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Arleth permanecía en silencio dentro del consultorio de la psicóloga, con las manos entrelazadas sobre su bonito vestido en color tinto y sus zapatos de charol en negro, Marlene tuvo que darles un comunicado a sus padres por eso mismo no se encontraban en esos instantes con ella.
Habían pasado cuatro días, los cuales estaba evitando a Damián, después de que saliera corriendo de ahí tuvo que tomar el autobús, el muchacho intento cientos de veces llamarle pero ella decidió apagar el celular para evitarse aquello precisamente, al día siguiente lo encendió y varios mensajes de él aparecieron en su pantalla, todos decían lo mismo una y otra vez: "no tengas miedo, quiero ayudarte, te quiero" y sólo se dedicaba a borrarlos de su bandeja sin detenerse a contestarlos siquiera, después tuvo que bloquear el contacto y no volvió a recibir otro mensaje más.
—Lamento la demora —Marlene entró por la puerta, resonando el tacón de sus zapatillas, portaba sus gafas negras sobre el puente de su nariz, aquello hacía que sus ojos lucieran más grandes y bonitos —.Y dime, ¿cómo has estado Arleth?
—Bien, eso creo —la castaña le mostró una pequeña sonrisa.
—¿Crees?, ¿por qué lo dices? —Marlene se sentó en su silla cruzando las piernas, llevaba una falda ajustada en tono chedrón junto con una blusa blanca fajada, su cabello pelirrojo lo traía sujeto en un moño alto —.¿Has tenido episodios estos últimos días? —Arleth asintió cabizbaja —.¿Cuántos?
La gemela se encontraba sentada justo en medio del cuarto, en una silla giratoria en color negro, y Marlene frente a ella en otra silla del mismo tono y giratoria.
—Más de veinte, esto se está saliendo de control.
—No Arleth, tranquila, todo estará bien para eso estoy aquí —Marlene le acarició el dorso de su mano con delicadeza y aquel gesto hizo recordarle a Damián, así que rápidamente apartó su mano dejándola caer a su costado —.Entonces debido a eso creo que por el momento no tendré que acudir a la hipnosis, te haré unas preguntas y espero lograr que cada personalidad salga a la luz.
Arleth asintió con la cabeza, suspiró nerviosa, sentía que sus manos hormigueaban y su respiración se atascaba en su pecho, las piernas le temblaban y no pudo evitar sentir un pequeño dolor de estomago.
—Tranquila Arleth, mira —se levantó para ir a su escritorio y coger una pequeña grabadora —.Con esta grabadora voy a grabar toda la sesión, esto es para que todo lo que hablemos se quede guardado y para después yo poder analizar mejor el origen de tu trastorno, además que anotaré palabras claves en mi libreta —Marlene le picó al botón de grabar y la colocó en el suelo, después abrió su libreta en donde antes ya tenía anotado algunas cositas sobre su paciente —.No te preocupes, puedes expresarte todo lo que quieras pues nada saldrá de estas cuatro paredes, todo se quedará entre tú y yo.
—De acuerdo —Arleth se acomodó mejor en su asiento para mayor comodidad.
—Okay, comencemos —Marlene se cruzó de piernas colocando la derecha arriba de la izquierda —.Cuéntame Arleth, ¿Cómo vas en el colegio?
—Bien, tengo una mejor amiga, se llama Clarissa, es demasiado agradable aunque a Elisa no le cae bien —la pequeña murmuró lo último con cierta tristeza.
—¿Por qué lo dices?
—Porque siempre me dice que es una hipócrita y que sólo me hará daño como todos los demás, pero sabes, yo no creo que sea cierto, Damián no me ha hecho daño, o bueno no hasta hace algunos días.
—¿A qué te refieres con eso? —la pequeña ya no pudo responder por un dolor de cabeza que la asaltó —.¿Quién es Damián?
—Es el chico que me cuida —la ojiverde sonrió con cierta inocencia, parpadeó unos instantes observando a su alrededor —¿Quién eres tú y en dónde estoy? —intentó levantarse de su lugar pero rápidamente la psicóloga la detuvo con delicadeza de sus bracitos —¿Y Damián? ¿Aún está enojado conmigo?
—No tranquilízate, Damián vendrá pronto sólo fue por algo de comer, no tardará, y sobre mí, soy tu nueva amiga, puedes tenerme toda la confianza —Marlene hizo que la pequeña se sentara de nuevo en su silla, ella se sentó en su lugar un poco más calmada —¿Y cuál es tu nombre?
—Soy Isabelle —la castaña murmuró con la mirada en sus zapatos, Marlene anotó rápidamente el nombre de la primera personalidad que salió.
—¿Cómo estás? —la castaña musitó un pequeño "bien" —.¿Puedes contarme quién es Damián?
—¡Claro! —respondió en un tono alegre pues solo la mención de aquel chico alegraba el día a Isabelle —.Es un chico que conoció Elisa, es tan lindo, él nos cuida a todas de aquellas personas que quieren hacernos daño.
—Suena bien —Marlene anotó las características que le dijo la niña —.Y dime, ¿cómo es tu relación con Arleth y Elisa?
—Arleth es tan sumisa y Elisa, ella es mala —Isabelle clavó la mirada en otro punto de la habitación para evitar observar los penetrantes ojos de la psicóloga.
—¿Por qué dices que es mala? —la señorita le habló en un tono suave para evitar que no se asustara más Isabelle.
—Ella no nos permite salir.
—¿Le tienes miedo a ella? —Isabelle asintió en silencio, se encogió en su lugar intentando protegerse, al ver su asentamiento decidió anotar en su libreta: "Elisa tiende a tomar el papel de líder" —.¿Puedes contarme como fue tu vida en el orfanato?
—¡No! —Isabelle gritó, observó a su alrededor asustada como si estuviera buscando el origen del daño —.¡No permitas que él me haga daño! Ya no quiero jugar más al doctor, no me gusta, no quiero volver a caer en el pecado, quiero estar en gracia con Dios.
Isabelle comenzó a sollozar, hipando constantemente.
—Isabelle, cálmate cariño —Marlene intentó acercarse a ella pero en un segundo dejó de llorar, limpiándose las lágrimas con cierta furia contenida.
—Odio cuando esta estúpida se pone a llorar —su voz había cambiado, su tono tenia aquella característica de sensualidad —Hola, soy Olive —soltó una pequeña risilla sarcástica, dejó caer su cabeza hacia atrás sujetándose el estomago con sus manos.
—Hola Olive, soy Marlene —la psicóloga rápidamente anotó el nombre de la siguiente personalidad —Soy tu nueva amiga, ¿podrías responderme algunas preguntas?
—No necesitas fingir, no soy tan estúpida como todas ellas, sé muy bien que eres la doctorcita que ayudará a curarle la loquera a Arleth —giró su dedo en círculos a un costado de su oreja haciendo la señal de simular estar loca —.Como sea, no tengo mucho que ocultar —volvió a reírse, bajó sus piernas de la silla posándolos en el piso de madera —Maldita sea Arleth, bien sabes que odio los vestidos y sigues usándolos.
—¿Podrías contarme quién es aquel chico del orfanato que jugabas al doctor? —Marlene se levantó un poco los lentes del puente de la nariz.
—No tengo permitido decirlo, solo Elisa puede hacerlo —Olive se encogió de hombros sin importancia y a Marlene aquello la desconcertó un poco, no sabía con exactitud a que se referían pero una teoría se estaba formando en su cabeza —.Solo puedo decirte que me gustaba ese juego —Olive se mordió el labio inferior —.Me encantaba cuando me decía que iba a encerrarme en el almacén porque necesitaba una revisión médica con urgencia.
—¿Qué se suponía que era lo que te revisaba con exactitud? —Marlene respiró hondo preparándose para escuchar aquello.
—Me tocaba el cuello, las piernas, el estómago y me daba besos sanadores por todo el cuerpo —Olive se rió fuertemente —.Bueno así era como él los llamaba, pero ambas sabemos qué clase de besos eran, ¿sabes?, me encantaba, me hacía sentir deseada —Olive le sonrió acariciándose el cuello lentamente —.Pero todo eso terminó cuando Elisa llegó.
—¿Le tienes miedo a Elisa? —le preguntó observando fijamente todos aquellos gestos que hacía la castaña.
—Sí, porque ella puede destruir en cuestión de segundos —tronó sus dedos —.Todo lo que toca, aunque no puedo negar que es una perra con todas nosotras —escupió sus palabras con cierto veneno en su voz.
–¿Elisa las controla a todas ustedes?
—Sí, ahora quiere controlar por completo a Arleth quiere ser la personalidad principal, ella... —Olive no terminó la frase debido a que se quejó en voz alta por un dolor de cabeza. Marlene preocupada, se levantó de su asiento para acudir a ella y tomarla por los hombros cuando su mirada se transformó en una más opaca.
—¿Dónde estoy?, ¿Quién es usted? —su voz ya no era la misma, ahora el tono era un poco más grueso.
—Estas en un consultorio, yo soy psicóloga —Marlene intentó calmar a la niña —¿Cómo te llamas?
—Soy Ulises —respondió en un murmuro, después su mirada se enfocó en el rostro delicado de Marlene —.Oye, eres bastante guapa —le brindó una sonrisa coqueta —.¿Por qué estoy aquí?
—Yo soy la psicóloga de Arleth ella necesita ayuda y yo voy ha ayudarla —no evitó fruncir ligeramente el ceño a lo dicho por el chico, un poco más calmada regresó a su puesto —¿Cuántos años tienes?
—17 años —tamborileó sus dedos contra su pierna, bufó cuando se vio vestido, odiaba estar dentro del cuerpo de una niña.
—¿Tu eres la personalidad que menos sale?
—.Se podría decir que sí, yo solo fui creado para acercarme más a Damián y que Arleth tuviera ventaja sobre Elisa —respondió sin ningún titubeo en su voz a diferencia de Isabelle.
—¿Le tienes miedo a Elisa?
Pero no recibió respuesta alguna pues la niña volvió a quejarse acariciándose su cabeza con sus dos manitas, un largo silencio se produjo en la habitación, Marlene observó en silencio como Arleth alzaba lentamente su cabeza, sus penetrantes ojos verdes se posaron en los de ella, su sonrisa se tornó tan burlesca que se ensanchó hasta sus orejas.
—Hola Marlene —se burló sin dejar de observarla.
—Elisa —a ella era a quién quería.
—De acuerdo, basta de juegos ¿qué es lo que quieres?
—Quiero saber tu historia en aquel orfanato —Marlene habló firme y sin rodeos, Elisa se rió, observó el reloj colgado en la pared.
—Uy, no creo que sea posible, la sesión casi se termina.
—No importa cuento te demores, necesito saberlo —Elisa se encogió de hombros suspirando con frustración.
—De acuerdo, pero te diré primero el por qué fui creada por Arleth —Elisa miró al suelo mostró una sonrisa torcida recordando la principal situación de su aparición —.Lo más seguro es que Isabelle ya te habrá dicho algo.
—Sólo mencionó a un chico que jugaba con ella al..al doctor —Marlene se acomodó su falda, observó cada una de las expresiones de la infante.
—Su nombre era Alex, él era sobrino de la madre directora del orfanato, el jugaba con Arleth, sus juegos eran diferentes a los que juega cualquier niño de su edad, él lo llamaba "el juego del doctor" —hizo comillas con sus dedos —. Yo le llamaba abuso.
*No menciono la palabra como tal para evitar problemas con wattpad.
*Cualquier falta ortográfica será editada después
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