23
¡Hey, hola!
Cuánto tiempo ha pasado :'v espero aún me recuerden.
Lamento mucho la demora pero estos meses han sido muy atareados para mi, un ejemplo es que he estado con los trámites para la universidad, con proyectos escolares, la graduación y que el otro y el otro, en fin, el tiempo se me agota.
Les agradezco infinita mente por todo el apoyo que me brindan, por sus hermosos comentarios tanto en Dalila como en Gemelas Perversas aunque no pueda contestarlos todos los leo sin falta, por sus votos y ay quiero llorar :' D son tan lid@s
Disfruten el capítulo :3
Ambos al entrar sintieron una ligera presión en su pecho, Marlene los esperaba adentro con una sonrisa radiante, les indicó que tomaran asiento, ambos padres asintieron.
–¿Cómo se encuentran? –ella se retiró las gafas de su rostro posándolos sobre su escritorio a su costado –¿Cuáles son sus nombres?
–Bien –Henry habló primero de manera muy pacifica –Ella es mi esposa Charlotte y yo soy Henry, mucho gusto.
–Marlene, mucho gusto –les extendió el brazo en un saludo a lo que ambos respondieron –.Okay, acabo de hablar con su hija, Arleth, aclaramos algunas dudas sobre su trastorno y déjeme decirles que es una niña muy linda y agradable.
–Es una buena hija –Charlotte habló orgullosa sobre su pequeña.
–Estuvimos conversando amenamente y algo que me dijo su hija me ha sorprendido –la psicóloga carraspeó –.¿Por qué le ocultaron tanto tiempo sobre su trastorno?, ¿si están conscientes de todo el daño que le han causado?
Ambos padres se observaron en silencio, Charlotte agachó la mirada jugando repentinamente con un hilo que sobresalía de sus jeans, lo sabía y se sentía culpable, suspiró derrotada.
–Por miedo –Charlotte calvó la mirada en Marlene –.Yo solo quería protegerla, no quería que sufriera, al principio creí que solo era bipolaridad, pero después me di cuenta que era otra cosa, creí que si se lo mantenía oculto y le hacíamos creer que en verdad Elisa existía ella estaría bien.
–¿Nunca pensó que esto podría agraviarse? –Marlene suspiró molesta, claro que lo estaba, no podía creer que ella hiciera algo así.
–No, eso ocurre cuando estás mal informada –Charlotte se apenó volviendo su mirada a sus jeans.
–Concuerdo con usted –la mujer observó al esposo, este se mantenía al margen, con el semblante serio –.Y usted señor ¿qué opinaba respecto a esto?
–Estaba de acuerdo, solo quería protegerla, escuche, me considero un adicto al trabajo y por lo tanto también asumo la culpa.
–No deben de tener miedo y de tampoco culparse, ustedes hicieron lo que creían que estaba bien pero a partir de ahora se harán las cosas como se debieron hacer desde un principio –Marlene abrió su libreta en la página que anteriormente estaba escribiendo sobre Arleth –.¿Cómo es que se dieron cuenta de la gravedad del asunto?
Charlotte soltó un suspiro agobiante recordaba perfectamente como todo comenzó así que se preparó relatando con lujo de detalle todo lo que ocurrió desde que Arleth pisó la puerta de su acogedora casa, con cada relato sentía aquella extraña sensación oprimirle el pecho e incluso no evitó soltar algunas lagrimas, su esposo la tenía abrazada por los hombros demostrándole todo su apoyo que necesitó por algunos años y cuando sentía que su voz se apagaba, Henry continuaba con el relato y Charlotte le agradecía mentalmente.
Por otro lado Arleth solo podía releer el mensaje una y otra vez, tenía miedo, no quería verlo por el momento, sabía que necesitaba verla por la desaparición de Taissa pero a pesar que ella le negaba una y otra vez el seguía terco con que ella tenía la información correcta y la verdad es que no tiene idea de lo que ocurrió con aquella chica.
Así que rápidamente tecleó una respuesta:
"Ahora no puedo, lo siento"
Se mordió el labio inferior y a los segundos su teléfono vibró, abrió el mensaje:
"He dicho que tengo que verte, vienes por tu cuenta o voy a buscarte, tú decides pequeña"
Su corazón comenzó a latir desbocado.
"En serio, no puedo verte Damián"
"¡Joder Arleth!, créeme no querrás verme enojado así que decide, por las buenas o por la malas"
Levantó la mirada del celular, sus padres salían del consultorio, su madre tenía la nariz roja junto con sus mejillas y ojos, llevaba entre su mano un pañuelo y sabia que las cosas se complicaron cuando la mirada azulada de la psicóloga se cruzó con la suya en señal de preocupación así que rápidamente tecleó una respuesta si tanto quería verla entonces la vería.
"De acuerdo, tu ganas, búscame dentro de 45 minutos y espérame en la esquina de mi casa pasando el bosque"
Guardó su celular en la bolsa de su pantalón trasero, sus padres se acercaron a ella indicándole que era hora de irse, además le dijeron que su próxima cita es dentro de cinco días.
***
Arleth esperaba en el pórtico de su casa, sentada en silencio observando cómo un par de pajaritos se peleaban en el trayecto para posicionarse en una rama del árbol que se encontraba al costado de su casa que ayudaba a dar sombra en su habitación y parte de la sala de estar por ello su habitación siempre está un poco halada. Su celular vibró en su mano, observó la pantalla con cierto nerviosismo pues sabía que tenía que reunirse con Damián y el mensaje de "ya estoy aquí" se lo confirmó, mordió su labio inferior, volteó hacia su casa reprimiéndose una y otra vez lo desobediente y pequeña mentirosa que era.
Salió corriendo pasando algunas cuantas casas de sus vecinos, con colores en pastel, al llegar a la esquina se detuvo un segundo buscando el auto de Damián, cuando por fin lo pudo divisar a su costado izquierdo salió corriendo hacia el. Abrió la puerta metiéndose prontamente dentro, tomó una bocanada de aire para girarse hacia su acompañante.
El castaño se sacó la paleta de sabor cereza de la boca, llevaba puestos unos lentes de sol oscuros, vestía unos vaqueros algo desgastados junto con una camiseta en color tinta, llevaba una ligera barba de unos tres días.
—Me alegra verte de nuevo, pequeña —Damián se retiró la chupeta de la boca, su voz se oía un poco más ronca de lo normal —¿Qué le dijiste a tus padres?
—Que...que iría al bosque —Arleth le respondió sin dirigirle mirada alguna, mantenía su vista hacia sus zapatillas negras.
—¿Al bosque? —Damián frunció el entrecejo, observó de soslayo a la pequeña y esta asintió con la cabeza —¿Qué haces ahí?
Arleth levantó la mirada posándola en el perfil del joven, pero este solo se concentraba en conducir para no provocar un accidente, la mente de la niña se quedó en blanco y claro pues la pregunta le tomó de sorpresa y no sabría responder con exactitud pues Elisa era la que siempre se desaparecía por ahí, aunque a decir verdad, aquel día en el que descubrió la pequeña cajita de su gemela su mente no pudo evitar crear espantosas imágenes que inclusive le quitaron el sueño por varios días y no olvidar por supuesto aquel día en el que descubrió que uno de sus vestidos favoritos de color amarillo pastel, manchado de sangre seca a lo largo de la faldilla y en los bordes manchas cafés como si fueran de lodo.
—Solo...solo paseo por ahí, en algunas ocasiones me gusta estar alejada de la sociedad —Arleth susurró con su voz chillosa que por más que ocurrieran hechos que la vinculaban cualquier persona no podría creer que ella sea capaz de dañar a terceros, y Damián era uno de ellos.
—Interesante, otra característica más que me encanta de ti —el chico acercó un poco su mano para acariciar su dorso, sonrió en sus adentros cuando sintió la piel tan suave que la caracterizaba. La gemela sonrió apenada sintiendo sus pequeñas mejillas poniéndose de un tono rosado, pero su pulso se disparó cuando pudo divisar la casa del castaño y no pudo asustarse aún más al ver la patrulla estacionada en contra esquina vigilando el vecindario.
Damián apagó el coche, se metió la paleta a la boca, bajándose primeramente, rodeó el carro, se acercó hacia la puerta de Arleth abriéndola y tendiéndole la mano, la chiquilla la tomó no sin antes volver a detener la mirada en la patrulla.
—Mis padres no están —Damián le susurro al oído sujetándole la cintura —.Si sigues mirando hacia aquella dirección comenzarán a sospechar.
Arleth se sobresaltó ante la repentina cercanía, asintió concordando con lo que había dicho el joven, ambos caminaron hacia el pórtico, donde él sacó una par de llaves para abrir la puerta principal e imaginar que la primera vez que estuvo en esta casa fue para la fiesta de Damián y pensar que también fue la primera vez en la que conoció a Taissa, bueno no directamente.
El joven colgó las llaves del auto en el llavero pegado a la puerta, se retiró las gafas de sol que traía puestas colgándoselas en el cuello de la camiseta justo en el centro del pecho, se metió a la cocina para tirar su paleta de cereza, al salir y encontrarse con ella por fin pudo observar sus orbes grises, y joder sí que lucía bastante mal, llevaba unas espantosas ojeras debajo de sus ojos junto con algunas venitas rojas, el color de ellos parecía que se perdía al que igual que su brillo. Parecía que llevaba bastantes días sin dormir.
—¿Qué te ha pasado? —Arleth mantuvo una distancia prudente entre sus cuerpos, Damián le mostró una perversa sonrisa a lo que la chiquilla retrocedió un par de pasos pues nunca lo había visto así, tan perdido, tan roto.
—Sabes...—el de fanales grises evadió su pregunta acercándose a ella, rodeando su pequeño cuerpo —.Odio los rodeos así que te lo preguntaré directamente —se colocó detrás de ella, rodeando su pequeña cintura con sus brazos, ella tembló ante la extraña sensación, depositó un pequeño beso en la parte lateral de su cuello —.¿Dónde mierda está Taissa?
Arleth se paralizó por completo, se removió un poco intentando separarse de él pero al ver lo que intentaba hacer Damian se apegó más a ella, sujetándola firmemente.
—No...no sé de qué...me hablas —Arleth agachó su cabeza respirando aceleradamente —.No sé en dónde está.
—¡Joder, claro que lo sabes! —levantó la voz provocando que la infante se encogiera en su lugar, rápidamente la giró apegándola hacia su pecho, ella por el repentino cambio cerró fuertemente los ojos debido al miedo que comenzaba a crecer en su interior —Por favor Alreht, no sabes todo lo que he estado pasando en estos días, la policía ya me tiene como principal sospechoso —la niña al escuchar aquello abrió sus ojos de la impresión, negó con la cabeza, él no era culpable, no su Damián.
—Tú eres inocente, tú no le hiciste nada —la gemela murmuró con cierta firmeza en su voz.
—Lo sé, sé que yo no la secuestré pero aún así no paran por interrogarme y ¿sabes una cosa? —Damián hizo una pausa para tomar una bocanada de aire —No les he contado del listón que encontré, porque yo sé que es tuyo pero quiero creer que tú eres incapaz de hacerle daño a una mosca, porque jamás le harías daño a alguien ¿no es cierto?
Arleth no respondió pues sabía perfectamente que si lo ha hecho solo que aún no se ha dado cuenta y ella incluso también quiere creer que no ha dañado a Taissa pero con todo lo que ha ocurrido últimamente esa pequeña pizca de esperanza se estaba agotando lentamente.
—¿Y tú cómo sabes que es mío?, podría ser de cualquiera hay cientos de personas que usan listones, no soy la única.
—Porque te vi, aquel día que lo encontré te vi una noche antes, tu ibas caminando hacia no sé donde, llevabas jeans y una camiseta oscura junto con el cabello sujeto en un coleta y el listón en color negro, te vi que caminabas sin preocupación alguna, con las manos metidas en los bolsillos delanteros de los jeans, al principio no te reconocí puesto que no llevabas un vestido —Arleth sintió que todo a su alrededor se detenía, su frente sudaba en frió y no evitó que su cuerpo comenzara a temblar —.Te pité con el claxon, volteaste, frunciste el entrecejo y me ignoraste, te diste la vuelta continuando con tu camino, como si no me reconocieras.
Rayos, lo sabía, ella tenía algo que ver, bueno no ella directamente pero si una de sus personalidades, en todo caso, Elisa tenía razón ella no sabía nada, pero si su gemela no fue quién lo hizo, entonces ¿quién de las otras identidades lo hizo?
—De verdad quiero ayudarte, pero no sé nada.
Y Damián explotó
La tomó por los hombros encajándole las yemas de los dedos en sus clavículas, la estampó contra la pared más cercana, Arleth chilló por la repentina acción, se sintió mareada pues su cabeza había golpeado contra la pared, cerró sus ojos para estabilizarse pero las insistentes imágenes en su cabeza no la dejaban pensar con claridad.
En un instante la imagen de cuando Damián la ayudó a estudiar y fue a su casa apareció como flash en su cabeza, lo vio a él tan sonriente, tan feliz y pensar que ahora se encuentra tan perdido, se vio a ella misma sentada con el libro en las piernas, pero la imagen cambio en una en donde ella bajaba los escalones y se dirigía al cuarto de lavado, pudo divisar un vestido en color amarillo pastel, así que corrió al objeto, se cambió rápidamente de ropa intentando verse lo más bonita para aquel chico tan guapo que le gustaba y no sólo a ella también a su hermana y ahora era el turno de Elisa salir a la luz.
Volvió a subir las escaleras cantando una dulce canción que ella sola compuso y que utilizaba cuando terminaba con la vida de los animalitos del bosque, de sus amiguitos. Pudo sentir todo aquel rencor que abordaba su pecho, aquella inocencia que solía fingir y la extraña sensación que la hacía sentir Damián uno que fácilmente no podría explicar con palabras.
Abrió lentamente los ojos sin entender que rayos hacía ahí, y porque se encontraba contra la pared, pero cuando vio a Damián no pudo evitar sonreír coqueta. Subió sus manitas hacia el pecho de Damián posándolas ahí, agitó levemente sus pestañas, el chico no pudo evitar fruncir el entrecejo pues no entendía para nada el repentino cambio de actitud de Arleth.
—Hasta que por fin me toca disfrutarte —su voz ya no era la misma chillona y con un toque de inocencia, al contrario, había cambiado por una más juvenil y con una pizca de sensualidad —.Estaba cansada que aquel par de chiquillas tontas no me dejaran estar contigo.
—Arleth ¿te encuentras bien? —Damián tomó sus manos alejándolas de su pecho, y esta negó lentamente con la cabeza sin dejar de sonreír coquetamente, no pudo evitar entrelazar sus manos.
—Yo no soy Arleth, soy Olive —le guiñó un ojo, se acercó más a él intentando besarle la boca pero el castaño frunció el entrecejo.
—¡Basta! —Damián la zarandeó lo suficiente para que ella se quejara en voz alta —.Deja de estar mintiendo.
—¿Puedes soltarme?, me lastimas, no vuelvas a tocarme —habló en un hilo de voz —¿Por qué estoy aquí? —pero en cuanto clavó sus ojos en aquellos fanales grises no pudo evitar arrojarse a sus brazos —Damián no dejes que ellas me hagan daño ni mucho menos él —soltó un par de sollozos —.No quiero volver a caer en el pecado.
—¿De qué estás hablando Arleth? —el de fanales grises la tomó de los hombros intentando separarla de su anatomía pero ella se aferraba más a su cuerpo —¿De quienes quieres que te proteja?
—Yo soy Isabelle —contestó en un tono dulce y gentil, la gemela cerró sus ojos pues un nuevo dolor de cabeza la asaltó provocando que hiciera una pequeña mueca.
La infante abrió sus ojos una vez más cuando el dolor de cabeza pasó y se asustó aún más cuando vio a Damián cerca de ella, odia que las personas se acercaran tanto a ella, odia tanto el contacto físico, por eso mismo suele evitarlo
—Te dije que no te acercaras a mi —gruñó hostil, la pequeña dejó de abrazarlo alejándose de su cuerpo apegándose a la pared, su rostro lucía sombrío, ya no era Arleth, Olive ni mucho menos Isabelle. Damián no entendía nada, creía que era una broma pero al ver su rostro con las expresiones diferentes a las de Arleth no pudo evitar hacer la siguiente pregunta.
—¿Quién eres? —Damián se alejó unos pasos de ella, observando a detalle el rostro de aquella persona.
La gemela omitió sonido alguno no podía levantar sospecha que ahora era Elisa y no Arleth, pero sin duda alguna era algo imposible pues las otras personalidades salieron a la luz, su trastorno cada día estaba empeorando y estas situaciones tan inquietantes que se ha visto envuelta no ayudaban en nada.
—Tengo que irme —Elisa intentó correr hacia la puerta pero Damian la sujetó por el brazo se giró bastante molesta —.Te lo advertí Damián, te dije que no te acercaras a mí.
—Elisa... —el joven se quedó helado al recordar esas mismas palabras que Elisa le había dicho hace tiempo, aflojó el agarre lentamente de su brazo, la chiquilla aprovechó y salió disparada de ahí, todo se había estropeado, ahora hasta él creerá que está loca y tendrá más posibilidades de sospechar, ahora tendrá que adelantar todos sus planes.
Cualquier error ortográfico será editado después.
Hasta aquí mi reporte.
Nos leemos pronto.
–Jocelyn 🤣✌🏻
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