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—Escuchen —la señorita Smith, sacudía sus manos en el aire, llamando la atención de los alumnos —.Gracias —ella agradeció a un alumno cuando le entregó su actividad.
Arleth movía su lápiz de un lado al otro, su atención se centraba en la profesora de artes, ella no era fanática de esta asignatura, pero se defendía un poco, sus dibujos eran sencillos pero lindos.
—En esta hoja —la profesora levantó un papel blanco —.Cada uno anotará su nombre junto con su fecha de cumpleaños, nosotros como grupo juntaremos nuestro dinero para comprarle un pastel a aquel que cumpla años.
—¿Esto será por cada alumno que cumpla?, nos hará engordar señorita Smith —se quejó Mackenzie.
—No, se hará por mes, se juntaran todos los que cumplan en el mes.
Los alumnos anotaron sus fechas, faltaban dos filas y era el turno de Arleth.
Arleth Wright 15 de Octubre
Ella la paso hacia atrás, esperando ansiosa porque terminara la clase.
—Oh, Arleth cumplirá dentro de cuatro días —la voz de Mackenzie resonó por todo el salón.
—¿Alguien más cumple en ese mes? —el salón quedó en completo silencio —.Bien, creo que serás la única, ¿quién puede conseguir el pastel?.
Mackenzie levantó la mano emocionada, la maestra asintió y ella se giró hacia Arleth mostrándole una sonrisa burlesca.
4 días después...
Arleth sonreía frente al espejo, este día era especial, amaba su cumpleaños porque siempre Charlotte la consentía con regalos y su padre la llevaba a comer a su lugar preferido.
Elisa permanecía sentado en su cama, sin ninguna emoción, su rostro permanecía neutro. Vestía con un vestido color rosa pastel con unos listones negros en su cabello, Arleth lucia parecido, la diferencia es que su vestido era amarillo pastel.
—Odio este día —gruñó Elisa.
—Yo lo amo —aplaudió Arleth tal cual como una niña. Su sonrisa se ensanchó más cuando Charlotte la llamó desde la primera planta.
Arleth trotó escaleras abajo con la emoción a flote, su gemela la seguía por detrás arrastrando los pies en la madera, perezosa y a su vez molesta.
—Feliz Cumpleaños Arleth —su madre le entregó una enorme casa rosa con un listón en color plata.
Arleth dio pequeños salititos, abrazó a Charlotte y salió corriendo hacia la cocina para abrir su obsequio.
Era un enorme peluche en forma de perrito.
Arleth lo sacó de la caja, el peluche era enorme la mitad de lo que media ella. Chilló de emoción y lo abrazó con todas sus fuerzas.
—¿Te gustó? —Charlotte entró en la cocina, abrazando a Arleth, su hija asintió con la cabeza feliz —.Me alegra, pero esto no es todo, necesito llevarte al colegio pero de regreso habrá más sorpresas.
Elisa entró a la cocina, refunfuñando con los brazos cruzados, se paró detrás de su madre mirándola con enojo.
—Llegamos tarde —murmuró entre dientes.
—A Elisa, ¿no le compraste nada? —su gemela preguntó un tanto triste al ver a su hermanita sin ningún regalo en sus manos.
—Bien sabes que no le gustan los regalos, pero, puede que le tenga una sorpresa —Charlotte llevo un mechón suelto detrás de la oreja de Arleth.
—Ni lo pienses —Elisa salió de la cocina, subiéndose al coche preparándose para ir a la cárcel.
Después de 10 minutos, ya que Arleth no paraba de abrazar a su peluche y su pequeño hermanito no quería subir al auto, al fin pudieron llegar al colegio. Danny cantaba una canción de barnie, apenas si pronunciaba bien las palabras, Charlotte lo acompañaba con su voz, la gemela del vestido rosa solo iba de mal humor como todos los días.
—Elisa, hoy Mackenzie me compró un pastel —pronunció ella con miedo al recordar la fría sonrisa de su enemiga.
—¿Esa perra maldita te compró un pastel? —preguntó Elisa incrédula, Arleth asintió no muy convencida —.No te lo comas, de seguro tendrá veneno para ratas —el rostro de la pequeña del vestido amarillo comenzó a temblar ligeramente —.Tranquila hermanita no te pasará nada.
Ambas gemelas ingresaron al colegio, como era de esperarse los alumnos las veían con ojos no muy agradables, ellas nunca entendían el por qué, pero Arleth pensaba que era envidia hacia sus vestidos.
La mañana transcurrió normal, la campaña sonó anunciando que era hora del descanso Mackenzie caminaba entre los pasillos con una trata de fresa repleta de chantillí, sus amigas la seguían por detrás con confetti en sus manos, planeaban celebrarle a su tan querida mejor amiga. La sonrisa de la rubia se ensanchó cuando visualizó a la pequeña castaña sacando sus libros del casillero para la próxima clase. Ella cerró su casillero encontrándose con el rostro de Mack.
—Feliz cumpleaños cariño —Mackenzie cantó llamando la atención de todos los que se encontraban en el pasillo —.Que lo disfrutes rarita —sin más se lo lanzó al rostro provocando que la pequeña diera un paso hacia atrás por la fuerza del impacto a su vez dejando caer sus libros al suelo.
Mackenzie junto con los demás soltaron risas y gritos al ver a la castaña embarrada de pastel por su rostro, para después lanzarle el confetti. Ella se llevó sus manos hacia su rostro limpiando el chantillí (junto con el confetti) de sus ojos y parte de su cara.
Soltó una pequeña risa burlesca provocando que la rubia frunciera el entrecejo, la pequeña negó con la cabeza riéndose, sus ojos sin ningún signo de expresión posaban sobre Mackenzie.
—Gemela equivocada
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