ALGO DIFERENTE.
Tomé asiento al lado de Hyo Ri, pensando en que desde que nos conocíamos nunca había podido sentarme a su lado en el comedor. Siempre había alguien que se interponía, ya fuera Beom Gyu, ya fuera Tae Hyun. Y agradecí mi tardío despertar. Pero sobre todo agradecía a Soo Bom, sino hubiese intervenido y no se hubiese llevado a Eun Bi yo no podría estar disfrutando de ese dulce momento con mi hermosa prometida.
Hyo Ri comía arroz sin mirar a ningún sitio en particular. Sin mirarme tampoco. ¿Sería por qué estaba avergonzada? Después de todo anoche nosotros... Y no pude evitar que mis ojos la recorrieran de arriba a abajo, observando como su silueta se marcaba a la perfección con esa ropa tan ajustada que usaba, llegando incluso a preguntarme si usaba algo debajo. Me encantaba verla con esos mimosos vestidos que usaba, pero no podía negar que tal y como estaba también se veía hermosa. Subí lentamente hasta su rostro, deteniéndome un segundo en su cuello, el cual estaba descubierto para mi por primera vez gracias a su castaña cabellera recogida. Y noté que esta parecía brillar más que en días anteriores.
—No hay nada más delicioso que la carne asada.
Dijo ella entonces, tomando un buen trozo con los palillos y llevándoselo directo a la boca antes de volver sus ojos hacía mí. Yo sólo podía sonreír al pensar en lo bella que era.
—Me gusta tu apariencia —comenté, conteniéndome para no besarla.
Iba a hacerlo, pero no tan pronto. La dejaría desayunar en paz y después lo haría. Un beso como el de anoche.
—Mi madre dice que parezco un chico. Ella prefiere que use vestidos. Y yo los odio.
—Vaya, no me lo habías dicho —dije, pensando en la escena que había presenciado hacia un rato entre ella y su madre —pero creo que te ves hermosa con ellos.
Hyo Ri hizo una mueca y tomó un poco de arroz, dejandose un pequeño grano de este en la mejilla.
—Me veo como si fuese una muñeca —replicó —un títere que ella pueda manejar como quiere.
Sabía que Hyo Ri no tenía una buena relación con sus padres, pero hasta ahora no me había hablado de esa forma sobre alguno de ellos, solía mantenerse callada. Parecía muy discreta en lo referente a su situación familiar. ¿Qué de repente me hablase sobre ello significaba que estaba confiando más en mí?
—¿Le has dicho como te sientes?
Inquirí, mirando fijo el grano de arroz en su rostro. No parecía haberse dado cuenta de que estaba ahí.
—¿A ella? Me valdría más hablar con el piano de cola que con ella.
Y no me aguanté mas, inclinandome un poco para hacerme con el grano de arroz, mirando como sus ojos se abrían con sorpresa.
—Te lo has dejado en el rostro —expliqué, sonriendole.
Hyo Ri abrió la boca un segundo antes de volver a cerrarla, como si no supiera como debía reaccionar. Y yo lo que deseaba era ver ese bonito rubor en su rostro otra vez. Sin embargo Hyo Ri rió un poco y sin más tomó el grano de arroz que mantenía entre mis dedos directo con su boca, sentí la humedad de su saliva en mi piel.
—El arroz de las chicas es el mejor.
Siguió riendo, alejándose de mí y tomando un trozo de carne directo con sus manos, pero apenas y le presté atención. Estaba anonadado por lo que había hecho recién. Ciertamente yo mismo había decidido tomar ese grano con la intención de avergonzarla, pero no esperaba que el avergonzado fuese yo.
—Beom Gyu, Binnie y yo tenemos un gusto insano por la carne —dijo, hablando y comiendo al mismo tiempo —o eso dice mi madre.
—Hyo Ri.
Pero ella siguió hablando, comenzando a enumerar las razones por las que la carne coreana era la mejor. Y sólo me limité a escucharla, sin dejar de mirar sus labios, los cuales lamía cada pocos segundos. Debían tener impresos en ellos el sabor salado de la carne. Y me vi deseándolos.
—Hyo Ri.
La llamé de nuevo, logrando tener su atención entonces. Sus grandes ojos sobre mí, con una ceja ligeramente levantada.
Y ya no pude contenerme más, la tomé del mentón y uní nuestros labios. Pero algo no estaba bien. Y no era por el sabor de la grasa y la sal en sus labios, no, había algo más. Algo diferente. Algo que no noté la noche anterior.
Mi corazón se estrujó al pensar en ello, pero antes de llegar a alguna conclusión mental sobre esa "diferencia" sentí un ligero desgarre en mi labio inferior, acompañado por un dolor sordo y una sensación de quemazón. Me aparté de Hyo Ri antes de entender lo que había pasado, sobre todo al notar la mirada fría que me lanzó: me había mordido.
La miré con los ojos muy abiertos, notando su desagrado. Ambos de pie entonces, aunque no supe en que momento habíamos abandonado nuestros asientos.
La puerta del comedor se abrió entonces, haciéndome pensar que siempre había alguien en esa casa más que dispuesto a interrumpir mi tiempo con Hyo Ri, aún si ese tiempo fuese tan bochornoso como aquel. Mi prometida, esa que me había dicho que me amaba y que había provocado nuestros besos anteriores me había mordido en una clara muestra de rechazo. ¿Sería por qué ella había sentido algo parecido a lo mío? Esa horrible sensación de extrañeza.
—Yeon, tus amigos acaban de llegar y...
Dijo mamá entrando sin más, pero cortándose en seco al vernos, con un metro de distancia entre nosotros y mirándonos casi como si fuésemos enemigos.
—Ah —intenté recomponerme, no dejar que mis pensamientos se reflejasen en mi rostro —iré en un momento.
E hice el intento por ir hacia ella, pero la voz de mamá me interrumpió:
—¿Qué te pasó en la boca?
—Nada —mentí, llevando una mano a mi labio inferior y descubriendo un ligero hilo de sangre en el.
Mamá frunció el entrecejo y de inmediato clavó sus ojos acusadores en Hyo Ri, adivinando en el acto lo ocurrido. Mi prometida le devolvió la mirada antes de sentarse de nuevo y rellenar su plato de arroz.
—Deberías pensarlo más antes de besar a alguien sin su permiso —dijo Hyo Ri y siguió comiendo.
Ví como mamá abría la boca para responder, pero rodeé sus hombros con mis brazos y me la llevé a la salida, dedicándole a Hyo Ri unas últimas palabras:
—Lo siento mucho. Tienes razón. No volveré a hacerlo.
Pero ella no respondió, ni siquiera me miró. Y me sentí terriblemente mal. La había ofendido, lo sabía. La había lastimado. Me maldije por actuar tan impulsivamente, sobre todo al recordar que había sido yo quién le había asegurado que no la besaría, esperando en cambio a que ella lo hiciera.
Cerré la puerta del comedor detrás de mí, con mi madre a un lado.
—Yeon Jun.
—Por favor, no digas nada, mamá.
Pedí, imaginando lo que diría en contra de Hyo Ri, lo mucho que me demostraría una vez más su descontento con mi matrimonio.
Mi madre soltó un suspiro, negando con la cabeza.
—Debería decírtelo y lo sabes —dijo —debería ayudarte a poner los pies en la tierra, pero me recuerdo a mi misma que ya eres un adulto y que debes tomar responsabilidad de tu vida; y eso incluye tus errores —me oprimió la mano derecha un segundo —porque este matrimonio con esa chica es un error y tú lo sabes.
No pude responder nada, ya que una persona se había acercado a nosotros, mirándonos con curiosidad. Y agradecí mucho la oportuna aparición de Soo Bin que pondría punto final a las palabras de mi madre y que me evitaría el tener que responderle algo que sin duda le afectaría más en su preocupación exagerada de madre.
—Perdón —lo escuché decir con una voz tan suave como la de Hyo Ri —no quise escuchar su conversación.
—Ya habíamos terminado —dije, observando que estaba solo. ¿Qué había pasado con Eun Bi? Conociéndola seguramente habría hecho algo estúpido. Esperaba que no hubiese hecho pasar al gemelo un mal rato—. Mamá, él es Soo Bin, es el hermano gemelo de Hyo Ri —y volví a rodear los hombros de mi madre —Soo Bin, ella es mi mamá.
—Un placer conocerla, señora Choi.
Respondió él, haciendo una reverencia que me pareció graciosa en cierta forma. Un mechón de su cabello castaño escapando por su frente.
Mamá lo miró detenidamente durante algunos segundos, parecía estar confundida. Y temí que fuese a decir algo ofensivo, aún si lo hiciera sin pensar. Algo como lo que Eun Bi me había dicho de él el día anterior.
—Se parecen demasiado —comentó mamá al final —si no fuera porque Yeon dijo que son gemelos habría jurado que tú eras Hyo Ri.
—Ah.
Soo Bin bajó la mirada. Al final mi madre había logrado incomodarlo.
—Debe ser por los ojos —añadió mamá —se parecen mucho en la forma en que miran —me lanzó un vistazo —no tardes en ir a la sala, Yeon Jun, tus amigos te esperan. Y aun hay que esperar al resto. Y además la carpa.
—Uno no se casa todos los días —dije débilmente y la miré alejarse.
—Parece que tu mamá no quiere que te cases con Hyo Ri.
Dijo Soo Bin, unos metros lejos de mí; y no parecía deseoso de acortarlos, aún si su preocupación era evidente. Y sus ojos se hallaban fijos en mis labios, me los limpié tan disimuladamente como pude, agradeciendo interiormente que Soo Bin no comentará nada sobre esto.
—Cree que es algo apresurado.
—¿Y tú no?
Sonreí a medias por lo directo que era. Ojalá Hyo Ri pudiese ser así. Y recordé su comportamiento de minutos atrás. ¿Le estaría pasando algo que yo ignoraba?
—En lo absoluto, Soo Bin. Llevo toda mi vida esperando por ella.
Soo Bin ladeó la cabeza y no pude evitar pensar que era algo tierno, como un conejito de peluche.
—Entonces no deberías dudar —dijo sin más —si la amas cásate con ella sin importar lo que los demás piensen.
Mi sonrisa se hizo mas grande al escucharlo, acercándome a él sin poder evitarlo.
—Creí que estarías en contra de esto —y lo tomé suavemente del hombro —pero veo que no. Seguro que nos llevaremos muy bien.
—Sí.
Asintió, pero podía sentir como se había tensado ante mi contacto. Igual que Hyo Ri. Tal vez su parecido era más que físico.
Pensaba preguntarle por Eun Bi cuando unos pasos en el pasillo me hicieron separarme del chico. Beom Gyu apareció en nuestro campo visual. Y eso me hizo preguntarme de dónde vendría. Hacía un rato había abandonado su habitación de golpe, marchándose antes que yo, supuse que a ver a Soo Bin, pero el gemelo había estado con Hyo Ri. ¿Dónde habría estado Beom Gyu entonces? Pensé en Tae Hyun, deseando que un poco de sentido común entrara en su cabeza y lo dejara en paz de una vez.
—Soo Bin
Dijo al verlo e hizo una mueca cuando sus pequeños ojos se posaron en mí. En definitiva nunca iba a agradarle a Beom Gyu.
—Hyo Ri está adentro —dijo Soo Bin señalando la puerta del comedor, pero de inmediato se volvió hacia mí. —¿Sigue ahí?
—Sí.
Beom Gyu asintió y entró. Observé como Soo Bin lo seguía, aunque lo hizo a paso lento. Y me percaté de algo más: pese a que el gemelo varón acababa de llegar Beom Gyu no había corrido a abrazarlo como lo había visto hacer con Hyo Ri. Tal vez se debía a que Soo Bin era un chico.
Dejé mis ojos recorrer su cuerpo sin saber porqué lo hacia, tal vez en busca de diferencias y similitudes con Hyo Ri. Pero sin poder evitar pensar que a mí no me molestaría demasiado abrazar el pequeño cuerpo del gemelo.
Soo Bin se giró entonces, deteniéndose junto a la puerta y volvíendo el rostro, como si hubiese sentido mi mirada sobre él. Sus mejillas se tiñeron de rojo cuando nuestros ojos se encontraron y me ví sintiendo algo extraño, como si algo dentro de mí se agitara al verlo así.
Y que mis propias mejillas enrojecieran al caer en la cuenta de lo que había pensado. De lo que sentía al ver ese rostro hermoso así. ¿Hermoso? Pero si él era un hombre.
—Permiso —dije y huí rápidamente, con mi mente estrujandose a si misma.
Odiándome por tener ese tipo de pensamientos sobre Soo Bin, sobre un hombre.
Pero ellos son gemelos, pensé con desesperación, sus rostros son idénticos. Si Hyo Ri era hermosa era evidente que él lo sería también. Si Hyo Ri era de apariencia tan dulce era obvio que él también, llegando incluso al grado de no parecer un chico.
Y mientras me reunía con mis recién llegados compañeros de universidad otra idea asaltó mi cabeza: si Hyo Ri y Soo Bin eran tan iguales y era normal compararlos, ¿sería igual de normal si pensaba que él era algo lindo?
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Ahh, yo amo esta historia, ¿y ustedes?
Espero les haya gustado el capitulo de hoy. ❤🌻
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