CONFUNDIDO.
Corrí por el jardín orgullo de mamá sin darme cuenta que había olvidado mis zapatos hasta haber llegado a la salida, un poco alejada del camino principal; pero que me matasen si acaso pensaba volver por ellos.
No quería estar cerca de ese chico nunca más. No quería. Le tenía miedo, pero tenía que admitir que le tenía todavía más miedo a esa extraña parte mía que había deseado (durante un segundo) que él me besara. Esa parte oscura y desconocida que se había preguntado como se sentirían los labios de ese chico sobre los míos, ¿serían tan suaves como parecían?
No, no, no. ¿En qué pensaba? Los dos éramos hombres. No era normal ni limpio tener ese tipo de pensamientos sobre un chico.
Llegué hasta la casa, la cual los Choi creían nuestra, pero que estaba a días de ser embargada.
Beom Gyu se encontraba afuera, esperándome.
Solté un suspiro de alivio y eché a correr hacia él. Gracias al cielo le había pedido que intentara no dejarme a solas con Yeon Jun.
—¿Qué ocurrió?
Se alarmó al verme llegar sin zapatos y con la peluca sobre mi cabeza hecha un caos. Me lancé directo a sus brazos, dejando que fluyeran las lágrimas de vergüenza y humillación que intentaba contener.
—Calma, Soo Bin —susurró, abrazándome —no llores o estropearas el maquillaje.
Era verdad, pero no me importaba.
No sólo odiaba a Yeon Jun, sino también a mi mismo por haber bajado la guardia sólo por sus palabras amables, sólo por su interés hacia mí. Interés que nunca nadie me había dedicado.
—Es que... —gimoteé, respirando con dificultad. No sabía quién lloraba de forma menos femenina, si Hyo Ri o yo.
—¿Qué?
—Yeon Jun trató de... de besarme.
Y oculté el rostro en el pecho de mi hermano mayor, con el rostro rojo y unas ganas enormes de desaparecer. ¿Dónde quedaba mi orgullo como hombre?
—Ya, ya, no llores más.
—Es que yo... yo ni siquiera he besado a una chica —repliqué.
Que mi primer beso fuese con un hombre sería algo traumatizante.
Me despegué de Beom Gyu y lo miré, empujándolo entonces. Mi hermano hacía grandes esfuerzos para aguantarse la risa.
Me di la vuelta y me dirigí hacia la casa, furioso. No me importaba que alguien me viese así, si me preguntaban simplemente diría que Yeon Jun había intentado violarme. Sí, eso funcionaría.
Apenas puse un pie en el interior mi madre apareció.
—Hyo Ri, ¿qué pasó? ¿Y tus zapatillas?
—Las perdí —mentí e intenté escabullirme, pero me cerró el paso. Chasqueé la boca y la miré. —Yeon Jun intentó besarme y le dejé mis zapatos allá en el jardín, ¿feliz?
Mi madre hizo una mueca.
—¿Y por eso haces un drama?
—¿Qué?
—Deberías considerarte afortunado de que un chico tan guapo quiera besarte —y mamá llevó una mano a su mejilla —hasta yo querría que Yeon Jun me besara.
Hice una mueca de asco y eché a correr hacia mi biblioteca secreta, por detrás de las escaleras.
Una vez dentro me aseguré de cerrar con llave y dejarme caer sobre el sofá. No era la butaca de mi abuelo, pero era bastante cómodo.
Fue entonces que decidí considerar mi situación. ¿Qué haría a partir de ahora? No quería ver a Yeon Jun más, pero le temía a mi padre demasiado como para probar un acto de rebeldía.
Miré la foto enmarcada que había a un lado, éramos Hyo Ri y yo, vestidos exactamente de la misma manera, teníamos diez años y la única diferencia era el cabello, largo en ella, corto en mí.
No sonreíamos ante la cámara. Nunca lo hacíamos. Ni Beom Gyu, ni mi gemela ni yo habíamos sido niños felices.
Golpearon suavemente la puerta.
—¿Hyo Ri?
Me bastó escuchar su voz para encogerme contra el sofá.
Era él.
Choi Yeon Jun.
¿Qué tenía que hacer? No podía hacer lo que yo quería, que era gritarle que se fuera.
—¿Me permitirías hablar un momento contigo?
No. No se lo permitiría. Yo no... Y el rostro de papá se apareció frente a mis ojos. Cualquier tipo de mal trato hacia Yeon Jun sería castigado, cualquier cosa que pusiera en peligro su plan sería castigado.
Y conocía muy bien como castigaba papá, con el recuerdo del ático muy presente.
Me levanté entonces, usando mi pequeña llave para abrir la puerta y toparme de frente con ese acosador.
—Hola.
Me sonrió.
—Hola —bufé, pero no lo miré. Era molesto verlo en esa actitud del tipo cool.
—¿Puedo pasar?
—No.
Y salí entonces, cerrando la puerta detrás de mí. Ese era mi lugar especial y él jamás pondría un pie adentro.
—De acuerdo —su expresión seguía tranquila —olvidaste tus zapatos —y me los extendió, los tomé, sin agradecerle. —Hyo Ri, quiero pedirte una disculpa por lo de hace rato.
—Ah.
—No sabía que sería tu primer beso, lo siento mucho.
—¿Quién te lo dijo?
—Tu madre —y se encogió de hombros —no es muy discreta.
—No, nunca sabe cuando debe callarse —gruñí, molesto con ella.
A diferencia de papá, quién inspiraba miedo con sólo mirarlo, mi madre era más... más simple.
Yeon Jun soltó la risa, cubriendo su perfecta dentadura con una mano.
—Bueno, supongo que será un poco divertido.
Pero no lo era, en lo absoluto. Era molesto que mi madre siempre estuviese hablando de más.
—Hyo Ri —y se había puesto serio de repente, acercándose de nuevo más de la cuenta —no volveré a intentar nada parecido. Por favor, perdóname.
Quería gritarle que no lo perdonaba, pero no tenía esa opción.
—Está bien —murmuré —hagamos como si no hubiera pasado.
—Por supuesto —y entonces se inclinó hacia mí, atrapandome contra la puerta de mi biblioteca. Acercó sus labios a mi oído, rozando mi piel mientras susurraba unas palabras —esperaré a que seas tú quien quiera besarme.
Eso nunca pasaría. Jamás. Ni siquiera la verdadera Hyo Ri querría besarlo. Y sin embargo sentí como enrojecía ante su cercanía, ante el suave aroma que emanaba, ante esa calidez que parecía querer saltar sobre mí y quemarme. Sentí como todas las células de mi cuerpo se volvían locas, como mis nervios saltaban debajo de mi piel.
Era todo muy confuso.
Solté un suspiro y Yeon Jun se alejó, justo entonces apareció mi madre por el pasillo.
—Ah, Yeon Jun, cariño, tus amigos acaban de llegar.
—Genial, muchas gracias por avisarme —y se volvió hacia mí —ven, Hyo Ri, quiero presentártelos.
No quería ir con él. No quería darle más oportunidades de acercarse a mi y provocarme. No quería que siguiera haciéndome sentir así, no quería que siguiera confundiéndome.
Miré a mamá, buscando ayuda; y por primera vez lo hizo.
—Yeon Jun, Hyo Ri debería retocarse un poco antes.
—Bueno, si lo cree conveniente —respondió él sin dejar de ser amable —pero, para mí, no es necesario. Hyo Ri se ve hermosa como justo así.
—Oh sí —rió nerviosamente mi madre —ella siempre luce adorable.
Yeon Jun se encaminó hacia al final del pasillo, pero antes de irse se detuvo y se giró.
—Y señora Lee, dejé que Hyo Ri sea quién escoja sus zapatos esta vez.
Mamá abrió la boca con desconcierto, pero sólo fue capaz de asentir.
Mentiría si dijera que yo no estaba igual. No me habría esperado eso de él. No habría esperado que recordará ese pequeño detalle, ese comentario insignificante hecho por mí minutos atrás.
Lo miré entonces y él hizo lo mismo y cuando nuestros ojos se cruzaron esbozó una amplia sonrisa. Una sonrisa simple que, sin embargo, hizo que los latidos de mi corazón se dispararan.
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¿Les gustó el capitulo de hoy? Yo realmente amo esta historia, es muy bonitaaaa!!! 🥺❤❤
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