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8



Elisa jaloneó a su hermanita por toda la casa, Arleth chillaba al sentir la presión de Elisa en su brazo pero esta hacía caso omiso a sus súplicas. Al llegar a su dormitorio, Elisa la empujó y cerró la puerta de un portazo colocándole el pestillo.

Charlotte se encontraba en el sótano lavando la ropa, llevaba auriculares con la música a todo volumen por lo tanto no pudo escuchar semejante golpe y ahora nadie podría salvarla.

La respiración de Elisa comenzó a tornarse algo pesada, ella se llevó sus manos hacia su cabeza jaloneándose algunos de sus cabellos, estaba más que molesta, odiaba el hecho de que su hermana le ocultara las cosas, eso no era justo, ella siempre le contaba sus secretos.

—¿Cómo lo conociste? —Elisa gruñó, se acercó a Arleth a pasos lentos —.Y no me vengas con la estupidez de que tu amiguita te lo presentó.

—Yo...—Arleth tembló, odiaba pelearse con su hermana.

—¡Dime! —ella exclamó, se acercó a su hermana gemela, aventando su mochila a algún lugar de la habitación, después sacudió sus hombros.

—Me lastimas —Arleth sollozó —.No te enojes hermanita.

Elisa aflojó su agarre, no quería verla llorar, pero el enojo la cegaba por completo.

—.¿Te acuerdas cuando las amigas de Mack me lanzaron cosas? —Elisa asintió en respuesta, aún tenía un asunto pendiente por arreglar con ellas —.Yo corrí hacia el gimnasio, ocultándome, no quería que nadie me viera llorar, entonces él llegó a consolarme.

Entonces su gemela soltó un chillido de frustración para después voltearse dándole la espalda.

—¡Yo no sabía que era él! —Arleth soltó de pronto para poder calmarla —.Lo siento, yo no sabía, sino hasta que te mencionó.

Elisa se giró de pronto, sorprendida, esa no se la esperaba.

—¿Damián me mencionó? —Elisa sonrío al recordar cuando se le acercó a hablarle.

—Claro, él pensaba que yo era tu, pero le dije que no y ahora sabe que somos gemelas —Arleth sonrió pero su sonrisa se esfumó al recordar cuando Damián le ofreció tutoría —.Solo qué hay un problema...

—¿Cuál?

—Damián se ofreció a ayudarme con biología y ahora quiere venir.

—¿Aquí? —Arleth asintió —.Rayos —Elisa se detuvo un segundo en pensar la respuesta —.Dile que venga, quiero verlo.

—Pero, ¿y mamá? —Arleth preguntó.

—¿Qué con ella?

—El permiso, ¿lo olvidas?, bien sabes que no le agradan las visitas.

—Demonios, no te preocupes, yo me encargo de ella.

—Bien, tengo su numero, me dijo que lo llamara esta tarde —Arleth sonrió, corrió hacia su mochila en busca del cuaderno en dónde anotó el supuesto número.

—Llámalo —Elisa se giró quitándole el pestillo a la puerta —.Ah y Arleth, aléjate de él, yo lo vi primero.

Sin decir otra palabra más, salió de la habitación.

***

Damián arrojó su mochila a la silla del escritorio, estaba agotado, la práctica si que fue algo pesada, pero no podía quejarse, era el capitán del equipo de baloncesto y tenía que dar el 100% para su equipo.

Suspiró, se sacó la camiseta que traía puesta, iba a cambiarse por otra pero decidió quedarse con el torso expuesto. Su celular vibró recibiendo un mensaje de Sebastian, uno de sus mejores amigos.

«¿Este sábado en tu casa?» envió el pelinegro.

«Tenlo por seguro» respondió el castaño.

Damián río al recordar la última resaca que tuvo, no pudo levantarse en casi dos días, pero si que la fiesta fue increíble, claro, recibió una buena regañada por parte de su madre y su padre le castigó el coche por una semana pero aún así se la pasó increíble.

Se tumbó en la cama boca arriba con su celular en mano, mandó algunos mensajes a sus amigos y contestó algunas propuestas de diversión de algunas chicas, a veces detestaba que fueran tan fáciles.

Damián recordó la conversación que tuvo con la pequeña castaña está mañana y no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa.

Cielos, esa pequeña hará que pierda la cabeza, le interesaba tanto su gemela como ella, pero, por Dios, tenían doce años, eso lo convertiría en un pedofilo, y no quería meterse en problemas legales puesto que casi sería mayor de edad, pero tampoco podía evitar sentir esa curiosidad hacia ellas. También recordó la primera vez que habló con Elisa, decidió hablarle puesto que se le hizo muy guapa y le gustó más al ver lo inocente que era.

El timbre de su celular provocó que saliera de sus cavilaciones, el número era desconocido así que supuso que era Arleth. Y sonrío cuando escuchó su pequeña voz.

Al otro lado de la línea, la niña se encontraba algo nerviosa y Damián le dio ternura, él comenzó platicando sobre su entrenamiento para que ella tomará confianza, después de algunos minutos pudieron acordar a que hora se verían mañana, sería a las 6 de la tarde, ella prometió mandarle la dirección por mensaje más tarde y así ambos colgaron felices.

Claro, Damián no podía esperar al día de mañana.


¡Hey, hola!

Acabo de leer todos los comentarios del capítulo anterior y me estuve riendo mucho, son increíbles. También leí que las confundí mucho, pero no diré nada, so...

Nos leemos pronto.

–Jocelyn 🤣✌🏻

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