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¡Hey, hola! Lamento mucho la tardanza, pero la verdad es que he estado súper atareada, próximamente estaré en finales de semestre por lo tanto estoy consciente que no podré subir pronto. Así que les subiré dos capítulos seguidos, yeih :D

Espero no me hayan olvidado :'v

Disfruten de la lectura.





Arleth subió las escaleras con desespero, con la respiración acelerada, sus manos temblaban a la par que su labio inferior.

No entendía nada. Y tenía miedo.

Al llegar a su habitación, cerró la puerta con seguro, intentó calmar su respiración.

—¿Elisa? —intentó llamar a su hermana, pero cuando el silencio fue su respuesta quiso llorar. 

Corrió hacia su laptop que se encontraba sobre su escritorio, quería respuestas, no se quedaría a llorar como una bebe, así que la encendió e ingresó en el buscador.

"Trastorno de identidad disociativo", le dio enter, en un segundo le lanzó muchos resultados, le dio click a la primera página y comenzó a leer.

"Trastorno de identidad disociativo mejor conocido como el trastorno de personalidad múltiple, se caracteriza por la presencia de dos o más identidades que toman el control de una persona de forma recurrente, teniendo cada una de ellas recuerdos, relaciones y actitudes propios".

Arleth se mordió la uña del dedo índice, ¿tenía muchas personas viviendo dentro de ella?, no entendía nada y las ganas de llorar no ayudaban mucho. Así que continúo leyendo.

"Las distintas identidades no recuerdan lo experimentado por el resto"

Claro que ella si recordaba todo lo que hacía, toda su rutina diaria, cuando salía con Elisa, cuando hablaba con su mejor amiga e incluso con Damián. Ah no ser, por aquel día en el que su gemela le mencionó lo que había hecho un día anterior.


Entonces me niego a hacerlo —Elisa se cruzó de brazos un poco molesta —.Además, no sé por qué insistes tanto, si hasta tu me rogabas porque le hiciera algo.

—¿Quién?, ¿yo? —asintió como una niña pequeña —.¿Cuando te pedí eso?

—Cuando te dio un ataque de ansiedad y comenzaste a arrojar todos tus vestidos al suelo y a pisotearlos.

—¿Cuándo hice todo eso?

—¿Qué no te acuerdas? —Elisa la miró confundida, cuando su hermana negó con la cabeza.


No, no lo recordaba, ella nunca hizo aquello, Elisa mentía, solo intentaba jugar con su mente como las demás veces. Agitó su cabeza para despejar aquellos pensamientos, pero continúo leyendo.


"La personalidad primaria (o la "real") tiende a ser pasiva y depresiva, mientras que el resto son más dominantes y hostiles".


Elisa siempre la controlaba.

Arleth era muy pacífica.

"La identidad primaria es la que manifiesta amnesia en mayor medida"

Cerró los ojos intentando recordar si tuvo algún episodio y vino a su memoria el día que se levantó de su escritorio con una pintura perfectamente realizada, no era de ella ni tampoco de Elisa, solo recuerda que venía el nombre de Isabelle y seguida una letra, la "W", no recuerda cuando ella lo realizó así que, tal vez era otra personalidad, tal vez solo era, era...

—¡Elisa! —volvió a llamarla, necesitaba que ella le confirmara que no era cierto. La necesitaba a ella. Estaba a punto de entrar en un ataque de pánico.

—¿Qué ocurre? —cuando escuchó su voz se relajó, así que se giró viendo a su hermana de pie, con el ceño fruncido.

—Dime que no es cierto, dime que es mentira —Arleth comenzó a llorar en señal de desesperación, sus manos volvieron a temblar.

—¿Qué cosa? —Elisa se cruzó de brazos.

—¿Es cierto que tengo el trastorno de personalidad múltiple? —Arleth sollozo. Elisa no respondió —¡Responde!

—¿Quién te dijo eso? —Elisa se acercó a su gemela, se hincó frente a ella, escaneo su mirada.

—Entonces es cierto —Arleth se giró hacia la pantalla para continuar leyendo.


"En caso de que sean conscientes de la existencia de las personalidades más dominantes, pueden ser dirigidas por estas, que incluso pueden manifestarse en forma de alucinaciones visuales o auditivas".


Se giró hacia su hermana para conseguir respuestas, pero de nuevo había desaparecido. Observó todo a su alrededor, sus camas seguían intactas, el ropero permanecía con ambas puertas abiertas, pero dentro de el solo encontró su ropa y no la de su gemela.

Elisa no era real. Nunca lo fue.

—Arleth —Charlotte llamó a la puerta, su hija pasó saliva intentando calmar sus nervios, era mucho para una niña de tan solo 12 años —.Abre por favor, necesitamos hablar.

La castaña decidida, abrió la puerta, encontrándose a su madre con el rostro cansado y con los ojos llorosos, y bueno, ella no se quedaba atrás.

—¿Hija? —Charlotte se adentró a la habitación intentando abrazar a su pequeña pero esta solo se alejó, sentándose en la cama.

—¿Por qué nunca me lo dijiste? —Arleth habló ronca debido al llanto —.¿Por qué nunca me dijiste que estaba enferma?

Charlotte se puso pálida —¿Cómo te enteraste?

—Te escuché cuando hablabas con papá —Arleth se limpió el resto de lágrimas de sus mejillas, algunas ya estaban secas.

—Yo...yo —Charlotte se acercó a su hija, sentándose a su lado, abrazándola —.Perdóname Arleth, lo siento tanto.

—¿No estabas consciente de todo el daño que podrías causarme? —Arleth sollozó en su pecho.

—Yo solo intentaba protegerte, estaba asustada, tenía miedo de perderte —Charlotte se separó de ella, besándole la frente, después pasó su mano por sus ojos, intentando limpiar sus lágrimas —.Y sin darme cuenta estaba dañándote de poco a poco.

—¿Estoy perdiendo la cabeza?

—No, claro que no —le mostró una pequeña y tierna sonrisa —.Elisa solo es otra personalidad tuya —Arleth asintió, aún no entendía muy bien del todo.

—¿Es como otra persona viviendo dentro de mi?

—Se podría decir que si —Charlotte le apartó los cabellos del rostro, colocándoselos detrás de sus orejas.

—Estoy asustada mamá —Arleth susurró, su madre le acarició la mejilla —.Tengo miedo de mi misma.

—Buscaremos ayuda cariño, mamá va a ayudarte, ahora si haré las cosas bien —Charlotte abrazó una vez más a su hija, después se separó para besarle su cabeza —.Te adoro Arleth, nunca lo olvides.

Arleth asintió en respuesta. Charlotte le sonrió por última vez antes de bajar hacia la planta baja, necesitaba volver a hablar con su marido y así poder buscar el número de la psicóloga. Mientras la niña se quedó en silencio, pensando.

«Hermanita » una voz habló en su cabeza.

—¿Elisa? —Arleth volteó a todos lados, intentado buscar a su gemela, pero después lo entendió —.Nunca fuiste real.

«Oh, claro que si, recuerda, somos una misma persona, siempre lo fuimos»

—Te necesito —murmuró de pronto sintiéndose sola, llevó sus piernas hacia su pecho abrazándolas con sus bracitos.

«Nunca estarás sola» Elisa le prometió, Arleth asintió no muy convencida «¿Juntas?»

—Siempre juntas.

Sintió a alguien sentándose a su lado, giró su cabeza, su sonrisa se ensanchó cuando vio a su gemela, peinada con una coleta alta, así que la abrazó.

—Nadie va a separarnos —Elisa susurró tranquila, acariciando el cabello de su hermana con lentitud —.Ni siquiera Charlotte.

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