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ego numquam erit sanctus

TW: Este es el final de esta historia, sin embargo es de mi responsabilidad como autora avisar que contiene escenas no aptas para un público sensible y/o menor. Hay mención de actos violentos, lenguaje malsonante, relación tóxica, suicidio y muerte.

Solamente hizo las cosas diferentes a lo que Yewon quería.

Yeonjun sólo necesitaba un poco de somníferos en su bebida y mantenerlo aislado hasta que todo hubiera ocurrido, pero con Yewon necesitaba un poco más. Necesitaba deshacerse de ella, de ese engendro y asegurarse de que nunca más se mencionara algo al respecto.

Detestaba tener que asesinar a su sobrino, más que nada porque también era el hijo de su Yeonjun, pero no podía dejar que naciera o entonces todo habría sido en vano, ya que el castaño se dedicaría únicamente a cuidarlo y no habría manera en la que pudiera invadir en el corazón de su Yeonjun para luego estar a su lado por el resto de sus días.

Y es eso de lo que se iba a encargar.

Cuando llegó a su casa por la puerta trasera y se dirigió a la sala de estar, se encontró con que la chica se encontraba dormida en el sofá y Soobin aprovechó para dirigirse a su baño.

¿Lo haría pasar como un ataque del mismo hombre que mató a Yoo Jimin? Era una idea bastante tentadora, pero poner más manchas de sangre en sus manos sería suficiente para que lo descubrieran, por lo que se decidió a hacerlo pasar como un suicidio.

Buscó entre sus medicamentos y botiquín por alguna jeringa y guantes quirúrgicos, una vez encontró lo que necesitaba, preparó la jeringa con un medicamento lo suficientemente fuerte para ser clavada en el brazo de su hermanita y acabar directamente con ella y con su hijo.

No necesitaba hacerlo doloroso, en su cabeza pasaba la idea de que una persona como su hermana no acabaría su vida con tanto dolor como lo sería apuñalar o cortarse las venas. Una sobredosis haría todo mucho más simple.

Él no iba a esperar a que las cosas fluyeran por su cuenta, porque siempre había una piedra que rompiera el cauce original; tal y como lo fueron Yoo Jimin y ahora Yewon y el engendro ese.

Se preguntaba entre sus adentros la manera en la que haría que descubran el cuerpo, era un poco obvio que él tendría que fingir dolor por eso.

La mujer que yacía dormida en el sofá le hizo todo mil veces más fácil, se acercó a la chica y simplemente tomó el brazo donde enterró sin mucho cuidado la jeringa, la mano de la chica se tensó unos segundos por el piquete. Y alertado de que la chica podría despertar se decidió por inyectar de una buena vez el sedante.

Era cuestionable que alguien como Soobin tuviera tantos sedantes y somníferos cuando tomas en cuenta su historial, pero cuando se encontraba en soledad, de verdad que le eran de ayuda para conciliar el sueño o cuando ya buscaba alguna manera de acabar con una vida la cual consideró que jamás debió existir.

En dosis pequeñas, servirían lo suficiente para unas horas de sueño, pero en dosis grandes son bastante peligrosas y en algunos casos letales. Una sobredosis haría que el corazón se detenga, y si no obtienes atención médica a tiempo, estás muerto. Esa era información que mantenía desde los dieciocho años, ahora le será de mucha utilidad.

La chica frunció el ceño entre sus sueños por el reciente dolor en su brazo y Soobin se acercó a su oído con una macabra sonrisa.

—No te preocupes, Yeonjun está en las mejores manos —Susurró una vez estuvo suficientemente cerca —Pero no puedo prometer que te extrañemos.

Miró por unos segundos a la chica y luego se levantó mientras tomaba el teléfono ajeno y lo desbloquea.

Revisó los contactos, sus conversaciones y sobre todo las conversaciones que mantuvo por teléfono con su Yeonjun. Hizo una mueca al ver que el vuelo era temprano, en lo que era el horario de entrenamiento de Soobin; ese era un momento en donde él no podría intervenir. Se sintió como si su hermana supiera información importante.

Buscó su contacto, donde sólo habían mensajes enviados por Yewon y Soobin sólo los ignoraba. Borró aquellos mensajes y luego envió un sólo mensaje.

"Soobin, lo siento mucho por lo que te hice".

Sonrió de lado mientras lo veía y luego de eso dejó el teléfono al lado de la chica, se quitó sus guantes y finalmente salió por la misma puerta. Caminó un par de cuadras, hasta encontrar su automóvil.

Condujo por unos veinte minutos hasta llegar a Seúl, luego otro rato más hasta llegar al departamento de Yeonjun, en donde el chico estaba profundamente dormido.

Cuando llegó, entró como si nada y luego se recostó a su lado, dándole un agridulce beso en los labios. Sonrió mirándolo con tranquilidad y luego durmió a su lado con su conciencia tranquila, tal y como si nunca hubiera dejado morir a su hermana.

Cuando Yeonjun abrió los ojos, un dolor de cabeza casi insoportable lo invadió por completo y eso aumentó su desorientación. Lo último que recordaba era que Soobin y él estaban en una barbacoa reservada, y luego de eso cuando salió del local recuerda tener mucho sueño. ¿Será que se durmió en el trayecto a su hogar?

Suspiró y se levantó de su cama, miró su cuarto y vió que básicamente todo estaba normal, sin notar que el teléfono de Soobin yacía en la mesita de noche. Salió de su cuarto y miró con cierta pereza sus muebles ya que estaba algo desordenado.

Deberá ordenar todo eso antes de marcharse, es lo único que debía hacer por el arrendatario de su hogar.

Sintió el aroma de algo delicioso y caminó hasta la cocina, confundido. Luego se sorprendió cuando vió a Soobin preparando algo para comer.

—So-Soobin —llamó el mayor sin querer, y el chico se volteó para verlo con una sonrisa.

—Hola Hyung —Yeonjun rascó un poco su nuca mientras veía los hoyuelos de Soobin hacerse notar, él por un momento pensó que habría vuelto a Ansan en la noche — ¿Dormiste bien?

Soobin sirvió lo que había cocinado para su Yeonjun, y como mentirilla blanca le dijo que no le gustaba manejar cuando estaba medianamente ebrio y que durmió en el sillón.

De cualquier modo, Soobin terminó teniendo un relajado desayuno con su Yeonjun, el cual agradeció por el desayuno, pero lucía algo nervioso… O mejor dicho, culpable.

Y es que Yeonjun de verdad sentía culpa, porque aún sabiendo que era su último día con el hermano de su amante, el chico se esmeraba en hacerlo sentir bien y cómodo. Como si fuera un rayito de sol. Era una lástima que Yewon haya decidido no decirle nada.

Si se iban ahora sin decirle nada a Soobin, se sentirá culpable, porque bien sabe que el menor sufrirá por sentirse solo. Eso ya lo han hablado.

Miró su reloj colgado en la muralla y suspiró al ver que la hora de marcharse se acercaba, su estómago estaba revolviéndose por lo que en su mente se estaba reproduciendo una y otra vez.

No podía dejar pasar el detalle de que Yewon buscó y buscó maneras para esconder su embarazo de su hermano, y que a pesar de la manera tan incorrecta por la cual Soobin se enteró, la noche anterior le ofreció una celebración por su hijo. No podía ser igual de mal agradecido o cruel con separar a su hermana.

Su corazón no estaba hecho para eso.

—Soobin… —el chico alzó la mirada y luego de tomar aire le dijo lo que pasaría ese día. El pelinegro guardó silencio por unos segundos, pero a diferencia de lo que creía, Soobin no lucía decepcionado ni enojado.

—Lo sé, ella le contó a todo su entorno, y alguien de su entorno me lo dijo hace no mucho —Yeonjun sintió su corazón encogerse por la confusión y la decepción al oír aquello —Si ustedes se sienten tan inseguros entonces creo que está bien. De todas formas también están viendo por el bien de mi sobrino —agregó Soobin —Iré a visitarlos seguido.

El silencio se instaló entre ellos dos mientras Soobin reía por dentro, porque estaba viendo en la cara de su Yeonjun el cómo se estaba tratando semejante mentira que acababa de decir. Y es que ellos no saldrían de este país, al menos no hasta que Soobin lo permita.

Yeonjun vivirá siempre y cuando Soobin lo permita. Su Yeonjun sólo debe obedecer y tal vez incluso sea bendecido por Soobin.

Iban a tener una vida tranquila, de eso estará seguro.

Pero… No era lo que Yeonjun tenía en mente, al menos su necesidad de Soobin, no existe aún.

Incluso cuando horas más tarde supieron del "suicidio" de Yewon, incluso cuando ella se disculpaba con su hermano por el mal causado, incluso sabiendo eso Yeonjun fue incapaz de tener la necesidad de tener a Soobin cerca. Y eso era algo que detestó tan pronto como se dió cuenta.

Sabía que el luto de Yeonjun era largo, y que esta vez era un poco más fuerte porque también se suma el luto por su hijo no-nacido. Sin embargo podía ver que el castaño incluso lo alejaba de él.

Revisó los distintos medios, se aseguró de que el mundo no hablara mierda sobre él y trató de espiar al entorno de Yeonjun, todo era en vano porque Yeonjun no parecía enfocarse en Soobin, no le importaba Soobin.

Había un tercer eje x, y debía descubrir cuál.

Estuvo a su lado todo el tiempo, desde el momento uno, estuvo con él cuando enterraron a Yewon, incluso se quedó a su lado para ser por segunda vez el hombro donde el chico pudiera llorar. Pero no fue suficiente, nada parecía ser suficiente.

Y no quería matarlo.

Soobin quería que Yeonjun lo necesitara de la misma forma que él lo necesitaba, no, Soobin necesitaba que Yeonjun lo hiciera de la misma forma; no podía dejarlo ir si era tan necesario para él. Se terminaría por volver loco.

Estaba desesperado, no podía dejar que las cosas terminaran así sin más, no podía dejarle la puerta abierta a Yeonjun para que se marchara de su vida. Pero tal y como lo sospechaba, aparentemente debía intervenir una última vez para que el río siga aquel cauce que debe seguir.

Yeonjun la estaba pasando mal los últimos meses, sin embargo aún quedaban unas pocas cosas en las cuales podía refugiarse y ayudarse a superar el duro proceso que fue la pérdida de Yewon y su hijo.

Pasó casi un año desde entonces, pensó que tal vez ya estaba listo para volver a la pista de hielo y continuar no sólo con su carrera sino que también con su vida. Tal vez no se dedicaría al amor aún, quería sanar bien esa herida para no causar daños a quien sea pueda abrir su corazón para él. No quería fantasmas entre ellos dos.

Comenzó a entrenar cada vez más duro, estaba sano, su cuerpo estaba sano para eso y es lo mejor que podía pasar. De todas formas así no debía depender de nadie.

Pero si algo debía entender Yeonjun, es que si Nancy Kerrigan no sufrió mayores consecuencias a su ataque, fue porque tuvo mucha suerte.

Y un doloroso golpe en el muslo con una porra.

En cambio, él tuvo un horrible golpe en su espalda baja con lo que fue el stick favorito de Soobin, y este en lugar de correr de inmediato lo que hizo fue pisarlo en el área golpeada, todo con tal de provocar alguna fractura en la parte baja de la columna. Y así fue.

Soobin se escondió una vez Yeonjun gritó por ayuda, esperó a que le dieran atención médica y se lo llevaran para luego escapar de la escena. No le gustó mucho la idea de que otros lo ayudarán, pero si lo hacía él lo iban a descubrir, y necesitaba que nadie supiera o llegara a tener sospechas. El pelinegro ahora sólo debía estar ahí para Yeonjun.

Porque Yeonjun iba a necesitarlo siempre a su lado.

En el hospital, el castaño recibió la triste noticia de que el ataque le provocó una fractura en la columna, daño del cual sería llamado milagro si se llegaba a recuperar y aunque sea, volver a caminar. El ataque terminó por arruinar la vida de Yeonjun, pero mejoró considerablemente la vida de su menor.

Soobin fue el que se le acercó para ayudarlo y acompañarlo, llevarlo a la terapia, hacer las labores que se le dificultara a Yeonjun y a contenerlo por el duro momento que estaba atravesando su mayor.

El ataque fue un movimiento que sabía debería hacerlo realizado cuando no tuviera a Yoo Jimin encima de ellos en el caso de que Yeonjun realmente no lo necesitara, pero la aparición sorpresa de Yewon atrasaron un poco las cosas. Y lo peor era que Soobin ni la menor pizca de arrepentimiento por haber herido a su Yeonjun y haber terminado de arruinar la carrera deportiva que el chico tenía. En efecto, no le importaba nada.

Porque su Yeonjun lo necesitaba, no había nada que le importara a parte de eso.

Constantemente Soobin estaba revisando los diferentes medios de comunicación para asegurarse de que no hubiera manera de ser vinculado con la muerte de las dos arpías y su sobrino.

Aquella mentira duró mucho tiempo, y de hecho entre ese tiempo cumplió su objetivo de enamorar a Yeonjun, tal vez no llegaron a contraer matrimonio, pero sí logró hacerle prometer que incluso en las peores situaciones, Yeonjun jamás podrá abandonarlo.

Cuando la verdad se supo, Yeonjun estaba tan cegado en su amor y necesidad que aún así creyó en Soobin, a tal punto de que pidió cerrar el caso por completo. Dejando a su menor impune de todos los actos atroces que cometió.

Incluso cuando supo que el autor del ataque era su amado, él le creyó y se mantuvo a su lado, porque lo necesitaba a su lado.

Y es que, al final, Soobin nunca iba a ser un santo. Y todos los que no son santos se equivocan de vez en cuando ¿no?

Fin

2

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