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DESCUBRIMIENTOS Y NOTICIAS.

No dormí mucho esa noche, no podía dejar de pensar en Yeon Jun. Y en la confusión tan grande que sentía cada vez lo hacía. Y cada vez que recordaba su contacto, lo bien que se había sentido estar entre sus brazos, sentir su cuerpo cálido pegado al mío, escuchar su respiración...

¿Qué era lo que me estaba pasando con él?

Me gustaba, eso ya lo sabía, pero también me gustaba el anime, los dulces y la música. No era nada del otro mundo que alguien me gustase, sobre todo alguien con las cualidades que él tenia. Era amable, educado, servicial, inteligente y valiente. Era sin duda todo lo que yo quería ser.

Mientras me daba una ducha rápida, lavando mi propio cabello a consciencia no pude dejar de pensar en ello. Me gustaba Yeon Jun, era un buen tipo. Podría decir que lo admiraba, pero... algo no terminaba de encajar en todo ello. Y eso era el latido alborotado de mi corazón al verlo, mi respiración entrecortada de la otra noche.

Admiraba a Huening Kai, casi tanto como ahora admiraba a Yeon Jun, pero él jamas me había hecho sentir así. ¿Qué tenia el chico Choi que no tuviera mi profesor de piano?

Me sequé en mi habitación, esperando que mamá subiera en cualquier momento para vestirme. Sin dejar de pensar.

Tal vez la diferencia radicaba en que Yeon Jun se había enfrentado a mi padre, cosa que jamás le había visto hacer a nadie. Él era el tipo de hombre que yo deseaba ser. Al pensar en ello me sentí terriblemente mal por estarlo engañando de esa forma, por hacerle creer que yo era Hyo Ri y que además me casaría con él.

Me miré en el espejo, sólo con la sencilla bata blanca puesta, sin maquillaje y sin la peluca. Me sentía bien así, siendo simplemente Soo Bin. Aunque no era como si alguien me echase de menos. Ni siquiera mis padres, ellos estaban feliz conmigo siendo Hyo Ri. Y fuera de Huening Kai nadie había preguntado realmente por mí.

Escuché la puerta abrirse y me volví, resignado a soportar todo ese horrible proceso de caracterización una vez más.

—Buenos días, mi pequeño.

Me sorprendió la voz de Ha Neul, quién había sido mi niñera, la de Hyo Ri y hasta la de Beom Gyu. Cuando crecimos y ya no fue necesaria papá le había dado el trabajo de ama de llaves de la mansión. Desde entonces las veces que podía verla se habían reducido considerablemente (sin contar las horas de comer, donde sólo la veía de pasada), sobre todo porque ella ahora se movía en una parte de la casa que yo no frecuentaba, permaneciendo la mayor parte del tiempo aislado de todos, tal y como mi padre quería.

—Ha Neul, ¿qué hace aquí? —exclamé, feliz, corriendo a tomarla de las manos.

—Tu mamá me pidió que te ayudara a vestir.

No me extrañaba. Mamá era muy vaga, no duraba mucho haciendo algo varios días. Era casi un milagro que su jardín hubiese aguantado tanto.

—Gracias —repusé en voz baja y le sonreí, sintiéndome un poco más tranquilo.

Ha Neul escogió un vestido verde pistache, muy discreto y de mangas largas, lo cual me hizo feliz. Me dejó escoger los zapatos, de piso y nada llamativos. No iba a ir a una pasarela después de todo.

Me senté frente al tocador de Hyo Ri, aunque podía contar con los dedos de las manos todas las veces que ella lo había usado, insistiendo en que el maquillaje no era lo suyo. Mi gemela era una bonita belleza natural.

Mientras Ha Neul procedía a maquillarme comencé a cuestionar mis propios sentimientos. En primer lugar, ¿por qué había abrazado a Yeon Jun? Decir que lo habia hecho por estar asustado no servía de mucho, ya otra veces papá se había desquitado conmigo y de peor forma, sólo me bastaba evocar el ático para recordarlo.

Tampoco me servía la excusa de querer comparar su tacto con el de Huening Kai.

Entonces yo... yo le había abrazado porque simplemente me había dado la gana hacerlo. Sí, era la verdad. Lo había tenido tan cerca de mí, después de hacer lo que nadie había hecho por mí que lo único que había deseado era sentirlo, saber si sería tan cómodo y agradable como parecía. Y había sido mucho mejor.

Me mordí el labio inferior mientras Ha Neul me ponía la sombra en los ojos, optando por un tono verdoso que hiciera juego con el vestido.

Yo había querido abrazar a Yeon Jun, tal y como había querido que él me abrazara a mí. Así como había querido que me besara...

¿Cual era la diferencia entre querer y gustar?

—Ha Nuel —dije en voz baja—. ¿Le puedo preguntar algo?

—Claro, cariño.

Su "cariño" de ella me parecía mucho más sincero que el de mamá.

—¿Qué opina de Choi Yeon Jun?

—Parece un buen chico.

—Sí —admití —lo es. Y yo lo estoy engañando.

Ha Nuel se dio la vuelta para quedar justo frente a mí.

—No. Tú no eres culpable de esto.

—¿De verdad lo cree?

Me besó la frente con ternura. Suspiré y rodeé su cintura con mis manos. Como me hubiese gustado que ella fuese mi verdadera madre.

—Y —vacilé —usted cree que...

—¿Qué, mi pequeño?

No iba a poder decirlo nunca, pero si se me ocurría ir donde Beom Gyu y exponerle mis temores se reiría de mí. Lo sabía.

—¿Cómo saber... la diferencia entre gustar —comencé con la voz temblorosa —y querer?

Ha Neul se separó entonces de mí, mirándome con atención. Sus ojos muy abiertos. Quise desdecirme de lo dicho, pero no sabía como.

—Binnie, ¿acaso... te has enamorado de ese chico?

Me sobresalté ante su pregunta. ¿Me había enamorado de Yeon Jun? No. No podía ser. Los dos éramos hombres. Eso no estaba bien. Además él quería a mi hermana, me lo había dicho la noche pasada. Enamorarse sería estúpido y, sin embargo, mi corazón se agitó al pensar en ello.

—No... no lo sé —confesé, ocultando el rostro contra su falda, confundido y asustado.

No hubo tiempo de más. Mamá apareció en la puerta, apurándome a bajar y echando a Ha Neul de ahí. Antes de irse mi ex nana me mandó un beso y una mirada llena de tristeza, sabía lo mal que estaba todo conmigo.

Seguí a mamá por el pasillo, fingiendo que escuchaba su parloteo sobre lo vulgar que le parecía la madre de Yeon Jun, que el tener dinero no le daba clase. Pero yo sólo podía pensar en mis propios asuntos. Estaba muerto de miedo por lo que Ha Neul había dicho. ¿Y si era verdad? Y si a mí... Y si yo... ¿me había enamorado de él? ¿Por qué? ¿Sólo porque era extremadamente amable conmigo, dulce y caballeroso? ¿Sólo por qué era valiente?

Llegamos al descansillo y mis ojos se toparon con la persona que menos quería ver: Yeon Jun. Sus ojos se iluminaron en cuanto me vio y mi corazón se estrujó con fuerza ante esto. Usaba una camiseta negra y unos pantalones a juego, se le veía muy varonil.

—Buen día, Hyo Ri —saludó, sonriendo ampliamente—. Buenos días, señora Lee.

—Yeon Jun, cariño. Creía que te habías marchado ya.

Tuve un vuelco en el corazón al escuchar aquello. ¿Marcharse? ¿A dónde?

—Nos iremos en un rato, pero antes deseaba ver a Hyo Ri —explicó alegremente y me sentí feliz.

Quería verme. No. Quería verla a ella. Me corregí en el acto, sintiendo una opresión en el pecho.

—Ah, pues...

Trató mamá, echándome un vistazo, pero el sonido del timbre la hizo correr a la puerta, aprovechando el momento.

Yeon Jun rió por lo bajo, pero no podía culparlo.

Me reí un poco yo también. Mi risa fue cortada de tajo cuando Yeon Jun me tomó de la mano, acariciando mi piel con suavidad.

—¿Qué tal dormiste?

—Bien —balbuceé —¿y tú?

—Excelente.

Su sonrisa lo decía todo. Lo de anoche lo había hecho feliz. El abrazo. Y no pude reprimir un sentimiento similar. Me sentí feliz al saber que él era feliz.

—Ah... ¿A dónde vas? —quise saber, intentando no sonar nervioso.

—Parece que mis compañeros de la universidad se perdieron —me explicó, sin soltarme aún —tu padre se ofreció a ir a buscarles.

Pero la situación lejos de preocuparle, parecía divertirle.

—Pero papá...

Comencé, recordando su encontronazo la noche pasada, pero Yeon Jun no me dejó terminar, llevando un dedo a mis labios. Ese roce me hizo temblar.

—Todo esta bien. Tu padre se disculpó, dijo que se sentía presionado y que más tarde se disculparía contigo también.

Pero eso era mentira. Conocía a papá muy bien. Él jamás se disculpaba, pero si quería el dinero de los Choi más le valía ser bueno.

—¿Beom Gyu irá contigo?

—No. Dijo que tenía cosas que hacer —y se encogió de hombros —pero a Tae Hyun y a Ji Min les emociona la idea.

—Que bien —murmuré, pensando en mi hermano.

Beom Gyu los odiaba tanto que haría cualquier cosa para evitarlos.

Escuchamos el sonido de un motor en la parte exterior y Yeon Jun rió, soltandome entonces.

—Parece que es hora de irse.

—Sí —me froté las manos entre si y añadí: —cuídate.

—Lo haré.

Me sonrió de nuevo y se fue. Cada parte de mi vuelta loca. Estaba en problemas. Tal vez Ha Neul tenía razón... Tal vez yo...

Beom Gyu bajó las escaleras en aquel momento, con una expresión preocupada en el rostro.

—¿Y papá? —inquirió, deteniéndose junto a mí.

—Salió —soltó un gruñido y lo encaré. —¿Qué pasa?

—Suga acaba de llamarme —explicó y agregó unas palabras que me produjeron un dolor seco en alguna parte de mi ser: —la encontró.

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¡Encontraron a Hyo Ri! Ahhh, #miedo.

Espero les haya gustado este capitulo, como dije esta semana también es de doble actualización!! Disfrutenlo. ❤

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