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20


Al día siguiente la castaña amaneció con un humor bastante peculiar, sonrió al ver los rayos del sol colándose por su ventana, se retiró las sábanas del cuerpo, pero frunció el entrecejo al ver sus piernas, sus brazos y su torso.

—No, no, no, no —la chiquilla se levantó de golpe de la cama, descalza sin importarle lo fresco del suelo, corrió hacia el espejo de su tocador, acarició su rostro, al igual que su cabello —.¿Por qué sigo teniendo cuerpo de niña?, joder, yo no soy una niña.

La castaña enloqueció, tomó una botella de perfume de cristal, sin importar cuál era, la lanzó hacia la puerta de madera este se trozó en muchos pedacitos derramándose junto con el líquido por la madera y el suelo, el ambiente se impregnó de un olor dulzón.

—¿Por qué no crezco? —se jaló los cabellos hacia atrás con enojo, a tal grado que se arrancó algunos cuantos —.Tengo 17 años no 12, joder Arleth, ¿por qué no creces?

Corrió hacia su ropero, abrió las puertas de golpe, sacó unos cuantos vestidos para enseguida tirarlos con furia en el suelo, tomó unas tijeras que se encontraban dentro de uno de los cajones de su tocador, por lo que se dispuso a cortar desesperadamente un vestido en color rosa pastel.

El favorito de Arleth. Y ella lo sabía.

Tomó otro vestido, en color verde pistache intentó rasgar la tela, pero de pronto ingresó Charlotte, espantada, pues desde su habitación pudo escuchar cuando la botella se estrelló contra la puerta, observó el cochinero del líquido derramado en el suelo, ya después lo limpiaría, al observar a su hija corrió hacia ella por un intento en calmarla.

—Arleth, ¿qué estás haciendo? —Charlotte le quitó las tijeras de la mano, la infante se levantó de golpe.

—Yo no soy Arleth, mi nombre es Olive —gruñó, se acercó a la mujer para arrebatarle las tijeras, pero esta por inercia las lanzó lejos de ellas, a la cama de su hija. "Olive" intentó correr hacia la cama, pero los brazos de su madre la detuvieron –.¡Suéltame, Charlotte! —vociferó forcejeándose.

—Tranquilízate —Charlotte la abrazó contra ella, intentando calmar a su pequeña, siguió pataleando, pero en un momento sus pies se detuvieron de poco a poco y su respiración fue serenándose.

—¿Mami? —Arleth observó a su alrededor, un dolor de cabeza apareció —.¿Qué ocurrió?, mis vestidos...
Charlotte la soltó, girándola hacia ella para poder observarla mejor.

—Tuviste un episodio —la mujer le acarició el cabello, intentando peinar sus mechones.

—¿Te hice daño?—preguntó con un nudo en la garganta, la mujer negó —.¿Fue Elisa?

–Creo que desarrollaste otra personalidad, su nombre es Olive –se acercó hacia los vestidos que se encontraban en el suelo, revisó cuales estaban rotos, los que se encontraban bien los colgó en el closet. Por suerte solo era uno el dañado, así que lo tomó entre sus brazos.

–¿Qué fue lo que hice? –Arleth observó las tijeras que se encontraban sobre su cama, Charlotte dirigió su mirada hacia el objeto.

–Cortaste uno de tus vestidos –caminó hacia la cama, tomando las tijeras, era mejor que la infante no tuviera nada filoso cerca de ella –.Es la primera vez que ocurre esto.

Arleth recordó aquello que le contó Elisa, ahora estaba segura de lo que había hecho, bueno ella no sino Olive.

—Es la segunda —Arleth murmuró  —.La primera vez solo los había pisoteado.

—¿Recuerdas lo que hiciste? —Charlotte le preguntó

—No, Elisa me lo dijo.

—Aún no entiendo cómo es que puedes verla, solo puedes tener alucinaciones, pero tu la veías todo el tiempo, incluso podías tocarla —Charlotte abrió la puerta.

—Yo tampoco lo entiendo —Arleth se sinceró.

—Mañana irás con una psicóloga, ¿está bien?.

«No, no lo está» Elisa gruño en su cabeza.

—Claro —Arleth se abrazó a si misma, en un intento de protección.

Su madre le dijo que iría a despertar a Dany, pues se les hacía tarde para ir al colegio, su hija asintió en respuesta diciéndole que ella tenía que darse una ducha y cambiarse. Cuando la mujer abandonó la habitación, la castaña corrió hacia su escritorio sacando un cuaderno de color azul, lo abrió en la última hoja, tomó una pluma.

"Personalidades" anotó en letras mayúsculas.

Arleth
Elisa
Isabelle (pendiente)
Olive

Anotó los nombres en forma de lista, al nombre de Isabelle lo subrayó junto con la palabra pendiente entre paréntesis, aún no tenía la certeza si era otra personalidad más, pero de todas formas lo tomó en cuenta.

Ahora tenía otro problema, necesitaba contárselo a Damián, y no sabía si lo tomaría de la manera correcta o la tacharía de loca y se alejaría.

«No debes decírselo» la voz de Elisa retumbó en las paredes de su cabeza.

—¿Por qué? —Arleth cerró el cuaderno, guardándolo en el cajón.

«No lo entendería, nadie lo hace»

Arleth suspiró, en cierta forma tal vez tenía razón.

«Además, tendría razones para pensar que nosotras secuestramos a Taissa»

«Es cierto» otra voz mucho más suave se sumó en su cabeza.

—¿Y tu quién eres? —la pequeña se asustó, su respiración se aceleró.

«Soy Isabelle, la pintora» la delicada voz respondió.

«Yo diría la religiosa» Elisa habló.

Arleth volvió a sacar su cuadernillo, palomeó el nombre de Isabelle al lado del nombre escribió la características de artista y religiosa.

—¿Tu hiciste el cuadro del otro día?

«Si, me quedó precioso, ¿no es cierto?»

La gemela asintió en silencio.

«Yo puedo intervenir» interrumpió una voz un poco menos chillosa y más seductora.

«Ni se te ocurra zorra» Elisa gruñó.

—¿Y tú eres? —la cabeza de Arleth punzó, era agotador escuchar varias voces en su cabeza, era la primera vez que le ocurría y esperaba que fuera la última, pero muy en el fondo sabía que no era así, pues solo era el principio.

«Olive, soy más liberal»

Arleth escribió la palabra liberal al lado del nombre de Olive. 

—Hey, tú rompiste mi vestido favorito —Arleth se ofendió al recordar aquello.

«Perdona, a veces suelo ser muy impulsiva»

"Hermanita, déjamelo a mí, ya sabes que todo lo resuelvo" Elisa le propuso.

La castaña al verse en el espejo, una sonrisa malévola se dibujó en su rostro, guardó el cuadernillo en uno de los cajones, lo cerró de golpe provocando que los productos que posaban encima del tocador se tabalearan un poco. Se dirigió al baño para tomarse una ducha, observó el reloj, solo tenía 20 minutos así que tenía que bañarse lo más rápido posible.


Elisa había tomado el control.





Espero que les haya gustado
Nos leemos pronto.

–Jocelyn 🤣✌🏻

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