Pasemos al salón de música.

Indicó el señor Lee y todos le seguimos, con Hyo Ri a la cabeza.

—Tengo curiosidad por saber como lo hace —le escuché susurrar a Tae Hyun —por lo general las mujeres bonitas no saben hacer ciertas cosas.

—¿Por qué no te callas? —le gruñó Beom Gyu, caminando junto a él.

—¿Por qué no te callas tú?

Rodeé los ojos, pero no intenté intervenir. Los dos estaban lo suficientemente grandecitos para saber lo que hacían y si habían decidido odiarse sin conocerse era su problema.

El salón de música era impresionante. Con altas ventanas y largas cortinas hechas de lo que parecía tafetán. Había algunos sillones alrededor y una araña de cristal en el techo. Algo como eso no se veía todos los días. Pero lo más impresionante era el piano. Blanco y brillante, recién pulido. Hyo Ri se hallaba ya frente a él, acariciando las teclas con las yemas de los dedos.

—Adelante, cariño.

Le animó su madre mientras todos tomábamos asiento. Yo sin dejar de mirar la suave espalda de Hyo Ri, el contorno de su pequeña cintura remarcado en ese ajustado vestido blanco.

Y Hyo Ri empezó a tocar. Sus manos deslizandose sobre las teclas como si viviese de ello. Y lo hacía excelente. Conocía el tema que tocó, habiéndolo escuchado a montones de personas interpretarlo antes, pero con ella era diferente. Era mejor, era dulce, melancólico. Me gustaba Para Elisa, pero después de escucharsela interpretar a Hyo Ri, comprendí que se había convertido en mi melodía favorita.

Hubo un aplauso general cuando terminó, con su rostro avergonzado, pero una enorme sonrisa iluminando este. El contraste era maravilloso.
Quise ir y abrazarla, felicitarla por su actuación y su talento. Ya no me quedaban dudas, ella era perfecta, tal vez demasiado para ser real.

Pero no lo hice, mirando como su padre se acercaba a ella antes, le susurraba algo en el oído y salía, disculpándose. Hyo Ri fue detrás de él, intercambiando una breve mirada con Beom Gyu, quién fruncio el ceño, pero no dijo nada, dedicándose mejor a retomar su discusión con Tae Hyun; mi amigo más que encantado. Era la primera vez que se topaba con alguien que no lo soportaba y que además le respondía sus ataques con ingenio. Me habría parecido gracioso de no estar preocupado por mi prometida.

Pasaron los minutos y no volvía, ni ella ni su padre. A esas alturas Beom Gyu también se mostró inquieto. Lo observé intentando ir afuera, pero la señora Lee lo detuvo, susurrando dos palabras que, pese a la falta de sonido, pude entender a la perfección:

—Déjalos. No te metas.

Eso fue suficiente para alterarme todavía más. Sin disculparme siquiera abandoné el salón de música y fui en busca de Hyo Ri. No tardé mucho en encontrarla, seguía con su padre, pero lo que vi me hizo hervir la sangre en la venas tanto que de no ser porque ese tipo era su padre lo habría matado.

La tenía sujeta por los hombros, zarandeándola; y le reclamaba cosas que yo no entendía, pero lo hacía en susurros, sin llegar a gritar.

El rostro de Hyo Ri estaba lloroso, sin oponer la menor resistencia. Verla así me confirmó lo frágil que era. Y lo mucho que yo debía protegerla.

Sin detenerme ya, corrí a su lado y aparté a su padre de un empujón, no demasiado fuerte, pese a todo no deseaba hacerle daño.

—¿Qué...? —empezó él, mirándome con los ojos muy abiertos mientras que yo protegía a Hyo Ri con mi cuerpo.

—Basta ya, señor Lee, dejé a Hyo Ri en paz.

—Yeon Jun —escuché la suave voz de ella por detrás de mí.

—Este es un asunto de familia —replicó él, respirando pesadamente.

—Soy su prometido. Yo soy su familia ahora y no toleraré que nadie le ponga una mano encima.

Pude ver como parecía debatirse entre responderme mal o callarse, al final hizo lo último, dándose media vuelta y desapareciendo por el pasillo. Sabía que más tarde tendría que disculparme con él.

Me volví hacia Hyo Ri, quién tenía las mejillas húmedas y temblaba. No me lo pensé mucho y la tomé entre mis brazos con fuerza, sintiendo por fin su cuerpo cálido junto al mío. Era tan alta como yo y pese a eso me parecía tan pequeña y tan delicada.

—No... no debiste... —tartamudeó, pero no dejé de notar que mantenía sus manos muy juntas, pegadas a su pecho, sin responder a mi caricia.

—Claro que debí. Yo haría cualquier cosa por ti. Yo te protegeré contra lo que sea.

—¿Por qué? —cuestionó, aún temblando.

—Porqué te quiero, Hyo Ri.

Confesé al fin, temiendo su reacción. Sin embargo lo único que hizo fue susurrar una palabra:

—Gracias.

Aguardé unos segundos, con los latidos de mi corazón fuera de control y pensé en soltarla y retirarme, pero entonces Hyo Ri rodeó mi cintura con sus brazos, ocultando el rostro contra mi pecho, permitiéndome abrazarla más libremente.

Sonreí, acariciando suavemente su cabello. Quería decirle también que la amaba, pero decidí esperar un poco más. Iba por buen camino.

En cuanto a su padre... No me importaba demasiado. Ya no, porqué a partir de ese momento nada ni nadie podría separarme de la chica que se refugiaba entre mis brazos.

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Ahhhhh, ¿qué les pareció estos capitulos? ¿Les gustó?

Taehyun y Beomgyu no se llevan, mmm, ¿tal vez puede ser amor y odio? 🤔 Jajajaja, ¡descubralo por el mismo canal y a la misma hora! JAJAJAJA, ¡tengan un lindo día!! ❤❤

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