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INSANUS

Yoo Jimin.

La mujer que salvó a Yeonjun, la mujer que reemplazó en el amor y en el trabajo a Yewon.

Pero también la mujer le está causando un gran problema a Soobin.

Cuando la conoció estaba tomada del brazo de su Yeonjun y con un baile para nada impresionante -pero salvada por la compañía del castaño-. Pensó que si la toleraba estaría todo bien y podría continuar su conquista con calma, pero fue justamente lo que no pudo hacer cuando las palabras salieron de la boca de su mayor para presentarla.

—Ella es Yoo Jimin, mi novia.

La sangre le hervía de tan sólo recordarlo, porque si bien no tenía derecho a quejarse, ya le había puesto el ojo a Yeonjun, ya había conciliado una relación con sus sentimientos hacia el chico y de la nada aparecía esa mujerzuela a hacerse novia de alguien tan distintivo y elegante como lo era Choi Yeonjun.

Soobin quería sacarla del medio, pero no tenía idea de cómo.

Pensó en que tal vez si intentaba conquistarla por su cuenta y le daba una decepción amorosa estaría bien, pero corría el riesgo de que Yeonjun se diera cuenta y se moleste con él, o que Yoo Jimin no se enamore de él o que ellos terminen más unidos porque el tercer elemento sería Soobin.

No era lo que necesitaba, no cuando ya tenía suficiente con su maldita cabeza en el presente recordando de forma constante el hecho de que la chica podría estar perfectamente restregando sus atributos a Yeonjun, que el chico en cada noche podría estar perdiendo el sueño con ella a pesar de estar en la cama y que si la cosa seguía en ese rumbo, Soobin no podría acercarse un solo centímetro más a Yeonjun.

Lo que menos necesitaba era un eje x como Yoo Jimin.

Soobin era calculador y un maniático de primeras con el orden de las cosas, lo que le parecía que debía ser tenía que ser sí o sí de esa forma, de lo contrario entraría en desesperación. Odiaba los cambios o las cosas inesperadas, siendo una de las secuelas más notorias producto del continuo abandono en su vida, y eso era lo que Yoo Jimin representaba; todo lo que él odiaba.

No podía aparecer un eje x en el momento más inoportuno, pero apareció Yoo Jimin para demostrarle que en una ecuación bastaba con parpadear para que intenten quitarle a la persona que te estaba dando todo lo que necesitabas en ese tiempo. Un suceso desagradable, si se lo preguntan.

Soobin se juró y se prometió por todo lo que el ser humano amara que nunca más perdería el sueño por una persona que no valiera la pena, y no iba a permitir que Yoo Jimin le quite lo que estuvo buscando a pesar de haberse rendido con encontrar a alguien que lo quisiera sin importar nada.

— ¡No puede ser! —Kim Jongin comenzó a reír ante el video tan repugnante que Kang Yeosang le mostraba desde su teléfono. El cual no enseñaba nada mejor que una polla enterrándose groseramente en el cuestionable sexo sumisl de una chica desconocida.

Soobin los miraba con claro disgusto y trató de pasar el amargo sabor de su boca con un último sorbo al vino tinto que pidió en ese bar mientras se hizo una vez más la misma pregunta: ¿por qué estaba ahí sí estaba tan claro como el agua que esos dos eran unos cerdos? Eran sus compañeros de equipo y muy seguido estaban celebrando en bares con el resto del equipo por las victorias que -más Soobin que el mismo equipo- tenían. Sin embargo, esta vez solo eran ellos tres ¿por qué? Bueno, por lo que veía, eran los únicos idiotas que podían celebrar cuando a la madrugada siguiente debían viajar a Seúl por un partido importante en la mañana.

Formulando su excusa para el día siguiente por su inminente huida del lugar, tomó su abrigo sin decir palabra alguna, ya mientras se lo colocaba miraba con repugnancia a sus compañeros reír de manera cómplice por el obsceno metraje. Se levantó del asiento y sin despedirse de nadie se dio la vuelta para comenzar su caminata hacia la salida, sin embargo se detuvo de golpe cuando escuchó una frase salir de los labios de Yeosang.

—Mierda, me gustaría follarme así a Jimin —se volteó para mirarlo con una expresión calculadora y los ojos bien abiertos —. Una lástima que la zorra esa se quiera hacer la santita ahora —Jongin alzó una ceja con una sonrisa, sin terminar de entender.

— ¿Jimin? —preguntó el hombre y Yeosang sonrió.

—No cualquier Jimin —Soobin sintió su cuerpo tensarse y paralizarse. Jimin era un nombre común entre los hombres y las mujeres, a parte que Yeosang parecía querer meterse con cualquier chica, no le sorprendería que más de alguna de sus conquistas -o más bien víctimas- tenga en su identificación ese nombre. Además, debía sumar el pasado delictivo de Yeosang, era muy probable que se refiera a una mujer que estuvo en esa misma situación.

Juró por un momento que Yoo Jimin era tan parasitaria que ahora no podía dejar de pensar en ella, que con todo este tema de su Yeonjun se estaba encontrando con señales o cosas de la chica cuando en realidad no hay nada. Tanto era así que una chica la cual no descarta que hubiera sufrido, estaba compartiendo el nombre con ella.

Sólo estaba siendo paranoico, ¿no?

— ¿Ah, no? —Jongin dejó de sonreír cuando Yeosang rió y negó, pero parecía que Yeosang no iba a escupir el té sin hacerse de rogar —. Maldita sea, ¡suelta lo que tienes!

Soobin frunció el ceño y se mantuvo en silencio unos segundos más, luego suspiró mientras negaba y volvía a dar la vuelta para marcharse  ¿y eso a él por qué debería de importarle? Incluso si se trataba de la misma primera dama, no debe escatimar su tiempo en conocer la vida sexual de una persona ajena y meterse en problemas innecesarios. Mucho menos cuando se hablaba de un depravado tan jodido como Kang.

Ese chico follaba de manera ilegal, nadie que lo conozca bien puede negarlo.

—Yoo Jimin —Soobin no pudo dar un solo paso cuando escuchó el nombre de la chica de nuevo —, ex-drogadicta, actual patinadora artística y compañera del mismísimo Choi Yeonjun. Esa pequeña zorrita fue mi novia por un buen tiempo, lástima que no ha de recordarlo ya que tuvo una sobredosis y la internaron en Daegu. No supe nada de ella hasta ahora —Jongin se sorprendió, incluso su boca quedó separada por el impacto de la confesión —. Y debo admitir que se ve incluso más sexy que antes.

—Imposible —Jongin tapó su boca luego de sus palabras y Yeosang rió.

Soobin miró por el rabillo del ojo al par de pervertidos, los cuales comenzaron a hablar de forma grosera sobre los atributos que la joven tenía, pero esta vez en lugar de sentir asco, una singular y escabrosa idea se plantó en su creativa y calculadora mente; la cual no tardó en crecer lo suficiente y dar sus primeros frutos.

Dio la vuelta, olvidándose por completo de la humanidad que alguna vez tuvo y tomando asiento nuevamente mientras se cruzaba de brazos, miraba al par sacar y sacar información de Yoo Jimin, todo aquello nutriendo las ideas que estaban recorriendo su cabeza.

—Así que te gusta Yoo Jimin —interrumpió el pelinegro y ambos lo miraron, dejando de reír y hablar obscenidades de la chica, dando paso a una expresión de susto en los jugadores.

—Ay Soobin, no hagas caso. ¡N-no es lo que…! —Soobin alzó su dedo índice en señal de que Yeosang guardara silencio.

—Tal vez pueda ayudarte a reunirte con ella, y poder adueñarte de ella —Kang frunció el ceño por la confusión, el Soobin que se acostumbró a ver era uno bastante consciente de sus actos y estaba seguro que si se metiera en asuntos ajenos, se aseguraría de no fomentar sus parafilias —. Podrías considerarlo como... Un regalo de navidad.

Kim Jongin y Kang Yeosang se miraron entre ellos, algo inseguros de la surrealista propuesta. Pero al notar que Soobin hablaba en serio, Yeosang decidió no dejar ir tal oportunidad y aceptó.

Ahora Soobin sólo debía aplicar un refrán: Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos más cerca aún.

Sólo bastaron unas sonrisas, tres salidas y fingir interés en Yoo Jimin para dejar que las cosas fluyeran por sí solas. Por lo visto su Yeonjun es alguien bastante celoso, eso le gustaba, solo que no le gustaba que no lo celara a él.

Y eso fue lo que pasó, los celos de Yeonjun nublaron lo suficiente en su mente como para enfadarse y discutir con la chica. Ella por su parte solo comenzó a llorar y como si no hubiera sido el gran causante del problema, llamó a Soobin y le pidió juntarse con él.

El chico "siempre dispuesto" aceptó y quedaron de encontrarse en un lugar de Ansan, el cual si bien era muy lindo, de noche era casi que un desierto edificado por el nulo flujo de gente. Era el lugar y el momento perfecto para que una chica como ella desapareciera sin dejar rastro alguno.

En el día se preocupó de conseguir lo que necesitaba, cosas pequeñas y puntuales, como una pequeña botella de agua.

Momentos previos al encuentro, Soobin buscó entre sus medicamentos algún somnífero, y cuando encontró uno en cápsulas, lo vertió dentro de la botella y la mezcló para que no fuera tan notorio el medicamento. Luego se embarcó en su auto -no sin antes haber cubierto la cajuela de su deportivo con plástico para no dejar rastros de la chica- y comenzó el viaje a encontrarse con su "amiga".

Mantuvo a Jimin mucho más cerca que a su Yeonjun. Así no tardó mucho el secuestro, cuando se encontraron la chica estaba algo asustada porque no pasaba gente y le dijo lo aliviada que estaba de reconocer el automóvil de Soobin, pensó que al verla totalmente sola podrían secuestrarla y hacerle algo.

Soobin solo se rió ante el comentario, luego le dio la botella de agua y la chica ni siquiera notó el medicamento, el pelinegro cubrió la mayor parte de su rostro con el cubrebocas para evitar que la gente lo reconociera y todo se fuera al caño. Hablaron de unas pocas cosas antes de que su contraria comenzara a sentir sueño, cuando menos ella se lo esperó, el rostro de Soobin ensombreció y su mirada se volvió filosa.

Yoo Jimin estaba despierta, pero adormecida por el somnífero, por lo que muy seguido sus ojos se cerraban por cuenta propia. Solo veía negro y sentía dificultar para mover sus manos o piernas, ni hablar de gritar o decir algo, no sabía qué estaba pasando y a pesar de su desespero, su cuerpo no reaccionaba bien.

Cuando Jimin despertó, estaba atada de manos, sin saber qué nunca volverían a sentirse libres.

En cambio, Soobin estaba en Seúl tratando de calmar a Yeonjun, con supuestas expresiones de preocupación del chico cuando su mayor veía que Yoo Jimin no contestaba los mensajes.

Yeonjun intentó llamar a su pareja toda la noche cuando al llegar a su hogar supo que ella se había ido para despejarse por la gran discusión que tuvieron. Esperó un rato, luego comenzó a preocuparse y cuestionarse si debía llamarla, luego la llamó repetidas veces, hasta que se le pasó la noche. Soobin a las seis de la mañana se encontraba durmiendo como un bebé, pero se despertó por el inesperado llamado del castaño.

No esperaba que algo como lo que hizo tuviera un efecto inmediato en su Yeonjun, y a pesar de que las sorpresas no le gustaban, fue bastante agradable despertar por una llamada de él, incluso si era de un desespero absoluto.

Lo mejor era que como ese día era el cumpleaños de Yeosang, a parte de ser invitado para celebrar, el chico pronto en esa noche estaba llevando al cumpleañero para apreciar su logro y regalo de cumpleaños.

Yeosang suspiró cuando vió los semidesnudos atributos de la chica, pero cuando se volteó para agradecer a Soobin, este se había ido para no tener que ver las obscenidades que el cumpleañero realizaría. Ahí, en ese momento comenzó el verdadero martirio para los que fueron alguna vez los jóvenes amantes.

No pudo haber peor tragedia que haber sido separados, y en malos términos.

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