Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4


¡Nueva actualización!

Ódienme todo lo que quieran por no actualizar, pero en verdad lo siento. La escuela me consume toda. Apenas si puedo actualizar Dalila :'v

Espero que les agrade el capítulo, no mejor espero que se acuerden de la historia y luego el cap :)

Disfrútenlo

—Corre —murmuró Elisa con voz áspera, Mackenzie rió incrédula dirigiendo pequeñas miradas a su alrededor. Si, ahora todos miraban la escena con suma atención y en silencio absoluto.

—¿Quién te crees? —Mackenzie se cruzó de brazos retando a la castaña con la mirada, esta le brindó una sonrisa torcida.

Elisa tomó del cuello a la rubia estampándola contra los casilleros, los alumnos soltaron una exclamación, entre ellos una pelirroja salió corriendo en busca de algún maestro. Mackenzie gritó rasguñando los brazos de Elisa por un intento en detenerla, volvió a ser estampada y después lanzada al suelo, la gemela comenzó a jalarle los cabellos y golpearle la cara.

—Tontas —gritó Mack a sus amigas—.Ayúdenme estúpidas —ellas, a cambio, negaron con la cabeza y salieron corriendo de aquella escena.

—Esto te enseñará a no meterte conmigo, ni mucho menos con mi hermana.

Mackenzie seguía soltando gritos, mientras intentaba regresar algunos golpeas a Elisa, pero estos parecían que no causaban ningún efecto en la nombrada.

—¡Wright! —llegó una de las maestras deteniendo a Elisa por los hombros. Ella a un pataleaba diciendo que iba a matarla, la señorita Bridget, una mujer de unos treinta años, con un elegante porte, zangoloteó por los hombros a la pequeña captando su atención —.Ambas dos, con la directora.
Mackenzie se puso de pie gruñendo por lo bajo a causa de los golpes, tendrá que usar maquillaje para poder tapar los futuros moretones en su rostro. Elisa respiró repetidas veces para calmar su adrenalina, ambas niñas fueron escoltadas a la oficina de la directora.

Elisa estaba en problemas

Y eso le agradaba


...

Charlotte caminaba apresura por los pasillos del colegio, topándose con algunos adolescentes de preparatoria. Si, secundaria y preparatoria estudiaban ahí, la diferencia era los horarios, secundaria salía antes mientras que preparatoria se le agregaba una hora más de estudio, excepto por los viernes, ese día ambos niveles salían a la misma hora y en los descansos, bueno secundaria salía media hora antes.

La madre de las gemelas negaba con la cabeza molesta al tener que abandonar abruptamente su trabajo, lo más probable es que su jefe iba a descontarle las horas perdidas en su próximo sueldo. Eso cabreaba más a Charlotte, tener que después trabajar horas extras para recuperar el dinero perdido.

Elisa esperaba a su mamá en las sillas que se encontraban fuera de la oficina de la directora, ella balanceaba los pies contenta de adelante hacia atrás intercalándolos entre sí. Cuando sintió un jalón en su hombro derecho, al parecer este día, todos querían jalonearla.

—Elisa, joder, ¿qué ha pasado? —la nombrada sonrió feliz al recordar los gritos de Mackenzie.

—Le di su merecido a una zorra.

—¡Elisa! —su madre frunció el ceño, miró a su costado encontrándose con una niña pelirroja con el cabello destrozado, su ojo morado y algunos rasguños en su brazos —.Esto te costará muy caro.

Su hija se encogió de hombros —Tenía que aprender la lección mami —Charlotte se llevó ambas manos a su cabello jalándolo hacia atrás, estaba perdiendo los estribos con Elisa.

—¿Y tu hermana?

—En clases, junto con su nueva amiguita, ahg, como la detesto —murmuró.

—Señora Wrigth, gracias por venir —la directora hablo a sus espaldas, sorprendiendo a ambas —.Pase por favor —Charlotte se giró asintiendo con la cabeza, la directora sonrió adentrándose a su oficina.

—Espérame aquí, iré a rogarles que no te expulsen —Elisa asintió, en cambio, la rubia suspiró.

...

40 minutos han pasado desde que Charlotte había entrado a la oficina de la directora y Elisa estaba más que aburrida, digo, que tanto podrían estar hablando ambas mujeres solo era cuestión de entrar, que la señora mayor le dijera todo lo malo que había causado su inocente hija y que su madre le rogara que no expulsaran a su pequeña.

Durante ese tiempo Elisa estuvo paseando por la sala de espera, a veces entablaba plática con el pez dorado que se encontraba a su lado nadando en su pequeña pero linda pecera, incluso ya había cantado todas las canciones que se sabía de memoria.

Pero su pequeña plática fue interrumpida por la voz agitada de un joven entrando en el lugar.

—Otra vez aquí Damián —la secretaria se burló del chico. Este se encogió de hombros.

—Celeste, tu sabes bien que si una vez en la semana no estoy aquí, no podre terminar la semana tranquilo —el joven sonrió engreído, recargando su brazo en la pared que estaba a un lado de él.

Celeste soltó una pequeña sonrisa que a la vez negaba con la cabeza —Bien Damián, la directora está un poco ocupada, así que, ya sabes que hacer —Damián asintió, caminó hacia donde se encontraba n las niñas, decidió sentarse a un lado de la castaña.

Elisa lo observó de reojo, era alto, con el cabello castaño oscuro, semi despeinado, tenía un poco de barba, tal vez de unos tres días, vestía unos jeans sencillos, una playera de color celeste y unas vans negras.

—¿Qué hiciste para estar aquí? —Damián murmuró hacia Elisa.

Ella no contestó solo se giró un poco para poder observar bien su playera, tenía escrita una frase en letras cursivas.

"No soy vegetariano porque ame a los animales; lo soy porque odio a las plantas"

Elisa soltó una pequeña risa.

—¿De qué te ríes?—preguntó el castaño. Elisa no contestó, en cambio, solo apuntó la frase que estaba escrita en su abdomen, después miró sus ojos, que eran de un color grisáceo mezclado con un poco de miel —.Oh, adoro esa frase, mandé a estamparla, tengo más como estas. Entones, ¿qué haces aquí?, digo, no te vez problemática.

—Dímelo a mí —por primera vez se hizo presente la voz de Mackenzie. Damián dirigió su mirada hacia ella, soltó un silbido al ver su ojo moreteado, después rió.

—Bien hecho campeona —Damián levantó su puño indicándole a Elisa que lo golpeara con el suyo, así que enseguida lo hizo, soltando algunas risas.

—¡Oye! —Makcenzie chilló, pero enseguida se quejó abrazándose las costillas con sus delgados y lechosos brazos.

—¿Cuántos años tienes? —preguntó el joven, la pequeña pensó un segundo si debería decirle o no, pero al ver su rostro amigable decidió levantar ambas manos mostrando sus diez dedos, después las bajo y volvió a subir una, pero esta vez mostrando solo dos.

—Doce años, bueno, yo tengo 17 —Elisa asintió con la cabeza —.Bien, no hace falta que te diga mi nombre, ya lo habrás escuchado decir por Celeste —ella volvió a asentir —¿cómo te llamas?

Elisa se quedó callada por varios segundos

—¿No quieres decirme o no piensas hablar? —Elisa negó con la cabeza, después levantó dos dedos indicando la segunda opción.

—No te hablará, es una rarita al igual que su patética hermanita —Mackenzie interrumpió burlándose de ella. La castaña le dirigió una mirada llena de odio y Mackenzie dejó de reir.

—¡Oye! No le hables así —Damián le gruñó a la rubia y ella solo se encogió de hombros.

La puerta de la oficina se abrió, saliendo de esta Charlotte con una expresión sombría. Sabrá Dios cuántas cosas le habrá dicho la directora. Esta se acercó hacia su hija.

—Elisa, nos vamos —Charlotte la tomó del brazo con fuerza provocando que su hija hiciera una mueca de dolor —.Estarás castigada, no irás al bosque.

—Pero... ¡Charlotte! —Elisa protestó molesta, se paró en seco, haciendo que Charlotte se jaloneara un poco, pero también se detuvo —.No puedes hacer eso

—Oh, claro que puedo, ya lo verás.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro