CASI.
Dejé que mis ojos se perdieran en el rostro de Hyo Ri, en sus delicadas facciones, en su piel clara, en sus labios rosados. Podía darme cuenta de su incomodidad, pero eso no fue suficiente para hacerme apartar la vista.
Me enojaba que estuviésemos tan separados, pero apenas entramos en la sala Beom Gyu la había tomado de la mano y la había hecho sentar junto a él. Comprendía su instinto protector un poco, pero aún así me molestaba.
Mis padres charlaban con los señores Lee, aunque sabía que ellos tenían sus reservas. Lo normal dada su oposición a mi matrimonio.
Hyo Ri le susurró entonces algo a Beom Gyu y este asintió. Estaban demasiado cerca y eso me hizo sentir celoso. Sabía que era estúpido, eran hermanos después de todo.
—...y nuestro jardín es el más grande de Corea. Es casi un orgullo nacional.
Decía la señora Lee, presté atención a su conversación entonces, despegando la vista de Hyo Ri.
—¿Un jardín?
—Sí, Yeon Jun. El más bello de Corea.
—Me gustaría poder verlo —comenté, con una idea en mente.
—¡Por supuesto! —exclamó la señora Lee con emoción —Beom Gyu, cariño, ¿podrías...?
—De hecho —la interrumpí —me gustaría que Hyo Ri me acompañara.
Observé de nuevo esas extrañas reacciones en el rostro de la familia, aunque al final el señor Lee se mostró de acuerdo en que Hyo Ri me acompañara; pero al ver la expresión del rostro de mi prometida supe que eso no la hacía nada feliz.
Debía tomármelo con calma, me recordé mientras salíamos de la casa, ella por delante de mí. Recién nos volvíamos a ver. Ella no me conocía. Tenía que trabajar en eso. Tenía que hacer que se enamorara de mí.
—Por aquí —me indicó.
Me di cuenta entonces que parecía tener problemas para andar, como si algo le doliese.
—Hyo Ri.
Llamé, pero ella siguió andando por delante de mi sin hacerme caso. Observé entonces su contorno, su pequeña cintura. Toda ella era perfecta.
—Es aquí —dijo de nuevo y me señaló con la mano una amplia extensión.
Era la parte trasera de la imponente casa. Había todo tipo de plantas, unas que ni siquiera tendrían porque estar en Corea.
—Vaya —comenté —que impresionante.
—Mamá lo cuida como si fuera su vida.
Murmuró Hyo Ri y dejó que una de sus manos acariciara los pétalos de una rosa. Tuve celos de esa rosa, yo queria ser acariciado de esa forma por Hyo Ri.
—Bueno, hay cosas en la vida que son para eso —comenté, conteniendo mis impulsos.
—Sólo las cosas bellas son para eso —dijo de nuevo, dándome la espalda.
—Tú eres lo mas bello aquí —dije en voz baja, sintiendo que enrojecía un poco.
Ella no respondió, sino que echó a andar por el jardín. Me di prisa en seguirla.
Había además de tantas plantas y flores gran cantidad de adornos, una mesita de tomar el té y algunas sillas plegables. Me recordó a algo que había visto en una película inglesa.
Muy en el centro de aquel imponente jardín había una fuente, en el centro había una escultura de una pareja de cisnes. Era hermosa. Me detuve a admirarla, sintiendo que Hyo Ri hacia lo mismo a mi lado.
—¿Te gusta?
Se interesó, mirándome directamente por primera vez.
—Por supuesto. Es hermosa. De muy buen gusto.
—¿Tú crees?
Y noté un tono melancólico en su voz.
—Sí, lo creo. ¿Puedo saber quién es el artista? Tal vez compre una para mí.
Pero Hyo Ri negó con la cabeza.
—Eso es imposible. El artista era mi abuelo. Murió hace dos años.
—Lo lamento. Recibé mis condolencias, por favor.
—Gracias.
Volvió a apartar la vista. Observé su perfil y tuve ganas de tocarla. No era un pensamiento pervertido, simplemente quería saber como se sentiría su piel bajo mis dedos. Debía ser tan suave como parecía.
—¿Hay mas artistas en tu familia?
Inquirí para seguir escuchando su dulce voz, sin dejar de mirarla. Me tenía hipnotizado.
—No —Hyo Ri se tocó el pelo de forma distraída. —Bueno, tal vez. A veces Soo Bin esculpe.
—¿De verdad? Debe ser impresionante.
—La verdad es que no. No lo hace tan bien como él quisiera —murmuró, cruzándose de brazos.
Aunque su respuesta me había sorprendido mucho. ¿No debería apoyar un poco más a su gemelo? Y además el tono que había usado sonaba a que estaba decepcionada de él.
—Mmm, hablando de Soo Bin. ¿Tardará mucho en llegar?
Pero Hyo Ri se encogió de hombros por toda respuesta, dándome la espalda y echando a andar de nuevo. Fue entonces que dio un paso en falso y a punto estuvo de caer sobre el húmedo pasto. Logré sujetarla por el brazo, rodeando su cintura y atrayéndola hacia mi pecho.
—¿Te hiciste daño?
Negó con la cabeza, pero sus mejillas se habían teñido de un rojo brillante. Y esa dulce reacción suya me hizo sentir nervioso y feliz. No todo estaba perdido. Yo debía gustarle de alguna forma.
—Son los zapatos —confesó, alejándose de mí.
—¿Los zapatos?
Le eché un rápido vistazo al bonito calzado blanco que usaba.
—Sí. No estoy acostumbrado a utilizar tacones —murmuró y solté la risa, acercándome un poco.
—Querrás decir acostumbrada.
—¿Eh?
—Es que has dicho "acostumbrado".
Hyo Ri abrió mucho los ojos antes de bajar la cabeza.
—Lo siento. Me equivoqué.
—No importa.
Era tan distraída, tan frágil, tan dulce.
—Creo que si te molestan deberías quitártelos.
Sugerí, mirando el mechón de cabello que le caía hacia adelante. Levantó el rostro.
—Eso no... ¿no te molestaría?
—En lo absoluto. Lo principal es que tú estés bien, Hyo Ri.
Me estudió con sus grandes ojos, tal vez creyendo que mentía. No era el caso, así que sostuve su mirada y aguardé. Al final esbozó una sonrisa tan bella, la cual dejaba relucir sus hoyuelos, por lo que tuve que apretar los puños para no actuar impulsivamente.
—Gracias —dijo en voz baja y fue a sentarse en la orilla de la fuente.
Iba a imitarla, pero entonces vi como se levantaba la falda del vestido para quitarse los zapatos. Me di la vuelta, con el corazón agitado. Mierda, quería mirar, pero no estaría bien. Hyo Ri ya se avergonzaba con sólo sentir mis ojos en ella, ¿cómo se pondría si me descubría intentando ver "un poco" más?
—Mamá los escogió para mí —explicó, levantándose y yendo a reunirse conmigo —pero no son para nada mi estilo.
—¿Y cual es tu estilo?
—No sé. Normal, supongo.
Nos miramos. Ella aún sonriendo, se le veía mucho más relajada ahora que se había quitado aquellos zapatos.
—Supongo que ese también es mi estilo —murmuré y llevé una mano hasta su mejilla.
La sonrisa en su rostro desapareció y vi como se tensaba. No tenía que preocuparse, yo estaba ahí para protegerla, para hacerla feliz. No haría nada que ella no quisiera.
—¿Yeon Jun?
Oh no. Habría problemas. Escucharla pronunciar mi nombre con esa voz tan dulce me hizo perder el control, acerqué su rostro al mío, quedando a escasos centímetros de ella. Pude sentir su cálido aliento. Quería besarla.
—Hyo Ri.
Susurré y me incliné para juntar nuestros labios, sin embargo antes de poder siquiera rozar estos, Hyo Ri me apartó de un empujón. Me miró con una mueca y echó a correr por dónde habíamos llegado.
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Ahh, ¡¡casi hubo beso!! ¿Qué les pareció el capitulo?
Espero les haya gustado este capitulo, nos vemos el lunes con más actualizaciones!! Gracias por todo su apoyo!! ❤❤
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